Entrevistas Sociedad

Gumersindo Lafuente: «Por primera vez en la historia, las audiencias controlan a los periodistas»

Gumersindo Lafuente para Jot Down 1

Dicen los británicos que no hay mayor insulto en Reino Unido que ser llamado “intelectual”. Algo así como llevar colgada la etiqueta de “gurú” en los nuevos tiempos digitales. Para bien o para mal, es una palabra que acompaña allí donde va a Gumersindo, Sindo, Lafuente. Llega con sus Converse All-star raídas y un polo entrado en años, afable, sin marcar distancias, sin darse ínfulas. Cuando comienza la conversación, ya se entiende mejor el apelativo: dice cosas como “saltar a un nuevo mundo”, escruta el horizonte mientras se explica y se mueve mejor por las nubes teóricas que por el barro de lo práctico… Tras dos horas de conversación, reconozco mi derrota: es imposible traerle de lo general a lo concreto.

Pero hay dos rasgos que le diferencian de la mayoría de los gurús: sus recetas se han aplicado. Y además con éxito. Consiguió que El Mundo ganara su primera batalla a El País con elmundo.es entre 2000 y 2006. Luego fundó Soitu, un intento fracasado de crear un medio enteramente digital. Y, por fin, El País, donde comenzó su carrera, lo llamó de nuevo en 2010 para dar la vuelta a su estrategia en Internet. En enero de 2012 ya eran líderes. Ahora ha dejado la empresa porque no le dejaban marcar el rumbo, en un nuevo choque entre los ‘conservacionistas’ del periodismo y los ‘rupturistas’ como Sindo. Y esta etiqueta es mía. Hoy anda ya embarcado en algún proyecto nuevo de cariz “más militante”, convencido de que el periodismo en Internet permite estár “más cerca de la gente y menos de las empresas y la política”.

El otro día leí una frase de un tipo al que llamaron loco. Alfredo Frassati, viejo director de La Stampa: “Hay que imprimir el diario a las 5h, a las 14h y a las 20h para seguir la evolución de las noticias y ofrecer al lector una edición siempre actualizada”. No le entendían porque lo dijo en febrero de 1895.

Si quitas la palabra imprimir, la frase es absolutamente moderna y premonitoria. Hoy la gran diferencia es el tiempo real. Como consumidores, podemos saber lo que ocurre de forma inmediata. Y como periodistas, podemos también crear las historias en tiempo real. Dar noticias de última hora, pero al mismo tiempo ir fabricando los análisis, madurando la manera de contar las cosas.

Curioso, esta parece la mejor y la peor época del periodismo, al mismo tiempo.

Vivimos en esa paradoja. Nunca tuvimos mejores herramientas para contar la realidad. Pero esas mismas herramientas son las que están poniendo contra las cuerdas, económica e industrialmente, a los medios de comunicación tradicionales y, muy singularmente, a los periódicos. Tenemos que movernos en esa contradicción. El secreto de la salida de la crisis es resolver esa contradicción.

Pues usted dirá.

Es que no creo que haya una solución mágica. Al menos yo desconfío de ellas. Por eso cuando salió el iPad y todos los impresores, por llamarlos de alguna manera…

Los que Ramón Trecet llama aurigas de la información

todos los dinosaurios de los medios de comunicación lo recibieron como la plataforma de salvación de sus negocios. Yo, desde el primer día, les avisé de que no iba a ser así. Que la plataforma de salvación de sus negocios no es recurrir permanentemente a las antiguas maneras de comercializar la información. La verdadera plataforma de salvación del periodismo no es otra que aprovechar las oportunidades de los nuevos sistemas de distribución de la información y de comunicación con las audiencias.

Da la sensación de que las viejas empresas editoras siguen mirando la carrocería de Internet cuando se trata de hablar de velocidad. Se centran en el soporte, en sus Orbyt o Kioskoymás, que al fin y al cabo son papeles de cristal líquido, PDF’s mejorados.

Entiendo que las empresas monten un Orbyt o un Kioskoymás, pero tienen que saber que esos pasos son miradas al pasado. Un intento de aprovechar al máximo las condiciones de comercialización de la antigua época. Si queremos pensar en el futuro, eso no sirve. Yo soy partidario de invertir lo justo en las miradas al pasado. La apuesta, muy costosa, en lo que inevitablemente muere no me parece un sistema muy inteligente de gastar el dinero.

Hablas de los “dinosaurios” de la prensa, que comandaron y comandan el sistema antiguo. ¿Pueden ellos llevar a cabo el salto mortal al que se enfrenta el periodismo?

Los dinosaurios no pueden renovar el periodismo. Ya lo hemos visto en el pasado. Los dinosaurios se extinguieron. Y lo de dinosaurios lo digo cariñosamente.

Seguro. Suena muy cariñoso…

¿Qué está ocurriendo? Los dinosaurios, o mutan o mueren. Para sobrevivir, han de mutar en ardillas, que es lo que pide el nuevo escenario. Animales más pequeños, extremadamente ligeros y capaces de reproducirse con mucha facilidad. Si una ardilla hace un experimento y no sale, enseguida habrá una multiplicidad de ardillas que probarán otras cosas hasta que salgan. Los dinosaurios, ante esa sensación de ser agredidos por nuevos actores que intervienen en un mundo donde ellos antes eran un oligopolio, generan capas y estructuras para protegerse. En este ecosistema tan complejo, tan pantanoso, los dinosaurios, cuantas más superestructuras generan, más se hunden. Más incapacidad tienen para moverse y para comprender. Y más posibilidades tienen de fracasar en el intento de dar ese gran salto a un nuevo mundo.

