Como todos los años, y de forma ininterrumpida desde que se instauró la tradición, llega la aclamada lista de los discos más destacables de los últimos 365 días para parte de la redacción de Jot Down Magazine. Una vez más, se trata de una lista que no dejará a nadie indiferente: para algunos será más sorprendente que ver a Doña Letizia Ortiz en un concierto de Los Planetas, o tan poco convencional como el ecce homo de Borja; para otros puede que sea más irritante que un arquitecto estrella que se lleva los millones a Suiza o tan estéril como un apocalipsis maya, y también habrá el que opine que es más repulsiva que un alto cargo público que se pega fines de semana de lujo en Marbella con su amante a cargo de las arcas del Estado, o tan sugerente como un vídeo erótico con edil de provincias.
En todo caso, nuestros redactores, impermeables a las críticas destructivas y asumiendo que serán tildados de gafapastas porque según la acepción que baraja la RAE para incluirla en su próxima revisión es “todo aquel que no opina como yo”, se han puesto unos testículos de ciervo por montera (e incluso se lanzarían al vacío desde la estratosfera) con el fin de luchar contra el Criterio Único, pandemia que puebla las redacciones de revistas musicales y departamentos de cultura de medios generalistas donde la línea editorial impone listas cerradas y las votaciones son tan predecibles como lo eran las puntuaciones eurovisivas para el añorado José Luis Uribarri. Así pues, a punto de entrar en la LII Semana Decisiva para el Euro del 2012, nos dejan su selección con los 16 discos más importantes del año.
Herreros y fatigas, de Klaus & Kinski (Jabalina Música, 2012)
Tercer disco del grupo murciano y tercera grata sorpresa. El de Klaus & Kinski es un caso curioso porque siguen haciendo lo mismo en todos sus LPs, pero “lo mismo” en su caso significa que publican algo distinto: toman elementos de diferentes estilos musicales que van desde el rock y el pop a la electrónica, las habaneras, el disco o el country (el odioso festival de la etiqueta), los mezclan, procesan y crean canciones frescas y originales pero siempre destilando la esencia klauskinskiana, que se basa en la voz inconfundible de Marina Gómez (quien cuenta con viscerales defensores y detractores), letras ingeniosas y el virtuosismo instrumental de Alejandro Martínez. Y lo mejor de todo es que parece que no han tocado techo porque con cada lanzamiento se han complicado la vida elevando el listón únicamente para poder superarlo con una nueva entrega. Por ejemplo, en esta última se aprecia una palpable evolución vocal de Marina, que ha añadido nuevos registros a su particular timbre, y unas capas de arreglos más elaboradas muy presentes en el primer corte del disco, La duda ofende, tal vez el tema más redondo de Herreros y fatigas tanto desde el punto de vista musical como de composición. Tampoco faltan las otras señas de identidad del grupo, como el humor en el enamoramiento ciego de Ojo por diente («aunque engendres en tu vientre al hijo de Satán / te querría igual»), o el habitual toque macabro, presente en In the Goethe («tosiendo sangre, prediciendo el final, / en un pañuelo, bordado con mi inicial»). Un disco colosal.
Homenaje a Enrique Morente, de Los Evangelistas (El Ejército Rojo / Sony, 2012)
El origen de Los Evangelistas se remonta a un concierto homenaje a Enrique Morente que se realizó en Córdoba en 2011. Tan buen gusto les dejó y tanto le debían artísticamente al cantaor que los miembros de Los Planetas J y Floren, y Antonio Arias de Lagartija Nick, junto con el percusionista Eric Jiménez (que pertenece a ambas formaciones), decidieron prolongar el homenaje con la grabación de un disco denso que de alguna manera continúa el camino tanto de los últimos trabajos de Los Planetas (La leyenda del espacio y Una ópera egipcia) como del iniciático Omega de Lagartija Nick. La filosofía de este disco está en esa misma línea pero va un paso más allá. A pesar de ser versiones del repertorio de Morente, basta comparar con las canciones originales para constatar que los temas de Los Evangelistas tienen personalidad propia. Tal vez, la mejor forma de enfrentarse a Homenaje… la sugiere el propio track list con su primera pista, Gloria, con casi dos minutos instrumentales que nos sumergen en la atmósfera del disco, que se ha de degustar preferiblemente entre humo, penumbra y olor a incienso. La fusión de la intensidad del flamenco con la electricidad del rock crea un nuevo estilo de épica musical, himnos de difícil clasificación como por ejemplo En un sueño viniste, donde Arias transmite a la perfección toda la emotividad contenida en la letra. Pero los mejores momentos del disco se consiguen con la bellísima voz de Soleá Morente, junto a Arias enYo, poeta decadentey, en solitario, en La estrella. No extraña que esté en marcha la grabación de un segundo disco de Los Evangelistas con Soleá como vocalista principal en todos los temas.
