La última edición de la Ortografía de la lengua española (2010) ha generado reacciones en contra por parte de muchos usuarios e incluso por alguno de los propios académicos. Jot Down, sin ir más lejos, publicaba un artículo de nuestro estimado compañero Manuel de Lorenzo, con gran aceptación y asentimiento por parte de los lectores, en el que arremetía contra la RAE, la Ortografía y la ortografía mediante juicios infundados como quedará demostrado más adelante. La intención de este artículo no es otra que la de equilibrar la balanza editorial a favor de la cordura con un análisis de los aspectos más controvertidos de esta última edición.
Antes de entrar en este tema es necesario hacer algunas reflexiones sobre la propia institución. Se ha tachado a la Academia de inquieta y permisiva, de no parar de cambiar los muebles de sitio y de aceptar «cualquier deformación», esta acusación se podría desestimar por el simple hecho de no aportar ninguna prueba, pero es cierto que desde mediados del siglo pasado la RAE ha sufrido un proceso de modernización y apertura, alejándose en algunos aspectos de aquella academia dogmática que algunos añoran. No tengo datos suficientes para estimar el grado de «relajación» experimentado ni creo que sea oportuno retrotraerse a aquellos tiempos, pero, en lo que se refiere al momento actual, los cambios introducidos atienden a criterios lingüísticos conservadores, es decir, intentando preservar la unidad y la esencia del español y no al contrario. El hecho de introducir nuevos términos no es síntoma de tolerancia, es algo inevitable por la continua producción y renovación de una lengua viva, y cuando se produce se busca siempre la fórmula más ajustada a los parámetros del español, como así lo demuestra el tratamiento de préstamos y neologismos o la propia Ortografía cuyas novedades atienden a criterios lingüísticos unificadores, ejerciendo su labor de «fijar», pero en ningún caso son cesiones al uso.
El mayor foco de críticas hacia la Academia, o al menos el que tiene mejor altavoz, proviene de los académicos escritores. Se produce la paradoja de que los filólogos son minoría entre los académicos de número; este hecho en sí no es negativo, puesto que el estudio de una lengua está implicado en otras áreas como la literatura, la ciencia, la sociología y demás campos representados en las distintas comisiones. El problema surge cuando, quien teniendo sus palabras mayor repercusión mediática que la de cualquier entregado lingüista, arremete contra el trabajo consensuado desde una disidencia incomprensible. Dice Arturo Pérez-Reverte, y tomo sus palabras por ser la bandera en las que muchos se han envuelto:
«Se revisen o no se revisen algunas de las modificaciones de la nueva Ortografía de la lengua española, yo como escritor y académico seguiré escribiendo ‘guión’, ‘truhán’ y ‘sólo’ con acento cuando sea necesario, porque por encima de cualquier norma técnica, la ortografía, la gramática, son herramientas al servicio de la expresión, así que como escritor necesito esas herramientas y no puede ser que un técnico me las imponga a mí, sino al contrario, debe ser el técnico quien escuche a aquellos que usamos las herramientas».
Me pregunto si los que se apuntan a su causa pretenden que el fondo documental de la Academia proceda solo de la obra de don Arturo —con el riesgo de que acabemos hablando como Alatriste por decreto—, que sancione normas según las necesidades de todos los escritores o que esté plenamente compuesta por escritores. La RAE tiene en consideración obras literarias, prensa y otros tipos de textos, además de registros orales y, por supuesto, criterios filológicos para estudiar y dotar de normativa la lengua. Es decir, el material con el que se trabaja abarca distintos campos y registros, esto permite un estudio amplio a distintos niveles y parece más razonable que enfocar el estudio en obras literarias. Las herramientas del idioma las usamos todos y a todos nos debería escuchar la Academia según el razonamiento de Pérez-Reverte. De hecho, así lo hace, la Ortografía objeto de polémica ha tenido en cuenta la experiencia del servicio de consultas; así mismo, la Unidad Interactiva del DRAE ha atendido en un año 266 de las 288 propuestas recibidas por los usuarios, considerando procedentes 97. Lo que se antoja difícil es atender argumentos tan infantiles como «a mí me lo enseñaron así» (Manuel de Lope) o los de Arturo Pérez-Reverte que parecen responder a una necesidad íntima trascendental. Pensar que la ortografía o la gramática se aprendieron en su totalidad y de modo infalible en algún momento de la infancia ya es insensato, pero descartar cualquier avance, investigación o corrección posterior no se puede considerar otra cosa que ofuscación. Si se han de plantear revisiones deberían argumentarse con criterios lingüísticos.
Tómense estas palabras de D. Arturo como antídoto a lo anteriormente expuesto:
«Hay dos clases de académicos. Unos son los imprescindibles, los maestros: curtidos filólogos, lingüistas, lexicógrafos. Sabios que hacen posible culminar obras como ésta. Generales honorables, en fin, que con su esfuerzo callado y su ciencia pelean en la trinchera viva del español usado por cuatrocientos millones de hispanohablantes. Otros, allí, somos los humildes batidores que hacemos almogavarías y forrajeos en el campo de batalla, regresando con nuestro botín para ayudar en lo que haga falta: escritores, científicos, historiadores, economistas. Reclutas, o casi, en contacto con la calle. La fiel infantería».
Otro de los académicos que se ha manifestado en contra de las novedades ha sido Javier Marías, sus argumentos se basan en que las tildes permiten conocer la pronunciación de cualquier palabra, principalmente a los extranjeros, cosa que no ocurre con otras lenguas. Esto no es así, la única forma de conocer la pronunciación de una palabra en cualquier idioma y por cualquier hablante es adjuntar su transcripción fonética —en este aspecto sí que se podría recriminar a la Academia la progresiva omisión del AFI— , de hecho así lo hacen los diccionarios más importantes de otras lenguas. Por otra parte, Marías se contradice en su defensa de la correspondencia entre lenguaje oral y escrito al afirmar, hablando ya de la tilde de solo: la posibilidad de seguirles poniendo tildes a estas palabras no es para mí irrelevante. ¿Cómo saber, si no, lo que se está diciendo en la frase «Estaré solo mañana»? En el lenguaje oral no disponemos de tildes y sin embargo somos capaces de hacer saber al camarero que queremos un café solo o solo un café con la sencilla maniobra de anteponer el adverbio y sin tener que recurrir a pedir «un café solo con tilde».