De hecho, los diarios llevan 15 años aplicando estrategias defensivas. Ahora recorto papel; ahora prescindo de tantos trabajadores; ahora me cargo un par de suplementos; ahora lucho por mantener subvenciones… pura supervivencia. ¿Alguno de ellos empieza a mirar al futuro? ¿A dar ese salto?

La mayor parte de los diarios, en España y en el mundo, salvo excepciones, adoptan efectivamente estrategias defensivas y de recorte frente a una agresión, entre comillas, del nuevo ecosistema. Se parece a lo que, durante muchos años ha hecho la industria de la música: negar la evidencia de que el sistema de comercialización es un escenario nuevo en el que las compañías productoras y distribuidoras han de cambiar radicalmente, y en muchos casos desaparecer, porque el sistema así lo manda. Es muy duro ver que los medios de comunicación, cuya especialidad es contar y analizar lo que ocurre, son los más incapaces de ponerlo en práctica cuando eso afecta a su propio oficio. Los medios saben analizar la realidad, pero no su realidad.

Gumersindo Lafuente para Jot Down 2

Pues analicemos. Todo el mundo consume información a través de medios digitales y nuevos soportes pero los medios se arruinan. No recuerdo otro caso en la historia en que un éxito comercial no se traduzca en éxito económico. Por ir al grano, ¿de qué comen las ardillas?

Te contesto a eso, pero luego también hablemos de periodismo.

Ya, es que el periodismo con la cuenta a cero es más difícil.

Estamos en un momento revolucionario. Esto no es una transición. Es una verdadera revolución. Cuando da comienzo una revolución es imposible saber cómo va a terminar. Es más, normalmente a las vanguardias de la revolución es a las que les cortan la cabeza.

¿Lo dices por ti?

No… (sonrisa). Tenemos que manejar un nuevo ingrediente, que es la incertidumbre. Hasta hace poco, los grandes diarios trabajaban bajo unas determinadas certidumbres. Tenían muy claro su modelo de negocio, sus ingresos, el escenario de comercialización, cómo les afectaban determinadas crisis económicas.

Y su porción ideológica dentro del público.

También. Y lo que ocurre ahora les descoloca. Ellos quieren seguir trabajando con certezas. Los gestores de los medios de comunicación necesitan certezas. No están formados ni preparados, no tienen los conocimientos ni el criterio suficiente para trabajar en el nuevo sistema. Están acostumbrados a administrar una situación que además, en España, ha crecido y engordado en paralelo a la burbuja de este país: ligada a la burbuja inmobiliaria y muy enlazada con la burbuja política. Los medios están muy institucionalizados en España y los diarios, regionales y nacionales, también. El estallido de esa burbuja, que afecta a los bancos, al sector de la promoción inmobiliaria, a ayuntamientos, a Comunidades autónomas y al Estado central influye directamente en los medios, que ya estaban sobredimensionados de por sí. Los medios ya estaban en crisis antes de Internet. Si a la crisis coyuntural le sumas la estructural propiciada por un nuevo sistema tecnológico, los medios se enfrentan a algo inédito.

Pues a mí me sigue sin quedar claro cómo comen las ardillas.

Lo primero, las ardillas han de acostumbrarse a comer menos que los dinosaurios.

Ganar menos, entonces.

Las estructuras de los nuevos medios tienen que ser diferentes. Más ligeras y más eficientes. Los medios deben identificar su valor añadido, sus talentos y qué aportar de nuevo en el discurso periodístico que genere la creación de unas audiencias. Eso es lo único estratégico. Lo demás hay que organizarlo de otra manera.

¿Dejando de imprimir el periódico?

No necesariamente. Habrá que imprimirlo hasta que haya que dejar de imprimirlo. Porque si un día empiezas a perder dinero por vender un ejemplar…

Ya estamos casi en esa tesitura. Me contaban que elmundo.es ingresó 20 millones en 2011 y costó diez. Pero El Mundo en papel perdió 14 millones. La pregunta clave es si elmundo.es podría ganar ese dinero sin el respaldo de El Mundo.

Claro que podría. El problema es cuánto dura esa transición. Lo que no puedes en esta circunstancia es detenerte. Y cada medio exige una respuesta diferente. Yo apliqué unas recetas con mi equipo en elmundo.es cuando llegamos, en junio de 2000, y en enero de 2001 éramos líderes por primera vez. Y lo mantuvo hasta enero de 2012, donde lo consiguió El País. Para recuperar ese liderazgo, en El País aplicamos una receta completamente distinta. Pero el debate sobre cómo se financian los medios no se puede arreglar con recetas simplistas como “ahora nos ponemos todos de pago.” Si fuera sencillo ya se habría hecho. Si no se hace es porque se hacen las cuentas y no cuadra.

