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Que paguen ellos también: breve compendio de la crisis en España

Rato en Bankia

La crisis financiera ha traído, entre otros efectos, una enorme cantidad de basura informativa. Esto no es nuevo: un alto porcentaje de la prensa diaria se escribe solo para llenar papel, práctica tan antigua que Arthur Schopenhauer tuvo tiempo de denunciarla: “Existen dos tipos de escritores: aquellos cuyo motivo para escribir es el fondo y aquellos cuyo motivo para escribir es el hecho mismo de escribir. Los primeros han tenido pensamientos que les parece que vale la pena compartir; los segundos necesitan dinero y por eso escriben, por dinero”. Estos últimos, ni que decir tiene, son “amigos del claroscuro” y por este motivo su escritura carece de toda precisión. De ahí que se pueda notar en seguida que solo escriben para llenar papel.

En el caso de la crisis cualquier relajación, no obstante, resulta inaceptable, por mucho beneficio que tal o cual artículo pueda reportar al experto que lo suscribe. Esta literatura o basura informativa responde, de modo general, a una corriente que trata de calmar los ánimos y se adscribe, con ánimo más o menos deliberado, a la llamada escuela neoliberal de pensamiento, que es lo que la mayoría del público lector ha terminado por asumir. De forma sintética, la tesis fundamental de tales artículos acusa a la sociedad española de irresponsable y concluye, por no decir celebra, que los recortes representan la justa respuesta a su insensato comportamiento. El objetivo de dicha operación desinformativa es, en suma, hacer creer a la clase media que es partícipe principal del desastre y que por lo tanto ha de pagar el fin de fiesta. Dado su cometido, dichos documentos suelen fundarse en una serie de tópicos y también en la ocultación de la naturaleza real de la crisis. No se pretende insinuar aquí que la clase asalariada no tenga ninguna responsabilidad en la ruina actual del país. Pero queremos poner el énfasis en que ese colectivo no es el único ni principal culpable ni tiene que cargar sobre sus hombros el peso principal de la ruina nacional. Este texto se opone a una consigna política que se ha propagado como la pólvora.

El sentimiento general de la población, eficazmente delineado por una escuela neoliberal que cuenta con el respaldo de una ingente literatura académica pero cuyo crédito científico es nulo, sostiene que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y que ahora corresponde pagar colectivamente la factura. Esto es una monumental mentira que confirma, entre otros extremos, que dicha escuela neoliberal no basa sus tesis en evidencias empíricas sino en corrientes (interesadas) de pensamiento, eso sí, emitidas con gran prosopopeya y repetidas hasta la saciedad. Así luce la economía. Una de las más sombrías lecciones del presente es que quienes pretenden sacarnos de la depresión son las cabezas especulativas que nos metieron en ella y lo que es peor, van armados con la misma ideología que nos condujo al abismo. Esto, que es fabuloso, pone los pelos de punta. Fíjense que un problema no se resuelve con las premisas que lo crearon. Pero ahí andamos.

Díaz FerránComo resultado de esa poderosa ofensiva de la élite neoliberal, a la que hay que reconocer una sensacional falta de escrúpulos para enriquecerse, la prensa abunda en pretendidos principios económicos de validez universal. Estos preceptos, en su mayoría falsos, se repiten en un medio y otro y se realimentan hasta convertirse en moneda común. La única solidez de tales principios es, como se ha dicho, su indiscutible capacidad de persuasión. Y suelen defenderse porque eximen de toda responsabilidad a quien los publica. Señalemos un par de tales mentiras. La primera, repetida ad náuseam, sostiene que España padece una hiperinflación crónica de empleados públicos. Es obvio que hay funcionarios que no trabajan y que debería haber mecanismos simples para despedirlos, como en cualquier empresa. Pero argumentar que dado que hay funcionarios indolentes todos merecen que les bajen el sueldo —aprovechando la coyuntura de recortes presupuestarios— supone un evidente desatino, lo mismo que no tiene ningún sentido pretender que quien disfruta de un empleo vitalicio —por motivos justificados— vaya a aceptar un recorte salarial ad infinitum. A ningún empresario en su sano juicio se le ocurriría bajar el sueldo a todos sus empleados por el simple motivo de que una fracción se conduce irresponsablemente o de que disfruta de un contrato indefinido. En cualquier caso, si se consultan las cifras, se comprueba que España disfruta de la proporción de empleados públicos más baja de la UE-15.

Otra mentira muy apreciada por la propaganda neoliberal lamenta que los sueldos españoles son excesivos —el insigne Díaz Ferrán no pudo ser más claro: hay que trabajar más por menos dinero—, que están por encima de los alemanes y que eso ha supuesto un impedimento para el desarrollo económico nacional, so pretexto de pérdida de competitividad. Cabe señalar, en primer término, que quienes dicen esto suelen pensar en el sueldo medio de un empleado o en el salario mínimo interprofesional, pero no tienen nada en contra de los obscenos estipendios que se pagan a sí mismos. De otro lado, son incontables los expertos que han señalado la falacia de tal argumento y que defienden el auge de salarios porque, en contra del dogma neoliberal, no frenan la economía. Un sueldo alto se traduce en un mayor consumo, con lo cual las empresas venden más y se reanima el comercio. Por si esto no quedara claro, la presente sucesión de recortes no ha hecho más que deprimir la economía. La gente compra menos porque tiene menos o porque no tiene nada e incluso porque aun teniendo algo está razonablemente preocupada y ha decidido que lo más sensato, en este momento, es ahorrar. Pero es que, además, si se calcula el incremento español de los sueldos con relación a la inflación real —que debe considerar el precio de la vivienda, como ha hecho David Lizoain— entonces el asalariado medio español resulta otra vez perjudicado. En ese caso, las nóminas en España han disminuido proporcionalmente incluso en la reciente época de abundancia.

Si unos sostienen una cosa y otros la contraria, ¿a quién creer? Cada vez que alguien señala, por ejemplo, la hipertrofia del cuerpo de empleados públicos españoles no aporta una sola cifra, porque ninguna le puede dar la razón a no ser que se tergiverse o descontextualice, mientras que quienes sostienen lo contrario se limitan a comparar el porcentaje de empleados públicos españoles con el de otros países de la UE-15. En ese caso, en que no hay lugar para la discusión, el último refugio de los neoliberales es acusar a sus adversarios de mentir, es decir, de inventarse las cifras. Curiosamente, además, se contentan con repetir que esos datos son falsos sin aportar otros capaces de rebatirlos. No los aportan porque no existen. Ni que decir tiene que hay miles de ingenuos dispuestos a creer esa enésima mentira neoliberal (i.e. la mentira de que el otro miente) y rechazar esas cifras (verdaderas) porque no encajan en su retrato imaginario de la economía. La mediocridad es altamente contagiosa, sobre todo si sirve para que una élite amase una colosal fortuna.

Dado que defiende lo que no admite argumento, la prosa de un retórico neoliberal suele diferir del diáfano estilo del profesional competente. Este último, por principio, intenta expresarse amablemente, es decir, con claridad, mientras que el experto neoliberal es partidario del principio de “si no puedes convencerlos, confúndelos”. En general, cuando un artículo de prensa resulta incomprensible se debe a que el autor no tiene grandes cosas que decir o, por el contrario, tiene muchas cosas que ocultar. Los neoliberales son grandes expertos en este arte de vestir la mona. Alan Greenspan, por ejemplo, una de sus más ilustres luminarias —y responsable directo de la quiebra financiera norteamericana— es célebre por no haber acertado una predicción en su vida —los economistas serios compiten por señalar sus más sonadas meteduras de pata, todas descacharrantes— a pesar de lo cual hizo carrera gracias a su jerga incomprensible que no entendía nadie pero entusiasmaba a los políticos que lo pusieron al frente de la Reserva Federal.

El volumen de mentiras convertidas en artículo de fe produce pavor. Desde que en la primavera del 2010 Angela Merkel, Obama, el BCE e tutti quanti “persuadieron” a Zapatero de que había que aplicar la tijera, la economía española solo se ha resentido. No decimos que no se pueda o deba racionalizar el gasto público, pero ni esta es la solución ni debe plantearse sin medidas paralelas de activación. Como por ejemplo: elevar los tributos a los grandes capitales, combatir el fraude y los paraísos fiscales o crear un impuesto sobre las operaciones financieras internacionales. Así de simple, aunque a ellos les parezca muy complicado, cuando no técnicamente imposible, porque no tienen ninguna intención de rascarse el bolsillo ni mucho menos incordiar a sus socios de expolio. El tiempo ha dado la razón a quienes sostenían que esos brutales recortes eran un disparate, así como algunos de los artífices de dicha política, que han matizado su discurso —empezando por Christine Lagarde, directora del FMI— y han reconocido que España no puede salir de la recesión únicamente recortando el gasto público.

Alan GreenspanLa oposición a tales medidas salvajes no se debe, por tanto, a que ideológicamente resulten aberrantes sino a que los hechos demuestran su absoluta ineficacia. Todo esto lo ha resumido con especial claridad el inspector de Hacienda Raúl Burillo: “Se habla mucho de gasto, pero es una crisis de ingresos”. Es decir, el problema no es que de repente el Estado gaste mucho más, sino que ingresa mucho menos, de forma que aunque puedan ajustarse los gastos lo más sensato sería tratar de aumentar otra vez los ingresos. ¿Cómo? Queda dicho: persiguiendo a quienes más tienen e ingresan menos, llamados también grandes defraudadores. Y esto no lo decimos nosotros sino Hacienda. El fraude fiscal en España, que en sus tres cuartas partes proviene de los grandes capitales, asciende aproximadamente a 90.000 millones de euros. Si cada año se recaudara esa cantidad, no sería necesario ningún recorte.

Esos mismos articulistas suelen presentarse como acérrimos defensores de la flexibilidad laboral. Su argumento es claro: si el empresario puede despedir sin apenas costes será menos reacio a contratar. Esto puede ser cierto, pero también será menos reacio a despedir. Y no solo para evitar pérdidas, sino para aumentar los márgenes de beneficio, como así ha sido. Hace unos meses España aprobó la reforma que universaliza el despido sin que se hayan producido posteriores mejoras, todo lo contrario. Frente a esa tesitura, Andreu Mas-Colell, conseller catalán de economía, ejecutó una sensacional pirueta deductiva: si tales medidas no tienen un efecto positivo a medio plazo (a corto plazo ya daba por descontado que iban a resultar un desastre) significará que hay que flexibilizar más la contratación, es decir, el despido. Su razonamiento viene a ser el siguiente: “Si con nuestras medidas el empleo aumenta, la razón es nuestra. Si empeora, también: simplemente será que no se nos concedió suficiente margen. De hecho, exigimos un margen más amplio. Lo que hacemos lo hacemos bien. Déjennos hacerlo mejor”. Bajo esta premisa neoliberal es imposible equivocarse: la banca siempre gana. Esto es así porque no funda sus tesis en la realidad sino en sus delirios neoliberales. Se trata de un clarísimo incumplimiento del principio de demarcación de Karl Popper, criterio que determina lo que no es una práctica científica porque no admite refutación empírica. Pase lo que pase, tienen razón. Para algo se están forrando.

Otra de las grandes preocupaciones de la propaganda neoliberal consiste en subrayar la responsabilidad de quienes pidieron préstamos que no iban a poder pagar, sin citar a quienes concedieron préstamos que no iban a poder cobrar (y se supone que estos eran los expertos en riesgos), con dinero que además no era suyo y que habían pedido a su vez prestado y no iban a poder devolver. Es decir, los segundos, esto es, los bancos, incurrieron en una doble irresponsabilidad. Prestaban lo que no iban a poder recuperar y pedían lo que no iban a poder devolver. Además, debe añadirse que los primeros, si no pagan, acostumbran a quedarse sin casa y con la restante deuda pendiente de pago, mientras los segundos, que han provocado enormes agujeros crediticios porque no fueron imprudentes una sino cientos o miles de veces, se jubilan con retribuciones multimillonarias. Para mayor escarnio, la ley no persigue esta práctica indecorosa.

Lo más sobresaliente, con todo, es que los estúpidos banqueros que prestaron cifras indecentes a sus homólogos españoles lo hicieron a cargo de entidades alemanas o francesas, empezando por el Deutsche Bank. Se calcula que los bancos alemanes y franceses tienen metidos en Italia y España 730.000 millones de euros. El país que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Quien presta a un banco que concede una hipoteca a un ciudadano o empresa que acaso no le devuelva el crédito, debe asumir su parte de responsabilidad. Y si no, ¿para qué pagan esos sueldos a sus analistas de riesgo? Pero seamos francos. Tales profesionales no se guían por análisis sino por modelos que en verdad son consignas, no excesivamente sutiles: “Ahora presta a todo el mundo. Ahora no prestes ni a Dios. Etcétera”. Es sabido cómo fluye el crédito en España en la actualidad. El BCE o el FROB lo transfiere a los bancos y estos se lo quedan, tapan agujeros, especulan con él, se suben los sueldos o compran deuda pública. De modo que la economía real no ve ni un solo céntimo de esa monumental inyección de dinero público porque no existe una legislación que obligue a su distribución equitativa.

