Si tu primer apellido es Freixa, el segundo, Escudé y has nacido en Terrassa, tienes todos los números para jugar a hockey hierba, muchos para hacerlo bien y no pocos para competir en unos Juegos Olímpicos. Santi Freixa Escudé (Terrassa, 1983) no osó rebelarse contra su destino y hoy es digno depositario de la tradición familiar. Capitán del equipo olímpico español que dentro de pocos días luchará por una medalla en Londres, el Ministerio de Educación debería convalidarle la licenciatura de pedagogía por la santa paciencia y la pasión serena con la que hace proselitismo de este deporte de caballeros practicado por caballeros entre aquellos canallas que solo le prestamos atención de cuatro años en cuatro años. Y todavía nos da las gracias. Sin embargo, su pasión se convierte en atisbo de vergüenza y su paciencia se desvanece cuando se trata de hablar de sí mismo, a pesar de que la suya es una historia que, de tan perfecta, también merece ser contada. Y la de su proyecto solidario “Stick for India”, además, difundida y apoyada. Su máxima: compararse es limitarse. Y, créanme, esta debería ser también su divisa a partir de hoy, pues si se comparan con él muy probablemente salgan perdiendo. Si se cruzaran con él por la calle no lo reconocerían, pero cuando España desfile este viernes, fíjense bien: de los casi trescientos deportistas, a él será al único al que le sentará bien el uniforme.
En tu carnet de identidad pone Santiago pero todo el mundo te conoce como Gugu.
Sí. Había un anuncio cuando era pequeño de niños pequeños y jugando con mi padre siempre me iba gateando hacia la tele. Me gustaba mucho el anuncio. Yo golpeaba la tele y decía “gugu”. Mi padre para llamarme para que volviese al sofá me decía “gugu, ven aquí”. Y así empezó todo. La familia me llamaba Gugu, los amigos me llamaban Gugu, en el colegio, en el club… Y al final acabó siendo mi apodo y mucha gente ya solo me conoce como Gugu.
…y apellidándote Freixa Escudé sería un poco absurdo preguntarte cómo te aficionaste al hockey, ¿verdad?
¡Totalmente absurdo! Es una cosa de familia, cultura y tradición. Y yo desde siempre jugué al hockey. Sí que lo combiné con algún año de básquet o fútbol en el colegio, pero mi base era el hockey, los amigos los he hecho en el hockey y, al final, acabó siendo hockey.
¿Es cierta la anécdota de que con cinco años dibujaste la silueta de tu pie para que tus tíos te trajeran unas botas de hockey de Seúl cuando fueron allí a disputar los Juegos Olímpicos?
Sí, sí, me acordaré siempre de mi madre dibujando la silueta del pie para evitar problemas de número. Claro, porque en Corea, ¿qué número te vas a encontrar? Entonces, para evitarlo, papel, silueta en el pie y ellos ya podrían encontrar unas zapatillas y escoger la pisada ideal. No recuerdo si me las trajeron, imagino que sí, pero sí recuerdo la anécdota. Aunque no sé dónde estarán ahora las botas. Tenemos recuerdos deportivos de la familia guardados, pero no esas botas y ahora seguro que serían historia [se ríe].
¿No te planteaste alguna vez practicar algún otro deporte en serio, como acto de rebeldía?
No, jamás. Siempre tuve unos ejemplos en mi familia muy fuertes: mi hermano, mis primos, mis tíos, cuatro de los cuales fueron olímpicos, que hicieron que mi objetivo, mi reto, fuese seguir con el hockey. Y porque me lo pasaba genial.
Teniendo en cuenta que tu abuelo fue uno de los fundadores del Atlètic Terrassa Hockey Club, ¿jugarías en algún otro equipo de la liga española?
No, rotundamente no. No me cambiaría, todavía menos por dinero. Nunca puedes hablar de casos hipotéticos, pero en las circunstancias que yo he tenido, no, para nada. ¿Qué equipo aquí en España me puede ofrecer algo que sea más importante que lo que tengo en el Atlètic? La posibilidad de jugar con tus amigos al más alto nivel, una afición detrás que te sigue y el amarillo del Atlètic, que te pone. ¿Cuánto dinero te tienen que ofrecer para cambiar esto? No lo hay, no existe. Para mí, ¿eh? No he tenido nunca ni la tentación, ni, te lo digo en serio, la oportunidad. Ningún club me ha llamado nunca ni yo he tenido nunca la necesidad de probarlo.
[En este punto el personal del Estadi nos interrumpe. No se puede grabar en las instalaciones, dicen. Son unos momentos de nervios, porque vamos con el tiempo justo ya que es el último día que Santi pasa aquí antes de volver a Holanda. Finalmente, con un poco de buena fe por parte de todos, podemos seguir con la entrevista]
Encontré una lista —inacabada— con más de sesenta miembros de la familia Freixa que han practicado este deporte de forma competitiva. Y en una entrevista le leí a Pol Amat algo parecido de la suya. ¿Un partido Freixa contra Amat podría resumir la historia del hockey hierba en España?
Seguro, pero no solo un partido Freixa vs. Amat, hay Malgosas, hay Escudés… Hay muchas familias que han sido las iniciadoras, y ahora mismo hay muchas generaciones, desde abuelos a nietos o incluso bisnietos que practican nuestro deporte.
Pol Amat tiene una historia parecida a la tuya: jugó en el club fundado por su familia, el Egara, se fue a Ámsterdam, luego volvió. Os lleváis cinco años, ¿eres su sucesor? ¿Su némesis?
Pol Amat es simplemente un compañero mío. Bueno, y un amigo. Y mi primo. Desde el año 2000 que entré en la selección llevamos compartiendo vestuario. Es un compañero de equipo excelente y yo disfruto de su juego al máximo. No existe ningún problema: es una leyenda viviente y no hay sucesores de Pol Amat. No existen. Pol Amat es único, como todos los demás, pero nadie va a conseguir lo que él ha conseguido.
Yo soy muy futbolero y, ahora que no nos lee nadie, reconozco que el fútbol es un deporte bastante aburrido en el que apenas pasan cosas interesantes para el espectador medio. ¿Tú serías capaz de decir lo mismo del hockey hierba o para ti es un deporte atractivo y divertido de ver?
