Cuando Marlon Brando encarnó al arquetípico Vito Corleone en El Padrino, daba la impresión de que ningún otro mafioso de ficción podría jamás dejar una huella comparable en el imaginario colectivo: Don Vito era el arquetipo definitivo de jefe de la Cosa Nostra, el molde por el que se terminarían cortando los personajes similares que surgieron más tarde. Pero bastantes años después, para sorpresa de todos —en primer lugar, para sorpresa de él mismo— el hasta entonces poco conocido actor secundario James Gandolfini consiguió lo impensable. En la serie de televisión Los Soprano se metió en la piel un jefe mafioso bastante distinto a Vito Corleone, y en ciertos aspectos más realista, con el que consiguió construirr un nuevo arquetipo de jefe mafioso cuyo peso no desmerece demasiado de aquel que encarnó Brando. Pero imaginemos que estos dos mafiosos de ficción tuviesen que enfrentarse cara a cara en la vida real, que cada uno de ellos dirigiese una organización criminal en el mismo lugar y en la misma época: ¿Se llevarían bien?¿Qué tan distintos son entre sí? ¿Cómo viven el uno y el otro los diversos aspectos de la vida?
Por qué están en la Mafia: Para Vito Corleone, los inicios en el mundo del crimen fueron una manera de proporcionar bienestar y seguridad económica a su familia. Vito poseía una ambición que había permanecido dormida durante parte de su juventud, cuando trabajaba en una tienda de ultramarinos, cuyo dueño lo había recogido siendo apenas un niño. Mientras pudo dar de comer a su esposa y sus hijos con aquel trabajo, Vito Corleone fue un individuo honrado. Pero al perder ese trabajo —a causa precisamente de la presión de un gangster, Don Fanucci, sobre el dueño de la tienda— tuvo que enfrentarse a la pobreza y decidió que haría cualquier cosa, legal o ilegal, con tal de huir de ella. Descubrió que se podía ganar mucho más dinero mediante la violencia o la simple amenaza que con un trabajo honrado. Creó una organización mafiosa propia y terminó convirtiéndose en un hombre muy rico, pero la protección de su familia nunca dejó de ser su motivación básica. Tony Soprano, en cambio, entró en la Mafia por mera inercia dinástica, en una organización ya creada en la que su padre había ocupado un lugar destacado. Tony asciende en la Mafia gracias a sus cualidades de liderazgo, pero su motivación fundamental no está tan definida como la de Don Vito. Mientras que para Corleone la Mafia es un soporte que sustenta a la familia y está dispuesto a cargar sin queja alguna con las responsabilidades y presiones de su posición, para Tony Soprano la Mafia es simplemente un modo de vida sobrevenido, al que ha tenido que adaptarse lo quisiera o no. Un modo de vida que le proporciona diversos placeres con facilidad, pero que también le realiza exigencias para las que no siempre está preparado.
Liderazgo: Vito Corleone lo tiene claro. Para que sus hombres le sean fieles, ha de pagarles un mejor salario del que les pagarían sus enemigos. Don Vito confía en muy pocas personas, generalmente miembros de su familia o amigos de muchos años atrás, pero es muy escéptico con respecto al concepto de lealtad y no parece sorprendido ni siquiera cuando descubre que gente cercana ha conspirado contra él. Lo considera parte del juego y aunque no es exactamente un paranoico, tampoco se hace demasiados ilusiones con respecto a la capacidad de los individuos para hacer honor a la amistad y la observancia a unos vínculos y unos valores. Tony Soprano, en el fondo, sospecha algo parecido, pero no puede evitar querer creer en que la lealtad es posible, al menos entre algunas personas. Le gusta pensar que de él mana una autoridad natural y también que existen las amistades verdaderas. Las traiciones le duelen visiblemente, mientras que Don Vito las acepta resignadamente como un gaje del oficio. La forma en que Soprano ejerce su liderazgo sobre sus subordinados también es distinta: a menudo confunde el liderazgo con la capacidad de infundir miedo, mientras que para Corleone la mejor forma de ganarse la lealtad de un hombre no es asustándolo, sino comprándolo.
