Manolo Navarro fue durante años mi jefe en la sección de Economía de El País. Antes de ser jefe, Manolo había sido un gran comentarista bursátil. El mayor problema de los comentarios de bolsa era el titular: de forma irremediable, uno desembocaba en cosas como “Los inversores liquidan”, “Jornada de espera”, “El dinero se esconde” o “Los bancos tiran del índice”, o incluso menos apetecibles, como “Miscelánea tecnológica”. Lo que hizo Manolo fue concederse una plena libertad de titulación. “Los efectos de la luz sobre las margaritas”, por ejemplo. El texto no hablaba ni de luz ni de margaritas, sino de lo de siempre, pero los lectores agradecieron el juego. Había muchos que pasaban deprisa las páginas económicas, como si apestasen, pero se detenían cada día en la frasecita excéntrica de Manolo. Buen periodismo.
Pero algo habrá hecho mal el periodismo cuando tanta gente sigue pasando deprisa las páginas económicas. Conozco personas de nivel cultural excelente que proclaman con cierto orgullo su ignorancia sobre las cuestiones más básicas de la economía. Con la crisis parece estar aumentando el interés general en la materia, aunque la incomodidad persiste.
Pese a la abundancia de números y fórmulas, la economía es una ciencia muy inexacta. Como el fútbol. Y dominada por el forofismo, como el fútbol. Y sobre la que, igual que ocurre en el fútbol, puede opinar cualquier indocumentado, como el que firma esto.
Se dice que los economistas sirven fundamentalmente para predecir el pasado. Incluso las predicciones del pasado, sin embargo, resultan discordantes. Si simplificamos y reducimos las bandas de “hinchas” a sólo dos, que llamaremos (por simplificar) liberales y keynesianos, vagamente identificables con la derecha y la izquierda, no se pondrán de acuerdo ni en cómo surgió algo tan elemental como el dinero.
Los liberales tenderán a afirmar que el rudimentario trueque prehistórico fue superado con la adopción de bienes fácilmente liquidables, es decir, aquellos que todo el mundo consideraba valiosos en todo momento y no eran perecederos, como la sal o finalmente los metales preciosos, y explicarán que el oro y otros metales fueron luego acuñados en monedas. Un keynesiano dirá que el trueque se corrigió de otra forma: el tipo que quería cambiar guisantes de marzo por uvas de septiembre daba al viticultor una cantidad de guisantes y recibía de él un reconocimiento de deuda (algo como “en septiembre pagaré seis cestos de uva”) que el guisantero podía conservar, o ceder a cambio de algo a otra persona interesada en obtener uvas en septiembre; el keynesiano opinará que ese reconocimiento de deuda fue el origen del dinero.
Como a estas alturas debo ser el único que lee esto, podemos ir a lo importante: el objetivo del “homo economicus”, y lo somos todos, consiste casi siempre en que pague otro. El intríngulis de la crisis europea se reduce a eso. Lo mismo que la crisis mundial y el gran debate sobre los modelos económicos.
Los liberales, que pasaron gran parte del siglo XX añorando el patrón-oro decimonónico, propugnan una moneda fuerte como valor supremo. Dicen que la moneda fuerte no se deprecia ni en el exterior (devaluación) ni en el interior (inflación), facilita el comercio internacional y permite crear riqueza de verdad, sin burbujas. Una moneda fuerte es incompatible con la continua emisión de deuda por parte de los Estados, dicen, porque esa deuda acaba pagándose fabricando más papel moneda o más deuda, lo que lleva a la inflación y a la devaluación.
Cuando, como en el caso español, una economía deja de crecer, lo que encarece la deuda (el inversor no se fía y pide mayor recompensa por los bonos que compra, justo en el momento en el que el país emisor está en peores condiciones para ofrecerla), los liberales de la moneda fuerte y la nostalgia por la época en que los billetes podían canjearse por onzas de oro proponen que se recorte el gasto público y se reduzca el endeudamiento. Eso entraña el riesgo de que la economía se contraiga, la gente gane menos y pague menos impuestos, baje por tanto la recaudación del Estado y haya que realizar nuevos recortes, con nuevas contracciones, nuevos recortes y así hasta la miseria. Como buen forofo, el liberal confía en sus prejuicios y piensa que no ocurrirá tal desgracia.
