Inside job

Esto lo estropearon sólo unos pocos.

“Es increíble cuánta cocaína pueden consumir los de Wall Street e ir a trabajar al día siguiente”. Con estas palabras del psiquiatra neoyorquino Jonathan Alpert comienza el documental —premiado con el Oscar— Inside job el cual, durante sus casi dos horas, analiza los motivos que provocaron el colapso financiero de 2008 y la posterior crisis económica que aún padecemos.

Pero no tema el lector encontrarse con un panfleto sensacionalista, porque el tono general del documental está bastante lejos de la demagogia histriónica al estilo de Michael Moore. Se trata de un análisis sobrio y didáctico de la situación económica previa a la crisis y de las principales figuras del mundillo financiero global que alertaron (unos pocos) o instigaron (la mayoría) la progresiva desregulación del sector bancario que tuvo lugar desde mediados de los 80, lo que dio paso a una compleja ingeniería financiera que, en busca de cada vez más beneficios, fue asumiendo cada vez mayores riesgos.

Es en torno a este último punto cuando el documental se permite algunas alegrías, abandonando el tono más académico para describir el lado más entrañable y humano que citábamos al comienzo: señores de las finanzas con ascensor exclusivo para ellos, con seis aviones privados, que se castigaban las fosas nasales con entusiasmo y que incluían prostitutas de lujo como parte de sus dietas.

Una actitud muy semejante, por no decir idéntica, a lo que se describía en otro documental que complementa a la perfección a éste: Enron, los tipos que estafaron a América. Porque como se encargan de recordar los manuales de autoayuda y los cursillos de coaching que tanto gustan en el ámbito empresarial, lo importante es tener mentalidad ganadora, confianza, liderazgo y mucha, mucha autoestima para viajar sin temor por el laberinto en busca de más queso. Aunque sea en forma de hipotecas subprime, ¿qué podría salir mal?