“Sarah Lund es, simple y llanamente, uno de los más grandes personajes femeninos jamás creados” (Daily Telegraph)
“Forbrydelsen ha revolucionado lo que puede hacerse con el más trillado de los géneros, el whodunit, y Sarah Lund ha redefinido el personaje de mujer policía. De hecho, ha redefinido a los personajes femeninos protagonistas en general” (The Independent)
Pueden ustedes creerlo. No soy yo, son diarios británicos hablando en estos términos de una serie danesa y su protagonista.
Los Estados Unidos no son el único lugar del que están surgiendo series dramáticas de primera división. Las propias cadenas norteamericanas son conscientes de ello y recientemente las hemos visto producir diversas adaptaciones de series extranjeras, como la muy interesante Homeland, basada en un show israelí. La poca afición del público estadounidense a los subtítulos provoca que ciertas grandes series no habladas en inglés sean rodadas de nuevo con actores americanos. Sin embargo, estas nuevas versiones no siempre se acercan a la excelencia del original y en ocasiones naufragan en el intento de adaptarlo al inglés, especialmente cuando ese original resulta prácticamente inigualable. Tomemos por ejemplo la cadena AMC, que ha cosechado infinidad de elogios con producciones propias como Breaking Bad o Mad Men y que ha sido una de las más certeras en seguir la estela de calidad marcada hace unos años por la HBO. No obstante, AMC ha despertado reacciones encontradas con The Killing, que es su adaptación patria de una serie policíaca procedente de Dinamarca, Forbrydelsen. Casi todos los críticos que han visto ambas versiones han descargado no pocos palos sobre la relectura de AMC, lo cual puede dar una idea del nivel al que se mueve la original. Y efectivamente, Forbrydelsen —muy especialmente su primera temporada— puede incluirse perfectamente en una lista de las más grandes series dramáticas que se hayan producido en el continente europeo y de los mejores productos televisivos en los últimos años a nivel mundial.
Forbrydelsen, expresión que según dicen quienes entienden el danés podría traducirse como “El crimen”, se estrenó en Dinamarca en el año 2007. Desde entonces hasta hoy solo se han completado tres temporadas (obviamente la serie se produce de manera discontinua) y actualmente se acaba de emitir la tercera, que por lo que parece será la última. En su país de origen está considerada una de las mejores series nacionales jamás producidas, si no la mejor. Para ilustrar su éxito entre los telespectadores daneses baste una significativa anécdota: en su primer año de emisión estaba previsto narrar el argumento a lo largo de dos temporadas separadas, cada una consistente en diez episodios de una hora. Sin embargo, cuando estaba llegando el final de los primeros diez episodios el público se soliviantó tanto al saber que tendrían que esperar varios meses para conocer el desenlace de la historia que la productora decidió rodar de inmediato los diez capítulos siguientes y emitirlos para aprovechar el tirón. Este es el motivo de que la primera temporada de Forbrydelsen se prolongue nada menos que durante veinte capítulos de una hora, mientras que la siguiente temporada se limita a la duración más habitual de diez episodios. Además del éxito en su propio país, la serie obtuvo una notable repercusión en lugares como Alemania, Austria, etc. Eso sí, el verdadero trampolín para su fama internacional fue el fulguramte entusiasmo que despertó en el Reino Unido. Entre los británicos Forbrydelsen se convirtió en un auténtico fenómeno: la emisión de su primera temporada en UK desbancó a la norteamericana Mad Men y obtuvo un estatus de culto incluso superior al que ya gozaba en la propia Dinamarca, pero más adelante ya hablaremos sobre la fiebre que Forbrydelsen y su protagonista despertaron en aquel país.
Resumir la primera temporada de Forbrydelsen resulta relativamente fácil: narra una investigación policial que intenta encontrar al autor de la brutal violación, tortura y asesinato de una estudiante de diecinueve años. La serie transcurre casi en tiempo real, en el sentido de que sus veinte episodios cubren un periodo de veinte días desde el descubrimiento del cadáver hasta la resolución del caso. A lo largo de ese tiempo la serie desarrolla tres líneas argumentales principales: por un lado seguimos las pesquisas policiales y el empeño de los agentes para recomponer un enmarañado rompecabezas de pistas en una investigación que —para desesperación de los policías y de todos los implicados— se torna progresivamente más caótica y enrevesada. Por otra parte hay una subtrama política en la que se nos muestra cómo el turbio asesinato se entremezcla con la campaña electoral de los comicios por la alcaldía de Copenhague. Y finalmente, lo cual añade un grado extra de profundidad al argumento detectivesco, asistimos a los nocivos efectos psicológicos y emocionales que la muerte de la chica tiene en diversas personas, especialmente su familia y más concretamente sus padres.
Por adelantarme a los más críticos: quizá haya quien diga que esta primera temporada de Forbrydelsen no es perfecta, ya que resulta fácil imaginar que al extender un único caso policial en veinte episodios de una hora a veces se estiren más de la cuenta determinados flecos, pero dada la calidad global de la serie eso realmente no tiene ninguna importancia. Además de que casi ninguna serie es perfecta, Forbrydelsen está tan bien escrita, tan bien rodada, dirigida con tan suma inteligencia y tan exquisitamente rematada, que puede afirmarse sin ningún rubor que está entre lo mejor que se ha producido en televisión en años. Su factura es sencillamente impecable: de no ser por el idioma, por las localizaciones y porque todo el mundo tiene un apellido como “Larsen”, podría perfectamente pasar por un producto estadounidense de primera calidad (aunque, como decíamos, el “remake” americano no ha conseguido ni de lejos recrear el nivel del original). Dicho de otro modo: este producto danés no tiene nada que envidiar en absolutamente ningún sentido —excepto quizá en la rápida repercusión internacional— a las series similares que se hayan realizado en EEUU.