Poder: Vito Corleone es jefe de una organización mucho más importante y voluminosa que la de Tony Soprano, y esto marca una enorme diferencia entre ellos o es, mejor dicho, producto de esa misma diferencia. Parte de la envergadura de la organización de Don Vito se debe a su época, claro, pero también al cuidado que pone en cultivar sus contactos en las altas esferas políticas, policiales, judiciales, etc. Vito Corleone evita presentarse ante las autoridades como el vulgar caudillo de una banda de matones y se esfuerza en proyectar la imagen de una especie de hombre de negocios sui generis que, más allá de sus actividades ilícitas, está dispuesto a aportar su granito de arena en el desarrollo de un sistema capitalista que favorezca a todos: al bando de la ley y al suyo propio. Para ello recurre a abogados y asesores como su hijo adoptivo, Tom Hagen, que le sirven para evitar —siempre que sea posible— la forma mafiosa de hacer las cosas y el famoso “haré una oferta que no podrán rechazar”. Vito Corleone, si tiene ocasión, intenta primero comprar y convencer; las amenazas son un último recurso. También hace un especial hincapié en el cultivo de negocios legales que le sirvan como tapadera y tarjeta de presentación ante los estamentos gubernamentales o judiciales, o incluso ante la propia prensa. Tony Soprano, en cambio, no tiene la capacidad, la infraestructura ni la personalidad indicadas para establecer ese tipo de contactos de alto nivel. Es un matón; inteligente, pero poco sofisticado. Aunque es también brillante a su manera, su mente funciona más al nivel de barriada que la de Vito Corleone y su visión del mundo es bastante más limitada. Además, con su carácter vehemente difícilmente podría desenvolverse en los entresijos del poder, donde la diplomacia y la imagen resultan fundamentales. Tony Soprano es la clase de individuo que despierta un respeto instantáneo en la calle, pero que no podría manejarse con naturalidad en los pasillos y despachos de alta alcurnia.
Dinero: Como decíamos, el establecimiento de inversiones legales es una de las principales preocupaciones de Vito Corleone. Ya cuando inicia su carrera mafiosa crea una empresa de importación de aceite a modo de tapadera y mecanismo de blanqueo de dinero. Su intención, como la de algunos jefes de la Cosa Nostra reales de la época, era la de terminar instaurándose ante la opinión pública como un hombre respetable, un empresario y un emprendedor que ayuda a hacer patria. Tony Soprano, como buen mafioso, también recurre a empresas legales para obtener beneficios justificables y blanquear parte de su dinero. Pero hay una gran diferencia entre ambos jefes: Vito Corleone sabe que no puede guardar bolsas de plástico repletas de billetes en su jardín, porque en el caso de una redada lo tendría difícil para explicar el origen de ese dinero. Por ello, prefiere recurrir siempre a mecanismos convencionales para gestionar las ganancias de sus actividades criminales. Tony Soprano, en cambio, no puede evitar tener una visión más prosaica de los negocios. Necesita tener sus buenas cantidades de dinero en metálico físicamente en su poder, probablemente porque no sabe demasiado bien cómo obtener nuevos mecanismos de blanqueo distintos a los que su organización mafiosa ya manejaba de antemano. Mientras Vito Corleone ha tejido una red de mecanismos legales para intentar protegerse a él y a su fortuna, Tony Soprano —más en su línea callejera— piensa que en caso de emergencia sólo podrán salvarlo un puñado de billetes metidos en bolsas y algún que otro arma.
Mujeres: Para Don Vito, sólo existe una mujer, la suya. Pero, de acuerdo a la tradición siciliana de la que procede, su esposa tiene un papel secundario —por no decir absolutamente nulo— en sus negocios, y se ve completamente limitada al papel de madre y ama de casa. Para Don Vito el mundo es cosa de hombres y no existe ninguna fémina que tenga la más mínima influencia sobre él. Tony Soprano, en cambio, es un mujeriego empedernido. Aunque también se rige por los patrones machistas típicamente mafiosos, no puede evitar ser emocionalmente influido por diversas mujeres —por su madre, para empezar—y eso es algo que jamás le sucedería a don Vito.
Expresividad y emocionalidad: Durante su infancia en Sicilia, Vito Andolini vio cómo su familia era diezmada por la violencia mafiosa y llegó a contemplar con sus propios ojos el asesinato de su propia madre. Él mismo se libró por los pelos al salir corriendo entre tiros, escondiéndose con ayuda de algunos lugareños y embarcando hacia América en solitario. Un niño a quien ya no le quedaba nadie en el mundo. A su llegada a la isla de Ellis —lugar de recepción de los inmigrantes que llegaban a Estados Unidos por mar, donde para colmo le quitan legalmente el apellido de su familia y le pusieron como apellido el pueblo de procedencia, Corleone—, el pequeño Vito hubo de pasar un largo periodo de cuarentena encerrado a solas en una celda. Inmediatamente después se vio de repente en las calles de Nueva York, en un país extraño donde no conocía a nadie. Esta infancia traumática hizo que Vito desarrollase una auténtica coraza en torno a sí. Casi nunca le muestra sus sentimientos a nadie. Hay una barrera entre él y el mundo. En cambio, Tony Soprano no ha vivido ninguna de estas experiencias. Su relativamente cómoda infancia —si exceptuamos el sadismo encubierto de su madre— es más propia de cualquier niño norteamericano, y aunque le gustaría poseer esa misma coraza de Vito Corleone (el propio Tony se lamenta: “¿Dónde está Gary cooper? ¿Dónde está el hombre silencioso?”) lo cierto es que es un individuo a quien frecuentemente se le nota lo que siente, quizá más frecuentemente de lo que conviene a su posición.