El País te fichó hace tres años como el gran puntal de su modernización y del paso a un nuevo modelo de periódico. ¿Por qué te has ido?

Para mí ha sido un gran éxito. Estoy muy orgulloso de mis casi tres años en El País. Decidí irme porque la primera fase, la más compleja del trabajo para el que me contrataron, estaba terminada. Y al mismo tiempo, me daba cuenta de que la segunda fase, igual de importante, ya debía estar en marcha. Tengo muy clara esa segunda fase, pero las circunstancias de esa compañía no me permitían abrir el debate sobre esa segunda fase.

¿Cuál era esa segunda fase?

Vayamos primero a mi llegada. Cogimos una marca estupenda, una redacción capaz y un director sensible a estas cuestiones y establecimos una estrategia para encontrar el enfoque adecuado que permitiera aprovechar esos mimbres. Lo primero, tecnología. Luego, arquitectura de la información. Después, una reorganización total del trabajo de la redacción. Cuarto, ambición de liderazgo. Y, desde luego, trabajo, trabajo y obsesión.

Un ex compañero tuyo de El País me resumía todo eso en una palabra, con su lado bueno y malo: “Lo que hizo fue evangelizar la redacción”.

También. Forma parte de todo eso. Porque nos encontramos una redacción con una mirada crítica hacia Internet, de espaldas a lo digital… La evangelización ha sido uno por uno, sección por sección. Muchos nos acusaban de matar el periodismo, no sabían que existía Twitter, no entendían cómo las redes sociales podían completar el periodismo y han cambiado radicalmente. Al llegar les dije a todos que el primer modelo de negocio era recuperar el liderazgo. Las tarifas de publicidad cambian mucho si estás en cabeza. Hace dos años, elmundo.es duplicaba en facturación a elpais.com. A finales de 2012, elpais.com estará por encima. Y un año después lo duplicará si lo siguen haciendo bien. Es inevitable. Porque la estrategia de elpais.com ha sido el periodismo de calidad. La tentación en Internet de hacer cosas por el tráfico fácil es permanente.

De ahí la proliferación atómica, inusitada y jamás vista antes de artículos sobre penes, vaginas y orgasmos en prensa nacional.

Nosotros en elpais.com intentamos obviar esos temas. Buscar lo relevante, no el tráfico fácil. Por eso tiene mérito el cambio. Cuando conseguimos el liderazgo, con innovación tecnológica, con una información bien organizada, pensamos en la segunda fase. Era clave tener todo el producto periodístico perfectamente etiquetado para poder explotar la información en la segunda fase.

Y os basasteis mucho en tu anterior proyecto, Soitu.

Soitu fue un gran laboratorio periodístico. Era una empresa de tecnología y de periodismo. Cuando lo cerramos, yo lo vi como el éxito de un fracaso. La empresa había cerrado, pero aprendimos y demostramos que se podía hacer un producto interesante e innovador.

Gumersindo Lafuente para Jot Down 3

¿Y esa segunda fase que no te han dejado implementar en El País?

La segunda fase debería haber sido la explosión de nichos de contenidos. Crear comunidades de audiencia. Establecer diálogo con ellas. Mantener la tensión informativa de asuntos políticos, culturales, sociales, económicos y deportivos, sí, pero por debajo de esa estructura clásica, deben generarse nichos de información con una calidad muy elevada. El producto generalista va perdiendo capacidad de diferenciarse y dar valor añadido. Tú tienes que aprovechar la fuerza de tu marca para bajar periodismo e ir a los nichos. Los viajes, la gastronomía, la literatura, la Bolsa, la educación…

Como los suplementos de antaño.

Pero con el concepto de comunidad y de diálogo. Creas entornos de intereses. Como hemos hecho en El País con el blog de El Comidista, que ya es el más leído, junto a las Gastronotas de Capel. Internet te permite un enorme conocimiento de tu audiencia para trazar perfiles. Sabes qué les interesa. Una señora o señor que adoran cocinar y además también está interesada en viajes y en alimentos bio.

Esa información es dinero. La posibilidad para las marcas de hacer publicidad de precisión.

Claro. Creas micronichos de periodismo de calidad para crear esas comunidades. Y el análisis de las comunidades permiten nuevos sistemas de venta de publicidad y de comercialización de nuevos productos. Un escenario nuevo. Esto no tiene que ver con el debate simplista del pago o no pago por contenidos. Requiere herramientas tecnológicas y apuestas informativas. Fíjate en el pasado: La Vanguardia era un diario que se beneficiaba de decenas de grandes campañas. Pero también tenía unos cientos de anunciantes de tamaño medio del área catalana. Y decenas de miles de lectores que ponían anuncios por palabras. Eso a un periódico le da seguridad económica e independencia. Hoy lo que ocurre es que los medios son más dependientes porque los afluentes en la captación de ingresos se han reducido. El pool de anunciantes se ha reducido. Por eso para mí es garantía de futuro para la independencia del periodismo el recuperar una mayor diversidad de ingresos periodísticos. Tener a los grandes anunciantes pero recuperar las múltiples vías de ingresos del antiguo ecosistema.

Vale, al llegar a elpais.com planteasteis una batalla napoleónica por la audiencia. Y la ganasteis. Ahora planteabas una guerra de espionaje, de precisión. ¿Por qué eso no le ha convencido a PRISA, o sea, a Juan Luis Cebrián?