Coexist, de The xx (Young Turks, 2012)
Se les ha intentado definir como Massive Attack deconstruido, Every thing but the girl minimalista o Sade del siglo XXI, pero The xx tienen un sonido tan definido y característico que bastan unas pocas notas de cada tema para reconocer al grupo inglés. La principal desventaja de tener ese sonido tan personal es que todas las canciones pueden parecer la misma. En cierto modo, la música de The xx es como un cuadro de Piet Mondrian: simple, cartesiana y despojada de elementos superfluos… y, aparentemente, repetitiva. Pero es que las diferencias son tan sutiles como sus canciones. Las voces de Romy Madley Croft y Oliver Sim se envuelven con unas notas sueltas y crean un ambiente mágico, diferente, y consiguen algo tan difícil como transmitir la carga emocional del silencio en los pentagramas. Es de destacar la producción magistral de Jamie xx que es capaz hilvanar temas como Fiction, Reunion o Swept away con unos voluntariamente escasos mimbres. Las malas lenguas dicen que este LP es para interioristas que solo compran un disco al año. Pues esos interioristas tienen el mismo ojo que la portera de Josep Lluis Nuñez, oiga. Excelso.
El murmullo, de Templeton (Cuac Música, 2012)
Tras un primer disco en el que llamaron la atención con temas como Brasil o La rana, hemos esperado casi cuatro años para poder escuchar un segundo LP, que han tenido que autoeditar. Y podemos decir que ha valido la pena. Si en otros grupos la publicación cada uno o dos años de nuevo material permite apreciar la evolución de su trabajo de forma gradual, en el caso de Templeton el barbecho ha servido para que las canciones maduraran en la sombra y que el grupo definiera qué camino iba a tomar; frente al poliédrico Exposición universal, en El murmullo han asentado su sonido, aun con un sensible (en ambos sentidos de la palabra) giro hacia una vertiente más melódica que nos rememora la música popular española de los años sesenta, a grupos como Los Brincos, palpable sobre todo en el nostálgico tema Los días («Y ahora pienso más en ti / que cuando estábamos juntos. / No sé si soy más feliz. / Todo esto es tan injusto«). Mientras esperamos un tercer disco que confirme estas buenas expectativas, nos quedamos disfrutando de El murmullo aun a riesgo de que nos sorprendamos tarareando El cazador a la menor oportunidad.
Tirso Montañez
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ƒIN, de John Talabot (Permanent Vacation, 2012)
El debut en el formato LP del catalán desde luego ha sorprendido a expertos y principiantes este 2012 y ha conseguido convertirse en uno de los referentes actuales de la música electrónica. Dejando de lado el exceso de ornamentos, con unas bases aparentemente sencillas e infinitos bucles sonoros, ha conseguido uno de los discos más pegadizos de los últimos años. Y es que sorprende escuchar cómo las composiciones van aumentando el ritmo de forma pausada a lo largo de los compases sin decaer en ningún momento ni aburrir al oyente. La ausencia de letras en la mayoría de los cortes del disco supone una mejor oportunidad para percatarse de los innumerables detalles de las canciones. Además, en aquellas cantadas, las discretas voces se incorporan perfectamente a la melodía sin desentonar en absoluto. Destacamos Oro y sangre, con ese grito aterrador que se repite una y otra vez, y Last land, el mejor tema del álbum para quien escribe estas líneas. Pero tampoco debemos pasar por alto las colaboraciones con Pional en Destiny, quizá el tema más popular del disco. La popularidad de Talabot este año no ha dejado de escalar posiciones, aunque ya había sido bien apercibido en muchos radares en 2011 por el EP Families, ha sido en 2012 cuando ha pasado a codearse con bandas de la talla de los The xx o de los maravillosos Chairlift, grupo que, de tratarse esto de una lista de cinco álbumes, también contarían con su reseña entre mis elecciones.
