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Ludopatía en el siglo XXI: Texas Hold’em

Los Estados Unidos de América llevan más de un siglo exportando tradiciones al resto de países del mundo, muchas de las cuales se acaban integrando en el marco sociocultural de aquellos que las asumen. Suele justificarse esta asunción de costumbres apelando a la poderosa industria del marketing americano que representa Hollywood, lo cual parte de un análisis simplista, parcialmente erróneo, que enmascara el pragmatismo, auténtica fuerza viva del condicionamiento ideológico en los comportamientos colectivos.

Tenemos que ser conscientes de que si Hollywood tuviese realmente una identidad institucional o un auténtico poder de adoctrinamiento orwelliano todos los lectores de este artículo celebraríamos la Navidad comiendo pavo relleno, y si bien es cierto que hay algún estrambótico caso en el que un ciudadano español ha intentado acogerse a la quinta enmienda, lo normal es que de todo lo que nos llega sólo nos quedemos con lo que nos conviene.

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Papa Noel, sin ir más lejos, es un buen ejemplo: lo más práctico es entregar los regalos al comienzo de las vacaciones navideñas, cuando aún se tienen todos esos días de vacaciones por delante, y no al final, cuando vienen Los Reyes Magos. Con Todos los Santos, Difuntos y Halloween tenemos más de lo mismo, en un país donde las cremaciones ya superan a los entierros y a los niños hay que entretenerlos como sea, la celebración pagana acaba conquistando nuestros corazones y, cómo no, nuestros bolsillos, y es aquí donde —¡oh, sorpresa!— el pragmatismo exportado a través de Holywood Market Place se traduce en consumismo.

A estas alturas de la película uno puede pensar que el póquer en su variante Texas Hold’em poco o nada tiene que ver en toda esta historia, pero nada más lejos de la realidad; aun cuando esta variante del póquer se juega con una baraja francesa, es un juego importado directamente de los Estados Unidos y que, dentro del mundo de los juegos de azar y de las apuestas, está, al igual que Papá Noel o Halloween, adquiriendo grandes cuotas de mercado. A nadie le sorprenderá, por tanto, a poco que hile con lo que venimos diciendo, que el Texas Hold’em es fácil de aprender, entretenido, accesible y consecuentemente adictivo.

Calculadora de probabilidades

Como ya comentamos en el artículo precedente la ruleta es un juego puramente de azar —o al menos lo es hasta ahora, ya que no hay ninguna estrategia ganadora que pase el tamiz del rigor matemático—. Sin embargo, en el póquer no sólo influyen las cartas que recibes para jugar: tan importantes como estas son la habilidad del jugador y sus conocimientos.

¿Y en qué consiste la habilidad que ha de tener el jugador de póquer? Pues básicamente hay que dominar tres aspectos importantes, a saber: conocer la probabilidad de ganar que tienen las cartas que te reparten en primera instancia, tener en cuenta cómo influye el turno de cada jugador a la hora de hacer las apuestas y, por último, jugar más o menos agresivamente dependiendo del perfil psicológico de cada rival y del momento de la partida en el que uno se encuentra. La habilidad del jugador de Póker en la toma de decisiones es capital.

El Texas Hold’em es la variedad de póquer más jugada en todo el mundo, tanto en el ámbito virtual como en casinos y timbas de todo tipo. Cada participante recibe dos cartas individuales que permanecerán ocultas a la vista de los demás. Para formar su juego definitivo cada jugador deberá combinar estas dos cartas con otras cinco que se van colocando, sucesivamente y boca arriba, en el centro de la mesa. El juego más alto posible se consigue eligiendo cinco del total de las siete cartas disponibles, siendo válida cualquiera de las combinaciones entre las cartas de la mano y de la mesa. El orden en el que se van repartiendo las cartas a cada jugador es el siguiente:

1. Cartas de bolsillo: se reparten dos a cada jugador.

2. Flop: se colocan en un solo acto tres de las cinco comunes.

3. Turn: se coloca la cuarta carta.

4. River: se coloca la quinta y última carta.

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Bien, detengámonos en el inicio del juego, el momento en que nos reparten las dos primeras cartas, ya que es aquí donde tenemos que empezar a poner en práctica nuestros conocimientos —más que nuestras habilidades— para convertirnos en unos auténticos simuladores pre-flop.

Para entender este concepto debemos ser conscientes de que dependiendo de cuál sea el valor de nuestras cartas tendremos una probabilidad determinada. Si al comienzo tenemos pareja de ases es muy probable que ganemos la partida; por el contrario, si nuestra jugada la forman un dos y un tres de diferente palo lo mejor será que nos descartemos. Mientras aprendemos a jugar podremos utilizar una calculadora de probabilidades.