Vayamos con el análisis de algunas de las novedades que han causado más rechazo y que quedan explicadas en la propia norma:
Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad
La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.
Consideraciones:
Hay que señalar que esta regla afecta a poquísimos casos: cuando hay riesgo de anfibología. Desde 1959 las normas indicaban que solo solamente llevara tilde en caso de ambigüedad; en cuanto a los pronombres demostrativos, recomendaba también reservar la tilde para este caso. Sin embargo, y a pesar de haber transcurrido más de cincuenta años, es habitual ver la tilde en el adverbio solo siempre, aun sin que haya ambigüedad —incluidos textos de Arturo Pérez-Reverte, que al parecer lleva rebelándose contra la Academia la práctica totalidad de su vida—. Con la consideración, además, por parte de algunos de los que hacen este mal uso, de ser un signo de distinción de su saber, según pudimos ver en declaraciones en el artículo de Manuel de Lorenzo y comentarios. Lejos de cualquier utilidad diacrítica, la intención parece ser la de hacer análisis morfológico y marcar pronombres y adverbio por si el que los lee no los conociera, actitud caritativa muy loable pero sin ningún sentido desde el punto de vista ortográfico. Si los «tildantes» compulsivos desean proseguir con esta absurda tarea al menos sería aconsejable que no tilden al resto de «necios» o «analfabetos». En lo que se refiere al caso que nos atañe, cuando sí hay ambigüedad, vemos de nuevo que es una recomendación, que el cambio se ha producido paulatinamente a lo largo de más de medio siglo y que, como decíamos, afecta a poquísimos casos. La recomendación de resolver la ambigüedad con una palabra tan melodiosa y tan poco aprovechada como solamente me parece especialmente plausible, tanto desde el punto de vista estético como lingüístico, y podría ser la solución para los adictos a la tilde antes de que llegue el día final. La improcedencia de deshacer ambigüedades con signos gráficos queda demostrada en el lenguaje oral.
Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del abecedario
Algunas de las letras tienen varios nombres con tradición y vigencia en diferentes zonas del ámbito hispánico. La nueva edición de la ortografía, sin ánimo de interferir en la libertad de cada hablante o país de seguir utilizando el nombre al que esté habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso de convergencia en la manera de referirse a las letras del abecedario, razón por la que recomienda, para cada una de ellas, una denominación única común.
…/…
-La letra y se denomina i griega o ye. El nombre i griega, heredado del latino,es la denominación tradicional y más extendida de esta letra, y refleja su origen y su empleo inicial en préstamos del griego. El nombre ye se creó en la segunda mitad del siglo xix por aplicación del patrón denominativo que siguen la mayoría de las consonantes, que consiste en añadir la vocal e a la letra correspondiente (be, ce, de, etc.). La elección de ye como nombre recomendado para esta letra se justifica por su simplicidad, ya que se diferencia, sin necesidad de especificadores, del nombre de la letra i.
-La letra i, cuyo nombre es i, recibe también la denominación de i latina para distinguirla de la letra y cuando para esta última se emplea la denominación tradicional de i griega.
Consideraciones:
Como podemos observar, no se trata de una imposición y se señala la intención de no interferir en la libertad del hablante, sino de promover un proceso de convergencia. Siendo una recomendación y reconociendo que la propuesta de un alfabeto unificado es conveniente y necesaria a efectos prácticos, no parece apropiado oponerse sino desear que prospere el uso.
Equiparación en el tratamiento ortográfico de extranjerismos y latinismos, incluidas las locuciones
En la nueva ortografía se da cuenta de las normas que deben seguirse cuando se emplean en textos españoles palabras o expresiones pertenecientes a otras lenguas, siendo la principal novedad en este sentido la equiparación en el tratamiento ortográfico de todos los préstamos (voces o expresiones de otras lenguas que se incorporan al caudal léxico del español), con independencia de que procedan de lenguas vivas extranjeras (extranjerismos) o se trate de voces o expresiones latinas (latinismos).
De acuerdo con estas normas, los extranjerismos y latinismos crudos o no adaptados —aquellos que se utilizan con su grafía y pronunciación originarias y presentan rasgos gráfico-fonológicos ajenos a la ortografía del español— deben escribirse en los textos españoles con algún tipo de marca gráfica que indique su carácter foráneo, preferentemente en letra cursiva, o bien entre comillas. En cambio, los extranjerismos y latinismos adaptados —aquellos que no presentan problemas de adecuación a la ortografía española o que han modificado su grafía o su pronunciación originarias para adecuarse a las convenciones gráfico-fonológicas de nuestra lengua— se escriben sin ningún tipo de resalte y se someten a las reglas de acentuación gráfica del español:
Me encanta el ballet clásico / Me encanta el balé clásico.
Juego al paddle todos los domingos / Juego al pádel todos los domingos
La reunión se suspendió por falta de quorum / La reunión se suspendió por falta de cuórum.
Así pues, según la nueva ortografía, y tal como ilustra el último ejemplo, los préstamos del latín solo se escribirán en letra redonda y con sometimiento a las reglas de acentuación gráfica del español cuando estén completamente adaptados a nuestro sistema ortográfico, al igual que se hace con los préstamos de otros idiomas.
Consideraciones:
El texto es más amplio, incluye normas sobre locuciones, y está relacionado con el epígrafe en el que se detalla la sustitución de la q etimológica en latinismos y extranjerismos adaptados. En definitiva, se pretende homogeneizar criterios para el uso de términos foráneos no adaptados, pudiendo elegir entre la forma adaptada o la forma originaria resaltada. Ni es una restricción ni supone una novedad de criterio. En cuanto a la adaptación de topónimos —comento aquí para no extenderme en exceso en una cuestión tan simple— es algo inevitable por la existencia de otros sistemas de escritura o fonéticos.
Eliminación de la tilde en palabras con diptongos o triptongos ortográficos: guion, truhan, fie, liais, etc.