El problema del hockey es que no hay tradición, y si no hay tradición la gente no lo conoce y no sabe las normas. Además la bola es pequeña, lo que es un gran hándicap. Por lo tanto yo puedo entender que si alguien no ve una final olímpica, que de por sí es emocionante aunque sea de parchís, le puede resultar aburrido. Para mí el hockey es un deporte apasionante, pero puedo entender que para quien no lo conoce pueda no serlo.
Televisivamente el hockey no es un deporte muy atractivo mientras que otros deportes, por ejemplo el tenis, el ciclismo o la Fórmula 1, han conseguido tenernos enganchados horas y horas a la pantalla aunque ni nos guste ni entendamos ese deporte en concreto.
En el hockey cada año se cambian normas para que sea más atractivo: se quitó el fuera de juego, se ha cambiado este año el color de la hierba, que toda la vida había sido verde y ahora es azul con las bandas fucsias, las bolas eran blancas y ahora son amarillas… Se están haciendo millones de cosas, pero el hockey es lo que es y la bola seguirá siendo pequeña y difícil de ver. Si no eres aficionado, que ya sabes hacia dónde va, reconozco que hay que hacer un esfuerzo visual muy grande.
¿Crees que todos los que tienen responsabilidades están haciendo tanto como podrían para promocionarlo? Preparando esta entrevista intenté entrar repetidamente en la página web de la RFEH y estaba caída.
La página web de la Federación en los últimos tiempos está funcionando de maravilla, quizá por eso ha caído, porque no estamos acostumbrados a tantas visitas [se ríe]. A nivel de promoción, el hockey tiene una magia: las familias y la tradición. Pero eso, para mí, también es un factor limitante, ya que nos hemos acostumbrado a ser siempre los mismos, y claro, ¿cómo creces? ¿Teniendo más hijos? Ahora mismo en España, con el monopolio del fútbol, la única manera de crecer es a nivel escolar, que al niño cuando vaya a una actividad extraescolar le den un palo de hockey y ahí empiece a jugar y pruebe si le gusta.
¿El hockey sala puede ser vuestro futuro?
El hockey sala puede ayudar, claro. Ahora hay dos proyectos, uno en Toledo y otro en Sant Andreu, que intentan promocionar el hockey hierba a través del hockey sala y sacar jugadores del hockey sala para el hockey hierba.
Desde mi ignorancia, ¿por qué el stick es tan corto? Como espectador, sufro por vosotros y vuestras lumbares.
Bueno, esto es un mito, porque hay una sola bola y veintidós jugadores. Muchas veces estás corriendo recto, no siempre vas con la bola. Además, la longitud del palo ha ido cambiando. Yo he jugado con un stick de 36,5 cm y ahora juego con uno de 38 cm. Lo he alargado porque es más cómodo, no te tienes que agachar tanto… Pero si se alarga demasiado la movilidad es más difícil y la gente sería menos técnica.
¿No es peligroso? Viéndoos también sufro por vuestros dientes, vuestra entrepierna, por la cabeza del árbitro y las piernas de los rivales.
Te olvidas que puedes dañar a alguien, es solo una herramienta, un accesorio necesario para jugar. No piensas en pegar a una persona. Nunca me ha pasado por la cabeza atizar a un rival con el palo, nunca. Aunque sí que es verdad que a veces jugando, con las pulsaciones al 100%, haces un tackle para robar la bola y puedes tocar al compañero o al contricante, pero jamás he pretendido hacerle daño a nadie con el stick.
A veces da la sensación que, del mismo modo que en un partido de baloncesto parece que con ver los dos últimos minutos ya los has visto todo, viendo los lanzamientos de penalti córner ya hayas visto todo lo imprescindible de un partido de hockey. Sospecho que no es cierto, pero los resúmenes de los noticiarios han contribuido a ello.
Eso es cierto. En el hockey cuesta mucho marcar goles y una estrategia que utilizan muchos equipos es tener un buen tirador de penaltis córner e intentar provocar penaltis para marcar goles. Es una jugada diferente, que puede llegar a ser más espectacular, más llamativa para los telediarios, ponen un penalti córner, que llama la atención y te permite ver un gol. Es la imagen típica. Un partido dura 70 minutos y un penalti córner dura sólo un instante. Son momentos importantes del juego, porque pueden decidir partidos y títulos, pero nada más que eso.
Se dice que el rugby es un deporte de canallas practicado por caballeros y que el fútbol es un deporte de caballeros practicado por canallas. ¿El hockey es un deporte de caballeros practicado por caballeros? Limpio, correcto, sin contactos…
Vaya, nunca me lo había planteado así. Aunque desde fuera no lo parece, pero en el campo sí que hay contacto. Ahora con los cambios ilimitados se juega a un ritmo que es una pasada, frenético. Si no tienes una muy buena base física no se pueden aguantar ni cinco minutos a nivel internacional. No lo había pensado pero puede que sí sea un deporte de caballeros jugado por caballeros.
Es que a ver, ¿cuál es el insulto más fuerte que has escuchado en un estadio de hockey? ¿Cáspitas? ¿Caramba?
[Se ríe] No hombre, no. Lo que pasa es que como hay poca gente, si insultas te van a ver. Ya no es por el juego, es que estamos como en familia. Y cuando vas fuera, si te insultan igual no lo entiendes.
Hablando en serio, esta falta de agresividad que proyecta el hockey hierba ¿crees que es debida al deporte en sí o al entorno social en el que se practica y se sigue?
Pienso que es por el entorno social. Sin duda. Aunque el deporte también tiene que ver, porque juegas con un stick y con un mal cálculo puedes llevarte por delante la pierna del compañero, así que andas con cuidado.
Esto del entorno te lo preguntaba, sin intención de caer en el tópico, porque para los que no lo conocemos demasiado es un deporte que más que de élite parece elitista. ¿Por qué no hay un Zona Franca Hockey Club o un Nou Barris Atlètic?
Es de élite por tradición. Se crearon unos clubs determinados, donde había un interés por este deporte, pero no ha conseguido despertar el interés general. Y también porque hay muchas barreras de entrada, especialmente en el tema económico, por la necesidad de un equipamiento mínimo para jugar, un palo de hockey, unas bambas de hockey, un casco, unas guardas, un campo. Necesitas muchas cosas y esto no lo pone fácil. Esto en el fútbol no pasa, porque sólo necesitas una pelota. No necesitas nada para jugar con los amigos al fútbol, pides una pelota prestada y juegas. En el hockey necesitas muchas cosas para poder jugar. ¡Pero por supuesto que a mí me gustaría que se generalizara¡ Me gustaría no conocer a todo el mundo del hockey, porque así puedes crecer mucho. Ahora mismo en España conoces a todo el mundo.