De todo eso no se suelen ocupar tales articulistas, como si la culpa fuera únicamente de la clase media y su manía de aspirar a un hogar. Tampoco se dice que la primera vivienda constituye un derecho inalienable recogido en la Constitución ni que el enorme agujero crediticio de los bancos españoles no se debe solo al impago de particulares sino de promotoras, constructoras e inmobiliarias. Por otro lado, cuando se detienen en la burbuja inmobiliaria, tales expertos suelen omitir uno de los motivos principales de su brutal impacto, cuya responsabilidad ha de atribuirse también a los bancos y la legislación hipotecaria. Nos referimos a la posibilidad real, es decir, chifladura, de embargarse durante más de treinta años a un tipo variable de interés. Si los bancos no hubieran admitido esta práctica demente o si los gobiernos la hubieran prohibido, el estallido de la burbuja inmobiliaria hubiese parecido un juego de niños comparado con lo que luego sucedió. Aquí todos son responsables, los que firmaron la hipoteca, es decir, los que pidieron prestado a un interés variable durante décadas (particulares y empresas) y los que prestaron. Y también los que permitieron que dichos contratos fueran legales, así como los que prestaron a quienes prestaban. Recuerdo un amigo holandés que no podía entender esa chaladura crediticia y que no dudó un solo instante en que tarde o temprano la burbuja iba a estallar y los precios se iban a derrumbar. Este amigo es ingeniero aeronáutico. Entre tanto, todos esos expertos analistas que repartían millones a espuertas (y cobraban suculentos sueldos por su desvarío) no vieron nada o no quisieron verlo. O nadie les hizo caso. Para qué, si se estaban amasando gigantescas fortunas.

Tampoco se subraya en tales medios que la actual ruina de España se ha visto seriamente agravada por el precio de la deuda y que dicha deuda se ha disparado debido a la negativa del Banco Central Europeo a comprar bonos públicos. Lo confesó Mas-Colell con asombrosa franqueza: el 5% que tenía previsto recortar el 2012 del sueldo de los funcionarios catalanes (luego Rajoy se le anticipó) lo pensaba gastar en el incremento de la deuda pública autonómica. Para disminuir los intereses cobrados por esa deuda el «mercado internacional», ese eufemismo que encubre a delincuentes financieros, pidió recortes. Hubo recortes y entonces la prima subió. En este punto, es obvio que la falta de liquidez pública no se debe solo al anterior despilfarro sino también a la actual especulación del mercado financiero internacional. Por eso supone una mezquindad responsabilizar a quienes son víctimas de una constante hemorragia patrimonial hacia arriba, aunque puntualmente hayan participado en el desvarío colectivo que condujo a la crisis.

FMI

Existe, en este punto, un conjunto de interrogantes que no ha merecido la atención de los especialistas pero que no obstante está desempeñando un papel fundamental en la ruina española. A saber, ¿cómo se calcula el riesgo de impago de una deuda y cómo se traduce dicho riesgo en el interés resultante de un crédito? ¿Ese riesgo es producto de un cálculo final o bien de las llamadas leyes de mercado? Y, finalmente, ¿qué confianza merecen quienes calculan ese riesgo o establecen los mecanismos que lo determinan? Si un hipotético prestamista está dispuesto a prestar una suma de dinero a otra parte al 3% y a renglón seguido un experto o el mercado vaticinan que esta segunda parte (la prestataria) puede sufrir graves problemas de solvencia y que por tanto existe un elevado riesgo de impago (que técnicamente es lo que afirman las agencias de calificación del estado español), entonces el futuro prestamista, si tiene dos dedos de frente, no prestará a un interés más alto, pongamos el 6%. Sencillamente no va a prestar. Ni un céntimo. Los inversores, sin embargo, como no se fían del estado español, prestan al 6 o al 7 en vez del 3%. ¿Cómo se explica eso? Hay quien defiende que el cálculo de los intereses (el 6 o el 7 en vez del 3) responde a sutiles modelos o mecanismos que analizan el riesgo, etcétera. Esto es una absoluta majadería. ¿Cómo se puede prever con un margen tan ajustado el riesgo verdadero de que España pague su deuda? Y, lo que es peor, ¿cómo vamos a creer las previsiones de un mercado o de una clase tecnócrata incapaz de anticipar el estallido de la burbuja inmobiliaria?

Es más, un mercado o una agencia calificadora que no supieron prever el colosal estallido crediticio americano una semana antes de que se desencadenara, ¿cómo van a predecir con tal detalle —el que va de un 3 a un 4, un 5 o 6%— y con diez años de anticipación el riesgo de que España pague su deuda? Un pretendido experto que no distingue una vaca a un metro de distancia, no va a describir un mosquito a cincuenta. Por lo demás, si hace cinco años el mercado o tales agencias sostenían que se podía prestar a España durante diez años al mismo interés que Alemania, hay que concluir que fracasaron estrepitosamente, porque si ahora no mienten esa deuda a diez años, de los cuales solo ha transcurrido la mitad, corre un grave peligro de no ser cobrada. Así que se equivocaron hace cinco años o se equivocan ahora, y de qué manera. Entonces, ¿por qué tomar en serio sus predicciones? Y, sobre todo, ¿por qué admitir la sutileza apreciativa que conduce de un 3% a un 5% de interés?

Puede aducirse que en el caso de las agencias estas fueron capaces de prever el estallido inmobiliario pero guardaron silencio. Peor aún. Si en un contexto tan flagrante mintieron irresponsablemente, ¿cómo vamos a creerles cuando se trata de un vaticinio mucho más complejo y que les reporta ingentes beneficios? Seamos claros: sus modelos matemáticos —que pueden dar como resultado lo que se les antoje— se basan en intereses particulares y rumores sin ninguna base científica. Es más, la inaceptable reforma que el PSOE aplicó la pasada legislatura sobre el Artículo 135 de la Constitución Española, garantiza el pago de esa deuda por delante de un conjunto de gastos públicos fundamentales. Lo saben bien quienes prestan su dinero al estado español y agotan los bonos en minutos, por mucho que finjan desconfianza para percibir intereses más altos.

Aun cuando los anteriores argumentos no persuadan al lector sobre la estafa de la deuda pública, puede adoptarse una estrategia más simple: los hechos. Vicenç Navarro, entre otros, lleva meses advirtiendo que la prima de riesgo de un país como España no viene determinada por la llamada confianza del mercado sino más sucintamente por el Banco Central Europeo (BCE). Si el BCE compra deuda, la prima baja. Si no compra, sube. La prueba de que esto es así pudo verse unas semanas atrás cuando el BCE anunció, por fin, que iba a adquirir deuda española. A pesar de la tibieza de ese gesto (se trataba de deuda a tres años en el mercado secundario, es decir, el BCE no iba a comprar bonos a España sino a los compradores de tales bonos) la prima sufrió un significativo e inmediato descenso. ¿Por qué, entonces, el BCE no compra deuda española para sacarnos del actual agujero crediticio? Porque de este modo, tomando como pretexto el alto precio de la prima, se da un motivo (a sí y a sus socios de la Troika) para seguir exigiendo nuevos recortes o, como dicen ellos, recuperar la confianza de los mercados. Y porque así obliga al estado español a devolver mayores intereses a los inversores, es decir, a ellos. En síntesis: para hacer pagar a la clase trabajadora española (así como a la irlandesa, portuguesa, griega e italiana) la factura del fiestorro financiero que se han pegado con asombrosa desvergüenza.

Puestos a poner el dedo sobre la llaga del BCE, tampoco la prensa ha dedicado el suficiente espacio a esa inexplicable normativa europea que prohíbe a dicho banco prestar dinero a los estados, según ellos porque no se fían de su solvencia. De modo que el BCE presta a los bancos españoles, que se están hundiendo, a un 1% y estos bancos prestan al Estado a un 6 o un 7%. Esto no es despilfarro público sino latrocinio. Resulta asombroso que el BCE confíe en esos bancos que están al borde del precipicio porque cuentan con el aval de un estado, el español, de quien dice no fiarse. O son unos dementes o unos caraduras. Si no queda claro, analícese el siguiente caso gráfico: si el director de una oficina bancaria presta diez millones de euros a un cliente al 1% y acto seguido dicho cliente le presta los diez millones a esa misma entidad a un 7%, es que el cliente es cuñado del director y alguien acaba en la cárcel. ¿Por qué cuando el BCE practica este mismo delito aparece amparado por una normativa comunitaria?

BCE

En resumen: dichos articulistas y expertos asumen como bueno el punto de vista de quienes nos gobiernan, es decir, de quienes nos han estafado y de este modo solo se detienen (dichos artículos) en la responsabilidad de quienes han sufrido principalmente la crisis y además la están pagando. Desde que hace dos años empezó el tijeretazo, cada trabajador público español ha dejado de percibir unos 8000 euros en promedio. El Estado emplea a dos millones y medio de personas. En total, por tanto, se ha ahorrado sin contar los despidos unos 20000 millones de euros en nóminas, suma mucho menor que la que se va a acabar embolsando la banca. A este regalo le llaman “inyección de capital”. A fin de que los amos de entidades bancarias no pierdan sus privilegios, un sinnúmero de empleados públicos —la mayoría de los cuales son competentes profesionales— llevan más de 30 meses rehaciendo su economía doméstica, por no decir que pasan estrecheces. Hay quien defiende ese rescate bajo el argumento de que muchos particulares guardan sus “pequeños capitales” en las entidades intervenidas, pero pese a su opacidad contable, los expertos estiman que el 90% de los fondos bancarios españoles pertenece al 10% más rico. Proteger a la banca, una vez más, equivale a arropar a los superricos. La estafa de las preferentes, por si cupiera alguna duda, es otra prueba concluyente de que al gobierno no le preocupa en absoluto el “pequeño ahorrador”.

De este modo, cuando dicen que en el presente toca pagar los excesos de antaño omiten que, por el momento, aquí solo apoquina la clase media. Por ejemplo, con el incremento del IRPF mientras a las SICAV nadie les tose. Si los grandes capitales españoles tributaran lo mismo que en Suecia, por irnos a un extremo, el Estado ingresaría impuestos suficientes para crear varios millones de puestos de empleo, de cuatro a cinco según algunas estimaciones. Y lo mismo suele olvidarse que el resto, esto es, la superclase de los ricos —que como mínimo fue corresponsable de este desaguisado— vive mejor que nunca, aunque ahora empiece a disimular. La venta de automóviles de lujo constituye una prueba suficiente: algo que debería constituir un escándalo público pero que no merece más que alguna ocasional, breve, noticia de prensa.

Finalizaré con un apunte sobre la crisis como síntoma. Si a un tipo se le paga hoy mucho dinero —más de lo que vale— inmediatamente se cree que vale lo que cobra, e incluso más, y por eso pide un aumento de sueldo, que normalmente obtiene. Esta es una de las causas psicológicas de la crisis y la razón de que tanto incompetente campe a sus anchas por la plutocracia española. A quien le van las cosas estupendamente suele desarrollar la firme convicción de que es infalible. Íntimamente esto se expresa así: “Joder, es que soy la leche”. Nada puede irle mal porque sus méritos personales son ontológicamente incompatibles con el fracaso. Por eso son capaces de hundir una empresa y a la vez subirse el sueldo: miden su talento con la vara de su salario, que se ponen ellos.

John Kenneth Galbraith lo describe de forma gráfica en Breve historia de la euforia financiera: “En toda actitud favorable a la libre empresa subyace una acusada tendencia a creer que cuanto más dinero, ingresos o bienes obtiene un individuo, o cuanto más estrecha es su relación con ellos, más profunda y más exigente es su percepción de las leyes económicas y sociales, y más aguda y penetrante su inteligencia”. Y apostilla: “Además, en un mundo en que para muchos la consecución de dinero resulta difícil y las sumas a las que se puede acceder son siempre insuficientes, la posesión de dinero en elevadas cantidades parece un milagro. Así pues, esa posesión debe asociarse a algún genio especial. Esta visión se ve reforzada por el aire de confianza en sí misma y de autosatisfacción que acostumbra a asumir la persona opulenta”. Galbraith, no hace falta añadirlo, aclara a continuación que nada de esto es cierto, es decir, que el patrimonio personal no es reflejo del genio. Sin embargo, a quien le ha sonreído la suerte rara vez reconoce que su fortuna depende, en primer término, de las oportunidades y, en último, del azar —que no se distribuyen de forma universal— y por eso acostumbra referir la vida de Steve Jobs como si fuera Santa Teresa y obviar el ejemplo de cientos de jóvenes con idéntico talento que no dispusieron del favor del destino. Ese sentimiento, interiorizado por varias generaciones de incautos gracias a la industria americana del entretenimiento, tiene como consecuencia lógica el desprecio al desamparado, expresado en la siguiente fórmula: “Si vives en la miseria, es tu problema”. O más sucintamente: “Haber espabilado”. O también: “Págate tu colegio y págate tu sanidad”.

Admito que se trata de un argumento ad hominem, pero es difícil ignorar que quien reprende a la clase media su irresponsabilidad (i.e. su endeudamiento excesivo) sin señalar a quienes permitieron el marco legal y práctico para ese endeudamiento (i.e. los políticos) ni mucho menos a quienes lo explotaron impunemente y están siendo ahora rescatados (i.e. los banqueros), repito, cuando un experto afea a la clase media sus pretensiones pasadas y apunta casi con regocijo que ahora ha de pagar su insensatez, ese individuo suele expresarse desde el cómodo asiento de quien ha salido indemne de la crisis y, por ende, se cree invencible. Ha olvidado, como afirma Michael Lewis, que quien tiene suerte ha contraído una deuda con quien no la tuvo. Su pensamiento íntimo es el siguiente: “Me sonríe la fortuna. Yo NO he vivido por encima de mis posibilidades. Vosotros, sin embargo, creísteis que podíais ser como yo. Jodeos”. Las clases pudientes aplauden los recortes bajo el argumento de que ellos también sufren, sin querer ver que mientras sus ingresos rara vez resultan insuficientes —supóngase que no se redujeron o que lo hicieron de 10000 a 7000 Euros mensuales— otros, menos afortunados, han podido ver encogido un misérrimo salario de 1000 Euros hasta los 700, el mismo 30%. Y eso en el mejor de los casos. Lo primero puede calificarse de pequeño contratiempo. Lo segundo es el umbral que conduce a la miseria. Y si todos son responsables de este triste desaguisado, resulta evidente que los segundos están pagando un precio mucho mayor. Esto es lo que hay que denunciar, no su discutible irresponsabilidad.