Con todo, Forbrydelsen es inconfundiblemente europea. Es cierto que está planificada, dirigida y montada muy “a la americana”; incluso el apartado visual (fotografía y demás) imita a lo mejor de los productos de allende el Atlántico. Pero ojo, esto solo significa que los daneses han aprendido bien los aspectos técnicos de las series americanas, y sin embargo lo han hecho sin necesidad de copiar también los defectos. Los españoles quizá nos consideremos muy distintos de los daneses, y probablemente lo seamos… hasta que nos comparamos con los estadounidenses. Forbrydelsen presenta diversas características distintivas con las que cualquier espectador europeo puede identificarse, incluidos los españoles. Para nosotros es una serie mucho más familiar, cercana y efectiva que cualquier cosa que nos llegue de USA. Pero vayamos desgranándolo por partes.
En la primera temporada de Forbrydelsen predominan los diálogos y un sordo suspense teñido de drama. Hay algo de acción, aunque no mucha: yo diría que la justa y necesaria, ni más ni tampoco menos. Desde luego no vemos secuencias de acción superfluas y las que hay, amén de muy bien traídas dentro del argumento, están ejecutadas de manera realmente sobria y convincente, sin artificios hollywoodienses. Pero eso no significa que la serie no sea entretenida y solo alguien con muy poca capacidad de atención podría considerar que el ritmo de Forbrydelsen es demasiado lento. De hecho, la serie no solo no es aburrida sino que resulta progresivamente absorbente y emocionante conforme avanza, conmovedora en algunos momentos y perturbadora en otros. Incluso se le perdona el que en algunos giros argumentales pueda forzar la máquina, aunque para ser honesto esto es algo que uno piensa más bien a posteriori porque Forbrydelsen está tan bien hecha que el espectador se deja llevar y la disfruta enormemente gracias a la sensación de fluidez de su desarrollo. Una fluidez sorprendente, teniendo en cuenta que se trata de una serie con pocas concesiones al divertimento fácil: en su primer año utiliza otros medios que la mera acción para conseguir resultar trepidante. El habilidoso guión consigue que, como espectador, uno se sienta a gusto sometiendo su credulidad a la historia para que esa historia juegue con uno.
Aunque quizá el gran punto fuerte de esta antológica primera temporada es el soberbio nivel de las interpretaciones. Creo que no exagero al afirmar que el reparto de Forbrydelsen es digno de una superproducción de HBO. Prácticamente no hay un personaje que no esté encarnado de manera convincente o, en ciertos casos, sencillamente excepcional. La diferencia con las series americanas que destacan en este sentido, no obstante, es que los actores daneses de Forbrydelsen resultan menos prototípicos. No se busca tanto una caracterización carismática como la pura eficiencia. Los actores son brillantes pero bastante comedidos, muestran poca tendencia a sobreactuar… algo que —podemos convenir— no suele predominar ni siquiera en las mejores series estadounidenses.
“Sarah Lund es brillante, aguda, una mujer extremadamente inteligente. Es una heroína porque es buena en su trabajo y lo termina a cualquier precio. Pero está socialmente discapacitada. No una supermujer en absoluto” (Sofie Gråbøl, protagonista de Forbrydelsen)
Un punto y aparte en Forbrydelsen merece el auténtico núcleo central de la serie, y ese no es otro que su protagonista Sofie Gråbøl. Ella es la actriz que encarna a Sarah Lund, la agente de homicidios encargada de investigar el brutal asesinato de la estudiante. Prácticamente todos los críticos que han visto Forbrydelsen coinciden en que, pese a la alta calidad media del reparto y las muchas virtudes del show, ella constituye el alma de todo el tinglado. Sofie Gråbøl es para Forbrydelsen lo que James Gandolfini es para The Sopranos, lo que Bryan Cranston es para Breaking Bad o lo que Benedict Cumberbatch es para Sherlock. Es decir: sin ella estaríamos hablando de otra serie, así de simple. De hecho, el personaje de Sarah Lund se ha convertido en un icono, especialmente en Dinamarca y el Reino Unido, países donde la fiebre por el personaje ha llegado incluso a tener efectos en la moda (no es broma). Por ejemplo, Sarah Lund suele vestir unos anticuadísimos suéters de lana con bordados geométricos bastante obsoletos, más propios de los años setenta. Este tipo de suéters ya no se fabricaban prácticamente en ninguna parte y los encargados del vestuario los obtuvieron de una empresa de las Islas Feroe. Pues bien: tras la emisión de la serie los suéters al estilo Sarah Lund se pusieron repentinamente de moda tanto en Dinamarca como en el Reino Unido hasta el punto de que los fabricantes no podían hacer frente a la repentina demanda y estas prendas llegaron a venderse a más de cuatrocientos euros la unidad. Por su parte, amén de revivir los jerseys nórdicos setenteros, Sofie Gråbøl ha hecho publicitados cameos en series británicas, como el especial de Navidad de Absolutely fabulous, donde una de las protagonistas de la comedia se autoconvence de que sabe hablar danés hasta que la detective Sarah Lund se le aparece en sueños para desmentirlo, vestida, cómo no, con su ya legendario suéter.