Sklansky Hand Groups. El valor más bajo representa la mejor combinación para comenzar una mano.

No hace falta decir que no es necesario conocer con precisión los porcentajes relativos a cada combinación sino aplicar el sentido común a la hora de analizar el valor relativo que tienen nuestras cartas.

Continuamos para repóquer, es decir, para póquer; en el Texas Hold’em se juega sin comodines. Ahora el turno de las posiciones. En esta variante del póquer se suele jugar en mesas de cuatro a diez jugadores. En torneos donde juegan cien jugadores o más se comienza en varias mesas que se irán reduciendo a medida que los jugadores que no han sido eliminados se vayan agrupando. Para evitar que un jugador sólo apueste cuando tenga buenas cartas y ralentice así el torneo, en cada ronda se colocan dos apuestas ciegas —una o más fichas por un valor determinado—, la grande o big blind y la chica o small blind, cuyo valor se va incrementando a lo largo del torneo de tal forma que en la fase final todos los jugadores acaban arriesgando por miedo a perder lo que tienen. Con estas apuestas ciegas la dinámica está asegurada.

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En la mesa se distinguen tres tipos de posiciones, las tempranas (early), las medias (middle) y las últimas (late). Para adoptar una buena estrategia deberemos analizar nuestra jugada y la de nuestros oponentes en relación a las posiciones que ocupa cada uno. Es evidente que en las primeras posiciones contaremos con menos información que si ocupamos las últimas, por lo que la agresividad de nuestra jugada estará condicionada por este hecho.

Dealer o Button es probablemente la mejor de las posiciones, ya que seremos los últimos en entrar en la partida activamente, podremos observar cómo actúa el resto y, si no tenemos buenas cartas, retirarnos sin perder nada. Es una posición privilegiada para robar las ciegas. En el lado opuesto tenemos las posiciones iniciales, en éstas no podremos intuir qué cartas tiene el resto de jugadores; por ello, si aceptamos o subimos las ciegas, tendremos que llevar buena mano, lo que a su vez dará información al resto de la mesa. En las posiciones ciegas, al haber hecho la apuesta inicial lo más probable es que nos interese seguir en la partida sobre todo si nadie ha incrementado —raise— la apuesta. En las posiciones intermedias podremos jugar tanto como si estuviéramos al principio o al final de la mesa en relación a las ciegas y tomaremos nuestras decisiones en función de cómo hayan actuado los jugadores precedentes: si no van estaríamos en una posición inicial.

Casinos y casinos on-line

Llegados a este punto, en el que ya tenemos las nociones básicas para empezar a jugar al Texas Hold’em, aprovecharemos para saber quién y cómo se gana dinero con esto. No hace falta ser Kolmogórov para asociar póquer y dinero con los casinos. Pero no es tan simple como parece.

Si queremos empezar a jugar al Texas Hold’em tenemos multitud de plataformas donde podemos hacerlo de forma gratuita, y en cuanto creamos dominar el asunto se abrirán a nuestra disposición multitud de casinos y metacasinos para jugar al póquer.

La primera pregunta que nos hacemos es ¿y qué ganan los casinos si las partidas son entre jugadores? La respuesta es sencilla: suele ser o un porcentaje de las apuestas, que suele estar en torno al 5%-15% en los casinos on-line (una cantidad menor que el 20% de lo que ingresan las tragaperras y mucho menos del 50% que se quedan las loterías nacionales); o un importe fijo a modo de cuota de entrada en los casinos tradicionales. Además, y muy especialmente estos últimos, consiguen así atraer a su público, es decir, a los jugadores. Una vez que un jugador ha salido perdiendo de la partida, no dudará en jugar más, bien reentrando, si es posible, o bien en otras mesas de póquer o de cualquier otro juego que le atraiga y con el que crea que va a recuperar lo perdido. De hecho, hay quien se gasta más en el Black Jack o la Ruleta antes de empezar, mientras se organizan las mesas. El objetivo de los casinos al patrocinar y animar a sus clientes a jugar al Texas Hold’em es claro, atraerlos al redil donde las pulsiones se convierten en ingresos.

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En los casinos on-line el negocio es aún mejor, no hay gastos estructurales: ni crupieres, ni mesas, ni tan siquiera fichas o cartas, por lo que el pequeño porcentaje que se deja cada jugador acaba siendo casi beneficio neto para la empresa. Otras ventajas de los casinos on-line son las relacionadas con las características del medio, basta pulsar en Descargas Poker y ya estamos operando.

¿Pero es el póquer un deporte?