Autocontrol: Tony Soprano comienza la serie visitando a una psiquiatra a causa de sus problemas de ansiedad, eso lo dice todo. Es propenso a angustiarse, es irascible, tiene un apetito incontenible y de vez en cuando pierde el control de una manera u otra. El dominio de sí mismo es su gran tarea pendiente. Vito Corleone, en cambio, es un hombre capaz de mantener una calculadora frialdad incluso en mitad de las situaciones más extremas… como el asesinato de su hijo, sin ir más lejos. Don Vito jamás levanta la voz, y la única vez que lo vemos hacerlo, cuando le pega una bofetada al cantante Johnny Fontane, nos damos cuenta de que en realidad Don Vito está actuando. Lo hace de manera calculada porque cree que la situación lo requiere, pero se trata de algo impostado y ficticio, y resulta más que patente el fastidio y el cansancio que le causa tener que recurrir a esas formas que no son las suyas. Vito Corleone cree firmemente que mostrar sus verdaderos sentimientos es una debilidad, y por nada del mundo se permitiría perder el control, algo que en su forma de ver las cosas equivale al más absoluto desastre.
Violencia: A Vito Corleone sólo lo vemos ejercer personalmente la violencia en dos ocasiones y en ambas lo hace de manera muy premeditada para obtener fines muy concretos. En una de esas ocasiones asesina a Don Fanucci —el hombre que le hizo perder su empleo— para hacerse con el control de los negocios del barrio y ya de paso, aunque no sea la motivación principal, como manera de vengarse. Vito dispara personalmente a Don Fanucci, pero porque aún no cuenta con esbirros de confianza que se hagan cargo del trabajo sucio por él. La segunda ocasión es cuando viaja a Sicilia y armado con un cuchillo destripa a Don Ciccio, el hombre que ordenó matar a toda su familia cuando Vito era sólo un niño, que hizo asesinar a su propia madre ante sus propios ojos y que apunto estuvo de asesinarlo a él también. Este segundo acto de violencia es una vendetta personal que Vito Corleone ha estado aguardando desde que se llamaba Vito Andolini y aunque para entonces ya dispone de hombres que podrían hacer ese trabajo por él, según su código vital le resulta necesario matar a Don Ciccio con sus propias manos. Ambos sucesos violentos tienen lugar en su juventud, pero más adelante Vito Corleone nunca se volverá a manchar las manos de sangre personalmente, porque sabe que no le conviene. Siempre que ha de ejercer violencia contra alguien, ya sea como advertencia o para quitarse a alguien de en medio, lo hace a través de otros, incluso de sus propios hijos. Además, esta vioencia casi siempre tiene un trasfondo estratégico, un carácter corporativo, “de negocios”. Vito Corleone no mata indiscriminadamente, mide muy buen sus ajustes de cuentas y venganzas y antepone el negocio a cualquier otra cosa. Tony Soprano, en cambio, es propenso a protagonizar actos violentos en primera persona, no pocas veces motivados simplemente por su temperamento explosivo. Sus arranques violentos, frecuentemente injustificados, y su propensión a la venganza furibunda no siempre están al servicio de la conveniencia de su organización. Suele utilizar la violencia como una forma de desahogar sus frustraciones, llegando a ejercerla incluso con algunos de sus subordinados sin motivo alguno. Aunque es un jefe inteligente y hasta cierto punto un buen estratega, su irascibilidad le pierde. Deja demasiados rastros de sangre tras de sí, algo que para un jefe mafioso —al menos en Estados Unidos— puede terminar convirtiéndose en un problema.
Italia: Vito Corleone, como sabemos, es siciliano. Es más, aunque se marchó de la isla siendo un niño y creció en los Estados Unidos, lo hizo en un barrio repleto de inmigrantes italianos, de compatriotas, donde se seguía hablando italiano y se celebraban las fiestas típicas de Sicilia. Sin embargo no siente la necesidad de recordar constantemente sus raíces italianas. No hay en él ni rastro de chauvinismo latino y no se esfuerza en airear constantemente sus orígenes: para Don Vito, Sicilia es solamente un recuerdo de la infancia, y un recuerdo desagradable además. Vito Corleone ha crecido en América y ha asimilado América. Es un hombre adaptable, muy consciente de que para triunfar en Estados Unidos hay que transformarse en un perfecto americano. Él se siente americano, respeta ciertas tradiciones sicilianas pero lo hace sobre todo de cara a acontecimientos familiares y a ciertos aspectos de la organización mafiosa que requieren de cierto apego a esa tradición. Por lo demás, al Vito Corleone de los últimos años le queda bien poco de italiano, excepto los gustos gastronómicos y lógicamente su cerrado concepto de lo que es la familia. Tony Soprano, en cambio, ha nacido y crecido en New Jersey, para él Sicilia es solamente la patria de sus abuelos, una tierra mitológica de la que emana la tradición mafiosa que él sólo conoce por herencia, de segunda mano, y en versión americanizada. Quizá precisamente por no ser italiano de nacimiento, trata de acentuar sus orígenes familiares; utiliza constantemente italianismos al hablar y suele escudarse detrás de constantes referencias étnicas, aunque de una manera bastante postiza. Es un chauvinismo quizá comprensible en un hombre que ha heredado conceptos de la tradición de un país que no conoce, porque Tony Soprano es, lo quiera o no, un perfecto estadounidense. Heredero de un conjunto de ritos tanto familiares como criminales cuyo significado, en el fondo, no comprende completamente, se ve obligado —como muchos de sus colegas italoamericanos— a exagerar los rasgos italianizantes de su conducta, con tal de distinguirse del estadounidense medio.