¿Cuál es el punto cínico de los liberales? Que para salvar a los bancos, propensos a invertir su dinero (o sea, el nuestro) en deuda pública y en burbujas, sí les parece bien que el Estado gaste lo que haga falta.
Lo importante, como decíamos antes, consiste en saber quién paga: paga quien no tiene dinero (el único valor fuerte), porque su salario real baja para que las empresas recuperen competitividad. También bajan los precios, lo cual es una cabronada para quien tiene una casa bajo hipoteca, pero no para quien tiene cien casas y dinero disponible, porque puede aprovechar las rebajas para comprar otras cien casas y esperar tranquilamente a que la economía y los precios, gracias al sacrificio de los asalariados y los desempleados, suban de nuevo.
Cuando los liberales, como los que ahora gobiernan España, se enfrentan a un problema de deuda, recurren al sacrificio ritual: creen que los prestamistas serán compasivos si comprueban que un Gobierno está dispuesto a matar a su población con tal de devolverles el dinero.
Los keynesianos, que dominaron la mayor parte del siglo XX, no consideran que la moneda constituya un valor absoluto. Dicen que la inflación, si no es excesiva, funciona como un impuesto redistributivo, y que las devaluaciones permiten ganar competitividad en el exterior porque los productos se venden más baratos.
Como receta contra la crisis económica proponen más endeudamiento público, destinado a financiar proyectos que den empleo, con lo que se ayuda a mantener el poder adquisitivo y la capacidad de consumo de la gente. Una vez superada la crisis, dicen, el crecimiento económico se traduce en que la gente gana más, paga por tanto más impuestos y el Estado puede a su vez pagar sus deudas y limpiar el balance. En este caso, el riesgo es doble: que la economía no se recupere con rapidez y el Estado, abrumado por las deudas, caiga en la insolvencia y no pueda hacer frente a los acreedores ni ofrecer los servicios comprometidos con la ciudadanía; y que una vez concluido el ciclo recesivo no se cierre el grifo del dinero barato y abundante (los políticos suelen caer en la tentación de mantener el grifo abierto, porque les permite hacer más cosas desde el Estado y la gente está contenta), lo que desemboca en las burbujas y en el agravamiento de los ciclos alcistas y bajistas que caracteriza al capitalismo moderno.
¿Cuál es el punto cínico de los keynesianos? Que sus emisiones de deuda han inundado el planeta y han generado unos inmensos mercados de compraventa donde chapotean y engordan esos especuladores a los que denuncian. Y que su solución consiste básicamente en tapar deuda con más deuda.
En circunstancias como las que afligen ahora a Europa, los keynesianos pueden intentar pasar la factura a los alemanes (el aval de los eurobonos) o incluso a los acreedores (con aplazamientos o renuncias a una parte de la deuda), pero su pagano estructural son las generaciones futuras: se deja el pufo en herencia confiando, como buenos forofos, en que la deuda generará riqueza y nuestros nietos podrán pagar nuestras facturas y nuestras pensiones.
Cuando los keynesianos, como los que gobernaban España hasta hace poco, se enfrentan a un problema de deuda, bailan la danza de la lluvia y acusan a los especuladores. Luego hacen lo mismo que los liberales y sacrifican ritualmente a los sectores más indefensos de la población.
Dado que el texto iba a salir indigesto, he pensado que convenía titular al estilo de Manolo Navarro. De ahí los efectos de la luz sobre las margaritas.
Pingback: Enric González: Los efectos de la luz sobre las margaritas
No suelo leer textos ni páginas de economía por lo incomprensible de su contenido y redacción, pero eso es algo que no me ha ocurrido en este caso.
Muy buen post! Enhorabuena.
Enhorabuena por el artículo. Por supuesto, empecé a leerlo por lo llamativo del titular…
Con matices: si los liberales fueran liberales, dejarín hundirse los bancos. Si los keynesianos fueran keynesianos, cambiarían completamente las escalas sobre impuestos.
Ninguno cumple con su adjetivo, son soldados con el mismo capitán.
Es que una soltado ese discreto «vagamente» y construir una premisa falaz uno ya puede entregarse a la orgía del desbarre. Que una defectuosa ocurrencia no te estropee un artículo con el que ir tirando.