 

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90 Comments

  1. Pingback: Que paguen ellos también: breve compendio de la crisis en España

  2. Hurten

    Deberías informarte un poco más de la Escuela Austriaca. Estás muy desinformado

    • Creo que es porque, en España, quienes se definen como neoliberales ni son nuevos ni son liberales. Así sucede, que nuestra particular versión de liberalismo carpetovetónico empaña el nombre del auténtico.

      Por otro lado, 3 de cada 4 economistas (no solo españoles) que mencionan el nombre de Hayek hacen que este se remueva en su tumba al oírlos. No sé si es tu caso, pero mucha gente que dice «Deberías informarte un poco más de la Escuela Austriaca», debería informarse un poco más de la Escuela Austriaca.

      Por último, como dijo Sabina, «por las autopistas de la libertad nadie se atreve a conducir sin cadenas».

    • Hurten, ¿lanzas la piedra y escondes la mano?
      Aporta algo o no crees confusión que aparenta ánimo de desprestigiar.
      Enhorabuena al autor Javier Ozón por el excelente artículo.

  3. Miguel

    Lo curioso es que todos desaguisados y afirmaciones se están produciendo en un momento en el que la economía española reacciona de una manera tan intuitiva que hasta un ignorante como yo se está hinchando a acertar en sus previsiones económicas. Seguro que no siempre es así y que en otras circunstancias es necesario tener un bagaje de conocimientos para desentrañar la situación, pero ahora mismo, todo funciona como parece que va a funcionar. Por ejemplo: rescates a los bancos. Se hicieron diciendo que ese dinero llegaría a la economía real. Todo el mundo sabía que los bancos se lo quedarían. Efectivamente, el dinero se lo han quedado los bancos y no ha llegado a la economía real. Otro ejemplo: la subida del IVA para aumentar los ingresos del estado. Todo el mundo sabía que subir el IVA iba a reducir los ingresos del estado, y así ha sido.

    Para tomar tantas decisiones equivocadas en un contexto en el que cualquiera hacierta hace falta mucha burrería, incluso sin contar con la mala fe, el engaño y la delincuencia económica.

  4. Es difícil poner más tonterías en poco espacio. Supongo que por eso es largo.

    Lleno de tópicos, falsedades, cifras directamente sacadas de la manga («unas decenas de millones de euros que harían innecesarios los recortes»). En fin para qué seguir.

    Te felicito por hundir el nivel de jotdown.

    PD: la perla final citar a Vicenç Navarro, repudiado en todos los círculos académicos.

    • Es difícil, pero se ve que eres muy competitivo ;-)

    • pescado

      J,
      estoy más que harto de defensores de esta nueva religión que se quiere hacer pasar por ciencia a la que llaman neoliberalismo y que se dedica a desprestigiar sin argumentar, porque no puede, a disidentes, tal es el caso de Vinçen Navarro, que por cierto suele aportar datos basados en estadísticas y que acierta casi siempre en sus pronósticos.
      Lo que tengo claro es que hay que hacer una limpia: en las universidades, en las instituciones, en las empresas de estos malos y falsos clérigos del siglo XXI. No digo matarles, sino que se dediquen a otra cosa, porque han fracasado en todo, salvo en lo de llenarse los bolsillos.
      Pero la limpia más importante es la que debe hacer gente como tú. Me refiero a limpiar vuestro pensamiento de ideas contaminadas, que créeis propias y son fruto de la manipulación más rastrera y torticera.
      Te aconsejo que investigues sobre la figura de edward bernays, sobrino de Freud y entenderás de lo que te hablo.

      • Joder, qué bien suena esto de hacer una limpia en universidades, instituciones y empresas.

        A ver si usted también tendrá alguna que otra idea «contaminada» en su mente.

        • pescado

          ¿no defienden los neoliberales que hay que echar a los que no hacen bien su trabajo? A eso me refiero. Nunca he hablado de otra cosa. A buen entendedor…

    • Es difícil contestar de manera más falta de criterio a un artículo brillante. Supongo que de ahí el tono, porque la ignorancia es muy atrevida. Indica usted que este artículo está lleno de tópicos, falsedades y cifras inexactas sin dar ningunas que respalden tus afirmaciones. Qué bueno. Eso es rigor. Eso es positivismo, sí señor.

      ¿No exige datos? Venga pues, apórtelos. Como también datos en los que me demuestre que la comunidad académica repudia a Vicenç Navarro.

      Va por usted y por el resto de personas que le han afeado a Ozon que su texto adolece de falta de referencias -no creo que su intención fuera elaborar un ensayo académico, pero bueno-, máxime cuando en muchas ocasiones da por sentados y asumidos datos que se han publicado en numerosísimos medios de comunicación, como los datos de empleo público. No se puede echar en cara a alguien un error y estar cometiendo, en la crítica, exactamente ese mismo error denostado.

    • Félix

      Lo difícil creo que lo has hecho tú: PONER TONTERÍAS EN TAN POCO ESPACIO…jajajaja

    • en todos los círculos académicos? pero tú de donde te has caído?

    • J, usas la estrategia cobarde de los insultos.
      A mí me ha parecido un artículo muy bueno y lo difundiré y defenderé.
      Que lo ataques malintencionadamente como un burro o como una bestia arrinconada, me reafirma.
      ¿Quieres cifras? Vincenç Navarro da muchísimas, pero puedes leer a Amparo Estrada o Alberto Garzón también, o a los premios Nobel abundantes que comparten las mismas ideas del artículo desde el minuto 0,5 de la crisis. Lo sé porque yo opiné lo mismo desde el principio y seguí con atención las voces que opinaban como yo.

    • jacinta roman

      Hazlo tu mejor si tantas tonterías encuentras.

  5. Patriota Español

    Gran articulo, te felicito!!

  6. Ni tenemos ni nos prestan dinero

    No creo que nadie piense que, dado que hay funcionarios indolentes, todos merecen que les bajen el sueldo. No es ese el motivo, sino que no hay dinero ( ni nos lo prestan) para pagar las nóminas. Los sueldos españoles son excesivos para las empresas en crisis. Hay que elegir entre rebajar los sueldos o cerrar la empresa (todos al paro). Los neoliberales sostienen que en los orígenes de la crisis hipotecariobancaria mundial está la intervención del Estado en los mercados en la época de Clinton con un loable propósito: universalizar el acceso a la adquisición de vivienda. Cito párrafos de un artículo de NYT titulado «Fannie Mae flexibiliza crédito para estimular el préstamo hipotecario»:
    «Con el fin de ayudar a que las minorí­as y la población de menores ingresos se hagan de una casa, Fannie Mae Corporation planea reducir los requerimientos crediticios que le pide a la banca al momento de comprarle su cartera hipotecaria».
    «Fannie Mae ha logrado que millones de hogares accedan a la casa propia al reducir los requerimientos del depósito inicial, afirma su presidente, Franklin D. Raines.»
    Quienes desde el gobierno planearon y ejecutaron esta polí­tica de Estado olvidaron algo fundamental: en la historia económica de la humanidad no existe un solo caso exitoso de creación de riqueza por decreto. Toda creación de riqueza es un largo y complejo proceso de reconversión de ahorro en inversión. Sin ahorro no hay inversión, y sin inversión no hay crecimiento económico. Así­ de simple.
    Es llamativo, por otra parte, que se hable tanto en el artículo de los recortes a los dos millones y medio de empleados públicos y ni se nombra a los parados, provinientes en su gran mayoría de la empresa privada (pequeña y mediana principalmente), cuyo número duplica a los primeros.

    • Granjefeindio

      El único comentario interesante que he leído. El artículo me lo ahorro de momento, me temo que es más de lo mismo sin aportar nada nuevo.

    • Esquilador

      Enteresé de la visita que Alan Greespan y Robert Rubin (director de Goldman Sachs) hicieron a la Casa Blanca para convencer y conseguir que Bill Clinton cambiara su programa político y adoptara una política económica neoliberal que fue el origen de la crisis.
      Miente usted, no se si por desconocimiento o por interés.
      Si algo hay que achacar a Clinton fue precisamente que se dejara convencer por tales personajes, principales figuras, con su ideología neoliberal, de quienes se encuentran en el origen de la crisis.
      Es tan manipuladora su versión de los hechos que presenta como política social de la vivienda lo que no fue sino un inmenso fraude financiero en el que se hicieron inmensamente ricos unos pocos.
      Finalmente, decirle que su aseveración final, de que alguien pretenda crear riqueza mediante decreto, es falsa y que yo sepa nadie lo pretende. Usted presenta lo que debería ser una regulación financiera para evitar fraudes como los que originaron esta crisis como si fuera una medida de un régimen comunista. Propio del integrismo ideológico del neoliberalismo que ve el fantasma comunista en cualquier parte. Participa usted, por lo visto, en esta nueva caza de brujas que recuerdan las épocas más vergonzosas de la democracia americana.
      Considero por tanto su aportación como falta de rigor, manipuladora y burda. Algo demasiado frecuente en esta época.

  7. Comparto el fondo del artículo, al menos en parte. No obstante, me parece una preciosa oportunidad perdida de rebatir los argumentos con DATOS, DATOS y más DATOS. Señalando fuentes fiables, por supuesto. A la demagogia y eslóganes de la élite dirigente española no se le debe contestar con más demagogia y eslóganes, porque esa batalla está perdida de antemano. Tampoco creo que ayude culpar al FMI y el BCE más que de crear un contexto de incentivos perversos, cuando con personajes como Rato, Díaz-Ferrán o Zapatero ya se explica toda la debacle española.

    • Cardel

      Efectivamente, el artículo no puede ser más hipócrita. Cito:

      «¿a quién creer? Cada vez que alguien señala, por ejemplo, la hipertrofia del cuerpo de empleados públicos españoles no aporta una sola cifra, porque ninguna le puede dar la razón a no ser que se tergiverse o descontextualice, mientras que quienes sostienen lo contrario se limitan a comparar el porcentaje de empleados públicos españoles con el de otros países de la UE-15. En ese caso, en que no hay lugar para la discusión, el último refugio de los neoliberales es acusar a sus adversarios de mentir, es decir, de inventarse las cifras. Curiosamente, además, se contentan con repetir que esos datos son falsos sin aportar otros capaces de rebatirlos.»

      Y el autor tiene el descaro de escribir esto, dos párrafos después del siguiente texto:
      «si se consultan las cifras, se comprueba que España disfruta de la proporción de empleados públicos más baja de la UE-15».

      Obviamente no aporta ninguna prueba. Eso sí, no falla al destacar que la mediocridad es altamente contagiosa.

  8. ludovico

    Es maravilloso, a cada artículo que cuestiona la ortodoxia neoliberal le brotan, impepinablemente, unos cuantos comentarios acusándolo de «hundir el nivel» de Jotdown. Luego dicen de los maoístas.

  9. Galahat

    Lo que en España se autodefine como (neo)liberal en realidad se aproxima con bastante exactitud al modelo estalinista en versión neoconservadora con la Sra. Aguirre como paradigma del «no-intervencionismo». Menuda risa. Cualquier otra impresentable de semejante calibre y, tras su indefinible paso por el Ministerio de Cultura, hubiera quedado defenestrada políticamente de por vida. Pero rascas un poquito y te encuentras un libro del señor Sala-i-Martin publicado por FAES y prologado por la Sra. Aguirre. Con dos cojones, bien liberales y académicos.

  10. josep m. fernández

    En la primera imagen sólo hay una mujer. Ahí lo dejo.

  11. Farmalgare

    El nivel de jotdown no baja, es que os equivocáis de escaparate, el uso del término liberal/neoliberal és erróneo y el artículo padece de lo mismo que critica: demagogia, falta de datos, sesgos y hasta a veces una redacción propia de un bolchevique con acné, en algunas líneas, no nos pasemos… Leo en los comentarios mucho liberal picado, creo que en parte es lo que busca el artículo pues ya sabemos a que target suele girar la producción de JotDown.

  12. Amén. Extraordinario artículo. Poco más que añadir.

  13. Pingback: Anónimo

  14. Quiero dar mis más sinceras felicitaciones al autor del artículo por encadenar de una sola tacada todo el repertorio de falsedades, tergiversaciones, falacias e inconsistencias relativas a la crisis. Enhorabuena porque tiene su mérito. Y no lo digo de coña.

  15. isimoking

    Si en algo están deacuerdo todos los liberales (Que alguien me explique el término neo-liberal, que aun no comprendo a que puñetas se refiere) es en señalar como principales culpables al BCE y al resto de Bancos Centrales debido a su política de expansión del crediticia (Marcando los tipos de interés que literalmente les salen de los cojones). Y no conozco a ningún liberal que no sienta un profundo asco ante las primas, estipendios,regalias y enchufes varios con los que nuestros queridos banqueros-politicos se autopremian sus impecables gestiones que nos han mandado a freir gargaras. ¿Esto es una Plutocracia partidista? Si. Pero de liberal no tiene absolutamente nada.