Tradición mafiosa: Para Vito Corleone, la tradición es una herramienta más a su alcance, un conjunto de reglas que marcan, acertadamente o no, cómo debe organizar y dónde debe limitar sus negocios. Tanto desde un punto de vista instrumental como desde un punto de vista “moral”, la tradición es para Don Vito un contexto seguro en el que moverse. Obviamente no se adhiere un 100% a la tradición siciliana, porque algo así es imposible de aplicar en otro país y otra cultura, pero sí utiliza aquellos conceptos e ideales que, piensa él, le sirven para conferirle solidez a su organización. De hecho, algunos de sus valores mafiosos son cuestionados por las generaciones más jóvenes, y hay ocasiones en las que Don Vito es presa de ese tradicionalismo conservador e el que se siente ubicado y seguro. Para Tony Soprano, en cambio, la tradición mafiosa tiene un aura más esotérica e incluso folklórica. Como sucede con el resto de sus raíces italianas, ve la tradición mafiosa más como un símbolo que como un verdadero código de conducta. Es una manera de reforzar su identidad ante el mundo y justificar el papel que desempeña en un mundillo, el criminal, que es el único que ha conocido, pero cuyo origen no comprende verdaderamente.
Omertà: Don Vito, como buen mafioso siciliano, considera fundamental el silencio. Ya decíamos que es de carácter reservado e impenetrable, pero además respetar la “omertà” mafiosa es un principio instrumental inamovible para él. Sin silencio no hay Mafia. Tony Soprano, pese a su firme adhesión verbal a ese principio básico de la omertà, no puede evitar quebrantar tan básica ley al menos aparentemente, por ejemplo acudiendo a terapia psicológica, algo que él mismo sabe bien que está considerado como una falta grave en la Cosa Nostra. No siempre es capaz de ajustarse al ideal mafioso y sus vulnerabilidades humanas lo conducen a romper las reglas una y otra vez.
Hijos: Vito Corleone ha levantado un imperio para el bienestar de su familia y considera natural que sus hijos —varones— terminen desempeñando, de un modo u otro, por lo legal o lo ilegal, un papel que ayude a mantener en pie su lucrativa organización. Su visión dinástica le lleva a considerar a sus hijos como sus herederos directos y, en principio, tiene pensado un papel a desempeñar para cada uno de ellos en el mantenimiento de su organización mafiosa. Su única hija, en cambio, queda relegada al papel de comparsa, como bien corresponde a su visión machista y arcaizante de la familia. Tony Soprano, sin embargo, tiene la intención de mantener a sus hijos alejados del mundillo mafioso. Los ha educado de una manera más convencional: mientras Don Vito “entrena” a sus retoños en los valores propios de la Mafia, Tony Soprano quiere que triunfen en un ámbito alejado del crimen y convertirlos en ciudadanos perfectamente normales ajenos a la tortuosa existencia del mafioso.
Imagen: Para Vito Corleone la respetabilidad lo es todo. Quizá porque sabe que el hecho de ser un inmigrante que, en un país donde no ha nacido, prospera ejerciendo el crimen, está sujeto a críticas y a ser visto por muchos como un sujeto especialmente indeseable. Don Vito responde proyectando la imagen más honorable de la que es capaz, como para contrarrestar todo aquello que sus actos puedan decir sobre él. Así que siempre se desenvuelve con diplomacia, viste con austera elegancia incluso ante su propia familia y sus maneras son invariablemente señoriales y apacibles. Siendo un hombre muy rico, evita cualquier ostentación innecesaria y toda su conducta pública está dirigida a modelar la figura de un exitoso empresario deseoso de formar parte integrante de la comunidad. Tony Soprano, en cambio, no siente esa necesidad de inspirar una venerable respetabilidad a toda costa. Proyecta una imagen muy distinta: viste de cualquier manera, se esfuerza más bien poco en aparentar ser algo que no es y con frecuencia incluso se comporta de forma abiertamente desordenada, aunque quizá se deba a que está menos expuesto a la atención del público que un jefe tan importante como Vito Corleone.