¿La inmigración india y paquistaní ha sido una vía para la penetración de vuestro deporte en entornos que le eran ajenos? ¿Habéis acogido a jugadores de estas nacionalidades?
No hay apenas impacto de la inmigración india y paquistaní en el hockey en España. Lo cierto que los inmigrantes juegan al cricket en la calle y no al hockey, pero volvemos a lo mismo: necesitas un solo palo y una pelota y con eso juegan todos los niños. Pero en el hockey necesitas once palos por equipo. Ahora creo que el Barça de hockey está promocionando nuestro deporte entre estos inmigrantes para captar jugadores. Es más fácil porque a ellos no tienes que explicarles qué es el hockey, lo saben de sobra. De momento, lo he visto poco, pero sería de sentido común que se hiciera. Además, el deporte es una herramienta de integración y adaptación excelente.
¿Crees que la concentración de tantos equipos en Cataluña puede haber dificultado, como ha pasado en el waterpolo o el hockey patines, que la afición se extendiera al resto de España?
Por supuesto. Creo que la magia de que estén todos en Terrassa, en Barcelona… es la salsa del hockey pero, a la vez, es un limitante. El hockey en España ha crecido a través de los clubs e introducir este deporte en un club o crear clubs de hockey no es fácil. ¿Cómo vas a crear un club de hockey en, qué sé yo, Ciudad Real, con su campo de hockey, con la inversión económica que supone? Es más fácil construir un campo de balonmano, que también puede servir para el básquet u otros deportes… Hasta ahora, esto sólo se ha podido hacer en Terrassa.
He rebuscado en las hemerotecas y vuestro deporte parece inmune al dopaje.
Aquí tenemos la suerte de que somos deporte olímpico y, por tanto, el cumplimiento de la normativa antidopaje lo tenemos que hacer igual que todos. Pero claro que no hay casos. Porque no hay dinero. Nosotros nos alimentamos lo mejor que podemos para rendir al máximo y esta es toda nuestra energía. Pero luego yo, por ejemplo, si me voy de vacaciones y cambio inesperadamente de sitio, tengo que avisar por SMS para que la autoridad del dopaje lo sepa. Es impensable que yo tenga el mismo seguimiento que un ciclista o un futbolista cuando nuestras condiciones son tan distintas.
Pero ser deporte olímpico también tiene sus cosas buenas, como las becas ADO.
Tenemos la gran suerte de que el Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico, gracias a Barcelona 92, impulsaran las becas ADO que a día de hoy todavía existen y que, gracias a ellas, jugadores con experiencia como Pol Amat, Àlex Fàbregas o Ramon Alegre pueden seguir vinculados al hockey. Si no las tuviéramos, ya sería reírse un poco de este deporte. Si no recibes una compensación a todas las horas que le dedicas, sería imposible.
¿Se puede vivir del hockey?
Se puede sobrevivir. En el hockey hierba se puede sobrevivir si eres olímpico, si no, no. No existe ahora mismo en España un jugador que no sea olímpico o entrene para los Juegos que viva del hockey hierba. Ahora mismo hay dieciocho personas en España que reciben una ayuda al trimestre para que pueda dedicar su vida al hockey.
He tenido ocasión de hablarlo con otros deportistas de deportes minoritarios y todos coinciden en que la remuneración que recibís es muy inferior al esfuerzo que le dedicáis. ¿Te gustaría que se ajustara esta relación? ¿Envidias a los futbolistas?
Nosotros necesitamos más que nadie la ilusión, la motivación, la pasión, porque sin ello no podríamos sobrevivir, no aguantaríamos. Pero claro, ¿a quién no le gustaría…? Aunque yo no le tengo ninguna envidia al futbolista, eso sí que no. Lo que sí me gustaría tener son sus privilegios. Hacer lo que hago y, además, poder ser rico; ¿a quién no le gustaría? Hacer lo mismo que hago y en lugar de que me vinieran a ver sólo mis familiares, que estuviese el estadio lleno; ¿a quién no le gustaría? Es lógico: ¿a quién no le gustaría tener más recursos, más atención, más repercusión, que tu partido lo vieran millones alrededor del mundo? Esto nos gustaría a todos. Pero a mí me gusta el hockey.
No me imagino a Messi entrenando a los alevines del Barça pero, en cambio, en vuestro caso es algo perfectamente normal. ¿Sigues entrenando a niños?
He entrenado niños en el Atlètic, en el Amsterdam, en la India… Lo he hecho siempre, pero ahora no puedo por motivos de calendario. Es por la cultura del club, la filosofía… ¿Quién puede transmitir mejor los valores, la táctica, el entrenamiento, el trabajo… que un jugador de primer equipo del club? Nadie. Ahora no lo hago, pero fue una experiencia increíble. Y de hecho, ahora, en el Atlètic, por ejemplo, he jugado con tres jugadores que yo entrené y es muy gratificante. Es inolvidable.
Debutaste muy joven en división de honor. ¿Eras consciente de las expectativa que despertaste? ¿Cómo conviviste con la presión? Viéndolo en perspectiva, ¿estabas preparado?
Debuté en división de honor con 16 años y en la selección con 17. La gracia es que a esta edad no existe la presión, viene después. En ese momento no la sientes, no tiene mérito. Tú disfrutas del deporte y punto. Te dan un palo y la bola y te dan la oportunidad: antes jugabas con otros niños y ahora estás en el primer nivel y no ves nada negativo. Lo ves luego. Cuando el niño piensa y dice ¿dónde estoy? Ahí empieza la presión, cuando tomas conciencia. En la balanza sigue la diversión y yo no tuve mucho problema. Al fin y al cabo es sólo hockey y me ayudó mi familia, donde ya se había pasado por esto y se vive de una forma más natural. Claro que si hubiera debutado en fútbol con dieciséis años al día siguiente estaría en las portadas de ochenta diarios, pero en mi caso sólo tienes el Diari de Terrassa [se ríe]. Como referentes he tenido desde mis cuatro tíos olímpicos hasta mi hermano, con el que compartí vestuario en el Atlètic y en la selección y fue también un modelo muy importante a seguir. Ellos te ayudan con su ejemplo y tú te montas tu película. No tengo ídolos de otros deportes. Aunque por proximidad, por humildad, por ser de Terrassa, porque he coincidido alguna vez con él… a Xavi Hernández lo veo un modelo de deportista, que ahora está arriba del todo y sigue con su misma esencia. Me parece envidiable. Y lógicamente, Rafa Nadal, porque es el deportista de los deportistas.