  16. Fulgencio Barrado

    El articulista seguramente estará equivocado en muchas de las cosas que dice, porque parece haberme leído el pensamiento y copiado el análisis de la situación. Y yo no soy nadie, no como los que gobiernan estados y empresas, y ganan un pastón por ello, sintoma de su grandeza (olvidándose del resultado de todo ello, claro).
    La reseña que hace de John Kenneth Galbraith y su “Breve historia de la euforia financiera”, es toda una lección de análisis psicológico de la situación: Con todo lo que están ganando ¿como van a estar equivocados?.
    Siempre lo he dicho a los que decían que Ansar se había equivocado con lo de Irak: ¿Equivocado? si gracias a ello le ha ido de PM, otra cosa es que viva resentido porque los demás no le reconozcamos su genialidad.

  17. Fulgencio Barrado

    Por cierto, no sé si los liberales auténticos piensa una u otra cosa, lo que si sé es lo que hacen y piensan muchos que se declaran liberales. Lo mismo me pasa con Stalin, que no sé si eso que hizo es reconocido como comunismo por los «auténticos comunistas», pero él se declaraba comunista.
    Ya se sabe lo que tanto se propugna últimamente: «No nos pongamos etiquetas» (salvo a los que no comulguen con nuestros postulados, claro).

  18. Cardel

    Todos los bonos tienen un riesgo de impago inherente. Si el mercado piensa que España puede tener problemas para pagar la inversión que se hace en el país (al contrario de lo que sugiere el artículo, no se emiten bonos para hacer favores al mercado, sino para financiar los gastos del gobierno), lo normal es que el mercado exija un retorno mayor al que les puede dar un bono más seguro (que no infalible), como puede ser el de Alemania o Estados Unidos.

    ¿Por qué no desistir de comprar deuda española? Muy simple, porque a cierta tasa de interés hay gente dispuesta a tomar el riesgo de invertir en España. O el apetito de riesgo. ¿Por qué el mercado no acepta la misma tasa que le exige a Alemania? Porque cualquier inversor con dos dedos de frente se da cuenta que Alemania va a estar en una mejor posición para pagar en uno, dos, tres y diez años; por lo que, ante la misma tasa de interés, invertirá en Alemania. O el coste de oportunidad.

    «¿Cómo se puede prever con un margen tan ajustado el riesgo verdadero de que España pague su deuda?» Le aseguro que los modelos no son una absoluta majadería. Galbraith tiene razón; pero la gente que mueve esa cantidad de dinero, aunque no sea necesariamente brillante, está preparada y ha estudiado suficiente como para no establecer un número arbitrario. Podrán equivocarse (y lo harán), pero no por dejarlo al azar.

    Espero haber aclarado uno de los tantos errores conceptuales que, a mi juicio, hay en el artículo.

    Para el próximo, le recomiendo que analice las características que distinguen a España y Alemania y que determinan el diferente trato que le dan los mercados. Ahondando en ellas, quizás se dará cuenta de que esta compleja historia no es tan simple como parece y que tampoco hay una caperucita y un lobo malvado.

  19. Jota Ele

    No puedo opinar sobre este artículo. Después de leer lo de la «proporción de empleados públicos más baja de la UE-15» y ver que no hay ni un enlace a la fuente original, he tenido que dejar de leer.

    Estamos en el siglo 21. Esto es la web. Hipertexto? Enlaces? Fuentes? Yo creo que no cuesta tanto.

    Si es por no sacar a los visitantes de la web, quién es el que escribe por dinero?

  20. Podría escribir un artículo el doble que el suyo echando mierda contra la sarta de estupideces que usted acaba de escribir aquí. Pero creo que ni eso merece su artículo. Cuando decida interesarse un poco por el liberalismo en vez de creer que alguien que trabaja en un BANCO CENTRAL pueda ser en realidad un liberal, entonces reescriba el artículo, hasta que no entienda los mercados financieros internacionales, o hasta que no deje de llamar (neo)liberal a Aguirre…Hasta entonces dedíquese a lo que dios quiera que haga y le de de comer, que espero que no sea esto.

  21. Sesgado, inexacto, con fuentes más que cuestionables… Se ha lucido el autor con este artículo. Los términos neoliberalismo y neokeynesianismo deberían estar prohibidos en cualquier artículo de cualquier medio, que luego la gente se hace pajas mentales como las del autor de este texto. No es que sólo los textos que critican el neoliberalismo reciban críticas de que bajan el nivel de Jot Down (afirmación que yo mismo suscribiría), es que no se puede realizar un análisis que pretende ser exacto y profundo de las políticas de actuación sobre una determinada economía amparándose en un concepto tan ambiguo y poco definido como ese. Parece que dentro del pensamiento de la sociedad española se ha instalado un tabú respecto a austeridad y liberalismo que no nos permite ver más allá de lo obvio. La racionalización del gasto público y la reducción al máximo posible de la intervención estatal en el mercado son fundamentales en el funcionamiento de una economía, al igual que lo son las políticas de estímulo y crecimiento y la actuación destinada a corregir posibles fallos de mercado. Todo con mesura y equilibrio, claro está, in medio virtus.

    • ¿En qué quedamos? ¿En reducir al máximo la intervención estatal o en aplicar políticas de estímulo y crecimiento?

      ¡Habráse visto desfachatez y caradura!

      • Ramiro

        Perdonálo, no debe haber leído lo que puso. me encanta la gente que critíca las incongruencias y no puede escribir 30 palabras seguidas sin hacer una. Que barato es opinar.

  22. ¿ Por qué un artículo que pone los puntos sobre las íes destapa comentarios tan zahirientes? ¿ Va a ser verdad que el gran capital tiene a sueldo personas para defenderlo? ¿ Va ser verdad que la banca siempre gana y tiene quien la defienda mientras al ciudadano de a pie nadie le salva los muebles?
    Pocas veces se habla tan claro como en este artículo, en el libro-documental Inside Job o en la obra de Alex Saló.
    Muchas gracias por ilustrarnos pese a quien con un comentario de una frase pretenda desvalorizar o vilipendiar. Ah, y ya va siendo hora de que nos acostumbremos en este país a leer artículos de más de cinco líneas. Eso también dice mucho del nivel que tenemos. Gracias.

  23. C.Albers

    Citar como referencia a Vicenç Navarro desvirtúa de por si cualquier artículo que hable de economía.

    Existe referencias mucho mejores.

    • C. Albers no entiendo que saña tienes contra Navarro. Su trayectoria y sus artículos son magistrales. ¿Tú estás contratado por universidades españolas y americanas? ¿con qué criterio hablas? ¿quiénes son tus ejemplos, pues? Me gustaría saberlo.

  24. Galahat

    El autor de este artículo ni siquiera ha mencionado a Esperanza Aguirre. La única mención la he hecho yo (como respuesta a un comentario de ludovico), en relación a quienes se AUTOdefinen como (neo)»liberales». Nadie con un mínimo de honestidad definiría a Aguirre como liberal, aunque ella misma y sus acólitos lo hagan.

    Leídos la mayoría de los comentarios, cualquier intento de debate es una pérdida de tiempo cuando el único objetivo parece ser descalificar al autor y, en algunos casos, a la revista. Cada vez que Jot Down publica algo que no coincide con el sistema de pensamiento de determinados lectores llueven los comentarios del tipo «estáis bajando el nivel», «ya no os leo más», «qué vergüenza de entrevista», «dais pena», etc.

    Esto tiene una doble lectura: positiva, porque cuando se reciben palos de todos los lados es que estáis haciendo las cosas bien; y negativa, porque sirve para entender perfectamente por qué triunfaron los totalitarismos y para ver que el mundo sigue lleno de gente «iluminada» cuyo único objetivo es el onanismo mental del que hablaba Fulgencio Barrado en otro sitio. Por eso los Orwell, los Hitchens y los Havel eran y siguen siendo tan necesarios.

    Mi más sincero agradecimiento a Jot Down por esta magnífica revista llena de artículos de una calidad inmensa aunque, evidentemente, en muchos casos no coincidan con nuestra manera de ver las cosas.

  25. Fulgencio Barrado

    Tratando de aportar un poco de humor al asunto, me atrevo a “analizar” la ideología liberal, y su intensa profundización en los problemas. “Ideas” liberales aportadas a la humanidad:
    -¿Cómo se puede pretender encontrar trabajo vistiendo de esa manera?. (Carta a un parado de un liberal, episodio 1)
    -¿Pero cómo puede haber hambre en el mundo con la cantidad de restaurantes que hay abiertos, y la cantidad de comida que se consigue elaborar con una economía de mercado libre? (El liberal y la nutrición, acción sociológica del liberalismo)
    -La prima de riesgo y el valor del bono, se calcula con una fórmula matemática, en función de diferentes variantes, y por tanto no es azarosa. Eso sí, varía de un minuto al siguiente y según análisis de los tipos más estudiosos de las academias liberales más renombradas del mundo, España está pagando un diferencial-riesgo con respecto a Alemania no justificable con dichas formulas. Al parecer en esa fórmula no cuentan con el ingrediente secreto de la Coca-Cola, que al final es el que da “sabor”, pero critican al autor que critica precisamente la inoperancia de dicha fórmula (vamos que al igual que dicen “otros”, no dejes que la realidad te estropee un buen argumento).
    -Hay que valorar la “cultura del esfuerzo”. Eso sí, un operario liberal, en cumplimiento de la doctrina se propuso trabajar el doble cobrando a lo mismo. Al tercer día despidieron a su compañero (que trabajaba sólo lo normal).
    Hay muchas otras así, pero una de las últimas, -de las que más me gustan-, es la siguiente:
    -El trabajo infantil es justificable, porque si no, el pobre chiquillo se moriría de hambre (con esto ya será hasta plausible. Supongo que lo mismo dirán de la esclavitud). (Doctor Sala i Martín y sus secuaces)
    Ya sé que este es un análisis simplista y fuera de perspectiva, no como los sesudos análisis liberales sobre el comunismo, hecho en base al estudio de años de “comunismo utópico” enfrentado con “comunismo práctico”. Claro, eso no se puede hacer con el liberalismo, pues nunca han gobernado liberales en el mundo (por mucho que muchos gobernantes se confiesen liberales); el “liberalismo utópico” nunca se ha podido llevar a la práctica por culpa de oscuros intereses de masones y marxistas retrógrados, como este del artículo.

    Pido disculpas de antemano por la ironía no contenida.

  26. Un artículo interesante, falto quizá de una prudencia que lo alejase definitivamente del asalto por parte de la tertulia demagógica; alguna privación hubiese evitado su estética de carnaza.

    Por un lado resulta claro que en términos cuantitativos hay un gran origen y unos grandes culpables de la crisis y la depresión económica que sufre el país, y claro que detrás de esto hay ideología, sin embargo cualquier crítica que no parta de un mea culpa moral, mas allá de lo cuantitativo y de lo ideológico, no traerá soluciones ni elevará horizontes hacia el futuro. Esta es quizá la única crítica al enfoque del artículo.

    La «culpa» es un término esquivo, y la crisis tiene mas bien un componente trágico, porque aunque no es lo mismo la mala intención que la falta de prudencia, el resultado de su comunión es el mismo que el del encuentro entre asesino y suicida. Hay un grave problema educativo y de valores, de praxis vital y social en España, y mientras no se solvente no hay futuro: los malintencionados deben ir cayendo, y los bobos deben ir desapareciendo, y aunque como digo no se puede exigir la misma responsabilidad al malvado que al ignorante, con la desaparición de cualquiera se hubiese evitado el mal. Y está claro que hay un yugo social y una disfunción educativa nada casual, pero el que cayó se levantó siempre solo sobre sus pies, y hoy no debe exigirse menos a si mismo.

    Me gustaría destacar el gran acierto que suponen, en mi opinión , los últimos tres párrafos del artículo, referentes a la influencia de la reacción psicológica al entorno con respecto a la asunción de diferentes grados de liberalismo económico en las personas. Sin embargo aceptar esto, este condicionamiento en lo ideológico, requiere de cierta concepción de la realidad como un devenir trágico, pues cualquier personas que ciña la realidad a un compendio de responsabilidades nunca podrá apreciar este relieve.

  27. En primer lugar debo decir que comparto el fondo del artículo casi en su totalidad aunque, intentando aportar una crítica constructiva, creo que es bastante maniqueo. No creo que las políticas liberales sean totalmente estúpidas y que además sean la causa de que esta crisis sea lo que es. Lo que sí que comparto con el autor es que se está aprovechando la recesión para reducir derechos relacionados con el estado de bienestar y que sin duda son las clases medias las que están pagando los créditos totalmente irracionales que se concedieron a los promotores en pleno boom inmobiliario (ojo no a las familias que siguen con sus deudas). Dejar quebrar a los bancos es una política bastante liberal (EEUU), nacionalizarlos (UE) es bastante poco liberal. Por último me gustaría decir que sin duda el sistema financiero / político que fue el mayor beneficiado de la situación económica de hace unos años ha sido lo suficientemente inteligente y ha sabido hacer presión sobre la gente adecuada para soportar bastante bien la situación actual y si no ¿por qué se cierran empresas pero nunca bancos?