Además, si se cuenta con la otra premisa de la «ignorancia» general de los lectores..
Estoy de acuerdo contigo. Yo me considero keynesiano y estoy de acuerdo en que gran parte de la solución sería subir impuestos, en lugar de acumular deuda (de hecho, la deuda ha crecido más desde que han triunfado las teorías de Thatcher y Reagan: ¿por qué?, porque se cobraban menos impuestos y había que recurrir a la deuda). Por otra parte, creo que, frente a la obligación de pagar la deuda, también la clemencia del acreedor. Las deudas deben ser renegociadas (en cuantía o en tiempo) para que ninguno quede desprotegido, ni nosotros, ni nuestros hijos, ni tampoco los acreedores.
Bueno, yo esa figura de «la clemencia del acreedor» francamente no la conozco, aunque creo haber oído hablar de eso al ex primer ministro portugués Sócrates. Ahora, que cada uno haga con su propio dinero lo que le parezca.
No queda claro si Enric, modestamente, se encuadra a sí mismo en esa horda de «ignorantes» que comenta, o si pretende, desde una posición ambiciosamente docta introducir pedagogía.
Pero tiene cierto interés este comentario:
«Si simplificamos y reducimos las bandas de “hinchas” a sólo dos, que llamaremos (por simplificar) liberales y keynesianos, vagamente identificables con la derecha y la izquierda, no se pondrán de acuerdo ni en cómo surgió algo tan elemental como el dinero.»
Y ahora va esto otro. Estamos en 1880 y hablamos de evolución:
«Si simplificamos y reducimos las bandas de “hinchas” a sólo dos, que llamaremos (por simplificar) darwinistas y lamarckistas, no se pondrán de acuerdo ni en cómo surgió algo tan elemental como la transmisión de caracteres.»
Y por último la pregunta: ¿conclusión? ¿Acaso insinúa -y no lo quiero insinuar yo- que ambos grupos estarán necesarimente igual de errados?
Y si es al contrario? que ambos tienen parte de razón como el Darwinismo y el Lamarckismo?
Me he encontrado ya varias personas, encadenadas a una hipoteca, que pensaban que «un 4% de interés» significaba que, si su piso costaba 100.000, iban a acabar pagándole al banco por él al cabo de los años 104.000. A la última, ni siquiera me atreví a sacarle del error por no darle el disgusto.
Tan sólo miraban la cuota mensual. ¡Y a esa gente le han concedido una hipoteca!
No creo que la culpa sea del periodismo, o al menos no en su mayor parte. Las nociones básicas de economía, y de matemáticas, deberían salir de la escuela. No digo ya la universidad, sino la escuela.
PD: Ayer acabé el único que me quedaba por leer de tus libros, «Historias de Nueva York». Una delicia como todos los otros. No me extraña que tus editores te rueguen más páginas. Menos mal que ahora te tenemos también por aquí.
Gran artículo, muy llevadero y fácil de lectura y compresión, a pesar de ser de economía.
Enhorabuena Enric, un gran trabajo!
Como siempre los textos del Sr. Enric González ofrecen una atractiva reflexión y una entretenida lectura.
Las preguntas que hace en el texto el Sr.González sobre el punto cínico de cada grupo son geniales.
Añadiría, personalmente, que que cuanto más navegas en el conocimiento de esta ciencia económica, más cuesta vislumbrar un puerto donde atracar.
Gracias al autor.
y si me cuesta identificarme con una de las dos? si no soy keynesiano ni liberal que soy?? anti-sistema?? A lo mejor soy anti-sistema entonces.
Tanto necesitas encasillarte? No encotrar tu identidad te convierten anti? Si no eres superdotado y tampoco IQ de 60, te convertirias en un anti inteligencia? Venga ya compadre, un poco de por favor….
Enric González. Garantía de satisfacción en cualquier artículo.
Son muchos los que piensan que rebajar el nivel es la mejor manera de llegar al gran público. Suerte que Enric González piensa todo lo contrario.
Interesante ejercicio el de titular artículos sobre economía jugando a no ser economista. He aquí un lector más atrapado por el texto y atrapado también en la presente búsqueda de la calma liberalista tras la vorágine keynesianista. Lo peor es que, como tantos otros, sigo sin saber muy bien por quién tomar partido.