Aunque a los creadores de la serie les sorprendió bastante el enorme éxito logrado en el Reino Unido —incluso miembros de la familia real han querido conocer a Sofie Gråbøl y se han fotografiado con el dichoso jersey— la pasión que ha despertado la carismática policía nórdica no resulta nada extraña. Tal y como afirmaban las citas que abrían el presente artículo, Sarah Lund es sin duda alguna uno de los más grandes personajes femeninos que han aparecido en la pequeña pantalla desde hace mucho tiempo. Y eso que en una primera impresión parece una mujer más bien plana e insignificante —precisamente lo que los creadores de la serie pretendían— que encierra, sin embargo, un enigmático cúmulo de contradicciones y termina resultando más indescifrable que los propios casos que intenta resolver.
Lund es un personaje fuera de lo común, especialmente tratándose de una protagonista femenina. Se salta muchas de las convenciones que solemos asociar con la heroína de una serie, y más tratándose de una agente de la ley. Por lo general, los policías problemáticos y solitarios suelen ser hombres, mientras que las féminas con placa se encargan de compensar los desmanes causados por la testosterona de sus compañeros varones. Pero en Forbrydelsen, de manera muy interesante, se nos presenta el caso contrario: es precisamente la policía femenina la que resulta más compleja e ingobernable. Aunque al principio creemos ver a una mujer más o menos normal, que está divorciada, que es madre de un chaval que está entrando en la pubertad y que está a punto de mudarse a vivir con un hombre con quien parece llevarse de maravilla, iremos descubriendo que en realidad es una persona con serios problemas para relacionarse con sus semejantes, incluido su propio hijo. Y sin embargo, ante nuestros ojos, Sarah Lund hará añicos los estereotipos de la investigadora policial ideal: ni es una buena madre, ni una buena hija, ni una buena novia, ni una buena amiga… es únicamente una buena policía. De hecho, es policía mucho antes que mujer; su personalidad no está tratada desde una perspectiva feminista o reivindicativa, sino sencillamente desde una perspectiva que la analiza como ser humano, independientemente de su género. Sarah Lund no es un personaje mujer, es un personaje; punto. El autor de la serie, Soren Sveistrup, afirmó que estaba harto del prototipo de mujer policía con aspecto sexy que puede batirse el cobre con los asesinos de turno sin despeinarse ni perder el maquillaje, amén de mostrarse en sus horas libres como cariñosísima madre, novia encantadora y amiga admirable que únicamente se transforma en perro sabueso cuando trabaja en un caso.
Desde luego, Sarah Lund no es así. No solo no se preocupa lo más mínimo de su aspecto, sino que su desatención hacia todo lo que no sea resolver un crimen provoca que sus relaciones emocionales sean invariablemente deficientes. Y su carácter no ayuda: es taciturna, reservada y nada comunicativa. Habla más bien poco, hasta el punto de que tiene muchas menos líneas de diálogo que la mayor parte de los demás personajes protagonistas, pese a ser la heroína del show. De un modo similar a un Sherlock Holmes, a Sarah Lund le resbala cualquier tipo de charla social intrascendente y a menudo interrumpe los diálogos de manera brusca cuando ya no le interesa lo que se está diciendo: no es raro verla finalizar una conversación en seco por el sencillo procedimiento de darse la vuelta y marcharse. También tiene la poco civilizada costumbre de colgar el teléfono sin despedirse cuando ya ha dicho lo que quería decir o ha escuchado lo que necesitaba saber. No es que no sea una mujer educada: lo es, pero cuando su atención se focaliza en algo que la obsesiona parece tornarse incapaz de atender a los convencionalismos sociales. Conforme se va sumergiendo en su trabajo se va alejando de sus semejantes y empiezan a aflorar los aspectos más oscuros de su personalidad.
De hecho, el guionista Soren Sveistrup se basó en Clint Eastwood y personajes como Harry Callahan o el pistolero sin nombre de las películas de Sergio Leone para crear al personaje de Sarah Lund. Incluso ha llegado a decir que le hubiese gustado ver a Lund ataviada con un poncho de lana, aunque parece que Sofie Gråbøl no se encontraba muy cómoda con el poncho, así que al final fue la actriz quien optó por aquellos gruesos suéters con insulsos dibujos geométricos que recuerdan al poncho de Eastwood. Tanto el guionista como la actriz han admitido abiertamente que el viejo Clint fue una inspiración para construir a Lund, pero ojo, eso no significa que Sarah Lund sea una versión femenina de Harry Callahan ni mucho menos. Eastwood fue un punto de partida, pero la verdad es que Lund no se parece demasiado a Harry Callahan aunque compartan ciertas características centrales. Por ejemplo, la protagonista de Forbrydelsen apenas ha utilizado su pistola en toda su carrera y en ese sentido sí tiene una actitud más típicamente femenina ante el uso de la violencia. Lógicamente su comportamiento no está guiado por las subidas de testosterona propias de un varón y su conducta ingobernable se explica mejor atendiendo a una creciente obsesión psicológica por resolver sus casos. Aunque es una mujer muy valiente y nunca rehúye la acción cuando se le presenta, no es una super-policía al estilo Callahan. Sarah Lund pasa miedo cuando lo tiene que pasar y se emociona cuando tiene que emocionarse… aunque ambas cosas sucedan con poca frecuencia.