  28. Debería de informarse acerca del dinero del BCE y el bulo existente

    El dinero del BCE, es dinero de los propios bancos que éstos tienen que poner en depósito

    «Lo primero que hay que aclarar a este respecto es que ni la Fed ni el BCE ni el resto de los bancos centrales utilizan dinero de los contribuyentes ni de los presupuestos de los estados, ya que son entes independientes de los gobiernos. El dinero que aportan en las distintas subastas que hacen para inyectar dinero sale de sus reservas. Y ¿de donde salen estas reservas?. La mayoría de ese dinero lo obtienen del dinero que los bancos de los distintos estados han de ingresar de forma obligatoria por ley en los correspondientes bancos centrales y que equivale a un pequeño porcentaje de sus depósitos. En la mayoría de los países de Europa (entre ellos España) este porcentaje, que sirve como fianza o garantía, es del 2%. Es decir que si el banco español capta a un cliente y consigue que deposite en su entidad ahorros por valor de 6.000 euros (1 millón de las antiguas pesetas), de esa cifra el banco puede disponer de 5.880 euros para su actividad y está obligado a depositar 120 euros (2%) en el Banco de España (ahora integrado en el Banco Central Europeo) y este dinero no lo podrá tocar.»

    http://www.invertia.com/noticias/articulo-final.asp?idNoticia=1918696

    • Galahat

      Si no ha habido más cambios (que alguien me corrija si ha sido así), a partir del pasado año (18 de enero de 2012) el BCE redujo el coeficiente de caja al 1% (http://www.cincodias.com/articulo/d/amplio-arsenal-bce-reanime-eurozona/20120728cdscdicnd_3/). Los fondos del BCE proceden de la contribución de los bancos centrales de los países de la zona euro (http://www.ecb.int/ecb/orga/capital/html/index.es.html). El dinero de los bancos centrales procede a su vez del coeficiente de caja y de la venta de reservas de oro. El coeficiente de caja se constituye con los depósitos (ahorro) de los clientes, o sea ciudadanos, y las reservas de oro se constituyeron con dinero público. Que no venga de los impuestos o no forme parte de los presupuestos como tal no significa que ese dinero no salga de nuestros bolsillos.

  29. Es realmente sorprendente la ortodoxia y los prejuicios de los que se atodefinen como pragmáticos y «liberados» de ideología. Neoliberales, vamos.

    Los que que cargan contra este artículo más bien parece que se vayan por las ramas en lugar de entrar en debate. Quizás porque no hay nada que refutar, quizás por eso las objeciones son tan «contundentes» como que si por qué no hay hipertexto «confirmando» que, efectivamente, España es el país con menos funcionarios de Europa15, que si el artículo sólo dice «estupideces» pero sin tan siquiera indicar dónde están las falsedades y cuáles son las verdades, ni tampoco dónde las falacias y cuáles serían las refutaciones. Sólo la burda descalificación sin más.

    Parece que la teología neolieral se pone nerviosa cuando alguien niega el dogma de la Santísima Trinidad y argumenta desde otras posiciones. ¡Cómo se les ve el plumero!

    Mi enhorabuena al autor del artículo.

  30. Javier, sintonizo en un porcentaje alto contigo. Las críticas feroces confirman tus planteamientos sobre la argumentación neoliberal. Otros, a pesar de los grandes intereses económicos y de esos periodistas que «necesitan dinero», o simplemente, escriben por poder vivir, se irán dando cuenta poco a poco de que tus razonamientos tienen mucha lógica. Es importante que prolifere este tipo de pensamiento. Es lo único que nos puede ayudar a salir de la crisis. Gracias.

  31. Jorge

    Al final es lo de siempre: ellos contra nosotros. Quien considera que el artículo está escrito por uno de ellos, lo atacará sin piedad. Quien piensa «este es de los míos», lo defenderá pese a que tiene numerosísimos defectos.

    Y así nos va.

  32. Lamentable articulo, repitendo proclamas absurdas: «elevar los tributos a los grandes capitales». Veamos, eso, como frase de barra de bar o conversación con el taxista está muy bien. Pero ¿cuanto? ¿cual es el límite? ¿El 55%, el 65%, el 80%? Absurdo, esto se llama desincentivar el progreso, igualar a todos por abajo. El que lo gana tiene derecho a disfrutarlo, es suyo.

    Y luego ya llegamos al ridiculo más absoluto por parte del redactor: «…consiste en subrayar la responsabilidad de quienes pidieron préstamos que no iban a poder pagar, sin citar a quienes concedieron préstamos que no iban a poder cobrar…»
    Pues claro que los que prestan tienen un responsabilidad! Enorme! Gran parte de ese dinero no se va a recuperar!

    En fin, la lacra de este pais se ve claramente en este artículo, estas son las razones por las que no vamos ni ireamos a ningun lado: «la culpa siempre la tiene otro», «yo no soy responsable de mis propios actos, ni aunque los firme libremente y ante notario», «ser rico es ser malo» y «la vivienda (en propiedad claro, que alquilar es tirar el dinero) es un derecho».

    Periodismo de pandereta.

    • Fulgencio Barrado

      En este asunto del liberalismo-capitalismo hay un punto de inflexión: Aquel en el que se pasa de ganar dinero con tu trabajo-ingenio-capacidad, a ganarlo con tu capital. El famoso «dinero llama a dinero».
      Es cierto que para algunas «empresas» la acumulación del capital es una vía imprescindible, pero es que hoy en día, en gran medida, la acumulación del capital es un desperdicio de recursos.
      Si no hay «empresa» que acometer, no debe existir dicha acumulación, pues convierte a su poseedor en un parásito social que lo único que hace es detraer insumos.
      No tengo nada personal contra los ricos, pero en la medida en que deriven en lo que acabo de describir, son una lacra social.

      • Que, hoy en día, en gran medida, «la acumulación de capital es un desperdicio de recursos» es un WTF considerable. Yo no sé cómo crees que se financia cualquier inversión si no es con una previa acumulación de capital. Quizá lo estás confundiendo con el atesoramiento (guardar dinero debajo del colchón), pero es que ni así. El atesoramiento podría ser perjudicial si se llevará a cabo masivamente, pero esto es bastante improbable. En cualquier caso este tipo de ahorro no sería la causa de ningún desastre financiero, sino su consecuencia.

        Tampoco entiendo qué especie de problema moral supone ganar dinero invirtiendo capital («vivir de las rentas», si quieres) y esa contraposición con el obtenido con el «sudor de la frente». Como si gestionar, por ejemplo, el capital propio no requiriera capacidad, responsabilidad, trabajo y conocimiento.

        Es que tenéis unas cosas.

        • Fulgencio Barrado

          Irene, si quieres rebatir mi argumento no me saques la frase del contexto. He dicho que la acumulación del capital, si no es para una empresa, es un desperdicio de recursos, y de hecho he señalado la necesidad de dicha acumulació para acometer empresas.
          Donde señalo que llegado un punto, el rico ya no vive de su ingenio-trabajo-capacidad, sino de su capital, es para ilustrar la contrariedad de la llamada «cultura del esfuerzo», pues dicho esfuerzo desaparece cuando la vida es regalada, que además es cuando uno se vuelve más liberal si cabe. El dinero estancado es un desperdicio para la economía, y aún cuando uno pueda tener derecho a hacer con su dinero lo que quiera, el sistema económico debe penar dicha practica, sobre todo en momentos de crisis. Dices que es dificil que se produzca ese atesoramiento masivo, y yo te digo que está ocurriendo a expuertas; ¿Que es la fuga de capitales?, ¿los paraísos fiscales?, ¿el dinero negro?. Gestionar el capital propio suele requerir contratar a profesionales, cuando se pretende invertir, y en algunos casos ni eso, cuando solo se pretende tenerlo.
          No creo que haya algo menos «liberal» que atesorar la riqueza.
          Tenemos cada cosa, que…. Eso sí, si me vas a contestar te pido que me lo hagas con argumentos, no con siglas WTF, ABS y ESB, ni con calificativos.

          • No. Has dicho que PARA ALGUNAS “empresas” (sic) la acumulación del capital es una vía imprescindible. Y yo te digo que lo es para para TODAS y que no supone ningún desperdicio de recursos ni detracción de insumos.

            Creo que no tienes nada claro lo que significa «atesoramiento». El sistema ya sanciona y penaliza algunas de esas prácticas que mencionas como atesoramiento y que no lo son. Harías bien en preguntarte el porqué de la fuga de capitales, el dinero negro o la economía sumergida. Y, como he dicho anteriormente, si son causa o consecuencia.

          • Fulgencio Barrado

            Vale, algunas, ¿y que?, ¿no existen empresas sin capital?. Y por supuesto que el capital dedicado a empresas no supone un desperdicio ni detracción de insumos, eso ya lo he dicho yo antes.
            Supongo que la contracción del consumo interno, la falta de crédito e inversión, y todas esas milongas que están acabando con la economía española, son producidas por el enorme reparto de la riqueza que se está llevando a cabo, y no por el hecho de que cada vez más dinero esté en menos manos, y que estas no se abran. La fuga de capitales, el dinero negro o la economía, existen siempre, no necesitan ninguna motivación suprahumana. ¿Si con causa o consecuencia?, pues en unos casos supongo que serán una cosa y en otros la otra.
            Estoy abierto a que me convenzan de lo contrario, pero para ello me lo tendrán que explicar, que soy más bien cortito, y no me basta con que me pongan el nombre y tres líneas de texto tergiversando mis palabras.

  33. Mauricio Colmenero

    Señor Ozón,

    usted dice en su artículo:

    «El fraude fiscal en España, que en sus tres cuartas partes proviene de los grandes capitales, asciende a varias decenas de millones de euros. Si cada año se recaudara esa cantidad, no sería necesario ningún recorte.»

    No sé a qué se debe esa errata tan llamativa, pero según el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda el fraude anual de las grandes fortunas representa una pérdida de ingresos para el estado de 90.000 (sí, noventa mil) millones de euros. También estiman que si nos pusiéramos al nivel de fraude fiscal de los países de nuestro entorno (un 13% frente al 23% que tenemos en España) recuperaríamos unos 40.000 millones de euros.

    Aquí tiene el dato: http://www.gestha.es/?seccion=actualidad&num=221

    • Javier Ozón

      Señor Colmenero:

      Tiene usted toda la razón. Se trata de una errata grave: escribí eso y estaba pensando en las cifras que usted me da, es decir, debería haber dicho varias decenas de miles de millones de Euros.

      Un saludo
      Javier Ozón

  34. Es difícil tragar tanta bilis sin desistir del intento, pero lo conseguí, leí el artículo entero y seguí con mi salud mental intacta. Los insultos cansan, sobretodo cuando se repiten y repiten.

    Un análisis curioso: «neoliberal», «neoliberales» y «neoliberalismo» están escritas 29 veces en el artículo, el artículo completo tiene 4805 palabras, lo cual significa que esa palabra ha sido escrita una vez cada 166, lo que viene a ser, más o menos, 2 veces por párrafo. Es una obsesión enfermiza la de este señor. Y en realidad, «neoliberal» no significa nada, «Nuevo-liberal» literalmente, pero lo de nuevo-neo es redundante, ¿para qué? Simplemente, es una palabra con connotación negativa y que ciertos tipos de personas la emplean como insulto. Y eso es el artículo, un inmenso insulto que, como bien han dicho aquí, tira el nivel de Jot Down al subsuelo de ElPlural y otras publicaciones de similar índole.

    Todos los pseudo-argumentos que usa son fácilmente rebatibles. No hay ninguno digno de merecer el nombre de argumento. He de decir que me reí, e incluso pensé que era una broma cuando al final del artículo se disculpa por emplear un argumentum ad hominem (uno!). Dios mío, si lo ha empleado 80 veces a lo largo del artículo! Es imposible que un ser humano racional tenga tanta cara dura y pretenda tomarnos el pelo de forma tan descarada!

    Hay un argumento que, siendo falaz, tiene base para la discusión. Los famosos 90.000 millones de fraude fiscal de las grandes fortunas, que supuestamente son el 75% del total. Las grandes fortunas defraudan en mayor o menor medida, no lo sé, no tengo datos para juzgar tal cosa. Lo que sí sé es que la economía sumergida es casi el 25% en este país, eso vienen a ser 250.000 millones. Si 90.000 millones son el 75%, el 100% son 112.000 millones, la mitad de la economía sumergida. ¿Donde está la otra mitad?

    Yo se lo diré, la otra mitad la defraudan las PYMES y autónomos, cuando al hacer una venta o una transacción preguntan ¿Con o sin factura? Y también está en la tributación por módulos, supongo que el autor sabe qué es esta forma de tributación. Los autónomos y pequeñas empresas no llevan la contabilidad, y aunque la lleven, no validan los libros en el registro ni tienen que auditar, así que, como saben por cuantos beneficios han de tributar? Los calculan por «estimación objetiva», esto es, hacen una estimación, según unas reglas, de su negocio a lo largo del año. El problema es que el cálculo sistemáticamente subestima los ingresos, y por lo tanto, se deja de tributar parte del beneficio obtenido. Aunque esto Gestha jamás lo considerará fraude fiscal, porque es todo legal, pero no se engañen, están defraudando y es parte de la economía sumergida.

    El fraude fiscal en España es patrimonio de todos, no de las grandes fortunas solamente, ellas simplemente hacen lo que los demás.