¿Qué te pareció la decisión de que fuera Nadal el abanderado [ahora Gasol] en Londres? La delegación de los Estados Unidos reúne a sus capitanes que votan quién quieren que sea el portabandera. ¿A quién hubieras escogido tú?
Yo hubiese elegido a Pol Amat. Porque tiene dos medallas olímpicas en un deporte como el hockey, en España, y ha podido pertenecer a dos generaciones de jugadores de hockey muy importantes. ¿Por qué no? Pero a mí que sea Cal, Iker o Xabi, Nadal… son iconos del deporte mundial y me parece bien, claro, pero si yo pudiese decir un nombre, diría Pol Amat.
¿Sigues otros deportes?
Poco. Me gusta el Barça, cuando hay Champions, mundial de fútbol, Juegos Olímpicos, los mundiales de atletismo… Pero no soy especialmente fanático del deporte. Soy fanático de los deportistas.
Te he leído alguna vez que el problema no es tanto “Fútbol vs. Otros deportes”, sino Barça y Madrid contra todo lo demás. ¿No te supone una contradicción ser aficionado al Barça y, a la vez, ser jugador de élite de un deporte minorizado?
No, no. Esto lo tienes que ver de una manera natural: el Barça mueve masas porque ha crecido de la manera que lo ha hecho y porque es lo que es. Y yo lo siento igual. Pero es que, aquí, esto está montado de este modo. Y no digo “montado” pensando en el marketing, sino cómo ha sido históricamente, fruto de la tradición.
Si el Futbol Club Barcelona hubiera decidido tener una sección puntera de hockey hierba en lugar de una amateur como tiene ahora, ¿crees que hubiera ayudado a la promoción del deporte?
Puede que hubiera ayudado, como también puede ser que lo destrozara. No sé qué podría haber pasado. Poner dinero en un deporte que no está acostumbrado a tenerlo puede ser de ayuda si anima a que el resto de clubes se pongan a su altura. Pero puede ser que lo mate, por ejemplo comiéndose la cantera de otros clubes como ha pasado en otros deportes.
¿Y la introducción de una rivalidad con, especulo, un acuerdo entre el Real Madrid y el Club de Campo, ayudaría a promocionar el hockey entre los aficionados de bufanda?
Claro, podría pasar. Pero cada deporte tiene su historia y sus historias. Y la rivalidad del hockey hierba es Atètic – Egara. Y punto. Y eso no hay quien lo mueva. Claro que hay equipos como el Club de Campo o el Polo que son muy potentes y que hay rivalidad, pero del mismo modo que el clásico en fútbol es Barça – Madrid, en hockey es Atlètic – Egara. Es cierto que eso puede hacer que gente ajena pierda el interés o que directamente no le preste atención, pero es así. El hockey tiene muchas cosas que pueden mejorarse, pero hay que saber verle también su magia. Es una pena que el hockey sólo sea conocido en Terrassa, pero ya que es conocido ahí dejad que por lo menos en Terrassa lo disfrutemos.
¿Recuerdas dónde estabas cuando Eli Maragall empujó la bola a gol en la prórroga que daba a España la medalla de oro en Barcelona’92? ¿Y durante la final perdida de Atlanta?
¡Claro que me acuerdo! En las de Barcelona estaba justo detrás de la portería, en Terrassa. Fue increíble, aunque en ese momento no entendía muy bien la magnitud de esa medalla. Para mí España era mi equipo, ganaba, y yo, un niño de Terrassa detrás de la portería, estaba supercontento al ver el gol. Y en el 96 estaba en la sede del Atlètic mirando la final. Había un tío mío jugándola, Xavi Escudé, y nos reunimos todos los socios del club para verla. Fue también muy emocionante.
¿Los Juegos son la máxima aspiración de un jugador de hockey hierba?
Sin duda. Para un jugador de hockey son lo máximo. No existe nada comparable con unos Juegos, ni siquiera a nivel de clubes. Te permiten jugar al máximo nivel en un evento mundial en el que nunca tenemos la ocasión de participar. No digo que no tengamos nuestro mundial y otros campeonatos, pero en los Juegos estás ahí, entre los mejores del deporte.
¿Cómo afrontas estos Juegos?
Voy a estos Juegos a disfrutarlos. Voy a afrontar unos Juegos como nunca lo he hecho: no voy a buscar una medalla, sino a disfrutar. Sé que si disfruto voy a conseguir algo grande. Esto yo lo tengo muy claro. Y a nivel personal voy a intentar vivir cada minuto de estos Juegos. Dormir, por ejemplo. En Sidney no pude dormir ni una sola noche sin tomar pastillas, a causa de los nervios y la tensión. Pero esta vez voy a dormir plano, porque voy a disfrutarlo todo.
¿Serán los últimos?
Todo indica que serán mis últimos Juegos. Si de mí depende, serán los últimos. Han sido doce años al máximo nivel. Serán mis terceros Juegos, porque en Sidney yo era el número diecisiete, el que no compite. Pero yo vivo el día a día y si llega una oportunidad de jugar en Río… ¿quién sabe? Igual sí, pero no es algo que me quite el sueño. Para mí lo importante es disfrutar de lo que tienes y si esto te lleva a unos nuevos Juegos, adelante. Y si te lleva a decir adiós al hockey de una manera sana, natural, con agradecimiento a todo lo que has vivido, pues también.
¿Te gustaría tomar parte de algún modo en unos Juegos Olímpicos celebrados en Madrid?
¡Me encantaría que los hubiera! Sería lo mejor que le podría pasar al deporte español. Porque el deporte español no es sólo el fútbol, es mucho más que eso. Y el olimpismo también es mucho más que eso. Y para nosotros, egoístamente pensando en el hockey, sería también muy bueno.
Cualquiera que quiera saber algo más de ti y consulte en Google se tropezará con una foto que a mí me impactó mucho: tú hecho un mar de lágrimas en el podio de Pekín con la medalla de plata colgada al cuello.