Para poder aplicar con propiedad las reglas de acentuación gráfica del español es necesario determinar previamente la división de las palabras en sílabas. Y para dividir silábicamente las palabras que contienen secuencias de vocales es preciso saber si dichas vocales se articulan dentro de la misma sílaba, como diptongos o triptongos (vais, o.pioi.de), o en sílabas distintas, como hiatos (lí.ne.a, ta.o.ís.ta).
Al no existir uniformidad entre los hispanohablantes en la manera de articular muchas secuencias vocálicas, ya que a menudo, incluso tratándose de las mismas palabras, unos hablantes pronuncian las vocales contiguas dentro de la misma sílaba y otros en sílabas distintas, la ortografía académica estableció ya en 1999 una serie de convenciones para fijar qué combinaciones vocálicas deben considerarse siempre diptongos o triptongos y cuáles siempre hiatos a la hora de aplicar las reglas de acentuación gráfica, con el fin de garantizar la unidad en la representación escrita de las voces que contienen este tipo de secuencias.
De acuerdo con dichas convenciones, y con independencia de cuál sea su articulación real en palabras concretas, se consideran siempre diptongos a efectos ortográficos las combinaciones siguientes:
1. Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal cerrada átona (/i/, /u/): estabais, confiar, diario, afeitar, viento, pie, doy, guion, aunar, acuario,actuado,reunir,sueño,estadounidense, antiguo.
2. Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): triunfo, incluido, diurno, huir, viuda, ruido.
Del mismo modo, se consideran siempre triptongos a efectos ortográficos las secuencias constituidas por una vocal abierta entre dos vocales cerradas átonas: confiáis,actuáis, puntuéis, guau.
Como consecuencia de la aplicación de estas convenciones, un grupo limitado de palabras que tradicionalmente se habían escrito con tilde por resultar bisílabas (además de ser agudas terminadas en -n, -s o vocal) en la pronunciación de buena parte de los hispanohablantes —los que articulan con hiato las combinaciones vocálicas que contienen— pasan a considerarse monosílabas a efectos de acentuación gráfica, conforme a su pronunciación real por otra gran parte de los hispanohablantes —los que articulan esas mismas combinaciones como diptongos o triptongos—, y a escribirse, por ello, sin tilde, ya que los monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo los que llevan tilde diacrítica.
Las palabras afectadas por este cambio son formas verbales como crie, crio (pron.[krié], [krió]), criais, crieis y las de voseo crias,cria (pron. [kriás], [kriá]), de criar; fie, fio (pron.[fié], [fió]), fiais, fieis y las de voseo fias,fia (pron. [fiás], [fiá]), de fiar; flui, fluis (de fluir); frio (pron.[frió]), friais, de freír; frui, fruis (de fruir); guie, guio (pron. [gié], [gió]), guiais, guieis y las de voseo guias,guia (pron. [giás], [giá]), de guiar; hui, huis (de huir); lie, lio (pron. [lié], [lió]), liais, lieis y las de voseo lias,lia (pron. [liás], [liá]), de liar; pie, pio (pron. [pié], [pió]), piais, pieis y las de voseo pias,pia (pron. [piás], [piá]), de piar; rio (pron.[rió]), riais, de reír; sustantivos como guion, ion, muon, pion, prion, ruan y truhan; y ciertos nombres propios, como Ruan y Sion.
Aunque la ortografía de 1999, donde se establecieron las citadas convenciones, prescribía ya la escritura sin tilde de estas palabras, admitía que los hablantes que las pronunciasen como bisílabas pudiesen seguir acentuándolas gráficamente. En cambio, a partir de la edición de 2010 se suprime dicha opción, que quiebra el principio de unidad ortográfica, de modo que las palabras que pasan a considerarse monosílabas por contener este tipo de diptongos o triptongos ortográficos deben escribirse ahora obligatoriamente sin tilde.
Esta convención es solo ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno, que los hablantes deban cambiar la manera en que pronuncian naturalmente estas voces, sea con hiato o con diptongo.
Consideraciones:
En la explicación de este epígrafe puede interpretarse que la norma se adapta al uso de un grupo de hablantes y que la anterior a 1999 se adaptaba al de otro grupo de hablantes, cuando en realidad la norma actual se atiene al concepto ortográfico de diptongo y triptongo independientemente del uso hablado.
El comportamiento fonético de los grupos vocálicos ha ocupado tantas páginas que es imposible hacer aquí siquiera un resumen —ni se pretende, pues no afecta al caso—, pero algunos breves apuntes ayudan a entender la complejidad de establecer división entre sílabas en virtud de la pronunciación. En primer lugar, la percepción por parte del hablante se ve afectada por la escritura, de modo que la forma en que ve escrito un grupo vocálico tradicionalmente influye en la apreciación de una o dos sílabas, independientemente de cómo las pronuncie. Así pues, hablantes habituados a escribir vio percibirían un monosílabo con mayor frecuencia que los habituados a escribir [vió]. Por otra parte, el mismo grupo vocálico puede articularse como hiato o como diptongo no solo por distintas personas, sino por la misma persona dependiendo de la posición en la palabra, del cuidado en la pronunciación y de un sinfín de factores.
La buena noticia es que la diversidad en la pronunciación no afecta a la consideración de diptongos y triptongos, sino que se recogen unas convenciones a efectos ortográficos. Estas convenciones responden a criterios regulares y eliminan el «privilegio» de algunos grupos vocálicos considerados bisílabos en virtud de su pronunciación por algunos hablantes.
En esta norma encontramos algunos obstáculos: se observa que hay una imposición, establecida además en un periodo más breve y sin que se constate un uso extendido, si acaso testimonial:
Consulta: | guión, en 1999-2004, en todos los medios, en CREA |
Resultado: | 803 casos en 412 documentos. |
Consulta: | guion, en 1999-2004, en todos los medios, en CREA |
Resultado: | 2 casos en 2 documentos. |
Notas:
CREA solo facilita datos hasta 2004, por lo cual no se puede saber si a partir de ese año ha proliferado la propuesta de 1999.
Se toma como ejemplo guión/guion por ser el más frecuente entre los términos afectados, sin que ello signifique que otros tengan un comportamiento similar.