Lo de que puede opinar cualquier indocumentado, en realidad pasa con todo. Parece que somos los periodistas los conocedores de todo, pero expertos en nada, pero nadie (ni los doctos en una materia), se cortan a la hora de soltar opiniones sobre temas que desconocen. En el caso de la economía, me parece que pasa justo al contrario. Cuanto más críptica resulte, mejor, no vaya a ser que una panda de profanos se permita el lujo de entenderla y opinar sin estar versados en la materia. Grosso modo, consiste en soltar todas las expresiones y términos más técnicos a mano para que resulte lo más complicada e ininteligible posible. Por cierto, por si alguno de esos doctos economistas ya dispuestos a saltar a su cuello se le escapa, Enric González estudió Economía. Yo le considero un magnífico periodista.
Siempre que veo las páginas de economía pienso «si realmente supieran de lo que hablan, dejarían de escribir por un sueldo y se irían a comprar acciones».
Muy buen texto, felicidades.
Inmenso y luminoso placer leerle. Da gusto poder ver una perspectiva tan clara sobre las dos tendencias económicas para los legos en este tema como yo :)
Tu definición del liberalismo es profundamente errónea. Tan solo has definido la visión de socialistas de izquierdas y derechas y nunca la visión liberal. ¿Qué tiene de liberal salvar bancos? Eso solo lo puede realizar un socialista (de derechas o izquierdas) para perpetuar el sistema actual que les permite el endeudamiento masivo que permite vivir/malvivir a las generaciones presentes a costa del desastre y la carga que generamos a las generaciones futuras.
Por otra parte, suponer que la contracción del gasto por parte del gobierno implica entrar en un circulo vicioso que acabará con el colapso económico solo se fundamenta en la muy socialista suposición de que Papá Estado lo es todo y que no hay nada fuera de él. Bajar los impuestos y recortar el gasto permite que cada uno de los individuos de que son vilmente robados por esa entelequia llamada Estado puedan disponer de mayor capital y usarlo a su conveniencia o lo que es aun mejor, ahorrarlo. Y es que por mucho que os pese a los estatalistas, la suma de las opiniones, intereses y pensamientos de millones de individuos implica una toma de decisiones basada en mayor cantidad de información a diferencia del modelo central actual en el que un señor con barba llamado Rajoy asume la toma de decisiones que le correspondería tomar a millones de personas, sin disponer evidentemente de siquiera una millonésima parte de la información de la que disponen todas esas personas.
Hola Enric,
salvar a los bancos…el eterno dilema.
Es muy fácil decir que no se debe rescatar a los bancos, o que eso es cínico.
Yo los dejaría caer todos…menos el mío. No quiero perder mis ahorros. Y como tampoco soy tan cabrona, pues lo que deseo para mí, lo quiero también para los demás.
Entonces, dejémonos de demagogias, no se puede dejar caer a los bancos. ¿Qué hacemos, pues?.
El Banco de España tenía que haber estado vigilante, y no lo estuvo. Vale, es tarde llorar por eso. Sí creo que habría que despedir a todos los responsables, como castigo ejemplar para los que vengan después.
Al Banco de España no se va a cobrar y a vivir bien.
Pero ya está hecho. El Banco de España hizo la vista gorda, y los bancos y cajas están como están.
Pues hay que sanearlos. Y esto equivale a inyectar dinero, y reducir el sector. No sé si esto es un comentario cínico. Si a alguien se le ocurre una alternativa, estoy dispuesta a escucharla. Igual Rajoy y ZP también.
Es verdad que me gustaría ver a todos los responsables en la cola del inem, o en la cárcel, y no cobrando bonus millonarios.