(III), de Crystal Castles (Fiction, Polydor, 2012)
Lejos queda aquel primer disco de los Crystal Castles en el que, a medio camino entre lo molesto —XXZXCUZX me— y lo pedante —el fragmento del Ulysses de Joyce recitado en Air war— saltaron a la fama en las publicaciones de música y tendencias más populares de aquel 2008. Tras un segundo LP que supuso un cambio radical de estilo, hacia sonidos más apagados y atmósferas más siniestras, llega al final este tercer álbum que podemos considerar la prueba de madurez del grupo. Partiendo del tema que abre el álbum y primer single del grupo, Plague, ya podemos intuir la que se nos avecina en el disco de los canadienses. Un álbum más oscuro que sus predecesores, como nos demuestra ese terrorífico tema en el que la voz de Alice Glass no se cansa de repetir una y otra vez “Soy la plaga”. Y es que no es el único corte en el que el dúo descarga toda su furia contra los teclados, pues ahí tenemos el violento Wrath of God o el angustiante Pale flesh, con ese chirrido incómodo que contrasta enormemente con la voz desdibujada de la solista. Pero no todo son cortes peliagudos en el álbum, ahí tenemos momentos más relajados y agradables, como el adictivo y accesible Kerosene, o el gamberro Sad eyes, guiño del grupo a sus primeros singles rompepistas, tema digno de cualquier discoteca techno de hace diez años. Por no mencionar ese cierre reposado, casi canción de cuna, que es Child, I will hurt you. Sorprende enormemente la seriedad con la que los dos componentes han defendido su más que arriesgada propuesta, pues recordemos que en sus comienzos su pose trasnochada de modernos rancios desencantados y nihilistas no vaticinaba nada bueno para el futuro de la banda. Ya que, Crystal Castles básicamente eran conocidos por gritar mucho, repartir hostias en los conciertos, montar el pollo con una foto de Madonna con un ojo morado y declaraciones del estilo “No salimos, no tenemos amigos y nuestro primer single fue un fallo de la discográfica, que escogió la prueba de sonido por error”. Actitud que por supuesto divierte hasta cierto punto, pero que realmente daba a entender que serían más flor de un día que una banda capaz de producir un álbum del calibre de este (III) que nos concierne. Enhorabuena, Crystal Castles.
Words and music by Saint Etienne, de Saint Etienne (Universal, 2012)
¿El pop comercial está reñido con la madurez y la dignidad? No, desde luego que no. Pero para quienes no piensan igual aquí tenemos la prueba irrefutable con este Words and music de la banda londinense. Un álbum temático que habla del amor por la música en las trece canciones del disco, comenzando por ese Over the border, más recitado que cantado, narrando la pasión por la música desde la infancia. Y es ya a partir del segundo tema cuando descubrimos que se han empeñado tanto en hacer bailar a los oyentes, como en crear melodías memorables atreviéndose a abordar diversos géneros, alguno incluso ya casi obsoleto. ¿Cómo es posible hacer a día de hoy un medio tiempo en clave de balada sin salir escaldado? Pues con Answer song ellos lo han conseguido. Pero dejando lo anecdótico de lado hemos de centrarnos en la enorme cantidad de hits rompepistas que han conseguido reunir: desde I got your music, pasando por Tonight o When i was seventeen, con pequeño guiño a Noche de estreno de John Cassavetes en la letra. Tras más de veinte años de carrera es reconfortante ver cómo un grupo, sin mover grandes masas de seguidores, sigue siendo fiel a un estilo sobrio y elegante y constatar que aún se mantiene fresco. Puede que juegue a su favor saber adaptarse a todos los géneros que tocan, porque pese a todo son muy versátiles; y aunque a día de hoy, por ejemplo, colaboran con los 2bears para algún remix, también en su día hicieron rarezas como un EP de versiones del cantante argelino Etienne Daho, colaborando también el aludido, donde el fabuloso Week-end à Rome se convirtió entonces en el también maravilloso Accident. Un grupo a reivindicar.