El que Lund rompa con casi todos los estereotipos en cuanto a los personajes de su sexo pero o obstante siga siendo un personaje inequívocamente femenino es en buena parte mérito de la actriz que la interpreta. Durante el proceso de escritura de la serie, Sofie Gråbøl se inmiscuyó de pleno en la construcción del personaje hasta el punto de discutir constantemente con Soren Sveistrup, y Sarah Lund es tan creación suya como del propio autor de Forbrydelsen. Sofie Gråbøl recibió directamente de Sveistrup el ofrecimiento para encarnar a Sarah Lund porque al parecer estaba escribiendo el personaje pensando en ella. Eso sí, hubo en la productora algunos que pensaron que Gråbøl era una elección poco idónea. Tiene una larga carrera a sus espaldas desde que debutó en el cine siendo una adolescente de aspecto desvalido que bien podría haber sido la actriz principal de Carrie (a quienes solo la hayan visto en Forbrydelsen les resultará sin duda curioso contemplarla protagonizando una película con apenas diecisiete años). Cuando la llamaron para Forbrydelsen la actriz estaba ya en la cuarentena, nunca había encarnado un personaje similar y vio la nueva serie como una oportunidad para desmarcarse de algunos papeles por los que había sido conocida en su país: comedias o películas románticas. Ella quería un personaje inusual que le permitiese expresar un tipo distinto de feminidad, bastante alejada de esos estereotipos de ficción de los que, al igual que el guionista, ella estaba también bastante harta. Sin embargo, con un personaje tan distinto de su propia personalidad y en realidad tan inusual para lo que se espera de una mujer en pantalla, Gråbøl tuvo que esforzarse bastante para conseguir meterse en la piel de la particular investigadora. Por increíble que parezca cuando la vemos en acción, la actriz admite que al principio, antes de empezar a rodar, tuvo bastantes problemas: Sofie Gråbøl es una mujer conversadora, incluso risueña, no demasiado parecida a la escasamente simpática policía que interpreta. Lund es circunspecta hasta bordear por momentos un autismo de baja intensidad; apenas la vemos sonreír y ni que decir tiene que reír, lo que se dice reír, no se ríe prácticmente nunca. De hecho, la actriz dice que Sarah Lund “no ha nacido para ser feliz”. Eso sí, en la segunda temporada —que comentaremos después— la vemos por fin reír o algo parecido… durante medio segundo y en una única secuencia. Para que se hagan una idea de lo que es ver a Sarah Lund reírse, a su lado la escuálida risa de Sheldon Cooper parece una sonora carcajada.
Tras debatirse contra toda una tradición de sobreentendidos acerca de cómo debe actuar una mujer que protagoniza una serie, Sofie Gråbøl consiguió finalmente el tono adecuado para su interpretación cuando empezó a inspirarse en la conducta que tendría un personaje masculino, no uno femenino. Gracias a ese cambio de perspectiva pudo romper finalmente con los estereotipos que la constreñían. Eso no significa que el personaje de Lund sea un marimacho ni mucho menos. Gråbøl se inspiró en la conducta masculina, pero no la imitó exactamente. Su personaje es en esencia una mujer muy femenina, solo que esconde los aspectos más tópicos de la feminidad detrás de una apariencia descuidada destinada a camuflar su sexualidad y una actitud distante y arisca. Los aspectos que la actriz adoptó de los estereotipos masculinos son sutilmente adaptados: Sarah Lund muestra una evidente incapacidad para hacer a los demás partícipes de sus sentimientos, ya sean positivos o negativos. Podemos imaginar que en una reunión de amigas (si las tuviese, que no nos consta) ella sería la típica que jamás cuenta nada de sí misma y apenas presta atención a lo que cuentan las demás. Carece completamente de mano izquierda y su repertorio de habilidades sociales es paupérrimo. Fue la propia actriz quien llevó a Lund más allá de lo que estaba escrito en el guión: en contra de la opinión inicial del creador de la serie, Sofie Gråbøl se empecinó en acentuar los aspectos más marcianos de la personalidad disfuncional de la detective. Por ejemplo, el escritor planeaba embarcar a la protagonista en un romance durante la primera temporada pero la actriz, al enterarse, apareció enfurecida en su despacho diciendo “yo soy clint Eastwood, ¡él nunca tenía novia!”. La insistencia de la actriz en que Sarah Lund tenía que ser todavía más asocial, solitaria e impenetrable de como ya aparecía en el escrito inicial fue un auténtico acierto, ya que la rodeó con un aura de misterio que hace del personaje alguien tremendamente enigmático y sugerente. Esto, unido a que el guión opta por no explicar nunca su pasado y por mantener el misterio sobre su vida anterior, hizo que Sarah Lund se transformase en un personaje de una inesperada naturaleza icónica. Sofie Gråbøl afirma que buena parte del atractivo del personaje radica en que el espectador sepa lo menos posible sobre el origen de los problemas de personalidad de la detective e incluso sobre ciertos detalles de su rutina personal actual.
Pero además de perfilar a semejante mujer sobre el papel, obviamente se necesitaba una actriz capaz de tomar ese personaje inexpresivo y sortear su hieratismo para conseguir comunicar cosas al espectador. En manos de otras muchas actrices, Sarah Lund podría haberse convertido en una mujer tan indescifrable que resultaría plana y robótica. Habla poco, gesticula menos y la expresión de su rostro apenas cambia de una escena a otra. Es fría, distante y se oculta tras una máscara, así que constituía todo un reto conseguir que el espectador pudiese entenderla. Por fortuna para el resultado final de la serie, Gråbøl es de esa rara clase de actriz capaz de transmitir un asombroso rango de matices con una única mirada: a través de sus ojos sabemos cuál es la reacción interior de Sarah Lund ante lo que está sucediendo en cada momento, aun cuando rara vez traduzca sus emociones a palabras o gestos reconocibles. Son especialmente asombrosas sus miradas de inteligencia, con las que sin necesidad de mover un solo músculo de la cara sabemos que se está dando cuenta de algo y que ese algo es importante. Su mirada nos dice qué es exactamente lo que está pensando: bien está hallando respuestas, o sospechando de alguien, o sintiendo alarma, o comprendiendo la naturaleza concreta de una situación.