Como ya se ha dicho, para jugar al póquer se necesitan ciertos conocimientos y habilidades, dejando sólo cierto margen —que se estima en torno al 40%— al azar. Bajo esta premisa muchos jugadores y asociaciones de jugadores piden cada vez con más insistencia que se le considere como un deporte y no como un mero juego de azar o entretenimiento.  Además, las partidas se disputan entre jugadores, no contra una banca. El póquer se encuentra, en relación con el azar, a medio camino entre el ajedrez, que es un juego donde la suerte no influye en absoluto, y la ruleta francesa, donde la minería de datos y las ocurrencias pseudointelectuales no hacen mella en la caja del casino. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en su primera acepción deporte se define como «una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas». Entendiendo que, al igual que en el ajedrez, es necesario realizar un importante esfuerzo mental (los torneos duran una media de 6 horas) sí parece posible incluir aquí el célebre juego de cartas. Así parece considerarlo la Asociación Internacional de Juegos Mentales (IMSA por sus siglas en inglés), que está integrada por el Ajedrez, el Go, el Xiang-Qi,  el Bridge y las Damas, y que en abril de 2010 aceptó a la Federación Internacional de Póquer (IFP) como uno de sus miembros.

En estos días se está celebrando en Lille la segunda edición de los World Mind Sports Games 2012 donde por primera vez el Xiang-Qi será una de las disciplinas representadas. Sin embargo, el póquer deberá esperar a la próxima edición, ya en 2016, lo cual es una verdadera pena teniendo en cuenta que el campeón mundial de póquer es el español Raúl Mestre.

Hay también que tener en cuenta que en todas las iniciativas por cambiar la consideración de la naturaleza del juego por la de un deporte subyacen la legalidad del mismo y los impuestos que gravan las ganancias. En Holanda, uno de los primeros países en legalizar el póquer on-line y con una gran parte de la población a favor de considerarlo como un deporte, hay científicos que están trabajando en demostrar de manera cuantitativa que la habilidad es un factor clave.

Legislación Win-Win

Como ya comentamos en el artículo precedente en relación a las apuestas deportivas, la enorme popularidad del póquer on-line ha convertido sus transacciones, como no podía ser de otra forma, en un objeto tributario deseado por las instituciones fiscalizadoras representadas por la hacienda pública de cada país. En EEUU, de donde proceden casi la mitad de los jugadores de Texas H’oldem, para evitar que estos se gastasen el dinero en casinos radicados fueras de sus fronteras, en 2006 se aprobaba la Safe Port Act, una ley que prohíbe a los ciudadanos estadounidenses  realizar pagos mediante ningún sistema a empresas de apuestas online extranjeras. Sin embargo, no dice nada al respecto de que jugadores extranjeros apuesten en EEUU. En España la Ley del Juego aprobada en 2011 sigue las mismas directrices que la ley estadounidense, es decir, los jugadores españoles sólo podrán apostar en empresas con licencia de juego en España, y los extranjeros tendrán vía libre para jugar en nuestro país.

Profesionalización

No hace falta ser muy despierto para intuir que tanta preocupación por la naturaleza del juego, así como la gran cantidad de jugadores que lo practican (se estima que unos 150 millones en 2010) encierran un negocio de dimensiones astronómicas del que no sólo obtienen ganancias casinos y administraciones públicas, hay otro elemento que es el más mediático e indispensable: el profesional. Los profesionales del Texas Hold’em ya no siguen las pautas de los famosos jugadores de póquer del viejo oeste como Wild Bill Hickok o los legendarios Doyle Brunson o Thomas Amarillo Slim con su fama de truhanes y buscavidas. Ahora son universitarios con conocimientos de matemáticas y una gran disciplina. Con poco dinero cualquiera puede jugar al póquer on-line, eligiendo mesas de aficionados, y ganar dinero. Los únicos requisitos son la constancia y tener buenos conocimientos de estadística y probabilidad.  De ahí a jugar la The Big One for One Drop, un torneo en el que los participantes tienen que entrar en la mesa con 1.000.000 de dólares, sólo hay un paso.

Es curioso cómo en este sector los casinos on-line imparten formación en póquer sin detraerte los costes de tus aportaciones a la seguridad social, incluso hay empresas que se dedican a impartirla garantizando unos ingresos mínimos. Sin embargo, como todo trabajo, ser jugador de póquer profesional con un nivel medio, no es ninguna bicoca, se requieren jornadas de trabajo de 10 a 14 horas, prestando atención a 6 u 8 mesas simultáneamente. Lo peor de todo es que el futuro no está garantizado: por un lado están los problemas de seguridad jurídica; por otro, nadie nos garantiza que el flujo de entrada de amateurs al póquer on-line sea el suficiente como para garantizar unos mínimos ingresos al colectivo de profesionales.