Elena, se pueden dejar caer los bancos perfectamente sin que tus ahorros se pierdan. Existe el fondo de garantía de depositos que está precisamente para eso, para garantiar tus depositos. No es una cuestión de negligencia lo que estamos viviendo, el gobernador del BdE sabía perfectamente que todo esto estaba ocurriendo. ¿Sabes que ha utilizado gran parte de ese fondo de garantía para crear el FROB, que es un instrumento del estado que esta comprando activos tóxicos a banco y cajas y que acabaremos pagando con nuestro sudor de la frente, y nosotros los ciudadanos hemos callado?. Sobre temas económicos nos estamos dando cuenta por las malas de que hay que saber, como hay que saber matemáticas o dominar la lengua con la que te expresas. Existen alternativas a todas estas medidas que nos estan introduciendo de nuevo en los albores de la revolución industrial en niveles de miseria y pobreza y calidad de empleo. ¿Sabías que solo en España se defraudan 20.000 millones de euros «anuales» via paraísos fiscales? ¿Y que los principales evasores son los bancos a los que estamos inyectando dinero público y las grandes multinacionales en donde realizas tus compras? Piensa en ello cuando realicen recortes de 500 millones o 1500 millones como la bajada de sueldo de los funcionarios. Que no te lien, estamos viviendo la implantación a nivel global de una ideología concreta, la neoliberal. Eso es la crisis, ni más ni menos.
David, conozco la existencia del fgd, y no está dotado ni preparado para una caída generalizada de los bancos. Los bancos aportan a este fondo entre 1.500 y 1.600 M€ al año, mientras que de ahorro a plazo en los bancos hay 450.000M€.
O sea, que tu solución cubre un 0,33% de los ahorros de las familias españolas. Hablo del pequeño ahorrador, ya te imaginarás que Amancio Ortega no tiene lo suyo en la Caja de Ahorros de su barrio.
El Frob no regala el dinero, lo presta al 7 y pico por ciento, y en algún momento los bancos lo tendrán que devolver.
Eso no lo justifica, estamos todos los días viendo las farmacias de Castilla la Mancha, las consecuencias de recortes en sanidad, pymes axfisiadas porque el estado no les paga…pero para los bancos si hay liquidez. Aunque sea al 7%, me parece fatal.
No entiendo lo que dices de que los principales evasores son los bancos a los que estamos inyectando el dinero.¿Quieres decir que Bankia invierte el dinero en Belice, o algo así?
En cuanto a los recortes de los funcionarios, ojalá no se hubieran producido, pero tienen un trabajo seguro, cosa que no puede decir el resto de la población, que trabaja por el mismo sueldo o menos. El 60% de la población activa es mileurista.
Un saludo, David.
Es cierto que el titular es llamativo (y la idea es buena), pero la razón principal por la que me animé a leer el artículo es la firma del columnista.
Como siempre, una maravilla. Felicidades.
Buen retrato de nuestros liberales y nuestros keynesianos. Que no son ni estrictamente liberales ni estrictamente keynesianos, y tienen buenas razones para ello. Porque la cosa es más compleja. Y tan absurda es la fe en «Papá Estado» como en la suprema inteligencia de la anarquía del mercado: ¿qué tal funcionan los ejércitos sin generales?
¿Pero Keynes es de izquierdas?, ahora me entero…
Si Keynes era o no de izquierdas no es relevante. Su modelo es una receta para impedir que las desigualdades sociales que por su funcionamiento provoca el capitalismo no desembocaran en revoluciones comunistas (en los años 30 ésto era factible) y así asegurar la pervivencia del modelo capitalista.
Los socialistas capitalistas asumen sus posturas como un capitalismo atenuado o social.
El año pasado me hice un curso de alfabetización financiera y es lo mejor que he hecho en mucho tiempo. Presupuestos domésticos, hipotecas, tarjetas, crédito, pensiones, bonos, bolsa, etc. muy bien explicado. Debería ser asignatura obligatoria en bachillerato; pero claro, para muchos, mejor que sigamos siendo analfabetos económicos para poder seguir timándonos.
Por otra parte, creo que Enric quiere decir que ninguna de las dos grandes escuelas del pensamiento económico del s.XX vale ya para solucionar la presente crisis: ambas están obsoletas.
Permítame decirle que, para ser un indocumentado, ¡sale usted muy bien parado! Pocos consiguen explicar de forma tan diáfana algo que suele plasmarse de las maneras más complejas. Como siempre, no decepciona :)
Y luego está el socialismo. El de verdad, no la etiqueta.
Gran texto para idocumentados.
El gobierno actual ha dejado muy claro en su primer mes que son de todo menos liberales. Muy de acuerdo con J.
Entre las grandes dosis de información que nos rodean ahora (TV, radios, blogs, revistas…) es un placer encontrar al señor Enric González que sobresale por encima de todos.