La interpretación de Sofie Gråbøl y su composición de Sarah Lund es, pues, el factor que eleva la serie varios escalones por encima de lo que hubiera sido sin ella. Sarah Lund es como Tony Soprano o como el teniente Columbo: su mera presencia y su tremendo carisma convierten un producto de ficción que ya era bueno en algo todavía mejor. Sin embargo la suya no es la única gran interpretación de Forbrydelsen ni mucho menos. Ya decíamos que el resto de los actores no desmerece y de hecho la calidad media en ese apartado es de notable rayando el sobresaliente. Por citar algún otro ejemplo, en la primera temporada me impresionó particularmente el trabajo de Bjarne Henriksen, un tipo que podría haber encarnado a la versión europea de Tony Soprano y muy especialmente al estoico Frank Sobotka, si la segunda temporada de The Wire hubiese sido rodada en Copenhague. Henriksen tiene en común con Sofie Gråbøl la tendencia al minimalismo interpretativo, ya que también encarna a un individuo que no deja fluir sus emociones ante otras personas. Pero lo dicho, lo nombro a él por nombrar a alguien, ya que se podría citar a muchos otros y no incluyo una lista de personajes porque sería prácticamente imposible hacer una breve descripción de los mismos sin desvelar secretos del argumento. Casi todo el reparto es excepcional, e incluso existen varios personajes que en un principio parecen más planos o estereotipados pero que conforme avanzan los episodios van adquiriendo una inesperada profundidad, revelando de paso que los actores que les dan vida sonn mucho más capaces de lo que nos parecía en un principio.
Así pues, con sus innumerables virtudes y sus escasos y perdonables defectos, la temporada inicial de Forbrydelsen es una auténtica gema televisiva. No es extraño que los espectadores de diversos países se hayan rendido a sus pies: esos veinte primeros episodios son un carrusel de emociones cuidadosamente construidas, bañados por ese abstracto tenebrismo tan característicamente nórdico y muy, muy adictivos.
La segunda temporada de Forbrydelsen también es interesante y de muy buena factura, aunque en mi opinión es sensiblemente inferior a la primera. Eso no significa —ni mucho menos— que sea indigna o de mala calidad, al contrario: sigue siendo una gran serie y aun considerando que el tono cambia bastante, continúa mereciendo la pena. Quizá la gran diferencia es que mientras en la primera temporada tenía mucha importancia el desarrollo emocional de los personajes implicados y el tono imperante era una mezcla de novela negra con una tragedia casi shakesperiana, la segunda temporada es más convencional y se centra mucho más en los aspectos puramente políticos y policiales que en los emocionales. Otro asesinato centra la investigación, desde luego, pero en este caso el argumento descansa más sobre un thriller repleto de intrigas políticas y militares, no tanto el drama de personajes. Hay más acción y la trama policial lo centra casi todo frente a los sentimientos de los implicados. Es quizá por esto por lo que la segunda temporada resulta bastante menos impactante y conmovedora, porque desaparece el entramado psicológico y el cuidadoso desarrollo de las implicaciones que el crimen y la investigación tenían para personas de diversos círculos en la primera temporada. Si en el primer año la carga dramática estaba a la par de la carga policial hasta el punto de que casi cada detalle terminaba adquiriendo una enorme importancia emocional de cara al espectador, en la segunda temporadano sucede lo mismo… pero no hay que fustigar a los autores de Forbrydelsen por ello, ya que repetir la hazaña de los veinte episodios iniciales se antojaba difícil y no cabe pedir milagros. El nivel en la segunda sigue siendo alto y aún se sigue con mucho interés, así que lo mejor es verla (casi) como si fuese otra serie; que no lo es, pero por momentos lo parece. Quizá lo más recomendable sea dejar pasar un tiempo entre el visionado de las dos temporadas, para no caer en la tentación de compararlas constantemente. Aún no he podido ver completa la tercera temporada que se acaba de emitir en Dinamarca (estoy en ello), pero también estará resultando muy interesante; al menos lo poco que llevo visto es brillante. La comentaré cuando la termine de ver y más sabiendo que será la última, según han anunciado tanto su creador como la propia Sofie Gråbøl. La actriz ya está anticipando en las entrevistas el pequeño trauma que supondrá dejar atrás definitivamente al que ha sido el personaje de su vida, así que cabe asumir que nunca se rodará una cuarta entrega.
En resumen: quien no haya visto Forbrydelsen y esté buscando una nueva serie a la que hincarle el diente, que no se lo piense dos veces y se lance de cabeza a por este thriller danés. Así entenderá varias cosas: desde el fanatismo por el personaje de Sarah Lund que hemos desarrollado muchos espectadores hasta las comparaciones tan desfavorables que ha despertado la versión estadounidense. Vea usted esos veinte primeros episodios y dígame después que esto no es una auténtica joya. O como diría Sarah Lund… aunque no, lo más probable es que Sarah Lund no dijese nada de nada.
Muy buena disección de la serie y del personaje. Para mi Sarah Lund fue todo un descubrimiento, al igual que la serie. Estoy de acuerdo en que la segunda temporada es ligeramente inferior a la primera y también en que no se debe caer en la tentación de ver ambas demasiado seguidas. Porque la comparación es un tanto frustrante.
Pero además del personaje de Sarah Lund creo que se debe destacar el de la madre de la chica asesinada (al padre ya lo has mencionado -espléndido se queda corto-) o al alcalde y al candidato a la alcaldía. Todos los personajes aparecen tan facetados que es imposible definirlos con una sola palabra salvo «reales».