Estos son solamente algunos de los puntos en que Vito Corleone y Tony Soprano son diferentes entre sí. Obviamente se trata de personajes de ficción, pero ambos están modelados en torno a dos generaciones distintas de jefes mafiosos. Por hacer un ejercicio banal, y suponiendo que ambos dispusieran de la misma cantidad y naturaleza de recursos y de dos organizaciones igualmente poderosas, es fácil imaginar que Vito Corleone terminaría deshaciéndose de Tony Soprano con bastante facilidad si se hubiesen enfrentado durante los años cuarenta, cincuenta o sesenta. Justo la época en que la Cosa Nostra era más poderosa y recurría a resortes del poder político y policial de muy alto nivel, su frío sentido de la estrategia hubiese imperado frente a los arrebatos y las debilidades personales de Soprano. Por otra parte, alguien como Vito Corleone podría bien haber triunfado en cualquier otra profesión gracias a su tenacidad, su capacidad de sacrificio y su entereza, cualidades que no siempre están presentes en la caótica personalidad de Tony Soprano.
Más adelante, en cambio, el tradicionalismo de Corleone podría ser un freno para determinado tipo de negocios. Como el tráfico de drogas, un negocio muy, muy lucrativo al que algunos mafiosos de la vieja escuela se resistían a causa de las altas penas carcelarias que implicaba y lo fácil que resultaba seguir el rastro por parte de la policía, algo que temían pudiera favorecer el que los miembros de sus organizaciones terminasen colaborando con las autoridades si eran procesados (como así sucedió, de hecho, cuando se generalizó el tráfico de drogas en la Cosa Nostra). Esa mentalidad conservadora hubiese podido convertir a Vito Corleone, al menos a ojos de los mafiosos más jóvenes, en un peso muerto, en un dinosaurio a extinguir. A Tony Soprano no le hubiese costado encontrar aliados para derribarlo. Básicamente puede decirse que son personajes que retratan dos épocas en la historia reciente de los Estados Unidos, cada cual criado en un ecosistema distinto, con variables puntos fuertes y débiles. Sus respectivos temperamentos hablan, en realidad, de los profundos cambios que se han producido en la sociedad norteamericana. Valores diferentes, recursos diferentes, concepciones diferentes. Dos jefes mafiosos diferentes, pero dos personajes igualmente memorables.
Excelente, una de las mejores paginas con revisiones del cine gangsters, SALUDOS desde chile siempre me sorprenden.
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Bravo.
Magnífico.
Creo que el resumen sería que Don Vito (quitando que sea un mafioso asesino) es el tío que a todos nos gustaría ser mientras que Tony es el tío al que irremediablemente (casi) todos acabamos pareciéndonos. Uno es un ideal, el otro algo mundano. Mundo de las ideas, mundo de las cosas. Y así con un montón de comparaciones más. Me quedo con Don Vito, como personaje está mejor hecho…y con 70 horas menos de tiempo empleado.
Bueno, quizá tu has dado con la clave del asunto 70 horas… Está claro que en una serie de 6 temporadas puedes sacarle mucho más jugo al personaje, puedes meterte más en sus grandezas y en sus miserias y tambien estamos hablando de distintas épocas y culturas diferentes. ¿Quien no ha escuchado a su abuelo decir? «Antes aquí, podias dormir con la puerta abierta y no pasaba nada»
Creo que aparte de la personalidad, es muy difícil por no decir imposible comparar a dos personajes de distintas épocas es tan fácil como si pudiese preguntarle a tu abuelo, por ejemplo, cuales son sus valores sociales y verás que son muy distintos a los tuyos.
Y sí, tienes razón, en el fondo todos tenemos un pequeño Tony Soprano en nuestro interior.
Tony Soprano no es siciliano, su familia es originaria de Avelino, en la Campania, región en la que se encuentra Nápoles, siendo esta ciudad la que visita en el capítulo de su viaje a Italia. Como curiosidad, también se hace referencia al origen de Silvio Dante, que tampoco es siciliano, sino calabrés. ;)
Efectivamente esa es la clave: más que una diferencia generacional lo que ambos representan es dos corrientes mafiosas completamente diferentes y divergentes aún en la actualidad.
Por un lado los sicilianos que todavía dan gran inportancia a los valores y las tradiciones. Y por otro lado, los napolitanos y calabreses de mentalidad más «neoliberal» donde el fin justifica los medios (más aún si cabe…) y el «todo vale» su máximo principio
En referencia al origen italiano, es verdad que Tony utiliza multitud de referencias italianas en su día a día (yo creo que más como parte de ese sentimiento de nostalgia y referencia a otros lugares y épocas que impregnan la serie y el personaje). Pero también es memorable este final de capítulo en el que se descuelga recordándole a Silvio lo que realmente aporta su origen italiano a su vida, ese concepto tan difuso llamado ‘patria’. Todo coronado por una canción de Frankie Valli: http://www.youtube.com/watch?v=pb7BIaaxGAU
Excelente artículo…
Alucinante el retrato. Cada dia me sorprenden mas
Enhorabuena, qué gran idea para un artículo y qué bien contado. Gracias por escribirlo.