    Otro argumento, más o menos digno, es ese de por qué el BCE no hace de prestamista de última estancia. Pues básicamente porque eso equivaldría a monetizar deuda, el viejo y calamitoso truco de darle a la maquinita de hacer dinero. No resulta, y al final los perjudicados somos los ciudadanos, hemos de agradecer a Merkel que haya hecho de voz sensata en todo este circo. El estado debe de tener una restricción presupuestaria, como todos nosotros, un 9% de déficit se pasa claramente de la raya. No puede ser que aunque gastes un 9% de más, o un 11%, y sigan prestándote al 2% a 10 años. Es que NO puede ser. Sobran funcionarios? Es fácil compararse con el resto de países y decir que no, pero es que, caballero, los funcionarios los pagas tú, no los países con que te comparas. Si tienes un 9% de déficit, obviamente se sobran funcionarios, aunque sólo tengas a 50 trabajando. Te SOBRAN, porque NO LOS PUEDES PAGAR. Simplemente, no hay más que decir y gastar más saliva es tontería.

    Buen día a todos.

    • Ay, pero qué bueno… ahora resulta que a los neoliberales les parece un insulto que les llamen neoliberales. Pues es su problema, oiga, así mismo se lo digo. Es como si yo me molestase porque alguien me llamase, una y diez, doce o las veces que haga falta, «mujer», «licenciada en», «doctora en», roja o republicana. Como diría Forges: uuuuuuuuuuyyyyyyyyyy… lo que me ha dichooooooooooooo…

      Si tanto les molesta a los neoliberales que se les llame así, que se lo hagan mirar.

      Respecto a usted, Agente T, cuánto me he reído con sus líos de cifras, pero cuánto, sí señor. Eso sí es tergiversar datos. Porque todas las cifran que manejan los analistas insisten tozudamente en que el 75% del fraude fiscal de este país lo llevan a cabo las grandes empresas. Las grandes empresas. Efectivamente: el autónomo, el chapuzas o el tipo desesperado que hace cinco años -o diez- que no encuentra trabajo, también trabajan en negro, pero eso representa el restante 25%. Nadie le niega que defraudan, nonononooooooo, pero sólo representan el 25% restante. ¿Que a usted le joroba que los datos le lleven la contraria? Pues nada, hombre, a manipular. Al fin y al cabo, esta ha sido la costumbre inveterada de la derecha de este país, no sé de qué me escandalizo.

      Como lo de que «el fraude fiscal en España es patrimonio de todos». Me suena igual igual a eso de que todos tenemos la culpa de esta crisis porque hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades, y de que no hay alternativa a los recortes y a las políticas de austeridad… ay que me río… pero cuánto me río… ¿de verdad usted se cree eso? ¿De verdad usted se cree toda esa sarta de mentiras que nos están intentando hacer creer por el método de la repetición mántrica ad náuseam desde hace ya unos cuantos años? Oiga mire, dos dedos de frente hace años que tengo, de verdad, y eso no me lo trago por muy temprano que me levante.

      Y respecto a lo de si sobran funcionarios (que por cierto: a ver si hablamos con propiedad y empezamos a denominarlos empleados públicos, porque recortados y puteados lo han sido todos los empleados públicos, de los cuales -me faltan datos, pero calculo- que sólo la mitad deben ser funcionarios de carrera, es decir: tienen el trabajo asegurado. El resto son empleados a los que pueden echar en cualquier momento y a los que, encima, han recortado igual, o más incluso, que al resto), por supuesto que no sobran, es más: habría que crear, si queremos salir de la crisis, miles de puestos de trabajo público. Más personal sanitario, asistencial y docente. Eso, para empezar. En épocas de crisis ¿cómo han remontado, históricamente, los estados deprimidos? Creando puestos de trabajo público. En Francia ya han empezado a hacerlo, sin ir más lejos.

      Y por último: al próximo que menosprecie la labor del doctor Navarro le conmino a que demuestre públicamente, con datos, que su labor académica no es más que notable. Otra cosa es que el doctor Navarro es un economista a quien se le transparentan sus ideas políticas. Y que esas ideas políticas no son las del poder, ergo no gustan nada, porque descubren pasteles que convendría mantener bien ocultos. Y que la mejor manera de silenciar a alguien -o de intentarlo, al menos- es el desprecio (y como muestra de lo afirmado, un botón: http://www.vnavarro.org/?p=8198).

      Claro que no sé de qué me extraño: en este espacio he visto resurgir más neoliberales defensores del gran capital de los que me he encontrado en mucho tiempo. Y luego dicen que es Javier Ozon quien rebaja el nivel de Jotdown… ay cuánto me han hecho reír ustedes, de verdad!!!!

      • 1. Los números no son tu fuerte. El PIB de este país es 1billón aprox. la economía negra supone el 25%, que son 250.000 millones, si el fraude fiscal de las grandes fortunas es de 90.000, donde está el resto de 160.000 millones? Tic tac tic tac…

        2. Obviamente, tampoco estas familiarizada con el mundillo de la empresa. Yo sí. He visto fraudes en casi todo lo imaginable, de hecho, es raro la PYME que no contabilice algún gasto indebido para dar menos beneficios de los reales. Es muy, pero que muy habitual, que los propietarios de pequeños negocios carguen gastos propios a sus empresas, con eso consiguen dos cosas: Se desgravan el IVA, y disminuye el beneficio para pagar menos en el impuesto de sociedades. Además, el fraude es triple, ya que si cobraran ese dinero en dividendos como es lo ético y contablemente correcto, lo tendrían que tributarlo en el IRPF, y este impuesto es más gravoso que el impuesto de sociedades. Y los autónomos, que tributan necesariamente por el IRPF, tienen el chichinado de la tributación por estimación objetiva comentado anteriormente, que es el coladero de fraude más vergonzoso que puedas ver en tu vida. Si piensas que sólo defraudan las grandes renta, eres una ilusa.

        3. Efectivamente, vivimos por encima de nuestras posibilidades, pero no un poco, no, lo hicimos A LO GRANDE. Así, en mayúsculas. ¿Me lo invento? Ya quisiera yo que fuera mentira. La prueba la tienes en la balanza comercial. En la época de esplendor del endeudamiento consumíamos un 10% más de lo que producíamos, es decir, nuestra balanza comercial era negativa en un 10% del PIB casi, cosas que traíamos de fuera. No es una cifra pequeña, no, FUE LA CIFRA MÁS GRANDE DEL MUNDO. Lo pongo en mayúsculas para que lo memorices bien en la cabeza, la fiesta que nos pegamos no tiene parangón en el mundo desarrollado, ni subdesarrollado. Gracias a esa locura de consumo y construcción, ahora arrastramos una hermosísima deuda exterior del 100% del PIB, que también, dicho sea de paso, ES LA MAYOR DEL MUNDO en términos relativos. Esa deuda, la tendremos que devolver, y te diga la cosa más terrorífica: Con todo lo que hemos sufrido en estos 4 años de crisis, aún no hemos empezado a pagar ni un duro de esa deuda, cuando a empecemos a devolverla en serio, se va a cagar a perra. Y lo que queréis vosotros es seguir consumiendo, seguir con la juerga, seguir con el endeudamiento, y luego echarle la culpa a los ricos, y a los políticos, y a quién caiga.

        4. Los funcionarios van a tener su dosis de dolor, igual que la han tenido los del sector privado. Las vacas sagradas tienen que terminarse. No puede ser que en el sector privado estemos sudando sangre desde hace 4 años y en el sector público monten saraos del copón cada vez que a un político, sensatamente, se le ocurre bajarle el sueldo o quitarle la paga extraordinaria al funcionario de turno. Hay que empezar a cambiar la mentalidad, los funcionarios los pagamos nosotros, los del sector privado. No los pagan los políticos, los pagamos nosotros, y si el déficit es de un 9% y hay que quitar la paga extraordinaria y echar a la calle a los que haga falta. Lo que no es sensato es seguir endeudando a la administración, que repito, somos todos, sólo para pagar gasto corriente. Eso es una locura que no tiene nombre. Esa deuda la cargarán en sus hombros nuestros hijos, y nietos.

  35. Querido T:

    1.- ¿Se ha molestado en echarle un vistazo al link que he añadido al final de mi respuesta a la suya? Ahí tiene detallado, por alguien con más criterio y luces que yo, de dónde sale el dinero que el Estado recauda. Échele un vistazo, échele.

    Respecto al agujero negro de los 160.000 que usted menciona: cuando logre hacerme creer que si un 75% de x es 90.000, el 25% de esa misma x son 160.000, después de que todos los estudios serios -de colores diversos ¿eh? rojos rojísimos y azul FAES- sitúan el fraude fiscal de autónomos y PYMES entre un 8 y un 25%, entonces, quizá, empezaré a creer en peces voladores.

    Por si necesita más información, ande, más: http://www.vnavarro.org/?p=7415

    2.- Precisamente porque conozco todo tipo de autónomos, y de empresarios -incluso empresarios que van a la huelga general en contra de la reforma laboral, ahí es nada-, y de diversos campos, afirmo lo que afirmo. ¿Que la gente defrauda? ¿Acaso he sostenido antes lo contrario? Pero hombre de dios, igual será que el pintor no te cobre el IVA a que una gran empresa deje de declarar millones y millones de euros y además se largue con una cantidad obscena de dinero a un paraíso fiscal. Igual igual. Bueno, igual no: porque para el fraude de los primeros Hacienda destina muchísimo más personal y esfuerzos que para el fraude de guante blanco de los segundos. Y es que siempre ha habido clases, y estos segundos toda la vida han alardeado de no declarar, no pagar…

    Pero oiga, vamos a ver ¿de verdad usted cree que me chupo el dedo? ¿De verdad de verdad se cree -es que me parece tan asombroso que me hago cruces- que la culpa del enorme fraude fiscal no es de los pobrecitos señores grandes empresarios que tributan miseria y menos -o directamente nada- y que encima vuelan el dinero de este país? ¿Que todo es culpa de la maquiavélica señora de la limpieza y el fontanero, que se están haciendo de oro a costa de todos los españoles? Pues nada, siga así, siga creyéndolo, siga. De esta elevamos a un altar a Emilio Botín&CIA.

    3.- Y dale con que vivíamos por encima de nuestras posibilidades. ¿QUIÉN vivía por encima de sus posibilidades? Porque yo conozco mucha, muchísima gente que para nada. ¿O es que todo el mundo en este país se embarcó en una hipoteca para un piso de un millón de euros ganando mil quinientos, viajaban tres o cuatro veces al año fuera de España y consumían a espuertas? Venga por favor. Eso es insultar a un elevadísimo, amplísimo sector de la población que jamás actuó de la esta manera. Y esto, por lo que se refiere a la deuda privada. No hablemos ahora de la deuda pública y de la deuda de bancos y grandes empresas ¿O es que todos los españoles son culpables de eso, también? Claro que sí!!! Sí hombre sí, ale, ale. Como diría mi abuela, para ti la perra gorda. ¿Fiesta de consumo y construcción? Claaaaaaaaaaaaaro, y la población es culpable de eso, cómo no. No los cuatro que tomaron las decisiones de construir como enajenados, no, sino todos, absolutamente todos. Pero quien va a pagar el pato no son los cuatro que mandaron este país a la mierda y se enriquecieron -y siguen haciéndose de oro, no lo olvidemos, y seguirán!!-, sino toda la población. Y así, de paso, se dicen, conseguimos dejar a esos pobres pringaos sin derechos sociales -y si es a niveles decimonónicos, mejor que mejor; y además: qué es eso de que el hijo de un panadero llegue a abogado o a catedrático, dónde se ha visto-, los empobrecemos a lo bestia, mandamos al carajo el estado del bienestar y allá paz y después gloria.

    4.- El único modo de que un país salga de una crisis bestia como esta -insisto- es que el estado se deje de recortes que sólo hacen que hundir la economía más y más -vamos: como estar metido en un hoyo y pretender salir de él excavando, en vez de trepando- y cree empleo público. No sobran empleados públicos: faltan empleados públicos. Que se deje de privatizar y se empiece a nacionalizar. La Seguridad Social española, referente mundial, ahora resulta que funciona de pena. Venga por favor, si así fuera no se la estarían disputando como buitres carroñeros. Por no hablar de la educación, cuando los profesores -en la pública y en la concertada, desde guardería a nivel universitario- se dejan la piel en las aulas.

    Está visto que su discurso destila un tremendo rencor hacia la función pública. Rencor y me temo que bastante, bastante desconocimiento. El resentimiento le está restando objetividad. Pero escuche: un país en el que la sanidad, la asistencia social, la I+D y la educación pública no son punteras, en el que el estado del bienestar no cubre ampliamente las necesidades básicas de la población, es un país que se rige por principios económica y socialmente equivocados y moralmente indignos.

    Y de esas tareas quienes se ocupan son los empleados públicos. En un altísimo porcentaje trabajando más horas de las asignadas, y con una vocación a prueba de bombas y ataques neoliberales: de esos que igual acaban venciendo, pero que no convencerán jamás.

    • Galahat

      Menos mal que no soy la única que se está quedando ojiplática, porque hasta los artículos del «Wall Street Journal», el «Financial Times» y un artículo de un profesor de Harvard del «New York Times» me estaban empezando a resultar progresistas comparados con algunas de las cosas aquí vertidas. Ni en la época dorada del thatcherismo… y esto con la que está cayendo.