Y en cuanto a la segunda temporada, al ser más corta es un poco más decepcionante, pero sigue con una trama política apasionante (ese ministro de Justicia de paja que va creciendo con los capítulos).
Creo que lo mejor que se puede decir de la serie es que, teniendo como tiene una trama policiaca, dan anas de
Completamente de acuerdo: la madre de la chica asesinada es otro personaje fascinante que va creciendo con cada episodio y lo mismo puede decirse de Troels Hartmann, el candidato a la alcaldía. Pero es que podríamos extender estos elogios al 90% del reparto principal.
Curiosamente, el que hace de Troels es Lars Mikkelsen, hermano mayor del hoy conocido Mads, villano de «Casino Royale» y Hannibal Lecter televisivo.
(Perdón, que le he dado al botón de enviar antes de tiempo…) Decía: dan ganas de volver a verla.
Gracias por el artículo. Excelente.
Un saludo.
Me ha encantado tu artículo, has hecho justicia a esta enorme serie. Soy todo un adicto a las series, pero esta sin duda esta en mi Top 5. Tengo una debilidad especial por Lars Mikkelsen, el actor que encarna al alcalde, es soberbio. Estoy con el primero de la tercera…y promete. Me dan ganas de verla otra vez después de tu artículo.
PD ¿Has visto Emilio «Borgen», de la televisión pública danesa?. Es un drama político muy bien narrado, también con varios premios.
Un saludo
Puedo decirte que, en su género, la primera temporada de «Forbrydelsen» está para mí entre los mayores clásicos de la televisión de cualquier década y procedencia. Y que está en el Top 10 de las series del XXI, seguro. En cuanto a Lars Mikkelsen, coincidio plenamente en que es otro de los grandes hallazgos de la serie.
Lo que llevo viendo de la tercera temporada, por ahora, es muy, muy bueno y además está mejorando episodio a episodio. Por el momento me parece mucho mejor que la segunda, que estaba bien, pero era casi otra serie. Es más: ha regresado ese tono tétrico con el que empezó el primer año.
Además, Sarah Lund ya ha tenido alguna secuencia memorable, como una breve pero incomodísima conversación con su hijo que no voy a desvelar aquí, pero donde Sofie Grabol nos recuerda por qué es una actriz fuera de lo normal. Su repertorio de pequeños y sutiles gestos con los que retratar inadvertidamente la personalidad disfuncional de Sarah Lund me tiene cada vez más boquiabierto.
Si realmente esta tercera temporada es la última, voy a saborear cada episodio con una copa de vino al lado y lo voy a lamentar mucho cuando termine, porque sabe Dios cuándo volveremos a tener la oportunidad de ver algo parecido.
Me enamoré de Sofie Grabol.Pocas actrices he visto con reacciones y gestos tan creíbles como esta maravillosa intérprete. Y para aparecer tan desaliñada en la serie no le quedan nada mal los vaqueros y tienen unos ojos preciosos.
A la espera de una versión española en la que la detective esté liada con algún compañero, que otros compañeros estén liados entre sí, que todos sean muy «modernos», que tenga dudas existenciales de bar de extrarradio y que aparezcan Molero y Resines soltando tópicos a diestro y siniestro.
Gran articulo y un placer ver que se tiene en cuenta la serie. Yo he acabado la tercera hace solo un par de días y creo que esta a la altura de la primera, aunque quizás es cierto que bebe mucho de premisas similares. Sin desvelar nada, el tramo final es tremebundo…una lastima que estén cerrados en banda a una cuarta entrega.
Yo la he visto entera porque me la recomendaron por su éxito en Reino Unido. Haciendo el esfuerzo de verla en Danés con subtitulos en Inglés. Y puedo aconsejaros que no perdáis el tiempo. ES UN TOSTÓN y en general una mala historia policiaca.
La intriga siempre promete, pero al final una y otra vez se queda en nada, sacandose pruebas de la manga sin ninguna pista prevía que haga jugar e involucrarse al espectador, para luego desecharlas de una manera «mágica» por nuevas pruebas que «increiblemente» nadie había investigado. Si es un reflejo de la policia danesa real, invito a los criminales que se muden al frio, que es una bicoca.
Sinceramente, como serie policial prefiero la española, «los casos de laura», que no es gran cosa, pero coño al menos te dejar participar con alguna posibilidad en el juego de quien es el asesino.
No coincido con tu opinión al 100%, pero si hay que sacarle alguna pega a la serie es que da algunas veces demasiados giros el argumento.
Estoy plenamente de acuerdo en que Forbrydelsen es una joya y me encantó. Es un gran drama con unos personajes que tienen fuerza, sobretodo el de Sarah Lund, quien te deja totalmente cautivado. Nunca se había visto un personaje así en la televisión o el cine.
Como decía, la serie me encantó, pero muchas veces me dejaba un poco desorientado porque, en mi opinión, el argumento da demasiados giros, con pruebas salidas por sorpresa y algunos enigmas sin explicación. Muchas veces eché de menos una trama algo más sencilla y directa. También es verdad que el doblaje en español deja mucho que desear. Vi todos los capítulos en español excepto el último (en versión original y con subtítulos en castellano) fue, sin duda, brutal. Recomiendo verla con subtítulos, sea en inglés o español, se disfruta más. Por lo demás es una gran serie. Un ejemplo de cómo se puede hacer buena ficción en televisión, tan solo hace falta ganas y altas dosis de talento. Creo que una serie de tal calibre podría realizarse en España, aunque lo veo difícil porque no hay público para ello. Como decía C.Albers, una adaptación a la española contaría con personajes prototípicos, muchos topicazos y una trama que no habría por donde cogerla (véanse ejemplos como Los Hombres de Paco).
