Ciencias

Una buena noticia

Dracunculus medinensis

Una buena noticia tendrá lugar, probablemente, a comienzos de 2014 a más tardar. El ser humano está a punto de eliminar para siempre el Dracunculus medinensis o gusano de Guinea. No lo han visto en los medios, pero la Organización Mundial de la Salud (WHO) lo anunció la semana pasada a bombo y platillo. Por cuarta vez. Su eliminación estaba prevista inicialmente para el año 1995, pero no se logró. Luego se fijó para 2000, pero el gusano volvió a escapar. Luego para 2009. Casi. Ahora parece que, al fin, lo han acorralado, pero la atención mediática se ha disipado. De fábula de Esopo.

Casi con total seguridad, esta buena noticia ocurrirá en Kapoeta Este, comarca de la provincia de Ecuatoria Occidental, Sudán del Sur, que limita con Etiopía y Kenia. Sudán del Sur —que se independizó del resto de Sudán en julio de 2011— registra hoy el 99% de los casos de dracunculiasis diagnosticados en el mundo. Dentro de Sudán del Sur, el condado de Kapoeta Este registra cuatro de cada cinco infecciones, es el último refugio.

Tras la viruela, será la segunda enfermedad erradicada por el hombre y la primera en ser eliminada sin vacunas ni fármacos. El pian, causado por la bacteria Treponema pertenue, tenía todas las papeletas pero la dracunculiasis parece haber tomado una ventaja decisiva en la recta final de esta carrera por la extinción programada.

La dracunculiasis se contrae al beber agua estancada, algo relativamente frecuente en Kapoeta Este ya que sólo el 6% de la población tiene acceso a agua tratada —con larvicida Abate o pastillas de cloro—. Resulta llamativo ver a jóvenes desnudos que solo portan un tubo colgado alrededor del cuello con un cordel blanco. Se trata de una pipa con filtro de nylon o seda para poder beber de esas charcas, donde el agua tiene el color de la crema de orujo, sin meter larvas del Dracunculus en su cuerpo. Pese a su sencillez, esta táctica de prevención ha demostrado ser muy efectiva, ya que hace un cuarto de siglo se reportaban anualmente más de tres millones y medio de casos de dracunculiasis. Países como Nigeria, Níger o Ghana —todavía considerado endémico para la enfermedad— llevan varios años reportando cero casos.

Una ventaja de la dracunculiasis es su certera detección, incluso por voluntarios. Si el paciente sufre un dolor paralizante, tiene una enorme pústula (en un 90% de los casos, en la pierna) y un largo gusano blanco que asoma a través de ella, entonces padece la enfermedad.

No existe cura. El único método de sanación es abrumadoramente icónico. El procedimiento, que lleva empleándose durante siglos, consiste en enroscar cuidadosamente el extremo del gusano a un palo hasta que salga por completo del cuerpo —una imagen análoga a la Vara de Esculapio, histórico símbolo de la medicina.

Se cree también que este gusano de Guinea, tan próximo a desaparecer, es el mismo que aparecía en un fragmento del Viejo Testamento en el que el pueblo de Israel se queja a Dios por haberlos llevado desde Egipto a morir en el desierto, que si no hay pan ni agua, que si ya están hartos de la pésima comida, etcétera.

Por eso el Señor mandó contra ellos serpientes ardientes, para que los mordieran, y muchos israelitas murieron” —Números, 21:6. La solución que Dios da a Moisés es “coge una serpiente y ponla en un asta. Todos los que sean mordidos y la miren, vivirán”.

Como sospecharán, en el ser humano no existe de forma natural un conducto entre el estómago y el tobillo. Las larvas del gusano de Guinea entran en el cuerpo a bordo de una pulga de agua pero, a diferencia de estas, sobreviven a los ácidos gástricos. Luego horadan la pared del estómago y comienzan a abrirse paso hacia los intestinos. Una vez que —tres meses después— llegan a los tejidos abdominales, las larvas copulan. El macho muere pero el gusano femenino empieza a crecer, a razón de dos centímetros por semana, y a desplazarse subcutáneamente hacia la pierna. La piel bajo la que el gusano circula comienza a hincharse como si algo hirviera por debajo. “Serpientes ardientes”. Este burbujeo cutáneo es especialmente evidente en la pústula ulcerosa que estallará dejando ver la cabeza blanca del Dracunculus medinensis.

Normalmente trascurre un año desde que las larvas entran en el cuerpo y el parásito sale por completo del mismo. Cuando el dolor empieza a hacerse notar y provoca fiebre, el paciente busca introducir inmediatamente la pierna en agua para aliviarse. Error fatal, ya que entonces el gusano se contrae y expulsa cientos de miles de larvas. Este es precisamente su truco, la táctica que le ha servido para sobrevivir en el planeta durante milenios, aún sin plan B.