  36. No puedo estar más de acuerdo con usted, M. T. ¿Y qué quiere que le diga? Uno puede soportar estoicamente que le envíen al paro por hacer huelga; puede incluso contemplar una, dos, las mil reformas laborales que hagan falta para seguir sin crear ni medio empleo ni para jóvenes ni para viejos; también ver como se deteriora la calidad democrática a fuerza de porrazos y multas; incluso contemplar como la educación y la sanidad públicas son hundidas a la altura del bono basura -y no precisamente por culpa de sus profesionales, verdaderos Quijotes frente a gigantes, molinos y lo que haga falta-; como también puede -fíjese lo que le digo- soportar la enésima trola del des(Gobierno) más mentiroso de la historia reciente (y eso que no les dejaron el listón bajo); pero eso sí, ¿qué habremos hecho, pobres de nosotros, para haber sido merecedores de esta creciente plaga de comemantras hijos de FAES, emperrados en aburrirnos y torturarnos con sus mendaces argumentos, como si no tuviéramos bastante con seguir pagando los desmanes de quienes defienden?

  37. yorch

    Pues yo creo que el articulista se ha quedado con todos vosotros, panolis.

  38. Edgar

    Si me permitís un inciso en el interesante debate entre MT y Agente T, pienso que la solución a todo esto la sabemos todos, incluso los políticos, pero no la van a aplicar porque serían ellos los grandes perjudicados.

    Además de proteger y apoyar al emprendedor (no puede ser que se tarde menos en montar una empresa en Burundi que aquí) haría falta una reforma profunda de la administración pública. Límite de contratación para políticos en las administraciones (no lo hay, un alcalde puede contratar a 200 personas de personal de confianza y ninguna ley se lo impide), reducción drástica de chiringuitos públicos inútiles, crear una ley que permita echar a funcionarios inútiles y vagos (en cuanto se echase a dos o tres el resto tomarían nota a la velocidad del rayo, por no hablar del lamentable absentismo laboral)etc. etc. Y la joya de la corona: 17 administraciones autonómicas donde está todo duplicado. Somos el país del mundo con más medios para apagar incendios y el más descoordinado…por ahí está la ruina de este país. Ah, que nos hemos dado cuenta ahora…

    Una vez hecho esto pues podríamos hablar de crear empleo público. Y lo que le fastidia a la gente es que mientras en Gran Bretaña (y después en Francia) lo primero que hicieron fue suprimir coches oficiales, cuchipandas…etc. aquí se hace a cuentagotas y a base de montar cristo todos los días. Que los políticos no tienen culpa? No te lo crees ni tú. Pero lo triste es que son el reflejo de la sociedad, y que la gente tiene que cambiar la mentalidad. Protestamos por gilipolleces y nos movemos por el pan y circo. Pienso que nadie tiene la fórmula mágica a todo esto, es más complejo de lo que parece.

  39. Fulgencio Barrado

    Es llamativo el «vivimos por encima de nuestras posibilidades», cuando hasta los más sesudos expertos se asombran de que la morosidad de las familias haya crecido apenas un 1%. Ya se que la experiencia personal es eso «experiencia personal», pero todavía hace poco me comentaba un bancario como le concedías un crédito para una promoción a un constructor, ganaba casi el doble con esa promoción, y, para la siguiente, en lugar de invertir ese beneficio, lo detraía a saber como, y volvía a pedir más crédito para la siguiente, hasta que al final…., historia escrita.
    Seguro que habrá habido gente que ha vivido por encima de sus posibilidades, aunque esto es muy ambigüo, ya me dirán Vds. a que llaman «por encima de sus posibilidades», pero aún aceptándolo, no creo que haya sido en mayor medida que en otras épocas.

  40. Simplemente genial de verdad. Dices verdades como puños y todos aquellos que lo niegan es porque les interesa esta crisis.

    Felicidades.

  41. HeidilaBastarda

    «De todo eso no se suelen ocupar tales articulistas, como si la culpa fuera únicamente de la clase media y su manía de aspirar a un hogar. Tampoco se dice que la primera vivienda constituye un derecho inalienable recogido en la Constitución».

    No es del todo exacto. El artículo 47 CE menciona «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho (…)».

    Por tanto, se habla de acceso a la vivienda, pero no se dice nada de «propiedad». Existen otras formas de acceder a una vivienda, como el alquiler. Pese a que en nuestra mentalidad ibérica esté grabado a fuego el «pisito que dejar a los hijos cuando me vaya».

    En la fiesta del exceso del crédito, cuya resaca vivimos ahora, hubo una doble responsabilidad; la de quienes pusieron las bebidas en la barra, los bancos que dieron crédito a todo pichote, y la de quienes bebieron demasiado, los que firmaron hipotecas desmesuradas por pura ignorancia, inconsciencia o estupidez.

    Cosa distinta es que la Ley Hipotecaria establezca unas consecuencias excesivas ante el impago de la deuda. Pero deberían, repito: deberían, ser conocidas antes de firmar una hipoteca. Estoy de acuerdo en que, quizá, debería reformarse para evitar abusos de la parte fuerte, la entidad financiera. Pero eso no debe significar una dilución de la responsabilidad individual del deudor.

  42. Fulgencio Barrado

    El igualar la responsabilidad de las familias compradoras de viviendas con la de los bancos, no hace sino abundar en la ignominia en la que se ha convertido este asunto de la burbuja inmobiliaria. Comparar la situación del banco o de la constructora, ambos con capacidad de sobra para influir en el precio y la accesibilidad del consumidor a la vivienda, con la situación del comprador, es una irresponsabilidad reconocida por las propias leyes, desde la hipotecaria, a la de la edificación, pasando por la de condiciones generales de la contración. Y todo ello sentenciado diversas veces por el Tribunal Supremo. Aún así, existe tal descompensación entre una parte y otra, que a pesar de todas las medidas «proteccionistas» legales y judiciales, la banca sigue siendo el gran ganador. La propia UE en reciente dictamen ha tachado de abusivo el procedimiento de ejecución hipotecaria español, por detraer del mismo la tutela judicial efectiva; un derecho inalienable recogido en la propia constitución. La ley hipotecaria no es la que establece las consecuencias del impago de la deuda, son el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil, las de establecen la responsabilidad universal del deudor, y el procedimiento de ejecución, respectivamente. Pero es que el propio CC recoge en otro de sus artículos la morosidad no culposa, limitando dicha responsabilidad universal. La ley de Condiciones Generales establece la nulidad de las cláusulas abusivas de los contratos (entre ellas estaría la inmensa mayoría de las veces la de intereses de mora desorbitados, y la ejecuciones por impagos de apenas uno o dos meses); pero es que para ello han de ser declaradas como tal por un juez, y el procedimiento ejecutivo ordinario, anula dicha posibilidad, al no ser un juicio declarativo. En reciente sentencia del TS que anuló la polémica sentencia de la AP de Navarra acerca de la Dación en pago, se manifestaba, en sus dos últimos párrafos y en el voto particular, que si lo alegado hubiese sido la no culpabilidad del deudor en el impago, la responsabilidad universal no hubiese sido aplicable, y la deuda se hubiera satisfecho con la casa, además de manifestarse igualmente lo abusivo de las cláusulas que llevaron a la ejecución (que elevaron con gastos e intereses la deuda muy por encima del valor del inmueble, tasado ya de mano en más de lo que se debía).
    Que la responsabilidad entre los bancos y los usuarios no es equitativa, es un hecho reconocido legal, judicial y cabalmente. Está por escrito en dictámenes, sentencias y en el texto de las leyes.
    Que en el mercado de la vivienda la influencia de los bancos y constructores (que muchas veces acaban de hecho siendo los mismos) es enorme, y que son los que verdaderamente marcan los precios, es un hecho incontestable.
    Que el acceso a la vivienda en España, sea de alquiler o en propiedad, lo definen ellos, lo mismo.
    No defiendo al que compró un inmueble para especular (que indirectamente es culpable de la escalada de precios), pero el que compró «su vivienda», no puede ser tratado por igual.
    En el contrato de hipoteca-compraventa, uno es regulador del mercado, además de contratante, y el otro es simplemente el comprador.

  43. Galahat

    http://www.cincodias.com/articulo/empresas/empresas-ibex-35-operan-paraisos-fiscales/20120209cdscdsemp_14/

    http://www.bde.es/f/webbde/SES/estadis/eff/eff2008_be1210.pdf

    Recoge el Boletín Económico del Banco de España de diciembre de 2010 el siguiente dato (pág. 51):

    «Por otra parte, en el primer trimestre de 2009 un 50,1% de los hogares tiene algún tipo de deuda y el importe mediano pendiente es de 36.000 €. Los grupos con menor probabilidad de tener deudas son los hogares en el tramo inferior de la distribución de la
    renta (16,5%), los mayores de 64 años y los jubilados. Por el contrario, el porcentaje de hogares endeudados entre los hogares de 35 a 44 años alcanza el 72,3%»

    Para empezar, parece que la mitad de la población no tenía ningún tipo de deuda, luego esa frase tan genérica de que «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades» habría que matizarla «muy mucho». No es casualidad tampoco que entre los más endeudados aparezcan quienes se compraron la casa en pleno boom inmobiliario, con los precios disparados y un montón de «personas de bien» aprovechando la coyuntura para hacerse millonarios.

    Pero es que, además, los que «bebieron demasiado» van a pagar el exceso de bebida con un deshaucio y la deuda todavía pendiente con el banco (esa es la marca España). Los que pusieron las bebidas en la barra, ya se están encargando de declararse «insolventes» con sus millonarios beneficios bien guardados en paraísos fiscales o puestos a nombre de otro; y, los de los créditos, sin problema, ya han sido convenientemente rescatados con dinero público y el beneplácito de los del «no intervencionismo»; los de los Consejos de Administración se han ido bien retribuidos por no saber de que iba la cosa y, el pez más gordo, sigue batiendo records de discriminación positiva por ser un grandioso inepto de familia adinerada con un consolidado tráfico de influencias. Al menos la «Businessweek» le ha colocado entre los 5 peores CEO de 2012. Y eso que tiene un MBA.

  44. Me encantan los trolls llamando «pijo ácrata» al autor sin datos ni mariconadas de esas. Q.E.D. como una casa. Empiezo a pensar que él mismo les ha dictado lo que debían poner para ratificar las tesis del artículo.

  45. Lampracio

    Por fin claridad, exactitud y rigor.
    Solo quien conoce de lo que habla puede poner de relieve la evidencia de lo que afirma y a esta solo se puede oponer o la necedad, siempre atrevida, por cuanto que el necio es el más desgraciado de los tontos por desconocer su tontería y por tanto el sujeto del que más partido y del que más provecho sacan los «listos», o bien se oponen a los que dicha evidencia perjudica en sus intereses.
    No le extrañe, por tanto, los comentarios que delatan al necio o al profesional de la confusión, para este, su prístino y esclarecedor artículo.
    Felicidades por el mismo.

  46. Amante de Febricia.

    Compruebo en la mayoría de comentarios contrarios al artículo que inciden mucho en la corrección o el sentido del término neoliberal.
    Podríamos dar diferentes apreciaciones del término según es entendido por la mayoría de la gente, y sabido es que esto del lenguaje se rige por principios democráticos, es decir, por lo que opina o piensa la mayoría que llega a un consenso sobre lo que significan las palabras y que en ese sentido la usan. Con lo cual, estaríamos tocando de refilón una de las críticas que reciben los «estirados» economistas o aquellos que quieren presumir, sin aportar ningún conocimiento, de que conocen dicha ciencia. Porque dicha ciencia da prestigio hoy en día, y pisaverdes presumidos los ha habido siempre. Me refiero a la jerga técnica que usan para describir una realidad económica que en términos empíricos es desastrosa y que dicha ciencia y dicho lenguaje oscuro, propio de sectas religiosas que están en posesión de un secreto no a todos accesible, no sólo es incapaz de solucionar sino que ha sido la causa directa, con sus errores, de tal desastre.
    Aclaremos por tanto que entendemos la mayoría por neoliberalismo.
    Dentro de la ciencia económica se designa así a la continuidad de la Escuela Austriaca , posteriormente trasladada a la Escuela de Chicago, cuyos máximos ideólogos (sí, ideólogos) son figuras como von Hayek o Friedman, y que se basa en fórmulas matemáticas que según ellos son capaces de predecir los comportamientos de los mercados, y según la realidad ha demostrado son una pura basura que sólo vale para llevar a la mayoría a la ruina y a unos pocos a hacerse extremadamente ricos. No olvidar que von Hayek estuvo becado, ayudado, promocionado por familias tan filantrópicas como los Rostchild.
    También se usa el término neoliberal para diferenciar a estos ácratas económicos, que no quieren ningún control estatal, de los liberales políticos. No sólo no son la misma cosa sino que muchas veces neoliberalismo económico y liberalismo político se contradicen en sus principios. Para los primeros, por ejemplo, libre mercado no es sinónimo de democracia y prefieren siempre el libre mercado a la democracia, pues esta, piensan, no es más que la tiranía de las clases medias para el reparto de la riqueza (von Hayek). Un liberal político siempre será demócrata.
    Interesa confundir neoliberalismo económico con liberalismo político porque así esa escuela económica e ideológica se arma con los argumentos del liberalismo político, la libertad sobre todo, para lanzar su discurso ideológico que no responde más que a la rapiña y explotación de los más débiles por los más fuertes económicamente.

  47. Cantabro303

    Para Javier Ozón:Le felicito por su artículo,aunque tiene que ser duro exponerse a los listillos que en vez de argumentar insultan.Espero que no se desanime por esos comentarios despectivos sin piés ni cabeza y que siga iluminándonos con su buen criterio.Un afable saludo.