Gracias por esta gran unión y adelante
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¿Este señor no puede crear una escuela de periodismo? Resulta desolador volver a leer la mayoría de lo que se escribe por ahí después de haber leído a Enric González.
Y luego hay una tercera vía: La comunidad valenciana, que asume sin prejucios los prejucios de liberales y keynesianos.
Conclusión: no trabajemos para conseguir dinero para conseguir una vida digna, trabajemos directamente para conseguir una vida digna sin el intermediario del dinero, con el cual se pueden hacer todo tipo de trampas, y que permite el egoísmo de la brecha entre superricos y superpobres, que agota los recursos naturales del planeta y que hace que la humanidad en su conjunto no avance.
¿Quién está dispuesto a renunciar a los privilegios que tiene?
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artículo de visión sesgada. la economía liberal no es lo que aplica el gobierno actual.
Siento decir que su visión de los liberales es bastante inexacta y basada en prejuicios. Un liberal no quiere rescatar un banco con dinero público nunca. Lo dejaría quebrar y que cada cuál apechugue. Pero sin cartas marcadas desde el principio. Las reglas de un liberal son «que cada perro se lama su cipo..» Todos somos mayorcitos para saber donde meter nuestro dinero. Un keynesiano regula al máximo la banca y la pone en manos de un «sabio» para nuestra tranquilidad. Y al final el «sabio» que mira por nosotros (pobrecitos) miente o es un chorizo. Y ahí está el problema. Pero ahora se convierte en problema para todos, porque todos terminamos pagando el rescate de esos banco/s.
¿Los keynesianos han gobernado España? Creo que deberé repasarme la definición de «keynesiano», parece que cambia de día a día. A propósito, otra característica del keynesianismo es que el Estado pueda controlar los desmanes de los «mercados». Un gobierno keynesianista se marcaría como objetivo eliminar esa especulación, cosa que apenas ha preocupado a ningún gobierno occidental en los últimos decenios.
Error en el artículo: los liberales no están de acuerdo con el rescate de bancos. Esos son los keynesianos.
Y lo de considerar liberal a este gobierno, que sube impuestos a mansalva, en fin… Lea usted, que tanto conoce a los economistas de El País, a los economistas liberales.
Hay varios gazapos en el texto propios de quien no domina demasiado el tema, el primero de ellos diferenciar por liberales y keynesianos. No existe ninguna escuela denominada liberal (en teoría la gran mayoría de los economistas son liberales aun siendo keynesianos). La diferencia sería neoclásicos-síntesis neoclásica (mezla keynes-neoclásico):
-Los liberales sí dejarían caer a los bancos, de hecho hacer lo contrario genera un fenómeno denominado «riesgo moral».
-Ningún liberal «normal» abogaría por déficit 0 o deuda 0 en un período de recesión. Las acciones contracíclicas deben llevarse a cabo siempre (otra cosa es que los ingresos de un Estado hayan dependido de una burbuja que no va a volver y por tanto debe despertar de su sueño). De igual forma, está demostrado (hay un artículo del FMI sobre esto) que es menos recesivo la reducción de gastos que el incremento de impuestos.
-La diferencia fundamental de liberales-keynesianos más allá de los modelos que manejan (DSGE para keynesianos, neoclásico para los otros) son las consideraciones que tienen sobre el peso de externalidades, fallos de mercado, valor del multiplicador, etc (dependientes de los modelos usados).
-La gran culpa de toda la mierda que hay en Europa ha sido de la formación de un área monetaria NO óptima que ha generado desequilibrios precisamente porque los países no han sido lo suficientemente parecidos.
-En España no han gobernado ni keynesianos ni liberales. Han gobernado políticos que han hecho lo que mejor les iba para su bolsillo o los de sus amigos.
Vamos, que los conceptos usados son ideológicos, no científicos, y si se me permite la apreciación parece que son los mismos de los años 30.
El siglo XX desde Roosvelt hasta Reagan fue keynesiano, y desde ahí hasta la fecha es liberal, en el sentido abyecto del término liberal. Además tenemos un serio problema, pues hemos dejado el poder económico y político en manos de psicópatas, esos psicópatas socialmente integrados.
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