No he dicho que no les convenciera, sino que no se daban las circunstancias para entrar en ese debate por la propia estrategia de la compañía. Por eso me voy. Pero sin ningún conflicto. Con el director mantengo la mejor relación y vemos esto con miradas similares.

Se dice que el gran problema es tu negativa a establecer un paywall, un pago por contenidos. Y que es la primera medida que implementará El País. Es más, se habla de reuniones entre los grandes medios para fijar precios semejantes. Welcome back, oligopolio.

No lo sé. No tengo esa información. Pero las estrategias de los medios deben ser de cada medio. Pactar precios sería suicida. A largo plazo se volvería contra los diarios. Estamos en un mundo nuevo y eso es la negación del nuevo mundo.

Suena un poco religioso.

El quiosco es un mundo cerrado. Internet, no. Nacen nuevos actores. Igual no son como tú, no tan grandes, pero se ocupan de nichos de esa información y pueden hacerlo mejor que tú y con menos costes. Eso desgasta.

Para ti el pago por contenidos, el paywall, es entonces un error.

Depende de en qué momento, del precio y de para qué contenidos. Establecer un modelo de pago no quiere decir poner todo de pago. Eso es poco inteligente. Se probó y no funcionó en España. La única cartera de publicidad que crece, y dos dígitos anualmente, es la de los medios on line gratis. La publicidad además irá madurando y encontrando nuevas formas de anunciarse. Hay urgencias de financiación, pero para tener un modelo de negocio hace falta tener un modelo de producto. Y no se está invirtiendo lo suficiente en eso.

Entonces propones el modelo de Alan Rusbridger, el director de The Guardian, que considera que cualquier barrera de pago supone un error, un saco terrero en el nuevo periodismo.

En España veo pocos periódicos que se puedan permitir un muro de pago. Hay alguno que podría experimentar y a lo mejor no son nacionales. ¿Y El País? También, pero tiene que elegir el momento y ahora no lo es. A El Mundo le interesa, claro. Pero es una trampa que le tiende a la competencia, porque está perdiendo la batalla en Internet. Llevan parados cinco años. Por eso les interesa urgentemente cerrar los sitios. A El País, no. Porque ya hemos hablado de nichos y de experimentos de pago, pero falta un tercer elemento en esa segunda fase: los ritos de consumo. Lo más importante.

Bueno, el consumo cada vez es menos ritual.

No. Los ritos de consumo están en los aparatos, los teléfonos, el iPad… Yo he venido en metro. He hecho cinco estaciones. Y me he saltado una por mirar la información. La gran oportunidad es el consumo de información en movilidad. Ese sí que es el gran quiosco. No el iPad como chisme, sino acceder a la información desde cualquier lugar y en tiempo real. Si nos ponemos en la piel del que te lo pide, podemos generar ritos de consumo.

Suena a “antiguo mundo”, como diría usted.

Tienes que crear productos que satisfagan necesidades. Que el que haga cinco estaciones de metro tenga una propuesta adaptada para poder enterarse en cinco estaciones de lo que él quiera: el Atlético de Madrid, la información del tiempo o la política europea. Tenemos que sofisticar la salida de nuestra información adaptada a las pautas de consumo. Se sabe que el iPad se usa más por la noche y el fin de semana. Un sitio web sabe cómo se consume su información. Debo analizar eso. Hace cinco años,Ttwitter y Facebook no eran importantes. Y ahora muchos lectores nos conocen o acceden a nosotros a través de esas redes.

Gumersindo Lafuente para Jot Down 4

The Guardian, el medio que más ha crecido en Internet, hasta un 70% de aumento de lectores año a año, con gran presencia en Estados Unidos, lleva tres años cerrando con pérdidas anuales en torno a los 38 millones de libras. Igual en cinco años, con el todo gratis, levanta la cabeza y se da cuenta de que el periodismo ha muerto.

The Guardian es un gran producto. Era un periódico casi local y gracias a la Red ha pasado a ser global. Eso tiene un valor. Y es el mejor camino para ellos. No hay recetas únicas. Hay que sofisticarlas. No hay que quedarse parados. Los grandes medios están  volcados en esperar. La patronal de los diarios llevaba años pensando que la solución era demandar a Google para que pagase sus pérdidas. Ahora hemos dejado de oír eso. Luego se decía que el Estado debía subvencionar a los medios y ahora con la crisis también se ha olvidado. Oiga, ¿y por qué no invierte usted en solucionar sus propios problemas? Innovación, tecnología y modificar las estructuras es la solución. No pidan al nuevo negocio, todavía inmaduro, que pague las facturas del viejo negocio, sobre todo si estas están infladas a base de estructuras, de directivos… El papel tendrá el futuro que la economía de las empresas editoriales aguante. Los periódicos deben reflexionar sobre su verdadera demanda. Todos los del negocio sabemos que las cifras que dan los periódicos no es que sean mentira, pero hay porcentajes de ejemplares que se acumulan a pérdidas. Se usan para subir ventas pero no ocasionan beneficios. Los diarios siguen manteniendo una irrealidad con sus cifras y deberían dimensionar la capacidad de producción de periódicos a esa realidad.