La muestra de datos obtenida es obviamente insuficiente, pero, si la aceptación fuera tan reducida realmente, la nueva norma podría provocar una diversificación al enseñarse en los colegios mientras que muchos hablantes persistirían en el uso fuera de la norma. Esto no deja de ser una especulación, puesto que en el caso similar de fue la forma normativa parece admitida mayoritariamente.
Consulta: | fue, en 1999-2004, en todos los medios, en CREA |
Resultado: | 50889 casos en 14249 documentos. |
Consulta: | fué, en 1999-2004, en todos los medios, en CREA |
Resultado: | 100 casos en 36 documentos. |
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. [17 de octubre de 2012]
Conclusiones:
La Ortografía es continuista y conservadora. Hay un epígrafe cuestionable, pero en su conjunto es un texto argumentado que da forma a una obra ambiciosa y exhaustiva. Sin embargo, ha generado reacciones tan virulentas como para cuestionar la labor de la Academia en su conjunto. La percepción por parte del hablante del uso de su propia lengua está siempre limitada por cuestiones geográficas, culturales y sociales; esto provoca que cualquier cambio se vea como una agresión a lo establecido cuando atiende a una realidad lingüística global. Responder a todas las necesidades se entiende una tarea difícil, necesariamente polémica y con errores, pero las críticas no pueden surgir desde planteamientos tan íntimos como «no lo había oído nunca» y, sobre todo cuando se publican en medios, deben ser sopesadas.
La Real Academia Española genera muchos temas de debate, tanto lingüísticos como extralingüísticos, que podrían ser objeto de varios artículos más, pero el objetivo de este era la defensa de los puntos más polémicos de la Ortografía y, habiendo superado en 211 el número de palabras en que está previsto que el primer comentarista nos sugiera que abreviemos los textos, dejaremos las polémicas generadas por las entradas «contraculturales» del diccionario para otra ocasión.
Las citas textuales sobre la Ortografía de la lengua española (2010) están extraídas de la página web de la RAE.
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Que sarta de…
En el lenguaje oral no disponemos de tildes y sin embargo somos capaces de hacer saber al camarero que queremos un café solo o solo un café con la sencilla maniobra de anteponer el adverbio y sin tener que recurrir a pedir “un café solo con tilde”.
En el lenguaje oral tampoco disponemos de g, ni de h, ni de v —en algunos sitios ni de z— y no por ello se nos ocurre destrozar la ortografía.
Qué gran argumento filológico, sí señor. Lo emplearé en la próxima discusión. «Qué sarta de…», «en el el lenguaje oral X y no por ello se nos ocurre destrozar la ortografía». ¡Magnífico!
Señor mío, con todos mis respetos, supongo su comentario hecho a bote pronto y sin demasiada reflexión. Porque de lo contrario, no se me ocurre cómo puede no tomar en consideración TODAS las diferencias que hay entre el lenguaje escrito y el oral. Alguna, quizá para usted no muy importante, es que cuando nos comunicamos con el camarero, no solo le estamos transmitiendo palabras. Échele entonación, ritmo, pausas, lenguaje no verbal… quizá por eso podemos expresarnos sin pedir ‘un café solo con tilde’. Pero es solo una sugerencia.
Ufff… lo que hay que leer.
Opino lo mismo que las otras respuestas.La respuesta dada es vaga y está al nivel de una excusa tipo «en mi casa jugamos así».
La ortografía y la gramática no son algo que evolucionen a base de que la gente la deforme y la diga mal, o porque a alguien le sea más cómodo no aprender a poner tildes. Evoluciona porque escribimos lo que expresamos a viva voz, y como en la escritura no disfrutamos de los gestos y enriquecemos la expresión con distintos modos de expresarlo necesitamos que se regule. La RAE esta para regular esta evolución y contener las deformaciones sin sentido.
Lo bonito e interesante del lenguaje, lo que hace que un experto en escritura se diferencie de alguien que no sabe escribir es el uso de todas estas reglas para expresar mas delicadamente y mejor los matices de los modos de expresarse.
En oraciones como «yo sólo como solo» es imprescindible la tilde. Todos entendemos que uno indica la condición de «no acompañado» y el otro el de «únicamente», pero en el lunguaje escrito lo importante también expresar la frase clara y sin dudas.
Enhorabuena por el artículo, es muy enriquecedor, hasta para los que no somos ni de letras ni expertos en lenguaje y literatura.
No, no lo es (como ya dice el artículo): Yo no como solo solamente. La lengua tiene otras herramientas para evitar la ambigüedad además de la tilde.
Al igual que en el lenguaje oral nos ayudamos del gestual para especificar nuestro mensaje, en el lenguaje escrito, las reglas, los acentos, las puntuaciones, son necesarias ya que ayudan a centrar el mensaje.
Me parece una patada a la lengua y a la comunicación prescindir de sus acentos, a parte, a los que siempre hemos usado «ay, ahí y hay» empezar a aceptar textos formales con palabras como «balé» o wiski» nos confundirá, al menos yo no sabré cuando se usa la palabra con sentido irónico o es que es un escritor moderno con palabras trendy-RAE.
El rechazo a las formas españolas y la aceptación de neologismos europeos, así como el miedo a la influencia latinoamericana, responden a complejos de una sociedad que suele utilizar el eufemismo «este país» para evitar nombrar la bicha.
Lo inglés se considera moderno y lo español atraso. Y así es mientras no entendamos el poder de hablar la misma lengua cuatrocientos millones de personas.
Sí, escribamos wiskey no sea que se piensen que hablamos castellano y no sabemos inglés.
En lo personal me gustaría opinar acerca del uso de la lengua española hoy en día. Es importante que al hacer uso de cualquier lengua, tengamos un buen uso del lenguaje tanto de manera gramatical como ortográfica. Hoy en día la lengua española a través de la RAE ha sido modificada a su antojo por medio del criterio de unos cuantos, pero; no debemos de olvidar que los que hacemos vivir la lengua y los que la actualizamos día a día somos nosotros mismos. Es muy importante que se añadan palabras de otras lenguas a la nuestra o como se dice en el argot de los traductores un préstamo, pero debemos de usar las palabras con conciencia y no caer en el mal uso ni menos inventar barbarismos en la lengua española. La lengua es muy flexible usemosla con propiedad ya que nuestras palabras son el reflejo y la imagen de quienes somos en realidad.