Para mí, cada uno es símbolo de su época y el retrato a través de los personajes es excelente en ambos casos. Entre ellos hay las mismas diferencias que entre los soldados de Band of Brothers y los de Generation Kill.
Si don Vito hubiese crecido laboralmente dentro de la legalidad, nunca habría sido un empleado sino un gran empresario, generador de un imperio, del tipo Bill Gates o Amancio Ortega.
Si Tony Soprano hubese desarrollado su actividad económica sin saltarse la ley, yo lo veo como un buen y astuto policía, puede que un jefe intermedio, pero no es un líder natural sino sobrevenido y él lo sabe. Quizá habría podido aspirar a ministro del Interior, y del tipo Corcuera. Ésa es la diferencia.
Una de las escenas que mejor define el liderazgo de Tony es cuando sale del hospital después de estar a punto de morir a tiros. Está débil físicamente y se le nota. Él piensa que sus subordinados no pueden verle débil, aunque sea una cuestión física. Así que le da un palizón a su guardaespaldas, mucho más fuerte que él pero que se come la paliza porque se la está dando el jefe. Luego se va al baño a vomitar sangre. Es magistral.
Tony Soprano tiene que demostrarse a sí mismo que es líder, Corleone es líder y punto.
Un personaje mucho más atractivo el del Don, para mi gusto.
Está bastante bien, con algunas cosas que no me parecen correctas –don Vito no quería que su hijo Michael se dedicara al negocio, por ejemplo. Pero lo mejor es el final: ¿quién ganaría en una pelea? Uno puede considerarse un cinéfilo serio y adulto, pero en el fondo sigue siendo un devorador de tebeos de superhéroes.
Vito tenía planeado para Michael, ser senador o congresista. Estaría fuera de la linea de fuego, pero no ajeno a los negocios de la familia
Grandisimo articulo y grandisimos comentarios. Poco mas que añadir creo yo. Como se ha dicho, cada uno es la representacion perfecta de su generacion y cultura.
Para mi, el personaje mas atractivo es Tony. Quiza sea por ser de una generacion mucho mas cercana o porque una serie muestra mas que una pelicula, pero le veo muchos mas matices y mas humano que a Vito. Mas cercano.
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Bueno, la gran diferencia sería que Corleone es el arquetipo del mafioso que nunca existió, pero que los mafiosos quisieran haber sido, y Soprano es mas lo que son.
La Mafia nunca fue un negocio de brillantes mentes que pragmatica y sosegadamente trazaban sus planes para… nada de eso. En todas sus épocas siempre fue un grupo de patanes sin muchas luces pero conocedores de la calle y sus métodos mas barriobajeros.
De hecho si no recuerdo mal algo se ha escrito sobre como los mafiosos cambiaron su propia imagen tras ver El Padrino – como reflejaba todo aquello que hubieran querido ser y hasta entonces no sabian darle forma. Pero basta con ver a los grandes nombres de la mafia como Capone, Lucky Luciano y demás para ver que gente como Vito Corleone no habia por ahi, que eran todos mas del palo del señor Soprano pero con mas pasta.
De echo si existio gente que «profesionalizo» la mafia, grandes cerebros empresariales tipo Vito, que aun actuando en la ilegalidad serian grandes triunfadores en el ambito legal. Meyer Lansky, Carlo Gambino, Bugsy Siegel, Vito genovese…
No tenian el aura romantica y el estilo del Don, por supuesto, pero si eran muy brillantes objetivamente.
Pocas veces he leído más barbaridades seguidas acerca del funcionamiento de la mafia de los años 20 a 50, en relación a su valoración del nivel intelectual de sus integrantes, pues créame que a mi entender existen pocas genialidades en la Historia de la Humanidad como un Gobierno de los EEUU pidiendo literalmente permiso (y excarcelando) a Lucky Luciano para que las tropas americanas tuvieran allanado el camino en la conquista de Sicilia al ejército alemán. Revise las bajas de los ingleses respecto a los yankees al terminar sus partes del terreno si quiere valorar la sotisficación intelectual de quien usted ha tildado de «patán sin muchas luces». No serán las que usted ha aportado, a mi entender.
Poco que añadir a este artículo, de lo más completo e interesante. Quizás, en todo caso, una matización: se dice que Toni Soprano es mafioso más o menos porque no le queda otro remedio, lo ha heredado y poco más hay que decir, en tanto que Vito Andolini se ve arrastrado a ello cuando Don Fanuci lo deja sin trabajo. Hasta cieto punto es cierto pero, en mi opinión, no del todo: si a su padre y al resto de su familia los borran del mapa, si bien los motivos para ello nunca se aclaran, me parece que no es descabellado pensar que es porque han salido mal parados en negocios con la mafia o porque se embarcaron en una guerra que no podían ganar. Es significativo que cuando Vito va con su madre a pedir por favor que no le hagan nada al pequeño, el Don de Corleone les dice que no, que cuando el niño se haga mayor buscará venganza, como así ocurre. A mi entender lo que Coppola deja entrever es que hay una especie de determinismo: cuando has nacido en ese entorno, es poco menos que imposible escapar a ese influjo. Y Vito Andolini/Corleone no es una excepción.