Algunos sostienen que Internet está matando al periodismo o, al menos, debilitándolo: “data Rich, information poor”. Muchos datos, pero poca información. Más volumen y menos filtro.

Tendemos a hacer análisis demasiado simplistas y a defender el periodismo de antes como lo mejor de la historia. Hoy se hacen productos periodísticos geniales. Si analizas la hemeroteca, ves productos periodísticos muy buenos y muy mediocres.

¿Por ejemplo?

Hay muchísimos. Lo que ocurre en el nuevo ecosistema es que la posibilidad de emitir información está al alcance de cualquiera. La multiplicidad de emisores es brutal. La cantidad de información es demoledora. ¿Eso es un peligro? Eso es una oportunidad para los periodistas. Nuestro papel evoluciona y algunas cosas que antes eran necesarias, ahora no lo son tanto. Y hay nuevas destrezas que los periodistas han de manejar, como el filtrado de la información. Pero la primera misión del periodismo es el control de los poderes. Tiene que estar en sintonía con los lectores y recuperar esa frescura.

Eso lo están haciendo las redes sociales más que los grandes medios. El 15M, la foto del Rey y sus excusas públicas…

Es que el periodismo no puede ejercerse sin interlocución con las audiencias, porque el público lo exige y la tecnología lo permite. El periodismo de datos y el de investigación, por ejemplo, están ante posibilidades tremendas. El periodista con olfato y fuentes puede ir a esas historias cuando cree que debe ir, cuando las audiencias te sugieren que vayas, no solo cuando alguien te filtra un papel. Quien te filtra un papel elige el momento, a quién y lo hace siempre por un interés. En el antiguo sistema, los periodistas estaban demasiado cerca del poder, económico o político. Ahí se vive bien. Se está caliente. Pero hay una nueva coyuntura para estar más cerca de la gente.

Digamos que con las redes sociales, el periodismo ya tiene quien le controle a él.

Lo nuestro es un oficio en compromiso con la sociedad y tiene gran parte de servicio público. El contrato del periodista no es solo con su empresa, sino con las audiencias, con sus lectores. Por primera vez en la historia del periodismo, las audiencias auditan y controlan el trabajo de los periodistas. Que los medios se institucionalizaran les restó frescura. Los medios deben reinventarse. Es una oportunidad estupenda para reverdecer nuevos ímpetus críticos, para ser un periodista más comprometido con tus audiencias y menos con las empresas y las instituciones.

En El País cayó muy mal lo que dijiste sobre la importancia de los followers de cara a contratar un trabajador.

Se dijo que yo sostengo que un periodista valga su número de followers. No es así.

Si no, fichemos a Justin Bieber.

Unos estudiantes me preguntaban cómo conseguir trabajo. Yo les dije que, a la hora de contratar, ya no pido currículos sino enlaces. A blogs, actividad en redes sociales… Si me interesan, a lo mejor os pido el currículum. Que usen herramientas gratuitas para demostrar su talento. Si tengo que contratar a cinco periodistas y tengo diez candidatos, ya filtrados, a igualdad de condiciones, me quedo con los cinco que sepan usar redes sociales y estén presentes en ellas.

Tú insistes siempre en la marca personal del periodista.

Cuando llegamos a El País insistimos mucho en eso. En existir en las redes sociales. Muchos se dan cuenta ahora de que su peso en followers les vale incluso para negociar con sus empresas. Saben que su valor aumenta. Porque sus followers le siguen a él. La marca de un medio es su cabecera más las marcas personales de los periodistas que lo constituyen. Eso le da valor a la empresa, pero también a los periodistas.

¿Qué te ha parecido el lanzamiento del Huffington Post? La versión francesa apenas tiene relevancia, como la de Slate. Y en España no parece haber aportado mucho desde su lanzamiento. ¿Funciona importar cabeceras exranjeras en Internet?

Tiene todavía que madurar. El Huffington no es innovación, es como poner el Starbucks en Madrid. Pero puede funcionar, tiene una potencia financiera enorme.

Sí, y siendo una potencia financiera enorme no paga a los colaboradores.

Ellos han elegido ese modelo. A mí no me gusta. Pero si alguien quiere escribir un blog y renuncia a cobrar por ello, eso no se lo ha inventado el Huffington Post.

Sí, pero ellos casi han sacado pecho de ello.

Ellos han repetido el sistema del Huffington Post en Estados Unidos. Pero España no es Estados Unidos. Los blogueros con influencia en España se cuentan con los dedos de dos manos y que ese modelo funcione aquí va a ser complicado. El riesgo es limitado porque es un equipo pequeño y con talento. El reto es cómo conseguir, con esa marca, hacer un producto con personalidad propia. Será difícil: es un modelo de hace cinco años y, hoy, el mundo de los blogs está un poco saturado y a la baja.

Gumersindo Lafuente para Jot Down 5

Fotografía: Guadalupe de la Vallina

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65 Comments

  1. Fue, es y será una pena la desaparición de soitu, lo mejor de largo que se ha hecho con la información en internet en España. Podías entrar cada dos horas y había 10 cosas nuevas que te interesaban. Ojalá pudiera volver a ser.