Supongo que con esos argumentos serás de los muchos que no distinguen entre «hay», «ay» o «ahí», verdad? Como se dice igual, qué más da como lo escribamos?
Vivo en Alemania y lo comenté con una amiga mía profesora en la escuela, y aquí se cometen bastantes menos faltas ortográficas que en España.
Que en alemán escriba mejor la gente que en español, es como para pensárselo.
Suponemos que, desde un punto de vista estético, no le gustan a usted las tildes.
Por estética se hacen muchas tonterías, como capar la lengua en solamentes, inventando una soluciòn mediocre para un problema mediocre que no existìa.
Como la mayoría de la gente no sabe poner las tildes, al final acabarán quitando todas las tildes. Si no, al tiempo. Este texto al final acabará convirtiéndose en realidad :) http://es.wikipedia.org/wiki/Usuario:Valadrem/Reformas_ortogr%C3%A1ficas
Di ke si, tia, y kien opine lo kontrario es un facha, machista y kapitalista y feo y peludo
Un detalle que no me termina de convencer es cómo se adaptan las palabras al castellano, muchas veces variando la pronunciación original cuando no es especialmente compleja: «Ballet» pasa a ser balé, y no balet (no puedo hacer estadística partiendo solo de mi experiencia, pero tengo la impresión de que la «t» final sí se suele pronunciar), «whisk(e)y» se transformó en güisqui (palabra horrenda para muchos) cuando podría haberse quedado en algo más cercano como uiski.
Pablo, en francés se pronuncia / ba.lɛ / es decir, no, no se pronucia la t, o más aproximadamente: la grafía -et en francés corresponde a la -e española.
Es decir: yo pronunció «truhán» como hiato, bisílabo, y por eso siempre lo he escrito con tilde; y pronuncio «Juan» como diptongo, monosílabo, y por eso nunca lo he escrito con tilde.
Sin embargo, otros hablantes pronuncian «truhan» como «Juan», ambos monosílabos, y la tilde les parece incorrecta.
Para dictar sentencia, se recuerda que existe diptongo cuando una voca abierta (/a/ en este caso) va precedida de vocal cerrada átona (/u/ en este caso). Al cumplirse esa condición, «truhan» forma diptongo, y gráficamente no lleva tilde.
Bien… si fuera cierto. Porque el caso es que «truhán» no forma diptongo, ni gráfica ni oralmente. Y la clave está en la «h», que aunque sea muda se añadió al importar esa palabra (del francés «truand») para marcar el hiato. En francés se pronuncia bisílaba (/try-an/), y en español se quería que fuera igual: así que, para evitar el diptongo, se intercaló una «h».
Que haya mucha gente que lo pronuncie como diptongo, no afecta al caso. También mucha gente pronuncia los diptongos crecientes (-ia-, -ie-, -io-) como hiatos, pronuncia /vic-to-ri-a/ y no /vic-to-ria/, y por tango exigen que lleve tilde «Victória» al ser esdrújula (como hacen todas las lenguas románicas salvo el español). Sin embargo, la Academia dice que son diptongos, y sanseacabó.
Pues «truhán» es un hiato de nacimiento, lo sigue siendo para mucha gente, y aunque ahora la Academia cambie de idea, lo seguiremos escribiendo como hiato: con tilde, evidentemente.
Chu, no conozco la etimología de truan, pero dando por buena esa, deduzco que consideras mejor «norma» intercalar una h (muda) con la finalidad de que se pronucie un hiato por ser anterior.
Yo creo que pronuncio truan en hiato (y guion en diptongo, a no ser que imposte la pronunciación hasta el punto de nasalizar en exceso la o) aunque no soy capaz de «escucharme» para saberlo a ciencia cierta. Por eso no me parece muy fiable la pronunciación para establecer criterios normativos en este aspecto, y me parece razonable la nueva norma.
¿Que se podrían haber hecho excepciones con algunas palabras como truan? Es posible, pero tampoco tengo datos para saber si esas excepciones tendrían una base sólida.
La h no es, en general, un marcador de hiatos. Si así fuera, «desahucio» sería esdrújula y «búho» no necesitaría acento. La única clave aquí es que truhán se pronuncia en dos golpes de voz: tru-hán, a diferencia de Juan, que se pronuncia en una sola. Que haya hablantes que lo pronuncien distinto no les exime del cumplimiento de unas normas que se deben basar en una forma de hablar determinada. ¿O acaso la lengua debe evolucionar hacia la sustitución de ces y zetas por eses, porque así no liamos a los que hablan así? En resumen, para mí todos estos «falsos monosílabos» deben acentuarse obligatoriamente, cuando la regla general así lo indique (truhán, guión, lió, ión, fiáis, ruín…).
Creo que la clave está en los hablantes cuyos usos se privilegian. Mis abuelos y mi madre eran, como muchas personas de su generación, cuasi analfabetos, pero pronunciaban los ejemplos que Yolanda Gándara menciona como bísilabos. Además, y no se me ocurre ahora ningún ejemplo concreto, algunos endecasílabos pasarán a tener diez sílabas. ¿Qué les contamos a nuestros alumnos? Conste que no soy profesor de literatura, pero en el gremio, por lo que observo, la insumisión a las normas de la RAE es ya no general, sino universal.
Yolanda Gándara, me quito ante usted el sombrero. Esto sí que es escribir un texto con conocimiento, con fin didáctico y aclaratorio, sin otra intención que la de despejar dudas para que cada cual saque sus conclusiones.
Por mi parte, únicamente quiero reflejar mi admiración y mi enhorabuena por un trabajo tan bien enhebrado y justificado. Este artículo es toda una lección perfectamente fundamentada de Filología, y es necesario que aparezcan referencias sólidas y nítidas ante la confusión y la polémica reinantes.
Le diré una última cosa: al iniciar la lectura de su artículo me sentí contrariado. Después, comprendí. Finalmente, asiento. Nada mejor que explicar el porqué de los cambios para entender que van en nuestro beneficio léxico a largo plazo. Aun no estando de acuerdo en algunos aspectos de su artículo (nada más que lo referido a la cuestión del uso de sólo/solo), su trabajo es encomiable. Merece todo respeto.