Hago mi comentario desde el desconocimiento casi absoluto de la forma de ser de Tony Soprano, y por eso no voy a criticar nada de lo que has escrito acerca de el. Sin embargo, no puedo evitar sacar algunos fallos de lo que has escrito acerca de Don Vito; ya sabes que a los que leemos este tipo de revistas nos gusta un poco ir de listillos.
El primero es en el asunto de los hijos. Don Vito en ningún momento quiere que sus hijos sigan su estela como capos de la mafia, sino que se integren de una forma legal en la vida Norteamericana, y por eso precisamente se enfada tanto al conocer que MIchael deja los estudios para ir a la guerra. Sin embargo en el caso de Sonny, es su fe ciega en el destino la que le hace ver que su hijo mayor no esta destinado; valga la redundancia para llevar una vida legal normal y corriente y por eso lo adoctrina en el mundo de la mafia. Este capitulo creo que no sale en la película, sino en el libro, cuando Don Vito se entera de que Sonny ha atracado a mano armada a unos jóvenes a la edad de 14 años, por lo que por cierto, se enfada muchísimo.
El segundo y ultimo fallo que he encontrado, y que ya te han recalcado es la diferencia de estilos de las mafias italianas, desde el clasicismo siciliano, a las ganas de dinero a toda costa, mas napolitano. Pero como tampoco domino mucho de la procedencia de Tony Soprano, ni de su historia no voy a entrar en este tema.
Por ultimo me gustaria recalcar que los articulos de Jot Down no terminan en el punto final de los mismos, sino que terminan con los comentarios, que son de un gran nivel. Me quedo con el de Isaias, que muestra una faceta de Don Vito que puede estar encubierta y no ser fácil de descubrir pero que al fin y al cabo lo hacen mas humano.
Un saludo.
Cuando comenzó a emitirse la serie de Los Soprano en USA, la acogida por parte de la comunidad italoamericana fue bastante negativa, precisamente por mostrar a una familia vulgar y ostentosa y con unos valores bastante cuestionables. Eso de que el jefe de una familia mafiosa y sus lugartenientes vistiesen chandals de tactel, bermudas con Sebago’s, llevasen cadenas de oro, y tuviesen sobrepeso, era inaceptable. En el caso de las esposas, el juicio tampoco era mucho mejor.
Los italoamericanos no querían ser identificados con la familia de Jersey. Querían ese glamour de las familias tan exquisitamente retratado por Coppola, Scorsese o Leone.
Si no recuerdo mal surgieron plataformas contrarias a la emisión de la serie incluso, que como ya sabemos, fueron infructuosas.
Lo mejor de todo? Si uno visita Mullberry St. durante las festividades de San Gennaro, se encuentra Paulies, Tonys y Moltisantis, pero no hay ni rastro de Hagens ni de Vitos.
De hecho, esa imagen de horteras y esas mezclas imposibles (chandal con oro…) es propia de toda Jersey, no del sector italoamericano de la ciudad.
Jersey es la «chonilandia» americana.
Hola; lo que comentáis sobre los orígenes de Tony es cierto, su familia es napolitana y, de hecho, tienen lazos con la Camorra. Y Silvio Dante es calabrés.
Pero la tradición que sigue la mafia en Estados Unidos es la siciliana, por ser la primera que se asentó allí y porque la presencia de la Camorra y la Ndrangheta (nombre de la mafia calabresa) es mínima allí. De hecho las autoridades americanas usan el nombre de Cosa Nostra para englobarlos a todos.
Es decir, Tony es napolitano, pero su organización es Cosa Nostra siciliana pura y dura, con sus códigos y sus valores, hasta realizan sus mismos rituales, como la ceremonia de quemar el santo y pinchar el dedo.
Quien escribió el articulo se basó unicamente en la película, olvidando completamente el maravilloso libro de Mario Puzo. Los Soprano, representa la ennesima transposición visual de un genero que Scorsese hizo mainstream. El arquetipo del mafioso es sin duda el arquetipo del soberano, pero de un soberano ‘otro’. Es decir, del soberano no oficial, o del ‘lado oscuro’. Es soberano del lado oscuro porque representa una forma de poder legitimada por el pueblo y por sus ayudantes. En Sicilia, por ejemplo, la lejanía de un organo de poder constituyente y no obscuro, es decir Roma capital, contribuyó que los sicilianos necesitaban otra forma de soberania y de poder, que podían legitimar sus diatribas cotidianas, y así nació el poder mafioso. Y de consecuencia, el soberano del lado oscuro. Pero Soprano, a diferencia de Vito, nunca ha pisado la isla. sólo tiene un background (formado por su contexto sociocultural) de lo que significaba ser jefe mafioso en aquel contexto. Su figura es una mezcla, de todas las producciones cinematográficas, literarias y reales, de lo que ha significado ser un soberano del lado obscuro en estas decadas de control y poder en las calles de Nueva York/Jersey.