  2. Mardito Roedor

    La entrevista revela una característica esencial de estos gurús: nunca se equivocan. Durante 14 años han saltado de medio en medio, tiroteando a los necios y proclamando las nuevas verdades de la industria de la comunicación. Por esa razón se les contrataba, porque supuestamente disponían de las claves que permitirían cambiar y rentabilizar un modelo de negocio que se hunde. ¿Qué ha ocurrido? Que el modelo sigue en un estado crítico. Hasta ahora ninguno de estos gurús han pasado de vendedores de crecepelo, al menos en España. La realidad es que todos acaban despedidos, más pronto que tarde, por las empresas seducidas por su portentosa sabiduría. Aunque la realidad de los hechos no debería favorecer su prestigio, el gurú de guardia -se llame Gumersindo Lafuente o cualquier otro del pequeño nicho de visionarios colegas- jamás se siente responsable de los decepcionantes resultados que acumulan año tras año las empresas que les contratan a golpe de trompeta. La culpa del fracaso siempre es de los demás. Mientras tanto, estos Mac Luhan de medio pelo continúan pregonando a buen precio las futuristas soluciones que nunca les funcionan.

    • Chiribetico

      Touché

    • j.perilla

      Oyes, pues resulta que sí hay un peor ciego que el que no quiere ver. El que no contento con eso la emprende a varazos contra quienes osen abrirse camino.

      Pero ya se sabe, si en el país de los ciegos el tuerto es el rey, en España, el que ve más allá de dos palmos de sus narices, no pasa de charlatán ambulante.

  3. dorotti

    Que El País pase a ser líder cuando estaba por detrás de El Mundo es un fracaso ? pues no lo sabia yo esto. Si lo que quieres es una solución milagrosa, quizás ahora mismo no hay de eso. La audiencia de la que habla este hombre solo se sustenta en una cosa, la publicidad, que también esta sumergida en una profunda crisis.

  4. Pingback: Gumersindo Lafuente sobre el periodismo en Internet | Silvia Viñas

  5. Frigopedo

    El periodismo de calidad no es viable en internet, así de claro. Casi diría que el periodismo a secas. Una página web no da dinero para mantener una redacción, unos corresponsales, unos periodistas de investigación que puedan dedicar varios días a una sola noticia.

    Todo eso sale caro y no hay quien lo pague. Lo que nos queda entonces son opiniones, eso sí. La gente opina, mucho y gratis, en redes sociales, en blogs y en cualquier web que incluya una sección de «comentarios».

  6. Pablo González

    España es el único país del mundo donde el fracaso reiterado se considera sinónimo de experiencia, y como nuestra clase empresarial es así de cazurra aquí nos viene cualquier cantamañanas hablando de bidireccionalidad, followers o «interné», y ya están sacando la chequera para que el timador de turno ponga la cifra que quiera. Yo todavía estoy esperando que alguno de estos supuestos expertos me diga cómo ganar dinero ofreciendo contenidos y servicios gratis total en un mercado publicitario en crisis. Un momento, ¿no es esa la razón por la que las acciones de Facebook están cayendo en picado? ¿O los accionistas tienen que esperar a que la curva de nosequé complete su ciclo para recuperar su dinero? ¡Que esto es como el precio de los pisos, señores, que no puede bajar!

  7. Me parece que la de Sindo Lafuente es una de las miradas más lúcidas que hay sobre el estado de la profesión y de la industria periodística. Esto no es solo una crisis, es un cambio de época. Y cuanto antes nos demos cuenta, mejor.

  8. No me gusta la frase con la que ha terminado este artículo Sindo.

    Los blogs no están a la baja, y lo dice uno que lleva blogueando desde 2003. Creo que simplemente la blogosfera en España ha mutado mucho y que, lo que antes eran cuatro amigos que quedaban para jugar al tute (Antonio Cambronero, la Pacheco, Jose Luis Orihuela, Eduardo Arcos y cuatro más) ahora son miles de comunidades de nicho, sin ir más lejos las jornadas de Blogs y Moda hace unas semanas en el Museo del Traje o cualquier otro tipo de cosa.

    Los blogs se han expandido hasta el punto de que ahora no te interesa un experto en blogs, te interesa un experto en blogs deportivos, o un experto en blogs de negocios o un experto en blogs de moda. O un experto en blogs y redes sociales, pero siempre a nivel vertical. Han avanzado tanto que es imposible estar al tanto de todo.

    Por éso discrepo. Salvo éso, chapeau. Bravo Sindo. Valiente como pocos.

  9. Da gusto leer a alguien que ha hecho tantas cosas bien para tratar de hacer entender a los medios que las cosas están cambiando. La pena es que algunos de esos proyectos no hayan cuajado, como Soitu, que era uno de esos pocos medios sorprendentes en su fondo y en su forma.

    Una entrevista fantástica, aunque no coincido en la apreciación sobre los blogs, y tampoco tengo del todo claro que los modelos de pago por suscripción (quizá no global como hacen en The Boston Globe, pero sí en ciertos apartados, como hacen en el WSJ) no sean una opción válida de futuro. El que quiera contenidos de calidad y avalados por una redacción profesional en la que confía quizá esté dispuesto a invertir en esa información, como lo está a pagar ciertos contenidos de otro tipo (vídeo, música).