Bloom, de Beach House (Sub Pop, 2012)
Hace dos años Beach House sacó al mercado el aparentemente insuperable Teen dream, un LP que jugando con los instrumentos y los coros, consiguió crear unas atmósferas envolventes que convertirían al álbum en el máximo referente de lo denominado dream-pop. Un sonido cuidado al detalle que invadía de optimismo al receptor. Y aquí estamos, dos años después y variando ligeramente la fórmula, la banda de Victoria Legrand no han perdido el pedestal al que habían sido alzados con su álbum anterior. Presentándose a principios de año con Myth, a su vez apertura del álbum, sorprendió bastante la sublime base musical del tema pero también la melancolía que este cerraba. Melancolía que luego se repetiría a lo largo del disco, resultando un álbum con un sonido ligeramente más apagado que el anterior, pero también más contundente al incluirse muchas más guitarras de las que la banda de Baltimore solían utilizar. Así, temas como Lazuli u Other people izan y descienden el ánimo cual montaña rusa según la voz de Victoria vibre o quiebre, bien ayudada del paso de lo electrónico a lo acústico, bien entretejido sin apenas ser perceptibles las costuras. Pero quizá el mejor ejemplo, y puede que el mejor tema, sea el magnífico On the sea, una pequeña joya que asciende in crescendo hasta desembocar en Irene, el corte de quince minutos que pone fin a este álbum. No sabemos si el siguiente estará a la altura, pero por si acaso deseamos que el tiempo pase bien lento, pues Bloom garantiza años de disfrute sin necesidad de renovación.
Jairo G. C.
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Lonerism, de Tame Impala (Modular Recordings, 2012)
La portada de Lonerism, que enreja al espectador y lo separa de una masa de ociosos franceses, insinúa el aislamiento como eje temático del bombazo psicodélico de los australianos Tame Impala. Letras que rodean la ineptitud a la hora de socializar en el mundo terrenal y un tapizado instrumental que eleva la percepción hasta planos estratosféricos. Lonerism es intrincado hasta el punto de apilar en él todo aquello con lo que Kevin Parker empezó a juguetear desde que la banda debutará con aquel Innerspeaker: sintetizadores vintage, tonteos con olas guitarreras, resacas del pop en tempos y estribillos, ensaladas de baterías, melodías líquidas, prestidigitaciones con el sampler o esquejes del ambient casero grabados con un dictáfono en la ventana de un hotel. Y lo que acaba sorprendiendo de tan amplia juguetería entendida como armamento con el que encerrarse en un estudio de grabación, es el excepcional trabajo de orfebrería que la banda ha tenido que llevar a cabo para engarzar, encajar, pulir y levantar cada uno de los elementos en un conjunto impecable que parece querer repasar a los Beatles más alucinógenos. Aunque sus creadores intentaran asustar al populacho confesando que Lonerism se concibió como “pop delicioso y azucarado cruzado con música explosiva, jodida y cósmica. Como una Britney Spears cantando junto a The Flaming Lips”. Sí, es explosivo, lisérgico, rockero, jodido, con talante de nobleza y aromas de nostalgia reivindicable, pero anda más cerca de Wayne Coyne que de la la rubia trastornada. Y es muy probable que los propios Tame Impala (unos críos, por si fuera poco) aún no sean conscientes de que han sacado un disco que no solo es una tempestad sonora de zambullida agradecida, sino que además es La Hostia en Verso contando desde aquí hacía unos cuantos años atrás. Feels like we only go backwards.