Es muy fácil de comprender. Durante cuatro años estás trabajando con un objetivo. En Atenas ya nos quedamos a las puertas: perdimos por gol de oro en el partido por el tercer y cuarto puesto. Y en Pekín lo tienes tan cerca y lo pierdes… ahí está tu frustración. Sí, sé lo que me dirás: ganamos una medalla de plata. Pero yo te lo cuento tal como lo sentí allí. Y al día siguiente, lo mismo. Y después de un mes. Tuvo que pasar un tiempo para que comprendiera una lección muy importante: ¿cómo podía estar triste en un momento en el que tenía una medalla olímpica colgada del cuello? No tenía sentido, no era racional. E intenté ver por qué me pasó eso. Y me di cuenta que me había pasado cuatro años pensando en un resultado, cuando el resultado es en lo único en lo que tú no tienes incidencia. Tienes incidencia sobre tu preparación, sobre tu juego, en cada minuto del partido… pero perder o ganar no está en tus manos porque hay muchos más factores. Si eres capaz de controlar todo lo demás, estará en tus manos. Pero lo que sí está en tus manos es entrenar a tope, es llegar a los Juegos lo mejor preparado posible, dar lo máximo de ti mismo. Y esto entonces para mí no era importante. Lo único importante era ganar el oro y se acabó. Ahora lo vivo de otra forma. Hoy, con una medalla de plata, saltaría en el podio de ilusión.
Aunque hablando de fotos, a algunos de nuestros lectores quizá les interesará más la foto de una entrevista en la que apareces completamente desnudo. ¿Por qué lo hiciste? ¿Lo volverías a hacer?
[Se ríe] ¡La locura de la juventud! Fue un acto de rebeldía y me quité la ropa. Quería reivindicar el hockey, lo que hacemos por nuestro deporte y lo poco que recibimos a cambio. Ese era el leitmotiv de la entrevista. Pero claro, ahora vuelves a ver la foto… aunque lo importante es saberte reír de ti mismo. No sé si me volvería a desnudar, no es una cosa que ahora tengo en mente, pero si hubiera un motivo importante en el que yo pudiera tener un impacto, ¿por qué no?
¿Te parece justo que el mismo país que pasa olímpicamente del hockey, cada cuatro años dé vuestra medalla olímpica por descontada? ¿No sería más lógico un poco más de apoyo que justificara tantas exigencias?
No es una injusticia, al contrario: es una bendición. Es la bendición que tenemos como deporte. Míralo así: podrían no prestarnos atención ni siquiera una vez cada cuatro años. Si no te lo miras así te pasarías el día haciendo la guerra. Es cierto que si nos hicieran más caso durante los cuatro años nuestras medallas serían todavía más probables y ahí sí que es un poco injusto que los mismos que no han seguido tu deporte de repente, de algún modo, te la “exijan”. Lo que parece que no se dan cuenta es que en recursos o fichas federativas partimos muy por debajo de otros deportes como el fútbol o de nuestros competidores. Pero la bendición es que te presten atención.
¿Se podría decir que la selección consigue sus éxitos a pesar de ser española?
Sí, es un milagro. Ahora mismo, si entramos en semifinales de los Juegos de Londres habrá que considerarlo un milagro. Es así. Pero nosotros vamos para conseguir algo grande. Es un milagro si tomas en consideración datos objetivos y los comparas con los de potencias como Holanda, Alemania, Australia, Pakistán o India. Estas cinco federaciones tienen una cantidad de jugadores que no te puedes ni imaginar y nosotros, con una cantidad de jugadores infinitamente inferior, vamos a competir con ellos. Esto es un milagro.
Si los datos objetivos no lo explican, ¿qué es lo que explica que podáis competirles de tú a tú de manera sostenida durante los últimos treinta años?
Lo explica la manera en la que vivimos el deporte. Lo vivimos de una manera muy pasional, con mucho trabajo. Y el trabajo de los clubes, claro. Como somos pocos jugadores hemos recibido mucha atención por su parte. Y a pesar de que hay pocos clubes, los pocos que hay están a un nivel altísimo y, con ello, se genera un nivel de competitividad también muy alto.
Lo has conseguido casi todo en el hockey. ¿Qué te queda por conseguir?
Me queda mañana vivirlo al 200%.
¿De pequeño soñabas con ser el mejor? ¿Imaginabas que llegarías hasta donde has llegado?
Para mí lo importante es querer ser el mejor, no ser el mejor. Si quieres ser el mejor nunca te pondrás un límite que hará que cuando recibas un reconocimiento te pares. El querer ser el mejor no es ser el mejor, es una matización quizá muy pequeña pero que te hace no ponerte límites, y lo más importante, no compararte. La comparación es el factor más limitante que hay en el deporte. Compararte es limitarte y cuando quieres ser el mejor, no hay límites. Es querer, querer, querer. Yo cada día quiero serlo. Es mi forma de vivir el deporte y el día que deje de querer ser el mejor, voy a dejar el deporte. Mi frontera es la motivación de querer más y más. Y querer más no es ser el mejor jugador sobre el campo, quizás es ser el mejor compañero. Quizá me siento bien en el equipo aportando mi experiencia en lugar de marcar goles porque mis piernas ya no pueden, ¿quién sabe? Puede que corriendo menos aporte lo mismo al equipo.
Tu cuerpo ya te ha dado algún aviso serio en forma de lesiones.
Una de las bases de mi manera actual de entender el deporte la he forjado a través de las lesiones. He sufrido muchas lesiones y a partir de ahí aprendes una ciencia que es cómo te preguntas a ti mismo para poder seguir adelante. Preguntarse a uno mismo es una herramienta muy potente y mucha gente no la usa. Mucha gente, yo también en algún momento de mi vida, sigue al de delante: sigues al entrenador, a tus compañeros, al equipo, pero no te preguntas el porqué y el cómo de las cosas. Cuando te lo preguntas todo es mucho más fácil. Es una herramienta muy fuerte. Es muy duro aceptarlo. Pero cuando has superado esta fase, es muy fácil, porque solo tienes que luchar para recuperarte y poder volver a jugar.
¿Cuál ha sido el partido más duro que la vida te ha obligado a disputar? ¿Y tu mayor victoria?
El verano pasado jugamos la Copa de Europa y fue muy duro porque nos salió todo mal, entramos en una dinámica negativa y no disfruté jugando. Mis malos momentos también están vinculados al deporte. Cuando estaba lesionado, tenía el club en Holanda pero estaba viviendo en España, no podía jugar con mi club… fue muy duro. Tu familia y tu selección en un país, tu club en otro… y tú estás entremedio. ¿Dónde voy? ¿Dónde vivo? ¿Dónde vas a recuperarte? Al fin y al cabo, no somos profesionales, pero me quería recuperar porque mi exigencia sí es profesional aunque mi contrato no me lo exija. Y mi mayor victoria, sin duda, ha sido poder volver a disfrutar después de muchas lesiones.