    Enhorabuena por todos esos éxitos y por supuesto, por los fracasos. A ver cuándo nos cuenta algo Vd. de su próximo proyecto.

  10. Humildemente pienso que la estrategia en El País cae por algunos pesos en cuanto a periodismo, cosa que en soitu no pasaba tanto.
    A las empresas de publicidad le gusta segmentar, y con la publicidad online se consigue bastante fácil. Uno sabe de dónde vino, cómo entró, qué hace, si pincha la publicidad, si compra en esa publicidad o no…el objetivo de El País ha sido obtener más usuarios, para superar a El Mundo. Eso no sirve más que como título moral. En las facultades siempre nos ponían el ejemplo de los periódicos de negocios: menos ejemplares, más influyentes.
    Segundo: Internet es para los norteamericanos. Los estadounidenses son consumidores puros y duros. Están todo el día comprando y lo hacen cada vez más por Internet. Entonces la publicidad sí encuentra allí un retorno de inversión que en España es mucho menor. Se quiere copiar el éxito en una sociedad que es muy diferente. Es un punto del fracaso del online en España.
    Por otro, pienso que también falla en la concepción de querer meter mucha información y de ahí la lógica preugnta de Javier Gómez, si esto es «data Rich, information poor”. Se escapa un poco por la tangente pero al final se parece un poco al modelo de televisión que se impuso desde los años 60: pornografía cultural (que El País también ha usado y sigue usando como el caso de Hugo Chávez hace escasos días o el blog «erótico»), el hedonismo de masas (concursos de bandas sonoras de series…en un periódico), distorsión de la realidad (se da más importancia a cosas estúpidas y virales y las hacen parecer más importante de las que son política o socialmente), se está convirtiendo en vender mercancía y no en información como punto social (y más siendo un periódico de «referencia»), y por último vive del presente, le da igual el pasado (ni lo respeta) y también por el futuro. Lo que choca con lo que es el periodismo.
    He leído bastante de cosas como «un periodista sin twitter no existe». Se cae bajo el peso de hombres como Gay Talese. Claro que las redes sociales bien usadas son buenas, pero el periodista no gana reputación por eso sino por dos cosas: credibilidad y escribir bien. Y la inmediatez que quieren imponer para un consumo del presente, rápido y vacío, del árbol que no deja ver el bosque acabará por hacer de los periódicos una suerte de blogs de los dislates diarios.

  11. Pingback: Silvia Cobo » Sindo Lafuente: Los medios tienen que convertirse en ardillas

  12. Wil E. Coyote

    Oye… al final no nos hemos enterado de qué iban a comer las ardillas, ¿no?

  13. Pingback: UN CURSI EN ESTORIL | Patrulla de salvación

  14. Manuel

    ¿Hay algún medio de comunicación por Internet que gane dinero?

  15. Hackenbush

    «…es un modelo [el de los blogs] de hace cinco años y, hoy, el mundo de los blogs está un poco saturado y a la baja»

    Es de descojone.
    Por eso El País tiene tan pocos blogs (todos surgidos en los últimos tres años)…
    http://elpais.com/elpais/blogs.html

  16. Jeremías

    ¿Alguien ha leído algo escrito por este «periodista»?

  17. Totalmente de acuerdo, Gumersindo Lafuente es un visionario entre los suyos. Ya escribí hablando de la revolución del ecosistema digital y los dinosaurios, son grandes, lentos, torpes y no se adaptan a los cambios http://tecnopsicologia.com/2012/02/el-ecosistema-digital-y-los-dinosaurios/
    Yo mismo me suscribí a Orbyt pensando que me iba a encontrar una herramienta multimedia y actualizada, cuando me encontré los mismos contenidos que la edición de papel dejé de usarlo al segundo día.

  18. Pingback: Ardillas y dinosaurios

  19. ME GUSTA LA REFLEXION, este es el mejor momento y el peor momento del periodismo a la vez – estoy disgustada al constatar que los medios alternativos estan mas mentirosos y manipuladores que los comerciales – tambien con la llegada en las redes paraguayas de una imitacion fiel de un diario tradicional -, pero que difama abiertamente personas publicas, con la anuencia de la ciudadania!!! Y aun reprochan a los servidores que bloquearon la pagina llamando de censura – Como parte de un grupo internacional de Ombudsman – me siento perdida – la mentira y la anarquia estan de manos y muy fortalecidas

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  21. Pingback: Blog de Notas » Blog Archive

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  23. iñaki

    Interesante.¡Vuelve soitu!