Una montaña es una montaña, de Los Punsetes (Everlasting Records, 2012)
El mundo sería un lugar mejor si Los Punsetes fueran los letristas de todas las canciones, desde aquello que se entona en las celebraciones eclesiásticas hasta el último mentecato apadrinado por los politonos todos saldrían ganando. En Una montaña es una montaña aparecen producidos en lo sonoro por El Guincho (Pablo Díaz-Reixa Díaz), con un resultado que es muchísimo más competente y profesional que el de sus anteriores elepés. Ahora suenan menos maqueteros, pero conservando la esencia original que utiliza la inenarrable (en más de un sentido) voz de Ariadna para deshilar su oscuro y particular sentido del humor. «Si me cogieras del pelo y me tiraras al suelo / y me pisaras el cuerpo y cantaras canciones / y aprovechando el momento llamaras a unos amigos / que se juntaran contigo y empezaran de nuevo / no sería peor que lo que acabas de hacer», nos espetan en el brillante Alférez provisional que pone la alfombra del disco. «He estado en situaciones inauditas / he visto mezclar cerveza con licor 43 / he visto que ya no me necesitas / no me dejes te prometo que ya no lo vuelvo hacer», nos relatan en Tráfico de órganos de iglesia. Los Punsetes siguen enfrascados en continuar su senda, siguen pareciéndose a muy pocas cosas por mucho que la gente se empeñe en encerrar su shoegaze durante una semana en el motor de un autobús, siguen obsesionados con la muerte (Un corte limpio), la falsa amistad (Mis amigos) y se ¿acercan? a problemáticas sociales (Los tecnócratas), pero ahora se manifiestan mucho más sólidos, que era lo que les faltaba.
The seer, de Swans (Young God, 2012)
The seer es un disco que no pincharía nadie en una fiesta. A no ser que el objetivo de la fiesta fuese invocar a alguna criatura oscura y no erosionar a base de zapatilla la pista de baile. Michael Gira define su creación como una obra inacabada, seducida, masticada durante tres décadas y profundamente suya. Lóbrego, complejo, difícil de absorber para muchos y de duración inverosímil (dos horas, en once cortes) lo que se han marcado Swans es un álbum experimental que se atreve a forzar al oyente, se revuelca sin miedo en los drones y alardea de las colaboraciones de Karen O, Ben Frost, Mimi Parker o Grasshopper. La pista que da título al disco dura unos envidiables 32 minutos durante los cuales parece querer convertirse en un álbum independiente, las dos que lo cierran (A piece of the sky y Apostate) atruenan durante 20 minutos cada una. En el interior de todo el conjunto nos encontramos con crescendos, melodías torturadas y aglomeradas, mantras cantados, la disonancia entendida como arte, y una experimentación que juega a tensar la cuerda hasta el exceso. The seer funciona como un catalizador de sensaciones más que como un disco al uso. Huele a una de las obras más importantes del año y también a una de las que menos escuchas recibirán. Agárrenlo como una experiencia y asimílenlo en consecuencia, hay algo gordo ahí dentro, detrás de esos dientes.
Reign of terror, de Sleigh Bells (Mom & Pop, 2012)
En un año en el que los dinosaurios han vuelto en perfecta forma (Bob Dylan y Leonard Cohen) y en el que Frank Ocean ha sacudido el panorama con ese canal naranja que estaba tan alejado de Odd future, apostar por el continuismo distorsionado de Sleigh Bells suena casi tan absurdo como empezar la reseña de un disco felando veladamente a otros artistas que no tienen nada que ver con el mismo. Pero como en el 2010 esta publicación aún era un cigoto y no le pudo rendir honores a aquel Treats con el que debutaban los de Brooklyn, y sobre todo porque el atronador reino del terror es igual de fresco y descarado que su hermano mayor, el dúo se merece la mención destacada. Noise pop, obsesiones por la guitarra como martillo, con letras despiadadas («Heard you say suicide in your sleep / Just get on with it you were born to lose / Will you hang like the moon from a rope in your room / Oh you long for it, you were born to lose«) y su encarecido compromiso de sepultar hasta las melodías más agradecidas entre trallazos sonoros. Potentes y viscerales, los Sleigh Bells rabiados y sucios deberían de ser la banda sonora vital de la humanidad para cualquier cosa que esta pretenda llevar a cabo. Un apunte: le he dado tantas escuchas al disco que las canciones empiezan a sonar rayadas por puro desgaste. Y lo tengo en formato digital.