Toda tu vida está unida de manera inseparable con el hockey hierba. Tanto que formas parte de Stick for India, un proyecto solidario de cooperación internacional con el hockey hierba como vehículo y a través del cual das salida a algunas de tus inquietudes más allá del deporte.
Esto es una de las cosas de las que estoy más orgulloso de mi vida deportiva, ya que me ha permitido unir mi pasión por el deporte con unas inquietudes que yo tenía. Un día me reuní con dos amigos, Andreu Enric i Litus Ballbé, con los que compartíamos unas inquietudes y decidimos que queríamos hacer algo para ayudar a la gente. Pero ¿cómo lo hacíamos? Y pensamos: ¿y si usamos el hockey para ayudar a los demás? Aunque el problema era el mismo: ¿cómo? ¿con qué recursos? ¿dónde? ¿cómo nos organizamos? Después del Champions Trophy en Madras, acompañé a Andreu, uno de mis amigos y compañero de la selección, a visitar a un chico que tenía apadrinado. Y cuando llegamos vimos que ellos tenían un proyecto alrededor del cricket. Y en ese momento vimos que podíamos hacer algo parecido con el hockey. Y qué mejor sitio que en India, donde hay muchos niños necesitados y donde no tienes que explicar el deporte porque ya forma parte de su cultura. En Andra Pradesh, un distrito rural, muy pobre, ya estaba trabajando la Fundación Vicente Ferrer. Y Andreu se dio cuenta de que allí lo teníamos todo para poder aportar algo. La Fundación es una organización diez de desarrollo, hacen un trabajo ejemplar. Y entablamos conversaciones con la gente de la Fundación y ellos estuvieron encantados de trabajar con nosotros y nosotros, de trabajar con ellos, ya que nos permitían, a nivel logístico, desarrollar nuestro proyecto. Y así empezamos. Era 2006.
¿Cómo se materializa el proyecto?
Decidimos montar un campus de hockey, para ver la respuesta que tenían los niños y la organización. Y después de este primero, un segundo campus. La cosa iba bien, así que decidimos montar una academia para niños donde les damos educación, alimentación y formación deportiva que, además, permite a las familias que no tengan que hacerse cargo de sus hijos porque duermen en nuestras instalaciones. El proyecto ha ido evolucionando: organizamos torneos escolares, tenemos treinta escuelas esponsorizadas con material y de donde salen los jugadores de la academia, desde hace dos años contamos también con una academia para chicas, lo que ha supuesto un gran salto a nivel cultural… No sabría decirte cuántos niños se han beneficiado del proyecto hasta hoy, pero calculo que unos mil niños. Los recursos salen de pequeñas actividades que montamos, microdonaciones a través de teaming y sponsors privados, uno de los cuales firmó con la Fundación para cinco años, que son, evidentemente, la principal fuente de financiación del proyecto.
¿Es, de todo lo que has hecho hasta hoy, de lo que te sientes más orgulloso?
Esta es una gran medalla de oro. No es olímpica, es de la vida. Pero cuando ves a los niños que se benefician de este proyecto está todo pagado.
¿En India el hockey también es un deporte de élites o es más popular?
No, ahí no tiene este componente clasista. El hockey en India es el deporte nacional, incluso aparece en la Constitución. La Fundación Vicente Ferrer trabaja sobre todo con los dalits, la casta más baja, pero con nuestro proyecto no queríamos discriminar a nadie. Nuestro proyecto era deporte para niños, y acoge a gente de distintas castas y de distintas religiones. Los niños no entienden de estas cosas y es muy bonito ver su convivencia.
Cuando estuviste jugando ahí, ¿qué impresión te llevaste del país?
India es India y quien haya estado allí me entenderá. O la odias o la quieres. Yo jugué en India, pero fue antes del proyecto. Es una forma distinta de la nuestra de entender la vida y la sociedad e ir contracorriente es muy difícil en India. Tiene una magia, una mística muy especial y a mí me cuesta mucho hablar de India [se emociona]. Es muy potente. Yo la amo. Cuando fui a jugar, a competir, es diferente, era un punto de vista distinto. Pero acabé amando el país. El alma de Stick for India es Andreu, que es un amigo, una persona maravillosa, una persona de acción. Y gracias a Andreu yo he aprendido a amar a India.
El tópico dice que el deportista de élite ni estudia, ni lee… pero en vuestro caso el tópico es justamente el contrario: que todos estudiáis.
Por una parte tienes que es un deporte de exigencia profesional sin la remuneración profesional; y por otro lado, como no tienes remuneración profesional, necesitas crearte una vida académica, laboral, en paralelo a tu deporte de exigencia profesional. Y esto es un reto. Ahora, por ejemplo, yo tenía una asignatura colgada de Empresariales que no hice antes de marcharme a Holanda y con el plan Bolonia he decidido sacármela, porque si no van a dejar de hacer la diplomatura. He estado estudiando en las concentraciones, entre los entrenamientos. Compaginar el tiempo de entrenamiento, amigos, pareja, familia, con los estudios exige una gestión del tiempo brutal. Yo siempre digo que si alguien quiere aprender a gestionar el tiempo, que ahora parece que está de moda, que venga a la selección española de hockey y pregunte a cuatro. Porque todos están o trabajando o estudiando mientras tienen una exigencia profesional, por ejemplo, en el año olímpico. Y es máxima. Y esto es muy importante, porque cuando finalizas tu carrera deportiva y das el paso a trabajar o a retos personales más importantes, tú tienes un bagaje de años compaginando varios roles.
¿Cómo consigues alargar el día para tener tiempo para todo?
Aquí hay dos cosas. La primera es la motivación. Necesitas motivación, porque si no no salen las cuentas. El tiempo o lo quitas de las horas de sueño o tienes que quitarlo de otro sitio. La motivación está unida a la pasión, que te une al deporte, a tus amigos, a todo lo que tú quieres vivir. Y la otra es la destreza, el talento, o el trabajo que tú necesites para obtener todo lo que haces. Hay gente que entrenando una hora puede sacar un partido y hay gente que necesita entrenar tres horas para conseguir lo mismo. Y eso pasa estudiando, o para el tiempo que pasas con tus amigos… hay gente que necesita ocho horas y otros que con una bien hecha tienen suficiente. Aquí está un poco la fórmula secreta que cada deportista tiene para compaginar tantos roles.