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13 Comentarios

  1. La clave del asunto del poker está en la última frase: hace falta ganado al que ordeñar. Para que unos pocos ganen, unos muchos tienen que perder. Por eso en todos los sitios te «enseñan» a jugar al poker, todo son facilidades… hay que conseguir pardillos. Y se te olvida lo «mejor» del poker online. En una partida física, más o menos puedes evitar que haya trampas, en una partida online yo diría que están garantizadas.

    • “Se puede esquilar a una oveja toda la vida, pero despellejarla una sola vez”.
      Esta frase sobre el poker pertenece a Amarillo Slim, yo desde luego no sería tan pardillo como para echarme unas manos contra él…
      De acuerdo contigo sobre las partidas online, apestan a fraude ilegal.

      • Ahora no te las podrías echar porque murió en abril de este año

      • Perdona pero me he perdido esa parte del artículo en la que hace referencia al fraude en las partidas.
        Por cierto no hubiese estado mal que lo hubiese hecho, ya que paradójicamente, la misma falta de rigor y de criterio que lleva a la mayoría de personas con el convencimiento de que todos los casinos online en los que juegan y pierden -juicios de valor aparte-, se hace trampa, hace que les resulte difícil comprender que el hecho de topar con dos bad-beat seguidos, no es una prueba incontestable de que dicho fraude se lleve a cabo.

        Para quien sepa contestarme:
        Si los jugadores españoles no pueden apostar en casinos extranjeros, ¿cómo hacía pokerstars para operar en España hasta hace pocos meses que según tengo entendido comenzó a operar con licencia nacional en el país?

  2. Típicos mensajes de perdedores online. Todos conmigo: PokeStars’s rigged! este vídeo lo demuestra! http://www.youtube.com/watch?v=n0LViU0riUs

  3. Las partidas online NO están trucadas, de hecho es mucho más fácil que en una partida en vivo os hagan trampas, varias jugadores estén compinchado o que el crupier reparta en vuestra contra que que eso ocurra online.

    Desde luego yo confio más en una compañia que es completamente imparcial ya que siempre gana la misma cantidad de dinero gane quien gane los botes, que en un casino pequeño que puede ir compinchado con ciertos jugadores.

    Además, los sitios online pasan controles de aleatoriedad de empresas independientes, ¿qué controles les hacen a los casinos?.

    Abrid los ojos pardillos.

    • Fernandito

      True Story

    • Bueno, bueno. Una cosa es tirar abajo de un soplido las escusas con las que algunas personas argumentan sus fracasos, y otra es aseverar con rotundidad que los casinos online o parte de ellos no hacen trampa.
      Yo pienso que a las principales no les interesa dado el volumen de dinero que ganan solo de anfitriones y por como tú bien dices por la complejidad que supondría meter en la teoría de la conspiración a terceras empresas involucradas.
      ¿pero y si dicho casino no fuese en su seguridad todo lo responsable que debiera y permitiese a hackers robarte pantallazos desde su propio servidor?
      O permitir que tu rival juegue con varias cuentas.
      Y en cuanto a lo primero siempre hay una primera vez, y no todos los casinos tienen el mismo volumen de negocio. Así que tampoco hagamos de abogado del diablo.

  4. Menudo publireportaje…

  5. En las partidas online ¿quién me garantiza que varias de las personas con las cuales estoy en la mesa no están en la misma habitación repartiéndose a los pardillos?

    • ¿Y en un casino presencial quién te garantiza lo mismo?
      Nadie, en ambos casos puedes cambiarte de mesa, y aunque dicha situación repercutiría en el montante de manos en las que coincidas con los tramposos y seas la mano ganadora, nunca verían tus cartas.

  6. Primera regla del póker: Al sentarte en la mesa mira a los rivales y busca un pardillo. Si no lo ves levántate rápido que eres tú

  7. La intención de convertirlo en deporte es mas por una cuestión de negocio que por otra cosa, es mejor decir que soy un deportista que un adicto al juego.
    Existen campañas de imagen para hacer creer que el jugar tiene glamour, y que todos ganan, y te haces millonario con unas buenas manos. Inviertene cantidades en publicidad, en llevar a famosos, en enseñar a jugarlo, que ya eso solo nos debería hacer pensar ¿Tantas ganas tiene de que practiquemos deporte?
    Sobre las trampas en las jugadas online, esta claro que se hace trampas por internet con cualquier cosa eso no debería estar exento, jugando contra personas conozco miles de trampas que se pueden hacer así que tampoco es fiable. Dediquémonos al atletismo que es bien baratito y saludable parcticándolo con cuidado.

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