Si este país tuviese periodistas y escritores que justifican tan bien y con tanto detalle sus artículos y obras, otro gallo cantaría. Con usted uno percibe la precisión quirúrgica de la que siempre ha podido presumir la lengua castellana.
Enhorabuena, y muchas gracias.
Gracias a ti, Reik, por leer y también por tener algún punto de desacuerdo, porque la conformidad plena me abruma :)
«la única forma de conocer la pronunciación de una palabra en cualquier idioma y por cualquier hablante es adjuntar su transcripción fonética»
Espero ansioso un ejemplo de una palabra en castellano, con tilde, cuya pronunciación sea ambigua sin transcripción fonética.
Pero creo que esperaré sentado.
A mí se me acaba de ocurrir el ejemplo de los adverbios terminados en «-mente», con dos acentos prosódicos y un o ningún acento ortográfico.
El transcriptor automático comete el mismo error que usted defiende. En castellano sí puede ser la pronunciación ambigua sin la transcripción fonética, aunque es muy infrecuente.
http://www.aucel.com/pln/transbase.html
Así transcribe esta herramienta la palabra:
«comúnmente»:
[ ko ‘mu meN te ]
Sin embargo, «realmente» la transcribe así:
[ ře al ‘meN te ]
Y en realidad se trata de dos acentos en lengua oral, que tendrían que transcribirse así:
[ ko ‘mu ‘meN te ] o [ ko .mu ‘meN te ]
[ ře ‘al ‘meN te ] o [ ře .al ‘meN te ]
Un extranjero, guiándose solo por la tilde en estos adverbios, podría producir pronunciaciones extrañas con un solo acento fónico.
«*coMÚNmente» y «*realMENte» (si las repite en voz alta se dará cuenta de lo poco natural que suenan si no aparecen los dos acentos).
Un saludo.
Los argumentos de Javier Marías son perfectos.
Dices lo siguiente:
«Esto no es así, la única forma de conocer la pronunciación de una palabra en cualquier idioma y por cualquier hablante es adjuntar su transcripción fonética»
Eso es correcto. Pero una transcripción fonética no es una lengua maravillosa y especial, es OTRO IDIOMA MÁS. Tienes que conocer la pronunciación de cada carácter para poder encadenarlos en palabras. Lo que dice Javier Marías es que el español cumplía (hasta ahora) esa misma función. ¿Faltaste a clase el día que explicaron eso de «la M con la A, ‘MA’, la M con la E, ‘ME'»? Pues con esas sencillas reglas, más la acentuación, ¡tenemos una manera de saber EXACTAMENTE cómo pronunciar cada palabra del español!
Y con respecto a lo de «un café solo» o «solo un café», estás he de decir que me parece acojonante. Ya no sólo se está deteriorando la ortografía, sino que también la SINTAXIS, porque resulta que un texto escrito para que se entienda bien, tengo que reordenar la estructura de las frase… ¿estamos locos o qué?
Tienes razón, en el lenguaje hablado no existe esa clase de tilde, pero ocurre lo siguiente:
1.- Hablando con una persona, le puedes preguntar si tienes alguna duda. A un texto no. Un texto debe ser más específico en todos los casos.
2.- Si la kosa es ekiparar el lenguaje eskrito al ablado… ¿Por ké no eskribimos direktamente como ablamos, al modo anarkiko? Bendría siendo mucho más útil, porke se eliminarían las ubes, las aches, muchas de las jes, las zes… letras con las ke mucha jente tiene ziertos problemas.
Lo dicho, la defensa de Javier Marías es completamente indiscutible.
José María, sí, fui a clase el día que dieron la M con la A= MA. Lo que pasa es que yo ya sabía hablar cuando fui al colegio, y este proceso de aprendizaje de la lengua materna se produce así en todas las lenguas: primero se habla y luego te enseñan una serie de caracteres arbitrarios para representar eso que has aprendido. Además, se da el caso de que ese día no fueron los franceses a mi clase; de esos se puede esperar cualquier cosa porque son muy suyos, pero es que no fue nadie del resto del mundo. Y para rematar, al resto de niños del mundo les enseñaron cosas otras letras e incluso otros signos para representar nuestro “MA”.
Así que tu afirmación: “Pues con esas sencillas reglas, más la acentuación, ¡tenemos una manera de saber EXACTAMENTE cómo pronunciar cada palabra del español!”no es válida ni para extranjeros ni para españoles, puesto que el proceso de aprendizaje oral de una lengua madre es necesariamente previo al escrito y cuando se aprende un idioma ajeno se ha de hacer el proceso de conocer la correspondencia sonido-grafía.
El AFI no es un alfabeto como otro cualquiera, es un alfabeto que te permite saber pronunciar (al menos muy aproximadamente) cualquier palabra de cualquier idioma aunque no lo conozcas porque te permite hacer la correspondencia con los sonidos que mentalmente representas con otros símbolos de forma inmediata. Es una herramienta estupenda, y su existencia se debe precisamente a que no, no se puede saber cómo se habla ningún idioma por la escritura.
En cualquier caso, ya nos hemos desviado de la idea de Javier Marías, que no era tan desproporcionada como tu interpretación.
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De acuerdo en todo. Cualquier paso dado en el sentido de eliminar excepciones a una norma general me parece bien. En caso contrario, tal vez necesitáramos una tilde para diferenciar la bebida ‘vino’ del pretérito ‘vino’.
No has demostrado un pimiento. Las nuevas reglas crean anfibología en lengua escrita y no aportan nada positivo.
Genial. Como la mayoría de la gente no sabe leer, vamos a escribir con anfibologías. Y así, todos pareceremos igual de idiotas y tendremos que leer y releer un párrafo hasta discernir lo que realmente se quiso significar. Es un concepto muy moderno el de igular por debajo, así nadie destaca y nadie se siente menos que nadie. Estimada Yolanda, es usted imbécil. Sí, ya sé que como argumento no vale un pimiento, que era innecesario, y que me descalifica totalmente, pero qué cojones. Es que no doy para más.
El aprender a hacer algo de manera experta siempre conlleva trabajo y estudio, y la escritura sin ortografía y gramática devalua el esfuerzo de un experto, ya que cualquier persona sería experta sin esfuerzo.