¿Llevar esta vida te ha obligado a renunciar a muchas cosas?
No tengo la sensación de haber renunciado a nada, pero sí que ahora valoro mucho más el tiempo del que dispongo para mí. Durante doce años me he perdido los veranos para entrenar y para mí tampoco era mucho, pero ahora, una semanita tranquilamente en Menorca, buf, cómo la disfrutaría…
¿Algún vicio no confesable?
No, no. Los deportistas tienen su disciplina. Muchas veces decides irte a dormir porque es lo que te conviene o comes mejor, porque mañana hay entrenamiento y necesitas gasolina. Pero nada fuera de lo normal porque hay un componente muy importante que es la motivación y la pasión, que si los tienes, todo esto ya no lo vives: ¿salgo o no salgo? ¿Como mejor o peor? Ni siquiera te lo planteas porque tienes un vehículo, una pasión, que te hace seguir tu camino.
¿Tienes previsto qué harás cuando finalice tu carrera deportiva?
Ya he encontrado trabajo, por eso vuelvo a Holanda. El trabajo no me va a impedir de momento seguir con mi carrera deportiva, así que voy a seguir jugando al hockey y vinculado con el club. Y seguiré hasta que pueda y esté motivado. En Holanda hay más cultura para compaginar trabajo y deporte. Allí voy a empezar a trabajar en una consultora jurídica y financiera, y mi tarea ahí va a ser la de contar tanto a sus empleados como al cliente las experiencias y mis aprendizajes del deporte aplicados a la vida laboral. Es otra dimensión. Aquí si no vas a trabajar ocho horas al día ya no sirves. Allí, cuando les comenté lo que yo creía que podía aportar a una empresa, crearon un puesto de trabajo para mí. Es la diferencia que yo me he encontrado entre un país y otro. Ellos están abiertos y creen que yo como deportista con tantos años en el deporte de alto rendimiento puedo aportar mis conocimientos deportivos y aplicarlos a la empresa.
¿Esta diferencia ha sido uno de los motivos de peso que te han empujado a volver a Holanda y establecer ahí tu vida?
Es uno de los motivos para volver, claro. Yo había ido a jugar al hockey pero ahora quería hacer algo más. Ya he terminado mis estudios y tendré más tiempo, porque el tiempo que necesitas para preparar unos Juegos Olímpicos es mucho. Para empezar en una empresa tienes que hacerlo fuerte, porque eres un deportista al fin y al cabo y quieres demostrar todo lo que vales, ahora no en el campo pero sí en una organización. Para mí era muy importante empezar en un año más tranquilo de entrenamientos. Después de los Juegos será ideal.
¿Y estas charlas las darás en holandés? Porque en tu primera estancia te cundió el tiempo: aprendiste de cero el idioma, ahora tienes una pareja holandesa…
Sí, hablaré en holandés. Siempre tienes que buscar el ejemplo que a ti te ayude a mejorar y a tener un reto para conseguir. Para mí fueron Rijkaard y Kluivert, que acabaron respondiendo a las entrevistas en catalán. Vinieron y se integraron, hablaban un castellano perfecto e incluso se atrevían con el catalán. Y para mí esto es un reto porque si ellos lo han podido hacer, ¿por qué yo no?
Estamos acostumbrados a que a los deportistas de élite se les pregunte por cómo conviven con la fama. Pero a ti hay que preguntarte cómo convive un deportista de élite con la no-fama.
Esta es la gracia. El nuestro es el éxito que todo el mundo puede entender. ¿Por qué? Yo en mi juventud, cuando iba a la universidad y entrenaba, compartía el tren de las 7.13 de la mañana de RENFE con gente que iba a trabajar. Yo era un deportista que iba a los Juegos Olímpicos y ellos eran trabajadores que jugaban sus propios Juegos Olímpicos diarios. Yo me ponía a un nivel donde te pueden entender. ¿Cómo puede entender una persona normal a Messi si parten de situaciones tan distintas? A mí me pueden entender, a un chico de vela lo pueden entender, pero no a un jugador de fútbol o básquet de élite.
¿Te gustaría tener más reconocimiento?
Claro que me gustaría tener más reconocimiento, pero tiene el peligro de dejar de hacer las cosas porque tú quieres y hacerlas por lo que tú consigues. ¿Por qué puede un jugador de hockey aguantar un horario tan intensivo, con trabajo, con universidad? Porque tiene una pasión que le mueve, una motivación, una medalla olímpica… algo muy fuerte. Cuando tú todo esto, que te genera energía, lo sustituyes por un reconocimiento, ya sea a modo de sueldo o de cualquier otra cosa, ahí hay un peligro y lo tienes que saber gestionar.
¿En Holanda te has sentido más apreciado que aquí?
Creo que aquí soy más conocido que en Holanda, bueno, tampoco lo sé si deportivamente lo soy más o menos. Lo que pasa es que allí por ejemplo un partido de la liga de hockey sale en primera página de deportes de un periódico de tirada nacional y aquí necesitas una lupa. La lupa sirve aquí para el polideportivo: parece que haya un sorteo y que sólo puedan salir dos. Y si no ha habido muchas cosas de otros deportes o si ha habido alguna noticia especial de hockey, igual sales. Y lo puedes mirar… con lupa.
¿Querrías tener más oportunidades de contar tu historia, la que hay detrás de los resultados y los tópicos?
Seguro. A mí me interesan mucho las historias que hay detrás de los deportistas. De hecho, estoy creando una página web para ver lo que hay detrás del resultado, detrás del deportista, qué historia hay detrás, cómo se ha conseguido. Es una cosa que me inquieta muchísimo, y no sólo con el hockey. Me parece fascinante lo que hay detrás de cada deportista, de cada equipo… y me parece tan o más importante que el resultado mismo. Me gustaría tener la oportunidad de contarlo, pero no sólo para mí. Y todavía más en deportes minoritarios, ya que creo que puede ser doblemente inspirador porque parte de la base de que es una persona igual que tú, con las mismas condiciones y los mismos recursos. Los deportes megaprofesionalizados nos quedan tan lejos que se puede perder la esencia.
¿Qué pregunta querrías responder en una entrevista y no te hacen nunca? ¿Y de qué pregunta estás más harto por haberla respondido más veces?