    • pescado

      Para los que dicen que el neoliberalismo no existe:

      neoliberalismo:

      1. m. Teoría política que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado.
      Del diccionario de la RAE.

      Y quiero recordar que el origen de la crisis está en la negación de lo que pasa… pero también de lo que se es.

  48. Sol Invictus

    Sólo un neoliberal estará en desacuerdo con el uso del término «neoliberal». ¿Sentido despectivo? Absoluto. Los desastrosos resultados históricos, de Chicago a la actualidad, hablan por sí solos.

  49. Después de leerme todos los los comentarios observo atónito que el autor acierta de pleno sobre todo en la afirmación de que los neolinerales y seguidores solo saben rebatir con la confusión, el descrédito y la falta deliberada de datos que refuten su argumentación.

    La risión!

  50. Los comentarios dan para mucho, pero sólo hablaré de esa idea que algunos sueltan de que a los funcionarios no se les puede pagar. Eso es manifiestamente falso, ya que no nos gastamos más dinero que el que tenemos. Otra cosa es que dentro de los muchos y variados gastos que tenemos, consideremos que las nóminas de los empleados sean prescindibles. Pero dinero para pagarles hay y sobra. Por mucho que los elementos más liberales de nuestro país, casi todos funcionarios o chupando del Estado por cierto, repitan como loros lo mismo.

    Que uno de los países con mayor PIB de Europa no pueda pagar a una de las más modestas plantillas de empleados públicos de Europa es un argumento flojito. Pero bueno, sobre empleados públicos hay demasiados mitos y pocas certezas. Cuando lees a alguien hablando de «una ley que permita echar a funcionarios inútiles y vagos» te das cuenta de que la gente no tiene NPI.

    Pero es lo que hay.

  51. Marcos

    Sóis (somos) todos unos inocentes por no decir una pandilla de «tontorrones». Vivimos en una sociedad que se desarrolla sobre las mentira y las trampas; los que marcan el ritmo del baile lo hacen a su antojo, imponen reglas a su gusto y sobre sus necesidades.
    Solo hay una solución… REVOLUCIÓN! pero como somos una pandilla de desorganizados y cobardes vamos a seguir siendo el conejillo de indias de las clases poderosas… los poderes fácticos que estan por encima de todo.

  52. San Agustín

    Dejad de hablar de teología

  53. AGENTE X

    Artículo escrito por un profano en Economia que únicamente ha bebido de la doctrina del keynesialismo sin tener en cuenta otras fuentes; Interesante que lea algo de la escuela austriaca, para saber que es ser liberal de verdad y una vez que entienda un poco como funciona realmente la economía, ruego vuelva a escribir sobre el tema……Lo aquí escrito, no es novedoso, lo dicen todos los días en la inmensa mayoría de la prensa escrita, en tv, universidades, etc….

  54. AGENTE X

    
    Esto es la otra optica que deberías tener en cuenta ….contrasta tu articulo con este otro y luego escribe algo al respecto

    PUblicado el 19 noviembre 2013 por Juan Ramón Rallo

    No voy a ser yo quien minimice la extrema gravedad de la situación económica que se encontró el PP cuando llegó al poder, hace hoy justo dos años. Nuestro país parecía irremisiblemente condenado a quebrar e incluso a salir del euro debido a la explosiva combinación de tres burbujas cuya hinchazón se había venido gestando desde 2001 y cuya explosión se había retrasado en gran medida hasta 2012.

    La primera de esas tres burbujas era la financiera: durante largos años nuestros bancos y cajas sobreexpandieron el crédito hacia nuestra economía, gracias a la financiación barata que les proporcionaba el BCE. La segunda era la productiva: el crédito barato de la banca distorsionó por entero nuestro modelo productivo, escorándolo hacia el infladísimo ladrillo. Y la tercera fue la estatal: los ingresos extraordinarios del Fisco engordaron tanto durante los años de falsa bonanza que nuestros políticos se permitieron consolidar unos niveles disparatados de gasto público.

    Todos los problemas de la economía española se reconducen a estos tres desequilibrios: banca descapitalizada, desempleo y quiebras en masa, déficit público desbocado. Tres problemas que tanto dentro (votantes) como fuera (votantes financieros: inversores) se esperaba el Partido Popular resolviera tan pronto como desplazara a Zapatero, devolviendo así España a la senda de la estabilidad. La tarea no era sencilla, pero sí política y éticamente exigible: recapitalizar la banca a costa de sus acreedores y no del contribuyente, liberalizar completamente la economía (en especial, el mercado de trabajo y el energético) y acelerar la reducción del déficit público mediante un recorte del gasto centrado en la reforma en profundidad del mal llamado Estado de Bienestar.

    Pero, para sorpresa de muchos, y no tanto para la de otros, el PP apenas movió ficha durante sus primeros meses en el Gobierno: De Guindos impuso diversas provisiones a los bancos que no explicó cómo iban a poder cubrir; la reforma laboral se quedó a medio camino y el resto de vitales reformas (como la energética) ni se llegaron a plantear; y los presupuestos de 2012 no sólo se retrasaron por razones electoralistas hasta pasadas las autonómicas andaluzas, sino que apenas contuvieron recortes del gasto; sí incluían, en cambio, salvajes subidas de impuestos.

    Fiasco gubernamental que se plasmó en decepción interna y externa: los votantes no pudieron retirar a posteriori su confianza a Rajoy, pero los inversores en deuda española sí pudieron hacerlo… y lo hicieron. Pocos meses después de que el PP llegara al poder, la desbandada no tuvo precedentes: convencidos de que, por culpa de la inepcia socialdemócrata del PP, España iba inexorablemente a quebrar –déficit público por las nubes, banca insolvente y paro avanzando hacia los seis millones–, nadie deseaba estar expuesto a nuestra ruina: los mercados financieros se secaron y el coste de nuestra financiación estalló.

    Pero a mediados de 2012 a Rajoy se le aparecieron dos ángeles: uno en forma de crédito extraordinario de Bruselas para poder recapitalizar los bancos españoles a costa de todos los contribuyentes; el otro, y verdaderamente decisivo, exhalado porMario Draghi al anunciar urbi et orbi que haría “todo lo necesario”para evitar que el euro se descompusiera por los eslabones español e italiano. En el fondo, pues, el banquero central mutualizó la deuda española e italiana con la alemana, permitiendo aplazar el día de autos. Insisto: quien aplazó la bancarrota fue Draghi, no Rajoy y su equipo.

    Desde entonces, los sustos mortales han desaparecido de la economía española: la prima de riesgo ha caído a la mitad; el crédito vuelve a fluir hacia nuestros bancos; la inversión extranjera, que había huido en 2012, regresa algo más confiada en 2013; el sector privado ha dejado de destruir empleo abriéndose hacia el exterior, incluso puede que se expanda tímidamente. Brotes verdes por doquier. Salir del atolladero ya es sólo cuestión de tiempo, pues todas las bases para la recuperación están sembradas gracias a la diligente política económica del Gobierno. ¿O no?
    Fragilidad

    Partamos de un hecho tan deplorable como incontestable: la legislatura popular ya ha terminado. Todo aquello que tenían que ofrecer –bueno, malo, peor y pésimo– ya ha sido desplegado. A unos meses de las europeas, a año y medio de las autonómicas y municipales y a dos años de las generales, ningún político va a sacrificar su poltrona en aras del bien común. Sólo queda aguantar y ver. Por desgracia, para poder ver algo sustancialmente distinto a lo que vimos (y padecimos) en el pasado, nuestros desequilibrios fundamentales deberían haberse corregido y no lo han hecho.

    ¿La burbuja financiera? A pesar de las varias decenas de miles de millones de euros que los contribuyentes españoles hemos insuflado, coaccionados, en las cajas, el problema está lejos de haberse solventado: la morosidad sigue en aumento (ya no solo se concentra en la construcción) y el precio de la vivienda continúa en caída libre, erosionando el valor de los colaterales en disposición de la banca. Ciertamente, las entidades financieras están hoy mucho mejor que hace un año, pero dentro de dos o tres años puede estar peor que antes del rescate.

    ¿La burbuja productiva? Es cierto que nuestro aparato productivo se está readaptando lenta pero adecuadamente: estamos abandonando un modelo insostenible basado en el endeudamiento externo para alimentar el consumo interno y virando hacia otro basado en la exportación para amortizar nuestras deudas exteriores. El problema es que esta reestructuración, que por necesidad debía tomar bastante tiempo, se está prolongado exasperantemente: el sector privado continúa muy endeudado (aunque cada vez menos) y constituye un clamor generalizado la ausencia de financiación para sufragar nuevas inversiones en nuevos productos y en nuevos mercados. Falta libertad y ahorro (que no crédito) para acelerar este imprescindible proceso, pero el PP se ha limitado a consolidar o reforzar la mayoría de regulaciones y a saquear tributariamente al sector privado para evitar pinchar la burbuja estatal.

    ¿Y la burbuja estatal? Pese a los timoratos recortes del gasto y a las sangrantes subidas de impuestos, continúa tan adiposa como siempre. Si Zapatero redujo el déficit del 11 al 9%, Rajoy lo ha bajado del 9 y al 7. Ahí queda todo. Pírrica proeza que nos condena a terminar 2014 con una deuda pública por encima del 100% del PIB y, lo que es peor, con un déficit que continuará disparado por culpa de un sector público sobredimensionado que, paradójicamente, todos los partidos tachan de raquítico y se afanan en prometer incrementar.

    Combinen el estancamiento con el sobreendeudamiento y obtendrán una imagen atinada de la situación: fragilidad. Según las previsiones del propio Gobierno, al terminar la legislatura el PIB y el empleo serán más bajos que al comenzar; la atonía de larecuperación broteverdista habla por sí sola. Esto es lo que tenemos: deudas que siguen acumulándose (sobre todo en el sector público) y riqueza que no llega a crearse para poder reembolsar aquéllas con holgura. Hemos salido (o mejor, nos han sacado) una vez de la suspensión de pagos, pero no hay nada que nos impida regresar a ella; máxime, con dos años electorales y electoralistas por delante, en los que las bancadas liberticidas que pueblan nuestro Congreso (todas) se pelearán por ver quién sube más el gasto y los impuestos, es decir, por ver quién machaca más al sector privado para seguir cebando al público.
    La irresponsabilidad broteverdista

    Llegados a este punto, toca hacer balance: ¿ha tenido éxito el PP? Si medimos el éxito por haber evitado hasta el momento la bancarrota del país, sin duda alguna lo ha tenido. El mismo éxito que podría haber tenido Zapatero de haber continuado en el poder y de haber recibido el espaldarazo de Draghi. Si, en cambio, medimos el éxito de la política económica del PP por cómo ha contribuido a apuntalar una recuperación saludable, resistente y duradera, su fracaso ha sido rotundo. Hasta la fecha, su política económica se ha centrado en rescatar a la banca y a las Administraciones Públicas a costa de familias y empresas, pero ni banca ni, sobre todo, Administraciones Públicas han completo su saneamiento: al contrario, siguen exhibiendo preocupantes y, en algunos casos, crecientes desequilibrios.

    Como sucede con los parásitos, todas las esperanzas del PP están puestas en que el sector privado experimente una recuperación tan vigorosa que le permita seguir sangrándolo para tapar los agujeros presentes y futuros de los sectores público y financiero. Mas el sector privado lo tiene muy complicado para crecer en un contexto de impuestos desproporcionados, regulaciones multiplicadas y ahorro escaso. Si no opera el milagro, las cuentas de la lechera no le saldrán al Gobierno, y, si no le salen, la fragilidad actual se disolverá en dudas y pánico… a menos que se tomen adicionales medidas mucho más impopulares que las adoptadas hasta la fecha y que vayan más allá de lo meramente cosmético y propagandístico (reducción nominal de las pensiones, parálisis de toda obra pública, despido más amplio de empleados públicos y nueva rebaja de sus salarios).

    ¿Estará el PP en posición de hacerlo? Aunque quisiera (que no quiere), no lo haría a estas alturas de la legislatura. ¿Estará en posición de hacerlo el siguiente Gobierno? Si continúa el PP, ni querrá ni podrá (carecerá de mayoría absoluta); si no gobierna el PP, la coalición bolivariana PSOE-IU hará más bien todo lo contrario… caiga quien caiga.

    El panorama es descorazonador, pero lo es por un motivo fundamental: el PP no tomó las duras pero necesarias medidas cuando debía. Ahora ya es políticamente demasiado tarde. Los desequilibrios económicos siguen ahí, pendientes de nuevos ajustes y reformas que nadie traerá. Eso es la irresponsabilidad broteverdista: mantenerte deliberadamente en una posición de debilidad esperando que el viento sople a tu favor y te arrastre hasta la costa. Pero el viento sopla sin fuerza y la balsa continúa llena de agujeros, por mucho que alguno de ellos haya sido chapuceramente taponado.

    Por desgracia para todos, estos dos años que concluyen toda la legislatura del PP pueden resumirse en unas frustrantes líneas: traspaso de los muertos de las cajas y del Estado al sector privado para, con la imprescindible cooperación de Draghi, aplazar –que no evitar– la posibilidad de un desastre final. Más Estado y menos mercado, justo lo contrario de lo que necesitábamos.

  55. ipatiev

    estamos tardando en empuñar las armas y fusilar a todos los politicos sea cual sea su partido y los banqueros y a los borbones todos deberian acabar en campos de exterminio .es preferible ser gobernado por un leon bien nacido que por cien mil ratas de mi especie viva el ESTALINISMO

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