Me explico, por si no se me entiende bien. Escribir mal por sistema para facilitar que todos escriban de acuerdo al habla sería como bajar el nivel de un aprobado de un 5 a un 1 sobre 10 porque la gente no aprueba sino, ya que no estudian. Evitando entrar en política, la famosa excelencia que ahora tanto se usa, no es más que el mérito de destacar por hacer algo muy bien por encima de la mediocridad y no por bajar el nivel del estudio para hacerlo mas asequible.
Lo académico y lo accesible no suelen ir de la mano y por eso el mérito de un experto en cualquier materia es debido a su esfuerzo y su estudio.
Ahí hay un hombre que dice ay.
Ai ai un hombre que dice ai
Bravo, bravo, bravo.
Felicidades, Yolanda, por este artículo. Es justo lo que siempre he pensado yo, y así es como lo defiendo ante mis colegas cuando hablamos sobre ello.
Yo también creo que las normas establecidas son más que razonables, y destaco el siguiente comentario:
«La percepción por parte del hablante del uso de su propia lengua está siempre limitada por cuestiones geográficas, culturales y sociales; esto provoca que cualquier cambio se vea como una agresión a lo establecido cuando atiende a una realidad lingüística global. »
La tarea de la RAE no es fácil, y menos cuando intentan agrupar y unificar los usos del castellano de todo el mundo.
Felicidades por tu artículo, una vez más.
Un saludo
No entiendo tanta cirugía, como si tales o cuáles palabras fueran delincuentes a los que hay que hacerles arreglos para que el maestro no castigue a los alumnos con copiarlos treinta veces.
Sé que el cambio es la base de la evolución lingüística, que yo no hablo igual que mi padre y mi padre no habla como lo hiciera mi abuelo, pero nos entendimos siempre gracias a unos cánones, que si siguen corta-pegando harán que haya más distancia entre generaciones de las que ya existen.
Dentro de muchos años…, alguien mirara acia atras y se parara a pensar la cantidad de tienpo que se se perdia estudiando y revisando la ortografia en el siglo XXI, y se dara cuenta que los contenporaneos de inicios del siglo, derrocharon oras y oras a en un asunto qe jamás sirvio para nada, salvo el adornar los deseos de cuatro “dictadores” de la cultura.
Oy en dia a nuestros ijos se les inponen mas y mas materias, relacionadas con su tiempo: informatica, tecnologia, segundo idioma, divujo lineal, , etc, etc. Cosa qe a sus padres no se les impuso, por la sencilla razon qe no existian tales necesidades. Pero a nadie se le ocurre qitarles algo de lo qe dieron sus padres, como si fuesen esponjas infinitas, a los qe se les puede inponer todo, porqe todo lo aguantan.
Los “normócratas” (como yo les llamo) son jente que les encanta vivir encorsetados en normas, tengan o no sentido, el caso es normativizar avsolutamente todo. Estudian las qe ay e inventan otras nuevas para dejar su inpronta. Inflan el pecho, cual peces glovo, al saver qe en años venideros, avrá gente qe tenga qe perder dias de su vida en estudiar las estupideces, qe ellos an vomitado tras una noche de insomnio, sin otro fin qe el de normativizar por normativizar. En muchos casos limiándose, simplemente a cambiarle el nombre a lo que ya existe, para complicar mas aun la cosa, por si no lo estuviese suficiente: «Complemento directo» aora ay que llamarle «Objeto directo» si no suspendes niño» ¿Por qe? Por que un aburrido normócrata, veia qe se le iva la vida sin dejar nada a su paso y decidió semejante valentia, a sus venideros, ¿Pero utilidad?!CERO!
Así nos dicen que la ortografia sirve para distingir el sentido de dos palabras y evitar confusiones. Cuando decimos “se llevó a cavo un crimen” nos ayuda a discernir que ese “cavo” no es un cabo de costa y asi diremos “se lo llevó al cabo”. Pero estos mismos “normativizadores” no nos explican por que para la palabra banco, que tiene tres afecciones totalmente distintas: “de peces”,“comercial de dinero” y “de jardin”; no existe diferenciación alguna.
Eso si, es extremadamente importante poner “servir” con “V” porque es la excepcion a la estupida regla, que alguien se inventó en un dia de resaca o simplemente se mueren de cobardia, a la ora de eliminarla, por aqello de «qien le pone el cascavel al gato». Porqe en este pais no se premia la simplificacion y lo práctico, como en el mundo anglosajon si no el “a ver qien lo conplica mas”. Claro que después no dejamos trillonadas de euros, en pagar royalties a los yankies, por inventar cosas qe simplifican la vida, como Windons.
La sigiente justificacion de los normativizadores es: “Ay qe respetar la tradición linguistica, no se puede pegar un golpe de timon a una lengua, porqe sería artificial, y lamentavlemente se perderia como lengua…”
Y yo pregunto ¿Alguien sige llorando la desaparición en el uso del latin, el griego, el etrusco, el mesopotamio,o el arameo? O tuvieron su tiempo y cuando les tocó de desaparecer, desaparecieron para dejar paso a las utilizamos oy en dia y punto. Con una inmensa diferencia, qe oy se puede dejar rejistro de avsolutamente todo lo escrito en una lengua “amenazada” y antes no.
La sociedad deveria ser como un eqipo de traineras, remar todos al mismo ritmo y en la misma direccion. Lo qe es lamentavle es qe esta sociedad, vaya a mil por ora y la lengua a diez, qe el mundo señale la direccion ineqivoca de la tecnolojia y la evolucion y la lengua la de la tradicion mas arcaica y rancia. Eso si, los normócratas cuando llegan a casa utilizan la tecnolojia de los científicos, y pasan ampliamente de las normas inútiles qe puedan encorsetar su vida.
Esto qe podria parecerles un clamor en el desierto de un loco, no lo es.
El escritor Gabriel Garcia Marquez reavivó el viejo devate sovre el purismo del idioma, del cual participaron en su momento el escritor venezolano Andres Rivera y el educador argentino Domingo Faustino Sarmiento. «Hay que eliminar la ortografía, terror del ser humano desde la cuna; enterrar la letra «h», firmar un tratado sin límites entre la «g» y la «j», y poner mas uso de razon entre los acentos escritos», propuso el autor de «Cien años de soledad».