Me gustaría poder hablar más a menudo de Stick for India, porque muchas veces ni siquiera me lo preguntan. Es mucho más fácil hablar de tópicos. A mí me han llegado a preguntar si la bola rueda… ¡y a hacerme bromas sobre Belén Rueda! Habiendo sido campeón de Europa un periodista me soltó esto y estuve a punto de colgar. Si sólo tienes tres preguntas acabas tirando de tópicos y es a lo que también nos tenemos que enfrentar los jugadores de hockey, pero esta entrevista ha sido suficientemente extensa como para hablar de todo, no te preocupes. La pregunta que no me gustaría contestar… es la que no se puede preguntar. Pero tranquilo, que de esas tampoco me has hecho ninguna.
Fotografía: Alberto Gamazo
Qué fotos más buenas.
Es IMPRESIONANTE la calidad del contenido de JotDown. Una entrevista a un jugador de hockey normalmente no atrae la atención de nadie. Vosotros lo lográis. Seguid currando asi de bien
Coincido con Miriam. No sé si es por la luz, no soy experto, pero me ha gustado mucho la textura de las fotografías.
Uno se congratula de poder leer una entrevista de tanto calado en un medio español. Sois la excepción y seguid así.
Menudo tesón tiene esta gente, es jodidamente envidiable.
Tienen que enfrentarse a la disciplina del deporte a más alto nivel sabiendo que no podrán vivir de ello como lo hacen los deportistas de deportes mayoritarios; y al mismo tiempo sacan fuerzas para estudiar. Y encima lo dice como si cualquier cosa. Se nota que le mueve la pasión por lo que hace.
Las fotos buenísimas como siempre
Gran entrevista, tremendo Santi e impresionantes fotos. Lo de este chico Alberto empieza a ser ya un escándalo.
Es un gustazo poder ver que alguien le da voz a gente tan maravillosa de un deporte del cual sólo se acuerda la gente, si lo hace, cada cuatro años.
Muchas gracias por esta entrevista. Llevo viendolos en la2 a las 2/3 de la mañana desde que tengo 13 años…
He quedat bocavedat!!! Us felicito pel contingut. Sé coses del meu fill de les que no havia parlat mai, més o menys les coneixia, però…. Em recomforta saber i comprobar que tenim un Gugu tan Gugu, … però tant?. Gràcies.
Buenisima entrevista y entrevistado. Aire fresco en el deporte español que limpia un poco la contaminación del fútbol, la prensa deportiva y la caspa general. Los deportes minoritarios olímpicos dan buen rollo y te imaginas el deporte como debería ser
Que mozo mas majo…
En Terrassa el hockey hierba es toda una religión, cantera inagotable de grandes jugadores y jugadoras de este deporte, además es una gozada el buen rollito que se vive en cualquiera de sus derbis, a pesar de la rivalidad existente entre los equipos de la ciudad.
Ahora que no nos lee nadie, tengo el presentimiento de que vamos a rascar un bronce. Som-hi nois!!!
Cuánta sensatez… Un deporte fantástico que como tantos otros pasa desapercibido detrás de espantos como el fútbol a todas horas y las motos.
Gran entrevista y mejor «actor». Para encuadernar y difundirlo en las escuelas para lectura didàctica para las/los peques y su formación.
El hockey español es un milagro gracias al trabajo de los clubs !!!!!
» Santi: Com be dius, a disfrutar dels jocs i molts ànims per l’equip i staff» !!!! El dilluns ens veiem per la tele….
Moltes felicitats per l’entrevista.
Fa molts anys que conec al Santi, i em sento orgullós de poder dir als meus fills que el Santi és amic meu.
És impressionant que amb tot el que fa i ha fet és un noi molt senzill i sempre té una paraula amable per tothom.
L’admiro com a gran jugador de hockey que és, però molt més encara com a persona.
Et desitjo tots els èxits perquè te’ls mereixes.
Molta sort a tu i als teus companys!
Santi:
Un contingut que podríen donar a les classes de Harvard.
Un exemple i mirall pels aficionats i jugadors del hockey (i els que no). I humilitat personificada, exemple de lluita, compromís i passió. Què més volem?.
Llàstima que deixis Terrassa per Holanda, però segur que serà per bé.
Una abraçada, Gugu.
Reitero lo dicho por mi hermano FONTXO y verdaderamente tengo un sobrino genial…y es así como se desprende de la entrevista…a parte de guapo!!!! amor de titi…gracias
Enhorabuena al entrevistador , al fotografo y como no
a Freixa, un deportista mas del cual poder estar muy
orgullosos.
Ets molt gran Santi. De petit, ja eres gran persona i has anat creixent en tots els sentits.
Per mi, el millor.
Bona sort i bona vida!
Des d’aquest racó, animem als nostres representants pel partit contra Pakistan i per tots els altres que seguiran. Esperem i desitjem que incloguin la final !
Molta sort a tots i una abraçada especial de la família Escudé pel Pol Amat i pel Santi Freixa, al que li desitjem també una bona i prompta recuperació… !! Ànims !
IM-PRESIONANTE .
Un orgullo haber tenido la difícil tarea de marcar a Gugu en división de honor. Si tenia el día redondo era y es imposible pararlo. Un crack. Y aunque no le guste, solo comparable con Don Pol Amat o Don Xavi Arnau, señores dentro y fuera del campo.
Todos estos «¡albricias!» por una entrevista a uno que practica un deporte del que nadie se acuerda hasta que llegan las olimpiadas son un tanto incoherentes con el hecho de que la entrevista está hecha en año olímpico…
Gugu, la Cristi i jo et felicitem per l’entrevista i per la teva tenacitat. Un bon model per viure la vida sense por! Ànims, sabem que encara que t’hagis trencat el braç donaràs ‘el callo’ amb els teus companys de la selecció. Força per tots! un petonàs de les teves cosines.
bona entrevista, felicitats també a l’entrevistador! Iolé!
Cristi i Míriam Freixa
Hola Uri o Gugu!!!
em sap MOLT GREU que no hagis pogut acabar els JJOO, és una llàstima, l’equip perd una gran persona i un gran jugador.
Una abraçada!!!
L’entrevista i … les fotos molt bones, ets un CRAK!!!!
records
Lo que se debe hacer es APOYAR a TODOS los deportes, de todas las maneras posibles. No dejar el futbol, el ciclismo, el tenis, el baloncesto, etc… apartados, sino intentar que los demás deportes tengan, aunque sea, algo de repercusión mediática. El ministerio de deportes podría hacer algo, pero está claro que eso es un imposible… en fin, algún día algo de esto cambiará, pero a saber cuando.
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