Excelente artículo, me lo tenía guardado porque aun estaba viendo «Los Soprano». Ahora me quedan unos pocos capítulos y la comparación me parece más que acertada. Al leer el artículo no he podido evitar pensar que la descripción de Toy Soprano encaja más con la de Santino Corleone, especialmente en cuanto a los ataques de ira i la personalidad violenta. Quizàs Don Vito habría aceptado a Tony tal como es, e incluso le querría como a un hijo díscolo…
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Aún a riesgo de condensar en exceso, Don Corleone es la elegancia de la tradición venida desde los duros tiempos del campo y Don Soprano el resultado de la mirada lejana a esos valores por miedo a no mirar al futuro.
Insisto, mucho condensar, pero estupendo artículo
Ambos personajes e historias, por contexto e intención de autor, son absolutamente incomparables. Imaginad por un momento a un Santino y Tom Hagen de 15 años hablando una hora con un Anthony Soprano a su misma edad.. Imaginad también a un joven Conrado Soprano, el elemento clásico de The Sopranos, trabajando para Vito: ¿de qué hijo del Don se haría amigo inseparable? Lo sabéis: de Freddo..
Vito Corleone responde a una pretensión provocativa, en tiempos en que el cine realmente transgredía. La pretensión de Puzzo y Coppola de retratar a la mafia de los años 20 a 50 desde una óptica romántica y como tragedia griega únicamente podía haberse parido en los años 70, superado el mcarthismo, vencida la autocensura, asimilado a Martin Luther King y con una sociedad norteamericana predispuesta a empezas a provocarse y revisarse con obras como esta y otras bestialidades como El Cazador o Apocalypsis Now. Respecto El Padrino hay que recordar que la comunidad italoamericana de la época se sintió insultada pues se pretendía empatizar al público con sujetos con atisbos neolíticos basados en la violencia extrema, el egoísmo y la ambición desmesurada. Y se consiguió, vaya si lo consiguieron. El Padrino es La Gran Obra del cine, además de por cuestiones interpretativas y técnicas, por resultar un ejercicio de manipulación extraordinario acerca de la doble moral de la sociedad, reflejando de una manera evidente el grado de manipulación al que es capaz de someterse el individuo ante un «elegido» por la mediación de un discurso emocionalmente simplista (aunque bien trabajado) y que se fundamente en «valores superiores» como una «famiglia», patria, religión, etc.. Puzzo y Coppola con su obra consiguieron conquistar y por consiguiente retratar al cordero feliz que va al matadero, al espectador que asume como propia la motivación del verdugo, pues en (muy) pocas películas se ha logrado esta reacción por parte de las auténticas víctimas de la corrupción política y empresarial, manipuladas con juegos de azar, prostitución, alcohol y drogas. Esas personas son ganado para personas como Vito Corleone, Los Charlines o El Chapo Guzmán y únicamente El Padrino logra que empaticemos de un modo tan clamoroso como aberrante ante sujetos de la baja catadura ética y moral como los corleonesi.
De Tony Soprano hablaré otro día, que se me ha hecho tarde, aunque para acordarme me marco los items siguientes a modo de recordatorio: la «y» en Tony, John Gotti y la ley Rico, Madonna, el sobrino Christopher vs Furio, el episodio «Commendatore», y la factura del gimnasio de Carmela Soprano.
En cualquier caso, buen artículo aunque decir que Tony es de procedencia siciliana es un error inexcusable para cualquier persona que quiera exponer públicamente su opinión de Vito Corleone o Tony Soprano.
Cent anni!
Don Corleone no queria que ninguno de sus hijos se dedicara al negocio, sinó que tenia un plan preparado para cada uno de sus hijos, para Sonny Coreone habia proyectado un imperio automobilistico, para Tom Hagen un exitoso bufete , para Michael Corleone la Politíca… pero siempre dentro de la legalidad. Todo esto termino cuando Sonny Corleone intenta montar su propia banda y su padre lo descubre, perdiendo el control y haciendo que apalizaran a los compañeros de su hijo (aunque despues les busco un trabajo en la banda y sonny empezó como guardaespaldas de Clemenza), Vito dejo clarisimo que NO QUERIA QUE SUS HIJOS TUVIERAN LA MISMA VIDA QUE EL.
Tambiem pienso que si se diera un enfrentamiento entre los dos mafiosos, la familia Corleone se impondria facilmente.