Lo mismo intentó Juan Ramón Jimenez, despreciando las reglas y poniendo sus “g” y sus “j” donde a el le dava la gana.
Sera dificil mover la motaña, pero no imposivle, sirva este como uno mas de los granitos de arena qe ay que aportar a la inmovilidad de lo institucinalizado, porque tarde o tenprano, caera como cae todo lo qe va contra la logica, “por su propio peso”. Aunque soy pesimista, porqe me temo que llevará muchos años, qe avremos perdido nosotros, nuestros ijos y nuestros nietos, en oras y oras de clase y oficina estúpidas, qe podriamos dedicar a mil asuntos mas gratificantes.
En fin, la ortografia si deve de existir, pero unicamente, con las reglas justas para que no exista confusión y dejarse ya de una vez de reglar por reglar.
Este escrito, qe como a demostrado por si mismo, se lee perfectamente con cuatro reglas sencillas y vasicas:
– La letra «B» y la «H» desaparecen.
– La «U» despues de «Q» y «G» desaparece.
– La letra «J» se utiliza siempre para sonidos fuertes: judia, jeneral, jermen, jardin, etc.
– La «G» se utiliza para sonidos suaves y no necesita de la «U». guante, gato, ginda, etc.
– El acento se uitiza exclusivamente para diferenciar palavras: llevara / llevará — avra/ avrá
– Delante de «P» se pone siempre «N» y como la «B» no existe ya está: canpo, tienpo, etc.
Y por supuesto qe esto es solo una propuesta rapida y sin pensar, es decir, qe aun se podria sinplificar mas pero esos son deveres para mis tataranietos qe yo lamento no poder ver.
Reducir la lengua, como acabas de hacer, a un ejercicio de racionalismo puro es despojarle de su historia, de sus matices, de su estética … de todo aquello que, aun siendo contradictorio, lo convierte en un producto hermoso, imperfecto, humano.
Que daño haces a los ojos…so VOVO.
Te crees que escribiendo asi provocas? Tu demagogia barata no vale para nada, excepto para provocar aburrimiento y pena por tu visión del tema.
Muy buena simplificación, pero sería de agradecer que fueses coherente contigo mismo y con la parrafada que has escrito, y dejaras de poner tildes donde no son necesarias según tu criterio
A mí también me enseñaron que solo es con tilde y que si te masturbas te quedas ciego. Y de ahí nadie me mueve.
Chufla, chufla, que como no te apartes tú.
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Yo no divido las palabras en silabas para hallar la acentuacion correcta. Mi tecnica es la siguiente: vocales silabicas: todas la vocales abiertas. En las secuencias ui y iu la segunda vocal.Vocales marginales:Toda vocal cerrada junto a una vocal abierta y en las secuencias ui y iu la primera vocal. Dividamos las palabras en sin coda y con coda. En las sin coda el stress cae en la antepenultima vocal silabica. En las con coda , dicha coda atrae el stress hacia la ultima vocal silabica. N y S son codas inactivas, o sea, no atraen el stress. Uso de la tilde: Cuando hay que apartarse de la reglas mencionadas.Las palabras con una sola vocal silabica no llevan tilde. Asi de simple. He usado la palabra inglesa stress por evitar el incomodo circunloquio de acento prosodico. El teclado que estoy usando no tiene tildes. Perdonen esta incomodidad.
Correccion: Donde dice antepenultima vocal silabica debe decir penultima vocal silabica
No hay peor argumento que el «no quiero» y el «no me gusta». ¿Necesidades de los escritores? Necedades, más bien. ¡Saludos!
Es curioso que el artículo defienda todas las decisiones de la RAE. Un proceso de pensamiento matizado, honesto y que antepone la búsqueda de la verdad a cualquier otro fin no puede estar de acuerdo en todo aquello que dice una persona o institución. Es imposible.
A estas lamentables modificaciones de la lengua castellana, las definiría con una frase que -como todos advertirán inmediatamente- en su parte entrecomillada no me pertenece (pero que también fue utilizada para definir algo obsceno): este maltrato a la lengua parece «[…] un caso de teratología intelectual, una deformación que sólo el horror de una pesadilla pudo parir.». (¿si le saco el acento debería corregir la frase del MAESTRO por «solamente el horror» ? ¿Creen que él hubiese estado de acuerdo?). Sigan nivelando hacia abajo, que pronto habremos de escribir a la manera de los maravillosos «mensajes de texto» que intercambian con fervor las nuevas generaciones… ¿Ke loko no? ¿bisT?
La necesidad de esos cambios no se ve por ninguna parte. La ortografía no debe evolucionar salvo por causa de emergencia. Y decir «truhán» como un diptongo debe ser considerado simplemente incorrecto. Igual que decir «guión» en una sola sílaba. Dejar de marcar gráficamente los hiatos es no sólo feísimo e ilógico, sino que comporta cero ventajas y sí bastantes riesgos e inconvenientes. Debe siempre quedar claro que lo que se escribe se lee de una sola y única forma (aunque lo que se diga se pueda escribir de varias).
Bundle, no puedo estar más de acuerdo. Has resumido la inopia del artículo con las palabras justas.
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Que cada uno haga lo que quiera; yo, desde luego, seguiré escribiendo según la vieja norma y no como le salga de los huevos al listo de turno. Ostias, que no es cuestión de lexicografía, es que estos patanes pretenden cambiar la ortografía …., así…porque ellos lo valen, supongo…
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Vale la pena mencionar que la consulta del corpus CREA, no ha 2004 como propone el blog, sino efectuada hoy (2016), arroja más de 3000 referencias para «guión», contra 4 de «guion».
La absurda imposición de la academia, a seis años de haberse perpetrado no acaba por hacerse generalizada.
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Con todos mis respetos para el firmante del artículo, yo estoy con Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte. Claro que también miro con recelo al ChatGPT, prefiero el libro en formato tradicional y me molestan los discursos plagados de innecesarias redundancias por razones de género, así que soy una retrógrada recalcitrante.¡Qué le voy a hacer!
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