Como el gusano de Guinea que está instalado entre, digamos, el tobillo y el abdomen, puede llegar a medir hasta un metro, el proceso de extracción se alarga entre uno y dos meses. Ver al gusano brotar tan lentamente del cuerpo en un estado de dolor, fiebre, parálisis y vómitos puede resultar desesperante, pero es siempre preferible a que el bicho se parta y esto provoque al paciente un shock anafiláctico mortal.

En algunos casos, la dracunculiasis puede ser incluso más virulenta. En 2007, una niña ghanesa de 9 años llamada Hubeida Iddirisu contrajo la enfermedad. En una de sus rondas para vender carbón de leña, le aceptó un trago de agua a un vecino. Un año más tarde, le estaban saliendo de la pierna tres gusanos de Guinea.

Pero tranquilos, ya nos han dicho que, en un futuro cercano, uno de esos gusanos de Guinea será el último de su especie. Conseguir una fotografía que documente esta buena noticia será complicado, ya que, como afirma el doctor Gautam Biswas, director del programa de erradicación del gusano de Guinea de la WHO, “la transmisión también está ocurriendo debido a una población móvil y una inseguridad periódica que resulta en una falta de acceso a zonas endémicas. Esto ha resultado en ciertos focos que reportan un número relativamente alto de casos”. Biswas se refiere sucintamente a los Topasa, una tribu de pastores que vive permanentemente enfrentada con la tribu keniata de los Turkana. Aunque han remitido en los dos últimos años, los saqueos de ganado y conflictos por acceder a los puntos con agua son constantes en el conflicto transfronterizo entre ambas tribus —todo esto en una zona que acaba de superar muchas décadas de guerra civil y sufrió un terremoto hace siete meses.

La única ventaja para el eventual fotógrafo es que en Kapoeta Este los centros de atención primaria se pueden contar con los dedos. Con un centro médico por cada 66.000 habitantes, tiene una de las coberturas sanitarias más bajas del mundo —en algunas áreas, un centro por cada 500.000 personas.

Pero la clave es que la fotografía no muestre nada de esto. Ni siquiera la cara o el nombre del angustiado paciente. Para que esta sea una buena noticia es fundamental el encuadre. Nos bastan la pierna en vilo, los rostros sonrientes del Ministro de Sanidad de Sudán del Sur, Michael Milly Hussein, el doctor Gautam Biswas y el director del programa de erradicación del Centro Jimmy Carter, el doctor Ernesto Ruiz Tiben, un guante de látex en homenaje al voluntario desconocido y, finalmente, el último Dracunculus medinensis vivo, segundos antes de bajarse para siempre de este carrusel y sumergirse en la plácida eternidad del formaldehido.

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7 Comments

  1. Pingback: Una buena noticia

  2. Carlos

    Enhorabuena por el artículo, pero me queda una duda ¿ese gusano sobrevive exclusivamente gracias al hombre? ¿o hay otros mamiferos a los que parasita? ¿El hecho de que no haya más infecciones en humanos supone su segura extinción?

  3. Antonio Villarreal

    Carlos, una pregunta muy buena. Según leí (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC118073/) mientras me documentaba para el artículo, ha habido casos esporádicos de gusano de Guinea en otros mamíferos, en serpientes y en tortugas. Pero como la enfermedad no es ‘contagiosa’ y depende exclusivamente de los puntos de acceso al agua, cuando éstos se controlan bien la enfermedad se reduce a cero, para todas las especies. Un saludo y gracias por el apunte.

  4. Carlos

    Gracias por la respuesta… En ese caso estariamos más que ante un caso malaria, ante un caso similar al de lepra ¿no? Me explico, según tengo entendido los armadillos son una fuente de contagio de la lepra por lo que aunque la lepra aunque se erradicase del todo siempre existiría la posibilidad de un rebrote aislado. Al contrario que con la viruela la cual fue erradicada salvo un par de muestras de laboratorio. En este caso se podría decir que se consigue erradicar pero siempre quedaría la posibilidad de un rebrote si se baja la guardia ya que el gusano seguirá existiendo ¿no? no se va a extinguir ya que puede seguir reproduciendose mediante otros mamiferos. Sea cual sea la respuesta no cabe duda que es una buena noticia =) Muy buen artículo.

  5. Carlos

    Corrijo antes en la primera linea en vez de malaria quería decir viruela. Me estoy leyendo el informe que enlazas y es muy esclarecedor. Especialmente llamativos los gráficos.

  6. Jorge

    Excelente artículo. Enhorabuena a Antonio Villarreal y a JotDown por publicarlo.

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