Diego Cuevas
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Las orillas, de McEnroe (Subterfuge Records, 2012)
Desde Getxo llega uno de los discos más personales de este año. Melodías lentas y dramáticas que nos sumergen en un mar de melancolía, en un arriesgado movimiento que huele a húmedo verano en Euskadi. Cambio importante en la producción pero sin perder un ápice de esa personalidad que da la voz de Ricardo Lezón al conjunto vizcaíno. Las orillas es un disco que, a pesar del dramatismo que destila, da un golpe de aire fresco en un panorama indie nacional atestado de hypes de un solo single. Esto no nos coge por sorpresa teniendo en cuenta el gran nivel que alcanzaron con su anterior trabajo Tu nunca morirás. Es inevitable pensar en Mark Kozelek y sus Red House Painters al escuchar a McEnroe, puesto que el paralelismo es más que evidente y son una de sus grandes influencias. Simplemente con escuchar el comienzo de La Palma abriendo el disco ya nos sentimos como si nos encontráramos ante algo diferente. Esto se evidencia aún más si cabe al enfrentarnos ante composiciones de la talla de Agosto del 94, Vistahermosa o Mundaka.
Boys and girls, de Alabama Shakes (ATO Records, Rough Trade Records, 2012)
Tenemos la gran suerte de poder disfrutar en pleno siglo XXI de nuevos grupos que parecen rescatados de varias décadas atrás. Los primeros acordes y el mero hecho de escuchar la voz de Brittany Howard consiguen parar el tiempo y hacernos disfrutar. Lejos de arreglos electrónicos y de loops impersonales, la propuesta de este cuarteto de Alabama viene plagada de puro blues y del rock más sureño. Hold On es una carta de presentación perfecta para un disco espectacular, dejando bien claras desde un principio las intenciones del grupo. Batería, dos guitarras y bajo son más que suficiente para dar forma a esta obra. En Boys and girls encontraremos verdaderas joyas como I Found You o I Ain’t The Same, temas que perfectamente podrían haber sido compuestos en la Alabama de los años cincuenta o sesenta. Brittany Howard tiene el talento, la fuerza y la voz necesarias para hacer de este disco uno de los mejores de este año.
Babel, de Mumford & Sons (Island / Universal, 2012)
Con Sigh No More y una puesta en escena que puede recordar a un directo de los canadienses Arcade Fire maravillaron a crítica y público. Con Babel comprobamos que el globo no se desinfla, si no todo lo contrario, pues parece no tener límite. Los británicos vuelven a traernos un disco cargado de raíces bluegrass adornado con detalles pop. Babel, Whispers in the dark, I will wait y la poderosa Holland road forman un poker de ases ganador en el inicio de este disco. Imposible escucharlo y no quedar prendado a cada nota, compás o frase. Uno de los imprescindibles este año para todo amante del nuevo folk, de los sonidos añejos con toques actuales, amigos de impoluta camisa, corbata y zapato oxford.
Fear Fun, de Father John Misty (Sub Pop, 2012)
No todo el mundo es descubierto por Damien Jurado y termina labrándose una carrera en solitario o siendo el batería de Fleet Foxes. Tal vez muchos de nosotros tendríamos más que suficiente con esto, pero Josh Tillman no. El ex Fleet Foxes decidió embarcarse de la mano de su alter-ego Father John Misty en un viaje a un lugar diferente. Un viaje plagado de setas alucinógenas que ha resultado en un grandísimo disco. Engancha desde la primera escucha y temas como I’m writing a novel o Misty’s nightmares 1&2 dan buena cuenta del enorme nivel del disco que tenemos entre manos. Gracias a Fear Fun podemos disfrutar a un nivel aún mayor de la voz que nos envolvía en los coros de Fleet Foxes.