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo, esta serie me parece magistral. Como feminista estoy cansada de que todas las mujeres de cualquier serie o película giren siempre alrededor de personajes masculinos o, si son protagonistas, el hecho de que sean mujeres es siempre más importante que el trabajo que desempeñan o más importante que sus objetivos.
Deberían crear más personajes así en las series, personajes en los que el hecho de ser mujeres fuese igual de anecdótico que el ser hombres lo es para los personajes masculinos.
La estoy viendo después de leer este articulo, cap. 9.
No me esta pareciendo tan buena como se dice, pasable sin duda, buenos actores dentro de los limites que puede dar Jutlandia y sus islas.
Pero el meollo del problema que me plantea es que no dejo de pensar en Jack Bauer investigando quien mato a Laura Palmer al pausado ritmo del funcionario europeo.
Veo la mecánica muy similar a 24, banda sonora incluida y como ya ha dicho Gerardo la aparición secuencial de nuevas pruebas y sospechosos, al pobre Jack le pasaba lo mismo. Por otro lado la víctima empieza a parecer tan inocente y candorosa como la inmortal Laura.
En fin que no me parece digna de elogios grandilocuentes, pero las he visto mucho peores eso sí.
Muchas gracias por la extensa y detallada visión de «Forbrydelsen» y de algunos de sus planteamientos desde el punto de vista de la escritura y producción. Tuve la suerte de conocerla en su estreno británico, y ahora estoy viendo la tercera temporada.
En efecto, gran distancia entre la primera y la segunda temporada. Sobre todo, pienso, por dos razones: por 1) desarrollar menos intensamente -aunque sí lo haga por extenso- el aspecto temático familiar, uno de los tres ambientes en que se desarrolla la trama, y por 2) dejar algo más de lado la carga crítica de la sociedad de bienestar, con su intenso malestar e incertidumbre personales en la búsqueda de sentido estable para la vida, muy bien hilvanado y puesto de manifiesto en la primera temporada.
Gracias de nuevo por las referencias y observaciones en las que no había caído o de las que no tenía noticia. El caso es que estoy trabajando en un estudio sobre el «Nordic noir» (danés y sueco) y lo escrito por Emilio de Gorgot será de gran ayuda. Un cordial saludo.
Gracias a este gran artículo me vi de un tirón la primera temporada y reconozco que me pareció casi perfecta. Ya se ha han comentado aquí que, más que el desarrollo de la investigación policial, lo más novedoso de esta serie es la intensidad en el tratamiento de la evolución de la familia de la víctima. La fluida articulación unión entre el drama familiar, la trama política y la investigación es el resultado de un guión magnífico.
Otra cosa es que se utilicen tipos ya conocidos (el investigador raro, asocial), que las pruebas aparezcan después de que todo el mundo haya mirado antes, que las líneas de investigación se alteren sin sentido o que «el malo» lo parezca desde el primer capítulo. Incluso con estos recursos sabidos se mantiene la tensión y se logra un trabajo espléndido.
Lamento decir que, en mi opinión, no solo la segunda sino la tercera temporada bajan mucho el nivel. Seguramente porque repiten el formato de éxito como una plantilla y olvidan el drama que un asesinato supone para las familias de las víctimas. Por no hablar de que el conflicto político parece casi calcado, repitiendo candidato o político (hombre) con abnegada ayudante (mujer) y traidor interno (hombre) investigando de forma paralela.
En cuanto al final de la tercera (spoiler alert) me pareció entre decepcionante y decepcionante. No, no y no. Ella jamás lo haría.
¿Qué le ha parecido el final?
Hola, disculpa el retraso en la respuesta, no había visto tu comentario hasta hoy (¡!).
SPOILER:
Pues te diré que el final de la serie me pareció extraordinario. Ver a Sarah Lund sumida en una especie de Apoteosis metafisica me pareció la mejor manera posible de despedir al personaje, mitificándolo al tiempo que mostrando los límites de su resistencia. Hay gente a la que no le ha gustado lo que Sarah hace en el desenlace, pero a mí me parece una consecuencia lógica de las tensiones a las que está sometida, y además consistente con lo que sabemos del personaje.
Dicho de otro modo: la evolución de Sarah Lund es un intento frustrado de alcanzar la normalidad, y una vez ese intento fracasa, lo lógico es que termine abandonándose al caos interior con el que lleva tanto tiempo peleándose, dejando atrás toda esperanza de llevar una vida medianamente convencional. Por otra parte, es la exacerbación de ese sentido de la justicia que, desde un principio, es la principal y casi única motivación de todos sus actos como policía. Incluso más que la propia defensa de la ley.
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Totalmente de acuerdo con casi todo. Si bien, en mi opinion, algunos personajes generan una mayor empatia con el espectador que Sarah Lund. Me parece un delito no mencionar a Jan Meyer – Søren Malling -, su compañero en la serie, quien ademas de suponer la valvula de escape emocional del personaje de Lund, es la primera victima del desequilibrio de esta. Sin una correcta contraparte, Lund se hubiera quedado en un personaje marciano. Malling presenta un lado humano sobresaliente y demuestra a medida que avanza la serie es tan inteligente como ella.
Tambien diria que me ha gustado muchisimo el personaje de Vagn, que emana un cierto aura de bondad, aunque el giro final de la 1º temporada desaprovecha el trabajo anterior… podria haberse resuelto mejor.
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Imprescindible la tercera temporada. Su resolución y final inesperado. Una joya del género negro.
La americana siempre comienza de forma excepcional pero se peirde en giros poco creíbles.