  24. Muy buena entrevista, estimulante, aunque discrepemos en algunos puntos… Me quedo con dos ideas fuerza, aún por desarrollar. Que, efectivamente, los medios digitales pasan por sistemas más reducidos y diminutos, un poco a la manera de las guerrillas portátiles de las que hablaba Robert Fripp. Las ardillas pueden ensayar, jugar y probar; y si no funciona, pues a otro árbol. La red permite una atomización de contenidos brutal… La segunda idea, que no acaba de contestar el entrevistado, es que efectivamente los contenidos se comen de algún modo la sustancia, prevalece la cantidad sobre la calidad. Y un buen ejemplo de lo contrario es Jotdown. Si uno hace algo de calidad, por reducido que parezca, atraerá al final a su público, dondequiera que esté, por escondido que parezca… Apoyo que haya menos actualizaciones a diario y más que lo que entre sea bueno, merecedor de una lectura sin saltos… Creo que lo que más daño está haciendo al periodismo generalista online es su axfisia por saturación de notitas de prensa de todo…

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  27. Marcelo Ayala

    No he conseguido ni tan siquiera vislumbrar cual va a ser el futuro de los periodistas, ¿de qué van a vivir?. Eso sí, a cambio he conseguido acordarme viviamente de mi abuelo, carretero cuando se empazaban a vender automóviles.

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  30. Pingback: Jot Down Magazine: Especial Primer Aniversario | La playa de Madrid

  31. David Reátegui

    Gumersindo es todo un personaje. Un innovador del periodismo que reluce con sus ideas. Cuando vino a Perú hace un par de meses deslumbro a muchos. http://limapromiscua.blogspot.com/2012/05/gumersindo-lafuente-director-adjunto.html

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  33. Pingback: Entrevistas sobre jornalismo e a relaçao com as audiências « actante

  34. nuestra solucion se llama miLibris…nuestros clientes ganan dinero con la venta de contenidos digitales

  35. Pingback: Ideas sobre el éxito… y el fracaso | wellcommunity

  36. Acertada reflexión estratégica del Sr. Lafuente. Hay un modelo diferente de creación, edición, empaquetamiento, difusión y servicio de los contenidos que no solo tiene que ver con lo social, sino también con lo semántico. No hay más que ver lo que está haciendo BBC con la publicación semántica dinámica http://red.gnoss.com/comunidad/nextweb/recurso/BBC–Caso-de-aplicacion-de-tecnologia-semantica-J/9adbf2ef-417f-4de0-be84-1347a2ebc26f o el New York Times con su http://www.nytexplorer.com
    La tecnología es un potente reductor de costes. De los contenidos a los datos que se unen con datos en función del interés de las personas gracias a las tecnología semántica. El futuro se abre paso y ya hay grietas importantes.

  37. Pingback: El blog de Francisco Gallego | Mercados e Industrias Audiovisuales

  38. Dionís

    Por primera vez en la historia dice…madre de Dios

  39. Pingback: El papel ha muerto, ¡larga vida al papel! | The One Shot Company #rodolfodejuana #periodista #geek #escritor

  40. Mari Núñez

    ¿Por qué hablan de periodismo cuando quieren decir «el negocio»?

  41. Pingback: Guimersindo Lafuente i el futur del periodisme | Núvol

  42. Muy interesante entrevista, de las de leer con café y tranquilamente por la mañana. Y espectaculares las fotos también. Es en sí misma un buen ejemplo de un nuevo tipo de periodismo que antes era imposible en los medios tradicionales. Enhorabuena!

  43. Pingback: Periodismo Participativo o la contrucción del #Cooperiodismo : Marta Franco: Ideas para comunicar en la nube

  44. Pingback: Periodismo Participativo o la contrucción del #Cooperiodismo | Miquel Pellicer

  45. Pingback: The audience creates media and journalism? | Who creates media?

  46. Pingback: CRISIS DEL PERIODISMO, ¿EXTINCIÓN DE LOS MEDIOS TRADICIONALES? | Adpeca Mediainfo

  47. y llegó el mago , extendió la varita y dijo :
    que desaparezca el hambre en el mundo , el hambre desapareció.
    que acaben las guerras entre los hombres , la paz llegó.
    entonces apareció un político extendió la mano y dijo :
    que desaparezcan los magos , y el mago desapareció y muy al fondo un grupo de periodistas ( mercenarios )
    suspiraron.

  48. Pingback: NewPaper. Cómo la revolución digital transforma la prensa. « PRODUCCIÓN PERIODÍSTICA

  49. y llegó un mago que extendiendo su varita dijo :
    que no haya hambre en el mundo y la miseria desapareció
    que se acaben las guerras en el mundo y la paz llegó
    entonces apareció un político que extendiendo un brazo dijo :
    que desaparezcan los magos en el mundo y el mago desapareció
    pero muy al fondo un grupo de periodistas ( mercenarios ) suspiró

  50. Pingback: Grupo 3 Producción Periodística

  51. Pingback: Print y Online « Producción Periodística

  52. Pingback: Mario Tascón: “Es importante que los periodistas conozcan qué se puede hacer con el periodismo de datos” | El Tipómetro 2.0

  53. Pingback: El muro de pago: ¿Salvará a los dinosaurios de la prensa?

  54. Pingback: Responsável pela mudança digital do El País participa do 4º Simpósio de Ciberjornalismo | 4º Simpósio de Ciberjornalismo UFMS

  55. Pingback: Responsável pela mudança digital do El País participa do 4º Simpósio de Ciberjornalismo | Ciberjor

  56. Pingback: Carlos Alberto Scolari | Xperimenta

  57. Pingback: La integración de los medios

  58. Pingback: Ideas sobre el éxito… y el fracaso

  59. Pingback: Com seran les notícies? | Fcinc

  60. Pingback: Autocrítica para periodistas | El post blanco

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