Alain Raya
Lista de reproducción en Spotify: Mejores discos del 2012.
Hay discos de rock progresivo editados este año que mean por encima de muchos de los arriba expuestos.
Seamos serios señores.
estoy contigo! pero ponlos por aquí y aprendemos ;)
Pues yo añadiría unos cuantos.
Dos, para los amantes de lo mas alternativo
– Godspeed You! Black Emperor – «Allelujah! Don’t Bend! Ascend!»
– Toundra – «III»
Y para los retro-prog
– Anglagard – «Viljans Oga»
– Big Big Train – «English Electric Part I»
– Echolyn – «Echolyn»
Yo también creo que hay discos flojos ahí arriba pero es normal en todas las listas de este tipo. Si de verdad piensas que hay discos mejores basta con ponerlos y ya te contamos nosotros si lo son o no.
¡Muy buena esta inocentada, jajaja!
¿Los Punsetes? ¿En serio?
10 OCEAN ROAR MOUNT EERIE
9 OSHIN DIIV
8 I BET ON SKY DINOSAUR JR
7 OPEN YOUR HEART THE MEN
6 BETWEEN THE TIMES AND THE TIDES LEE RANALDO
5 GOSSAMER PASSION PIT
4 WORD AND MUSIC SAINT ETIENNE
3 KILL FOR LOVE CHROMATICS
2 WORLD, YOU NEED A CHANGE OF MIND KINDNESS
1 CLEAR MOON MOUNT EERIE
Ande está Frank?
Chromatics – Kill for Love
La selección musical parece un `¿Qué pasaría si los de Jenesaispop fuesen heterosexuales?´
Lo cual es de agradecer, por cierto.
secundo ese comentario, pero no agradezco la lista. Podría haber tirado la selección con la línea editorial del medio y no convertirse en una rama ideológica de la Jenesaispop
Destacable esa presencia de Mumford, y pensar que fue una de mis grandes decepciones junto Muse y Animal Collective, aquí otras listas de mejores discos del 2012 con las que hacerse una idea de como ha sido este año musicalmente.
http://www.intheriff.com/2012/12/los-mejores-discos-del-2012-50-31.html
http://www.hipersonica.com/monograficos/los-mejores-discos-internacionales-de-2012-i
http://www.playgroundmag.net/musica/articulos-de-musica/lista-de-exitos/resumen-2012-los-mejores-albumes-parte-1
http://pitchfork.com/features/staff-lists/9017-the-top-50-albums-of-2012/
deftones–koi no yokan
el de toundra es un discazo!
Pues, para estar luchando contra el Criterio Único, han pergeñado una selección que coincide bastante con la del ‘establishment’. Vamos, que no hay ni un solo disco realmente sorprendente. Y me parece bien, pero no pongan las expectativas tan altas en la entradilla: ¡a ver si en realidad eran unos testículos de cabrito!
Siempre que se pretende recopilar la antología de la mejor musicultureta del año se repite un patron: TODOS los críticos eligen discos diferentes. Un alarde de snobismo solo superado por los comentarios de la entrada que TAMBIEN eligen su propia selección sin repetir ni uno solo. Si que estamos empachados de calidad en ésta época tan mala para la música.
Sospecha personal: de haberse editado este año el «A night at the Opera» de Queen, con equivalente exito al de su época, ninguno tendría pelotas de mencionarlo. Solo por el qué diran.
http://gifslocosanimados.files.wordpress.com/2010/04/clap.gif
Joder, salvo el de los Punsetes no he escuchado ninguno… Y muy bajo debe ser el nivel para que los Punsetes estén en la lista.