Me gustó mucho encontrar a Lund en la americana y su cara a cara con su versión americana.
http://planetamancha.blogspot.com.es/2012/06/linden-vs-lund-killing-vs-forbrydelsen.html
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Acabo de terminar la segunda temporada. Totalmente de acuerdo en cuanto a la carga emocional de los personajes, en general no alcanzan el nivel de profundidad que sí lograban los de la primera temporada. Esto es fácil de explicar: una temporada tiene 20 episodios y la otra 10, creo que eso cuenta. O quizás simplemente están escritos con menos brillantez, no estoy seguro. Pero más allá de esto, creo que la segunda temporada, al tener sólo 10 episodios y tener un desarrollo más directo, sin tantas vueltas e intentando alargar la trama, consigue equipararse a la primera (o incluso superarla) en intensidad, en suspense. A pesar de los personajes, que de todos modos también son profundos e interesantes, las sitúo al mismo nivel precisamente por eso ya mencionado: al ser más corta en ningún momento te impacientas y consigue atrapar más la atención. En el sentido de los personajes y su nada plano desarrollo también es curioso el tema de ambas temporadas en cuanto a retratar el juego político que siempre termina por corromper a los idealistas y a los íntegros, aunque quizás también puede pecar de facilón en ese aspecto al repetir fórmula. De hecho, es lo único que me ha asombrado que no mencionaras, supongo que intentabas ser todo lo cuidadoso que pudieras para no adelantar argumento ni hacer spoliers innecesarios.
Por cierto, aprovecho para corregirte, que me hace especial ilusión, a pesar de que me arriesgo a tener alguna errata o a equivocarme en la corrección y que caiga sobre mí tu furiosa venganza: «Otro asesinato centra la investigación, desde luego, pero en este caso el argumento descansa más sobre un thriller repleto de intrigas políticas y militares, no tanto el drama de personajes». Creo que voy a ser el único al que no le parezca bien escrita esa oración.
Saludos.
Emilio: gracias a tu artículo conseguí las tres temporadas de Forbrydelsen. Acabo de ver el final, es desasosegante. Sarah Lund es una ídola. Desde Buenos Aires Aguante Sarah Lund!
Héctor, acabo de terminar la primer temporada. También estoy en Buenos Aires. La primera la vi en danés con subtítulos en español. Cómo viste la segunda y tercera? Donde la conseguiste? Gracias!
Gracias por el artículo. Te hice caso y acabo de ver la primera temporada. Estoy de acuerdo con la mayoría de tu análisis. Los actores son soberbios. El entrelazado de las tres tramas (la investigación, el impacto en la familia de la víctima, las luchas políticas) creo que es soberbio. La falta de escenas de acción propiamente dichas, y el tomarse su tiempo para desarrollar la historia (20 capítulos para 20 días) creo que dan a Forbrydelsen un toque distinto al resto de las series policiacas.
La elección de los encuadres (geniales muchos finales de episodio, mostrándonos la vida cotidiana de los personajes de las tres subtramas, desde la distancia, pero apuntando al drama que cada uno conservan dentro) y la fotografía hacen también de la serie un raro producto con aires muy cercanos al cine europeo.
Los recuerdos de Twin Peaks (¿quién mató a Nana Birk Larsen?) y 24 horas (desarrollo casi hora a hora) son casi ineludibles. Pero la referencia a ellas eleva el resultado en lugar de lastrarlo.
Sin embargo creo que el hilo conductor de la serie, la investigación del asesinato de la adolescente, abusa del efecto sorpresa que produce acorralar a un sospechoso con todo tipo de pruebas que terminan teniendo otra explicación más alla de la más aparente, y provocan una nueva línea de investigación que lleva a otro nuevo sospechoso que terminará igual que el anterior. Para colmo en el último tramo de la serie se refuerza la teoría del asesino en serie de largo recorrido, para desaprovecharla en el desenlace donde los guionistas parecen olvidarse de ella y nos dejan con tres plamos de narices: era el asesino un verdadero serial killer, qué ocurre con los insinuados casos de otras desapariciones a lo largo de años anteriores. Demasiados flecos sueltos para una serie que en sus primeros capítulos prometía centrarse en el impacto que el asesinato tenía en un pequeño grupo de personajes (los políticos, la familia de la víctima, los inspectores del caso) como metáfora, quizás, de las turbias aguas que se agazapan debajo del estado del bienestar.
Acabo de terminar la primera temporada. La serie me ha parecido extraordinaria. El reparto, la música, la historia…todo de primera clase. Gran descubrimiento el de Sophie Grabol; serena belleza la suya, me recuerda a Molly Parker («Deadwood»). La trama tiene sus pequeños fallos y su desenlace -posible spoiler- me recordó al de «Seven», pero es una pedazo serie. En breve me pongo con la segunda temporada.
He terminado con la segunda. Sí, es mucho peor y se salva por la impecable factura técnica y el buen hacer de Sofie Grabol.
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En què plataforma la puedo encontrar?Quiero verla de todas todas,pero no la encuentro.Saludos y muchas gracias
Bueno, pues el paso del tiempo, como siempre, acostumbra a poner las cosas en su sitio. Lo digo porque hace unos 12 años, vi la serie y me gustó bastante. Tiempo más tarde, se nos ofreció la versión estadounidense que me gustó mucho más, lo siento. Hace unas pocas semanas, intenté rememorar la serie original danesa y la verdad es que abandoné a los tres episodios. En cambio, estoy seguro de que antes de morir, volveré a ver a Mireille Enos y Joel Kinnaman, o por lo menos, en eso confío….