Lo mejor de estas listas son los comentarios:
Uno: «Siempre que se pretende recopilar la antología de la mejor musicultureta del año se repite un patron: TODOS los críticos eligen discos diferentes. »
Otro: «Pues, para estar luchando contra el Criterio Único, han pergeñado una selección que coincide bastante con la del ‘establishment’. Vamos, que no hay ni un solo disco realmente sorprendente. »
Jajaja. ¿En qué quedamos?
No veo la contradicción, Ripley. Es evidente que los cuatro críticos han elegido cuatro discos diferentes, como decía el otro tipo, aunque no entiendo por qué eso le parece malo. Y cualquiera que haya seguido un poco las listas de lo mejor del año que publican los medios de referencia (a alguien le servirán de referencia, digo yo) se habrá topado ya con The xx, John Talabot, Crystal Castles, Beach House, Tame Impala o los Swans, así que no sé a qué viene tanta fanfarria en la introducción.
Que no esté el disco de Vetusta Morla con la orquesta sinfónica de la Región de Murcia me parece una falta de respeto a la música española
Jajaaa! Inocentes!
Esta lista es pobre, peca de ir de original pero cualquiera de los LP q ahora siguen en mi comentario tiene mucho mas talento. Atentos, fans de la musica alternativa y buceadores de oportunidades:
1. What,s up Johnny Joe. The Wet Mussels, californianos y guitarreros, influencias de los Flaming Lips y Pixies
2. Lies. Will & The Modern Innocents. unos tipos de Birmingham, en la onda Factory pero electronicos
3. Nacarado y subliminal. Javier Casqueiro. Un gallego del que oiremos hablar este 2013
4. Fuck my garage band. The sodomites. Escoceses, con el barcelones Pau Ulldemolins al bajo. Se los van a rifar en bolos pro referendum. Suenan a The Smithereens.
5. You hurt my feelings with your pink trousers. Katie Meyer. Una americana muy divertida, se compra la ropa en el sastre de Xavier Sala i Martin.
Reduccionismo musical: todo es pop, rock,….
Para mi, «An Awesome Wave» de Alt-J es el mejor del año
Probablemente no lo leerás, pero muchísimas gracias por la recomendación. Me encanta el disco, no puedo dejar de escucharlo y voy a seguir muy de cerca la pista a este grupo. Lo dicho, muchísimas gracias!
Una de esas listas que me producen deja-vu,… esos nombres repetidos y clónicos por todos lados. Será globalización o aborregamiento?
Y el Locked Down de Dr. John o el Superluminal de Sofa Surfers o el Lost Songs de Trail of Dead o el With Us Until You’re Dead de los Archive o el (Mankind) The Crafty Ape de Crippled Black Phoenix o… no, esos discos nunca están…
No conozco ninguno. No dudo que puedan ser buenos, pero da la sensación de que en estas listas saca más puntos el crítico que es capaz de mencionar un grupo desconocido por la mayoría de los mortales, y que encima acierta con la recomendación. He escuchado tanta basura sacada de listas de gente «guay» ( de esos que recomiendan folk-fussion nígero-somalí para pegarse el mocazo) que miedo me da ponerme a escuchar todos esos que habéis puesto.
En cualquier caso, conocer nunca está de más.
Pero si Pitchfork y Playground ya existen!!!
Hace unos años había un pincha de hip hop underground muy bueno que se llamaba McEnroe. Salía con un sello canadiense que se llamaba Peanuts & Corn, creo.
http://www.youtube.com/watch?v=exTvTc7TWLw
Por lo demás lo de «lo mejor» aludiendo a la música me parece un despropósito.
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Sí, sí, pero… ¿dónde está la electrónica?. Yo diría «los mejores discos del 2012» dentro de la tradición estética occidental, pero con un marcado sesgo estilístico. Que «Patience after Sebald» de «The caretaker» no esté aquí, tiene delito. (PD: en mi opinión, el mejor de la lista que habéis elaborado, es el de «Father John Misty». Menuda delicia de álbum… :-)
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